jueves, 30 de octubre de 2014

Berni, tarde piaste

Berni, tarde piaste

octubre 30, 2014
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Hace ya muchos años que la sociedad viene sufriendo y reclamando por la inseguridad cotidiana. Los funcionarios primero la disfrazaron de “sensación”, luego la adjudicaron a un simple producto de la cadena del desánimo, finalmente se trataba de una calumnia de los desestabilizadores y las “corpo”. 
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Poco faltó para que la culpa fuera atribuida a los “Fondos Buitre”, el reciente cambio de opinión gubernamental los salvó de caer en la lista de sospechosos. Y en las quejas de ciudadanos y periodistas independientes se resaltaba, por un lado el retiro de la Gendarmería de sus funciones naturales abriendo nuestras fronteras y por otro la ineficiencia de la Justicia, que, en ancas de una política criminal “novedosa”, adjudicaba la responsabilidad de los delitos no a los delincuentes sino al resto de la sociedad que no le permitía desarrollar sus potenciales. Así con media hora de cárcel se purgaba cualquier delito y el criminal ya estaba nuevamente en la calle listo para continuar con sus andanzas, envalentonado por su reconocida inimputabilidad.
Hoy la cruel realidad no se puede seguir barriendo bajo la alfombra y, aunque un poco tarde, el Secretario Berni admite lo que la sociedad reclamaba y el gobierno negaba: Al amparo de nuestra equivocada política criminal, los extranjeros entran alegremente con la impunidad asegurada.
Señor Berni, usted finalmente reconoció la “laxitud” de nuestra justicia. No tarde otro lustro para reconocer la “laxitud” de los controles fronterizos, ni llegue a suponer que con ella se acaban los problemas. Pensar que los únicos delincuentes son los extranjeros es otra pésima lectura de la realidad. La expulsión de delincuentes foráneos, aparte de un acto de justicia, puede ser una atractiva propaganda gubernamental, pero bien sabemos que en la lucha contra el crimen, es apenas un granito de arena. Una verdadera política criminal con el justo castigo al delincuente, sin importar su nacionalidad, y la protección de personas y bienes, no a la inversa, sería otro eslabón indispensable en la ruta hacia una verdadera República.
Si con esta alharaca de corte xenofóbico pretende llamar la atención con el fin de ocultar la aberrante decisión de permitir a los esbirros de doña Gils Carbó “juzgar” a los funcionarios corruptos, está Ud. en otro grueso error.