SEDRONAR: una sigla de mentira
SEDRONAR
ya no es una Secretaría que programe la prevención ni tampoco se ocupa
de la lucha contra el narcotráfico, pero su sigla debe quedar para
engañar a Naciones Unidas. Afirmó Claudio Izaguirre, presidente de la
Asociación Antidrogas de la República Argentina.
Hace una década que no hay campañas preventivas en medios de
comunicación por decisión política; lo que han hecho son campañas para
reducir el daño de los consumidores de alcohol y PACO. La prevención
apuntada a las personas que aún no consumen sustancias ha sido dejada de
lado. No es un objetivo de este gobierno.
La asistencia se encamina solamente a personas que ellos consideran
“problemáticas”, siempre y cuando deseen tratarse. El resto de las
personas que padecen la enfermedad pero que aún no han llegado a fases
altamente traumáticas, son dejadas de lado y apoyan al INADI en su
objetivo de colapsar hasta su cierre a todas las comunidades
terapéuticas y clínicas de rehabilitación.
La lucha contra el narcotráfico ha sido desterrada de SEDRONAR por un
Secretario de Estado al que le quema el tema, aunque se refiere a este
punto negando su existencia. El cura Molina miente cuando afirma que no
hay producción de cocaína en Argentina y que solo es un país de paso de
las drogas.
En el diario El Tribuno de Salta el sacerdote Juan Molina a
cargo de SEDRONAR afirma: “Nosotros tenemos cocinas con productos de
mala calidad. No tenemos pymes de droga. Las cocinas están ubicadas,
sobre todo, en los centros urbanos para consumo interno. No mandamos
cocaína a Europa. Y eso no lo digo yo, sino los organismos
internacionales.” Negando así la producción de la cocaína argentina tan
buscada en Europa, tampoco reconoce los cárteles instalados en el país y
además desestima los informes internacionales que reconocen a nuestra
Nación como una narco-república.
En definitiva, el cura, siguiendo el discurso oficial ha decidido no
reconocer nuestra realidad al igual que el adicto en consumo, que decide
poner la culpa y la responsabilidad en otros creyendo que de esa forma
saldrá indemne. Quizás se haya convencido que mintiendo podrá engañar a
40 millones de habitantes que ven diariamente como se promociona, se
produce, se comercializa, se trasporta y se exporta droga desde nuestro
territorio.