Las leyes express o de autoamnistía del cristinismo crearon un mal clima en IDEA
Las modificaciones a la Ley de Abastecimiento y la sanción del nuevo
Código Civil y Comercial, con su relativización de la propiedad y los
artículos contradictorios sobre la pesificación de deudas, generaron un
clima hostil contra el gobierno en el coloquio empresarial de IDEA que,
como es costumbre, tuvo lugar en Mar del Plata.
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Si algo mostró el
cónclave es que prácticamente todas las cámaras empresarias comparten su
intolerancia a la interminable escalada de medidas populistas de un
gobierno al que todavía le falta más de un año para dejar el poder, pero
que actúa como si se fuera quedar toda la vida. En fin, una
demostración cotidiana de que puede seguir acumulando poder a cualquier
precio y de que no hay ningún fin de ciclo. Obviamente, detrás de esto
está la clara intención de dejarle al gobierno que viene ciertos
condicionamientos difíciles de sortear para que doce años de corrupción
no sean castigados. El conjunto de leyes express sancionadas en los
últimos dos meses, salvando las diferencias de legitimidad formal, se
parece a la ley de autoamnistía del fin del proceso militar conducido
por los generales Reynaldo Bignone y Cristino Nicolaides. Cabe recordar
que apenas asumió Raúl Alfonsín dicha ley fue derogada por el Congreso
en su totalidad.
La incógnita de enero
Todo parece indicar que puede ocurrir lo mismo con las últimas leyes
express, una serie a la cual todavía le falta la ley de hidrocarburos,
la modificación del Código Procesal Penal y no se sabe qué otra sorpresa
más puede preparar una presidente desesperada por demostrar que sigue
ocupando el centro del ring. La realidad es que la economía está
desbordada y ella y Axel Kicillof persisten en una política económica
que ya fracasó y que sólo mantienen vigente a medias con controles
policiales y el terror. Todo esto con la esperanza de que en enero, al
vencer la cláusula RUFO, el gobierno encuentre condiciones para
abandonar el campo de batalla de Patria o buitres y encarar una negociación con los holdouts.
Es lo que al menos están diciendo Kicillof y Alejandro Vanoli, el
flamante presidente del Banco Central. La presidente dijo ayer que se
les pagará al 100% de los acreedores siempre dentro de la ley, que en
este caso no es otra que la de Pago Soberano, que sigue impidiendo
darles a los buitres más de lo que reciben los que entraron al canje.
Dentro de este esquema, no habría por cierto ningún acuerdo. Y si esto
sigue así, o sea sin acuerdo, el gobierno necesitará dólares que no
tiene para pagar los compromisos de deuda y da la impresión de que
apretando cerealeras, compañías de seguros y bancos puede obtener
préstamos para fortalecer las reservas y aguantar hasta las PASO. Pero
la manta es corta, ya que si no hay financiamiento del exterior, la
recesión, que está en el 4% del PBI, se seguirá profundizando y podría
generar una seria crisis del empleo que hasta ahora no ocurrió.
Justamente, el nivel de empleo es el único activo que le queda al
cristinismo en este fin de ciclo. Este activo que el gobierno mantiene
impide por ahora que las dos principales centrales sindicales hagan
paros generales como ocurriera con otros gobiernos.