martes, 28 de octubre de 2014

Mártir Jordán B. Genta: 40 años de Cielo Dio su sangre por Dios y por la Patria Sigamos su ejemplo

Mártir Jordán B. Genta: 40 años de Cielo


Dio su sangre por Dios y por la Patria

Sigamos su ejemplo


Abajo se puede leer el comunicado que enviaron sus asesinos y oír su conferencia sobre el Socialismo de la que se han tomado algunos párrafos incluidos en este video homenaje.


Mañana 27 de Octubre se cumplen Cuarenta años del martirio del profesor Jordán Bruno Genta:
Era domingo, era Fiesta de Cristo Rey. El maestro Genta salía de su casa con intenciones de asistir a la Santa Misa cuando las once balas asesinas que acabaron con su vida le cruzaron el camino.
Como dijimos en este blog en otra oportunidad, de ese modo "su encuentro con el Señor fue mucho más intenso del que podría haber conseguido en la iglesia".
Dijimos también que un año atrás, mientras dictaba una de sus conferencias en medio del peligrosísimo escenario de la Argentina de entonces, el maestro había dicho: "Dios me ayude a seguir dando testimonio de la Verdad hasta la muerte".
El Señor concedió su ruego aquel día de un lejano Octubre, cuando al caer bajo las balas asesinas del ERP-22 de Agosto, trazaba, con su propia sangre, la señal de la Cruz.
Tenemos que recordar tanto el martirio de Jordán Bruno Genta, como el de Carlos Sacheri ocurrido poco tiempo después, sobre todo ahora que negras amenazas se abaten contra la Iglesia y sobre nuestras patrias católicas.
Ahora que la fornicación, el adulterio y la contranatura pretenden lograr carta de ciudadanía dentro de la fe católica, con la colaboración de quienes debieran combatirlos.
Genta y Sacheri son mártires de la fe, como lo demuestra un escrito enviado por sus asesinos a la redacción de Cabildo, pocos días después del asesinato de este último; aunque haya habido curas entre los que planearon ambas muertes:

"Sr. Director de la revista Cabildo don Ricardo Curutchet. ¡Presente!
Carísimo hermano en Cristo Rey:  nos dirigimos a Ud. con la confianza que nos dan los dos contactos mantenidos con la comunidad nacionalista católica y la revista Cabildo, su más digno exponente, en las personas de los queridísimos aunque extintos profesores Jordán B. Genta y Carlos A. Sacheri. 
Nos guía la certeza de que seremos atendidos por Usted con la caridad cristiana que ilumina cual antorcha sagrada, su cosmovisión escolástica, virtud ésta enseñada por Cristo y de la que fueron devotos fervorosos Santo Tomás y San Agustín.
No pretenderemos referirnos a las circunstancias del fallecimiento de los profesores nombrados, sólo haremos mención de algunos detalles que los rodean.
Enterados de la ferviente devoción que los extintos profesaban a Cristo Rey, de quien se decían infatigables soldados, nuestra comunidad ha esperado las festividades de Cristo Rey según el antiguo y nuevo “ordo missae” y ha permitido que los nombrados comulgaran del dulce Cuerpo de su Salvador para que pudieran reunirse con Él en la gloria, puesto que en este Valle de Lágrimas eran depositarios de la Santa Eucaristía. 
Como información fidedigna le comunicamos, un tanto apenados, que el difunto Sacheri no comulgó ese aciago domingo en el que concurrió por última vez a la prolongación del sacrificio de la Cruz.
Nuestro enviado le dio esa oportunidad, pero, oh... desatino, él no supo aprovecharla y lamentamos que esté pagando sus culpas veniales en el purgatorio (no queremos pensar que haya caído al Fuego Eterno).
Como sabemos que Ustedes y sus allegados también profesan con tan sagrada unción una devoción sublime al reinado de Cristo en la Tierra, nos vemos en la obligación de solicitar las fechas que guarden alguna relación con esa festividad sagrada, puesto que según el “ordo missae” no figura en el año litúrgico otra festividad similar en lo inmediato.
Para su comodidad nos permitimos sugerirle el Domingo de Ramos, en el que Cristo, montado humildemente en un jamelgo, es coronado victoriosamente Rey de los Cielos y de la Tierra.
Para tranquilidad suya le aseguramos que nos comunicaremos con Usted o... con alguno de sus “soldados de Cristo Rey”, quizás de manera un tanto repentina y no exenta de violencia, cuando se hallen en estado de Gracia y hayan participado del Cuerpo y de la Sangre de Nuestro Divino Redentor.
Por este sagrado motivo le sugerimos que no haga diagramar la próxima tapa de su digna revista, pues le ahorraremos el trabajo de buscar el tema, tal cual lo hemos hecho en los dos números anteriores y hasta le adelantamos el original (hoja aparte).
Esperamos que tenga oportunidad de decirnos si es de su agrado; si así no fuera queda a su criterio diagramarla, pero recuerde, el tema lo pondremos nosotros.
Esperamos no haber abusado de su valioso tiempo y nos atrevemos a pedirle que interceda ante Dios, con el diálogo de los justos, por la salvación de nuestras almas.
Nos despedimos ofreciendo a Dios Padre, por Cristo, con Cristo y en Cristo todo el honor y toda la gloria de nuestras acciones, por los siglos de los siglos. Amén.
Fdo. Ejército de Liberación. 22 de Agosto” (1).

En aquel entonces, en los inicios de la reforma vaticano segundista, plagada estaba la Iglesia de sacerdotes marxistas que, bajo el velo de la ayuda social, estimulaban y practicaban insensatamente la guerra revolucionaria; aunque ahora algunos de ellos tengan abiertas causas de beatificación gracias al cardenal Bergoglio.
Son ellos los que han asesorado en la redacción, de este escrito. Sólo ellos podían conocer la teología que odiaban y que subyacente en él. Sólo ellos pudieron estar al tanto de la discusión litúrgica generada por la nueva Misa, al punto de diferenciar Novus y Vetus Ordo y calendario.
Sólo ellos podían odiar, torciendo arteramente el amor que un pastor debiera tener por sus hijos más fieles, a quien había escrito "La Iglesia Clandestina" (Carlos Sacheri), para desenmascarar sus traiciones.
¡Qué Dios los perdone, y nos conceda a nosotros pastores fieles como Jorgán Bruno Genta!

P/d:
En 1982 ignotos pilotos de una nación del Sur, sorprendieron al mundo al enfrentar las navìos más avanzadas de la NATO con sus viejos caballos voladores y sus rosarios al cuelo. Surcando el aire a ras de las encrespadas olas del Atlántico Sur, provocaron el hundimiento de miles de toneladas de la Marína Real Británica (la más grande pérdida luego de la II Guerra Mundial). Quienes aún se preguntan a qué de debió tal arrojo, no saben que esos caballeros católicos tuvieron por maestro a Jordán Bruno Genta.
(1) Tomado de:  Carlos Alberto Sacheri. Orden social y esperanza cristiana.  Hernández, Hernández - Mendoza (2012).