lunes, 19 de mayo de 2014

SEDRONAR: una sigla de mentira

SEDRONAR: una sigla de mentira

mayo 19, 2014
Por
Claudio Izaguirre
SEDRONAR ya no es una Secretaría que programe la prevención ni tampoco se ocupa de la lucha contra el narcotráfico, pero su sigla debe quedar para engañar a Naciones Unidas. Afirmó Claudio Izaguirre, presidente de la Asociación Antidrogas de la República Argentina.
Hace una década que no hay campañas preventivas en medios de comunicación por decisión política; lo que han hecho son campañas para reducir el daño de los consumidores de alcohol y PACO. La prevención apuntada a las personas que aún no consumen sustancias ha sido dejada de lado. No es un objetivo de este gobierno.
La asistencia se encamina solamente a personas que ellos consideran “problemáticas”, siempre y cuando deseen tratarse. El resto de las personas que padecen la enfermedad pero que aún no han llegado a fases altamente traumáticas, son dejadas de lado y apoyan al INADI en su objetivo de colapsar hasta su cierre a todas las comunidades terapéuticas y clínicas de rehabilitación.
La lucha contra el narcotráfico ha sido desterrada de SEDRONAR por un Secretario de Estado al que le quema el tema, aunque se refiere a este punto negando su existencia. El cura Molina miente cuando afirma que no hay producción de cocaína en Argentina y que solo es un país de paso de las drogas.
En el diario El Tribuno de Salta el sacerdote Juan Molina a cargo de SEDRONAR afirma: “Nosotros tenemos cocinas con productos de mala calidad. No tenemos pymes de droga. Las cocinas están ubicadas, sobre todo, en los centros urbanos para consumo interno. No mandamos cocaína a Europa. Y eso no lo digo yo, sino los organismos internacionales.” Negando así la producción de la cocaína argentina tan buscada en Europa, tampoco reconoce los cárteles instalados en el país y además desestima los informes internacionales que reconocen a nuestra Nación como una narco-república.
En definitiva, el cura, siguiendo el discurso oficial ha decidido no reconocer nuestra realidad al igual que el adicto en consumo, que decide poner la culpa y la responsabilidad en otros creyendo que de esa forma saldrá indemne. Quizás se haya convencido que mintiendo podrá engañar a 40 millones de habitantes que ven diariamente como se promociona, se produce, se comercializa, se trasporta y se exporta droga desde nuestro territorio.