Siria y Ucrania, derechos humanos y manipulación sobre el tapete
Además de constituir escenarios
de la aplicación del cambio de régimen promovido desde occidente, Siria y
Ucrania tienen en común el doble rasero y la manipulación del tema de
los derechos humanos en las crisis que las afectan.
A juicio de diplomáticos, recientes
informes de la alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos
Humanos, Navi Pillay, sobre la situación en ambos países, dejan pocas
dudas de cómo se fabrica ante la opinión pública mundial “a los malos y
los buenos” en un conflicto.
En abril, el representante permanente de
Siria ante la ONU, Bashar Jaafari, denunció que las acusaciones contra
Damasco de atacar y asediar a la población civil, presentadas por Pillay
en el Consejo de Seguridad, eran falsas y carecían de credibilidad.
“No solo negamos las alegaciones de
violación de los derechos humanos, sino que las consideramos totalmente
falsas y mal intencionadas, porque desconocen a propósito nuestros
argumentos”, afirmó a periodistas.
Además, advirtió que las mismas formaban
parte de una campaña bien orquestada y bajo el liderazgo de algunos
influyentes miembros del Consejo -entiéndase Estados Unidos, Francia y
Reino Unido- para aumentar la presión sobre Siria, nación sometida desde
2011 a una agresión que tiene como punta de lanza a extremistas y
mercenarios.
Para Jaafari, no resulta muy difícil
desenmascarar esta y otras cruzadas, porque de manera recurrente carecen
de fuentes creíbles y omiten la cuestión del terrorismo y sus daños a
la población civil y la infraestructura.
“Luego de tres años de conflicto, la
Alta Comisionada nunca ha estado en Siria, no utiliza información
fidedigna y manipula la verdad, por lo que usa su posición para afectar a
un Gobierno legítimo, lo cual viola el mandato para el que fue electa”,
expuso.
En el caso de Ucrania, el cambio de
régimen encontró un camino diferente, cuando en febrero pasado, grupo
radicales aupados por Occidente derrocaron al presidente electo Víktor
Yanukóvich y facilitaron la instalación en el poder de autoridades
afines con Estados Unidos y la Unión Europea, y de marcada postura
anti-rusa.
Sectores populares se han levantado en
el sureste del país contra el Gobierno impuesto en Kiev, que lanzó una
ofensiva militar apoyada por extremistas para sofocar a quienes reclaman
la federalización.
Los informes emitidos por la Oficina de
la Alta Comisionada sobre el tema de los derechos humanos justifican el
derrocamiento de un presidente legítimo y la represión brutal de las
protestas en regiones como Lugansk, Jarkov o Donetsk, denunció Moscú.
El más reciente de los reportes,
revelado el pasado viernes por Pillay, fue calificado de lamentable por
el portavoz de la Cancillería Alexander Lukasévich, “porque justifica la
criminal operación de castigo en el sureste ucraniano y su impacto
letal en la población civil”.
Si bien el documento refleja el reciente
asesinato en Odessa -cometido por fascistas que respaldan al régimen de
Kiev- de decenas de federalistas, en general responsabiliza a estos
últimos por la situación generada.
Para el Kremlin, el doble rasero
mostrado por el informe busca legitimar a los golpistas, a partir de un
encargo político de sus promotores.
Diversos países reclaman en foros de
Naciones Unidas un tratamiento objetivo e imparcial en la cuestión de
los derechos humanos para evitar que se impongan en el Consejo de
Derechos Humanos viejas prácticas que dominaron hasta su desaparición en
2006 a la Comisión destinada a tratar el tema.
Waldo Mendiluza / PL / LibreRed