Mártir Jordán B. Genta: 40 años de Cielo
Dio su sangre por Dios y por la Patria
Sigamos su ejemplo
Abajo se puede leer el comunicado que enviaron sus asesinos y oír su conferencia sobre el Socialismo de la que se han tomado algunos párrafos incluidos en este video homenaje.
Mañana 27 de Octubre se cumplen Cuarenta años del martirio del profesor Jordán Bruno Genta:
Era domingo, era Fiesta de Cristo Rey. El maestro Genta salía de su casa
con intenciones de asistir a la Santa Misa cuando las once balas
asesinas que acabaron con su vida le cruzaron el camino.
Como dijimos en este blog en otra oportunidad, de ese modo "su encuentro con el Señor fue mucho más intenso del que podría haber conseguido en la iglesia".
Dijimos también que un año atrás, mientras dictaba una de sus
conferencias en medio del peligrosísimo escenario de la Argentina de
entonces, el maestro había dicho: "Dios me ayude a seguir dando testimonio de la Verdad hasta la muerte".
El Señor concedió su ruego aquel día de un lejano Octubre, cuando al
caer bajo las balas asesinas del ERP-22 de Agosto, trazaba, con su
propia sangre, la señal de la Cruz.
Tenemos que recordar tanto el martirio de Jordán Bruno Genta, como el de
Carlos Sacheri ocurrido poco tiempo después, sobre todo ahora que
negras amenazas se abaten contra la Iglesia y sobre nuestras patrias
católicas.
Ahora que la fornicación, el adulterio y la contranatura pretenden
lograr carta de ciudadanía dentro de la fe católica, con la colaboración
de quienes debieran combatirlos.
Genta y Sacheri son mártires de la fe, como lo demuestra un escrito
enviado por sus asesinos a la redacción de Cabildo, pocos días después
del asesinato de este último; aunque haya habido curas entre los que
planearon ambas muertes:
"Sr. Director de la revista Cabildo don Ricardo Curutchet. ¡Presente!
Carísimo hermano en Cristo Rey: nos
dirigimos a Ud. con la confianza que nos dan los dos contactos
mantenidos con la comunidad nacionalista católica y la revista Cabildo,
su más digno exponente, en las personas de los queridísimos aunque
extintos profesores Jordán B. Genta y Carlos A. Sacheri.
Nos guía la certeza de que seremos
atendidos por Usted con la caridad cristiana que ilumina cual antorcha
sagrada, su cosmovisión escolástica, virtud ésta enseñada por Cristo y
de la que fueron devotos fervorosos Santo Tomás y San Agustín.
No pretenderemos referirnos a las
circunstancias del fallecimiento de los profesores nombrados, sólo
haremos mención de algunos detalles que los rodean.
Enterados de la ferviente devoción que
los extintos profesaban a Cristo Rey, de quien se decían infatigables
soldados, nuestra comunidad ha esperado las festividades de Cristo Rey según el antiguo y nuevo “ordo missae”
y ha permitido que los nombrados comulgaran del dulce Cuerpo de su
Salvador para que pudieran reunirse con Él en la gloria, puesto que en
este Valle de Lágrimas eran depositarios de la Santa Eucaristía.
Como información fidedigna le
comunicamos, un tanto apenados, que el difunto Sacheri no comulgó ese
aciago domingo en el que concurrió por última vez a la prolongación del
sacrificio de la Cruz.
Nuestro enviado le dio esa oportunidad,
pero, oh... desatino, él no supo aprovecharla y lamentamos que esté
pagando sus culpas veniales en el purgatorio (no queremos pensar que
haya caído al Fuego Eterno).
Como sabemos que Ustedes y sus
allegados también profesan con tan sagrada unción una devoción sublime
al reinado de Cristo en la Tierra, nos vemos en la obligación de
solicitar las fechas que guarden alguna relación con esa festividad
sagrada, puesto que según el “ordo missae” no figura en el año litúrgico
otra festividad similar en lo inmediato.
Para su comodidad nos permitimos
sugerirle el Domingo de Ramos, en el que Cristo, montado humildemente en
un jamelgo, es coronado victoriosamente Rey de los Cielos y de la
Tierra.
Para tranquilidad suya le aseguramos
que nos comunicaremos con Usted o... con alguno de sus “soldados de
Cristo Rey”, quizás de manera un tanto repentina y no exenta de
violencia, cuando se hallen en estado de Gracia y hayan participado del
Cuerpo y de la Sangre de Nuestro Divino Redentor.
Por este sagrado motivo le sugerimos
que no haga diagramar la próxima tapa de su digna revista, pues le
ahorraremos el trabajo de buscar el tema, tal cual lo hemos hecho en los
dos números anteriores y hasta le adelantamos el original (hoja
aparte).
Esperamos que tenga oportunidad de
decirnos si es de su agrado; si así no fuera queda a su criterio
diagramarla, pero recuerde, el tema lo pondremos nosotros.
Esperamos no haber abusado de su
valioso tiempo y nos atrevemos a pedirle que interceda ante Dios, con el
diálogo de los justos, por la salvación de nuestras almas.
Nos despedimos ofreciendo a Dios Padre,
por Cristo, con Cristo y en Cristo todo el honor y toda la gloria de
nuestras acciones, por los siglos de los siglos. Amén.
Fdo. Ejército de Liberación. 22 de Agosto” (1).
En aquel entonces, en los inicios de la reforma vaticano segundista,
plagada estaba la Iglesia de sacerdotes marxistas que, bajo el velo de
la ayuda social, estimulaban y practicaban insensatamente la guerra
revolucionaria; aunque ahora algunos de ellos tengan abiertas causas de
beatificación gracias al cardenal Bergoglio.
Son ellos los que han asesorado en la redacción, de este escrito. Sólo
ellos podían conocer la teología que odiaban y que subyacente en él.
Sólo ellos pudieron estar al tanto de la discusión litúrgica generada
por la nueva Misa, al punto de diferenciar Novus y Vetus Ordo y
calendario.
Sólo ellos podían odiar, torciendo arteramente el amor que un pastor
debiera tener por sus hijos más fieles, a quien había escrito "La Iglesia Clandestina" (Carlos Sacheri), para desenmascarar sus traiciones.
¡Qué Dios los perdone, y nos conceda a nosotros pastores fieles como Jorgán Bruno Genta!
P/d: En 1982 ignotos pilotos de una nación del Sur, sorprendieron al mundo al enfrentar las navìos más avanzadas de la NATO con sus viejos caballos voladores y sus rosarios al cuelo. Surcando el aire a ras de las encrespadas olas del Atlántico Sur, provocaron el hundimiento de miles de toneladas de la Marína Real Británica (la más grande pérdida luego de la II Guerra Mundial). Quienes aún se preguntan a qué de debió tal arrojo, no saben que esos caballeros católicos tuvieron por maestro a Jordán Bruno Genta.
(1) Tomado de: Carlos Alberto Sacheri. Orden social y esperanza cristiana. Hernández, Hernández - Mendoza (2012).