Berni, tarde piaste
Hace ya muchos años que la sociedad viene sufriendo y reclamando por
la inseguridad cotidiana. Los funcionarios primero la disfrazaron de
“sensación”, luego la adjudicaron a un simple producto de la cadena del
desánimo, finalmente se trataba de una calumnia de los
desestabilizadores y las “corpo”.
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Poco faltó para que la culpa fuera
atribuida a los “Fondos Buitre”, el reciente cambio de opinión
gubernamental los salvó de caer en la lista de sospechosos. Y en las
quejas de ciudadanos y periodistas independientes se resaltaba, por un
lado el retiro de la Gendarmería de sus funciones naturales abriendo
nuestras fronteras y por otro la ineficiencia de la Justicia, que, en
ancas de una política criminal “novedosa”, adjudicaba la responsabilidad
de los delitos no a los delincuentes sino al resto de la sociedad que
no le permitía desarrollar sus potenciales. Así con media hora de cárcel
se purgaba cualquier delito y el criminal ya estaba nuevamente en la
calle listo para continuar con sus andanzas, envalentonado por su
reconocida inimputabilidad.
Hoy la cruel realidad no se puede seguir barriendo bajo la alfombra
y, aunque un poco tarde, el Secretario Berni admite lo que la sociedad
reclamaba y el gobierno negaba: Al amparo de nuestra equivocada política
criminal, los extranjeros entran alegremente con la impunidad
asegurada.
Señor Berni, usted finalmente reconoció la “laxitud” de nuestra
justicia. No tarde otro lustro para reconocer la “laxitud” de los
controles fronterizos, ni llegue a suponer que con ella se acaban los
problemas. Pensar que los únicos delincuentes son los extranjeros es
otra pésima lectura de la realidad. La expulsión de delincuentes
foráneos, aparte de un acto de justicia, puede ser una atractiva
propaganda gubernamental, pero bien sabemos que en la lucha contra el
crimen, es apenas un granito de arena. Una verdadera política criminal
con el justo castigo al delincuente, sin importar su nacionalidad, y la
protección de personas y bienes, no a la inversa, sería otro eslabón
indispensable en la ruta hacia una verdadera República.
Si con esta alharaca de corte xenofóbico pretende llamar la atención
con el fin de ocultar la aberrante decisión de permitir a los esbirros
de doña Gils Carbó “juzgar” a los funcionarios corruptos, está Ud. en
otro grueso error.