LA “PAVADA ATOMICA” DE PROVOCAR UN DEFAULT
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La
situación creada por el juicio
iniciado y ganado por tenedores de bonos argentinos impagos es, desde el
punto
de vista del tratamiento de casos de crisis y negociación, un ejercicio
fascinante. Las múltiples variables que intervienen en el problema le
dan una
complejidad que ha desafiado a los pronosticadores y que ha llevado al
error a
avezados operadores del mercado financiero que apostaron por una
solución favorable.
El problema, sin embargo, es que para
ellos una solución favorable era que Argentina evitara caer en un nuevo
default y aparentemente esa no era la solución favorable para el
gobierno
argentino.
Los métodos clásicos para
evaluar una situación y formular un pronóstico se basan en analizar los
intereses y la racionalidad de los protagonistas, considerar las reglas de
juego, investigar las soluciones alcanzadas en casos similares, realizar análisis
probabilísticos y otras técnicas
similares. En la medida en que las acciones de las partes están más
subordinadas a la decisión de una única personalidad dominante, ganan
influencia las tendencias, los intereses
y las motivaciones profundas de ese sujeto, lo que puede alejarlas de la
racionalidad.
En el caso que nos ocupa, el
conocimiento de las características de la señora presidente, doña Cristina
Fernández, viuda de Kirchner, nos llevaron anteriormente a opinar que era
posible y altamente probable que
Argentina terminara cayendo en default, lo que finalmente sucedió.
Algunos analistas opinaban que
las declaraciones agresivas del gobierno argentino respondían a una fría política
negociadora tendiente a obtener las mayores ventajas antes de llegar a un necesario acuerdo, dado que el
incumplimiento de la sentencia firme de la justicia americana no podía ser
soslayado sin caer en el temido default y sus graves consecuencias. Pero hubo
un indicio que nos llevaba a pensar lo contrario y eran los sistemáticos
ataques y críticas al juez de la causa porque no puede pensarse que una parte que
desea una solución favorable en un litigio puede cometer la torpeza de irritar
al quien tiene el poder de decisión.
Partimos entonces de la
hipótesis que el gobierno de la República Argentina, reducido por cuestiones de
dominio político al poder omnímodo de
una sola persona, había fijado como objetivo
provocar la situación del cese de pago y
el consiguiente default. Si analizamos ahora las acciones del gobierno desde esa
perspectiva las mismas dejan de ser confusas y erráticas y ganan una notable
coherencia.
Tomemos el caso de la cláusula
RUFO (Rights Upon Future Offerts) que fue
esgrimida como argumento (nosotros pensamos que como excusa) para negarse a
pagar lo que establecía la sentencia judicial. Más allá de lo pertinente que resulta utilizar el término
Rufo (que en castellano deriva de rufián
y refiere al que hace tráfico de mujeres públicas y es hombre sin honor ,
perverso y despreciable) cuando fuimos a
los prospectos originales nos encontramos con una simple cláusula de “Acreedor más favorecido”
que expresa textualmente “Si Argentina ofreciese comprar, canjear o
enmendar cualquier bono elegible que NO hubiese participado del canje, hasta
diciembre de 2014, los poseedores de Bonos canjeados tendrán la opción de participar
en dicha operación en base al monto de deuda elegible que tenían
originariamente.”
Es inmediato aun para quien no
tenga formación específica en leyes, la diferencia esencial entre una oferta formulada
por la Argentina y el pago en cumplimiento de una sentencia judicial a la
que Argentina se opuso en todas las instancias judiciales. Tal como dijera el
mismo juez Griesa no existe base jurídica para disparar la cláusula RUFO con el
pago de la sentencia, de modo que ese
argumento carece de solidez y solo se esgrimió para evitar el pago ordenado por
el juez, ratificado por la Cámara de Apelaciones y considerado inelegible para
ser revisado por la Corte Suprema de los EUA.
En
la misma línea de llevar el
caso hasta la cesación de pagos se inscriben las demoras en atender al
mediador
designado por el juez, que fue específica y únicamente encargado de
coordinar la forma de pago, lo que el Ministro Kicillof parecía ignorar
al
pretender que el mediador cambiara las sentencia y ofreciera a los
tenedores de bonos entrar
al canje que habían rechazado en 2005 y 2010 en vez de cobrar los fondos
correspondientes al juicio ganado. Tamaña incomprensión de la función
del
mediador es inaceptable en un
funcionario ilustrado y solo puede responder a una deliberada
estrategia de entorpecimiento de
cualquier posible solución que pasara por el pago de la sentencia.
Finalmente y si cabía aun
alguna duda acerca de las intenciones del gobierno, estas se develaron con la
irritada mención que hizo en forma pública las señora presidente a los
banqueros argentinos que pretendieron dar una solución comprando los bonos para
negociarlos en el 2015, acción que fue boicoteda por las expresiones públicas del
mismo Ministro de Economía. Obviamente esa actitud de los banqueros tiraba por
tierra la verdadera estrategia que era llegar a la situación de cesación de
pagos y consecuentemente no podía ser aceptada.
Consideramos entonces que el gobierno presidido por la señora Cristina
Fernández operó con el objetivo de no pagar la sentencia de modo alguno, aunque ello implicara llegar a
una situación de default, a pesar de los riesgos y consecuencias que tal
situación conlleva para la nación a fin de llegar a una situación
que, aparentemente, entienden que favorece políticamente al partido gobernante.
Las dos cuestiones que siguen
a esta conclusión es dilucidar cuales fueron las ventajas que el gobierno
supone que conlleva esta situación y cuáles serían sus consecuencias futuras.
En nuestra opinión,
susceptible de ser errónea ya que se trata de evaluar intenciones pero que
sigue la línea aparente de la lógica presidencial, hay tres cuestiones
fundamentales que habrían inspirado la marcha hacia el default:
La primera es la aversión el gobierno
a aparecer cediendo a las presiones de elementos a los que había denostado al
calificarlos como “fondos buitres” y a un juez al que había descalificado a
pesar de que fue el mismo gobierno quien decidió subordinar las cuestiones
vinculadas a los bonos reestructurados a su jurisdicción. En términos políticos
significa que el gobierno juega a retener a su reducido “núcleo duro” y renuncia a tratar de conseguir el consenso
mayoritario de la sociedad.
La segunda es que una vez
asumida la imposibilidad de superar la caída de la economía y de salir del
cuadro de recesión, inflación y desempleo crecientes, el gobierno apuntó a
encontrar un “chivo expiatorio” en quien cargar la responsabilidad del
empeoramiento previsible de la situación
social. Adicionalmente, al asignar a la pelea en ciernes una connotación nacionalista
espera encontrar un argumento para
frenar las reacciones sindicales y las
críticas de la oposición apelando a la necesidad de hacer un frente común ante
el supuesto ataque externo que la señora presidente sintetizó en su último discurso
diciendo: “nos quieren tumbar”.
Existe probablemente la esperanza
de convertir la declaración de default
que formulan las organizaciones internacionales del ámbito financiero (visión que
el Ministro Kicillof calificó como una “pavada atómica” con una expresión claramente
carente de toda seriedad), en un suceso similar a la muerte de Néstor Kirchner
que, adecuadamente trabajado por el aparato publicitario del gobierno, podría
modificar sustancialmente la deteriorada imagen presidencial y resucitar las
posibilidades electorales del Frente Para la Victoria.
En este cuadro se percibe que
el gobierno “kirchnerista” ha actuado privilegiando las cuestiones de política
interna por sobre los intereses nacionales que se verán seriamente afectados
por el bloqueo de los fondos girados para pagar a los bonistas que aceptaron
los canjes de deuda, consecuencia esta largamente anunciada. En el conflicto de
intereses en que se enfrentaban los intereses generales de la nación con los particulares
de la fuerza gobernante, esta
última actuó con la más absoluta
mezquindad y egoísmo.
En el corto plazo, ya se
comenzarán a sentir los efectos negativos de esta insólita jugada. Si la cláusula
RUFO no tenía posibilidades de ser
disparada por el pago de la sentencia judicial, las cláusulas que prevén la “aceleración” o
sea el pago total de la serie de bonos que ha caído en default, al no haberse
concretado un pago, ya están en condiciones
de comenzar a ponerse en efecto.
Por otra parte, a medida que
las calificadoras de riesgo y los organismos de evaluación de deuda van
confirmando que la deuda argentina ha caído en un nuevo default (por mucho que
el gobierno pretenda negarlo) los efectos en el mercado interno se van a hacer más intensos. La carencia de
dólares, que llega en el momento en que se
ha liquidado el grueso de la cosecha, se tornará cada vez más dura. En el
frente externo disminuirá el ya escaso ingreso de capitales y la posibilidad de
obtener créditos, así como también la posibilidad de emitir bonos de deuda con
pretensiones de ser colocados en el extranjero.
Las consecuencias de esas
presiones en la vida interna, traducidas en pérdida de empleos con incremento
de la recesión y aumento de la inflación empeorarán el clima social y de poco
servirá que la retórica gubernamental pretenda derivar responsabilidades en los
fondos buitres o los jueces inamistosos. La ciudadanía pedirá soluciones y el
gobierno no tiene respuestas.
Cuando ese momento llegue, el
oficialismo comprenderá que la verdadera
“pavada atómica” fue arrastrar al país a un default innecesario y evitable. Quizás
entonces se emprendan esfuerzos sinceros para encontrar soluciones que esperemos
no
sean tardías pero que siempre tendrán un severo costo. Hasta ese momento tendremos
que seguir escuchando y soportando la
retórica insensata y egoísta de los que subordinan
los intereses de la patria a sus mezquinas conveniencias políticas. Como en
tantas otras cuestiones, esperamos que las elecciones del 2015 nos liberen de
estos lamentables gobernantes e incompetentes funcionarios y permitan el acceso
al poder de argentinos con más vocación de servicio y compromiso con el bien
común.
Buenos Aires 3 de Agosto de 2014
Juan Carlos Neves. Presidente
de Nueva Unión Ciudadana
www.nuevaunionciudadana.org
Twitter @NevesJuanCarlos

