El voto electrónico y el cómputo electrónico de votos, un fraude fácil y privado
por Cosme Beccar Varela •
INTRODUCCIÓN.
No creo que haya un solo lector de “La botella al mar” que no haya
leído alguna de mis reiteradas denuncias del fraude electrónico gracias
al cual casi toda Iberoamérica, empezando por la argentina, está bajo
sendas tiranías neo-comunistas. Sin embargo, no he percibido ninguna
reacción de alarma ante esa denuncia a pesar de que desde que ese
sistema se ha puesto en práctica, la “democracia” ha desaparecido y el
único elector que existe es el sistema electrónico que computa los
votos, o sea, quienes lo manipulan, porque el resultado es siempre el
que ellos quieren. Y como los gobiernos de izquierda que están
instalados en nuestro continente son los que tienen en sus manos el
manejo de los programas y los aparatos electrónicos, se hacen reelegir o
eligen a quien ellos quieren.
Por eso digo y sostengo que en la elección presidencial de este año
2015 ganará el que quiera la secta neo-comunista que gobierna desde las
sombras desde el 2003, por lo menos. Y en la elección municipal, en que
se votará en una pantalla electrónica, será todavía más fácil darle a
Macri los votos que quiera esa secta, tal vez para preparar su triunfo
en la elección presidencial, si “gana” por mucho, o el triunfo de
Zannini-Scioli, si “gana” por poco.
Inesperadamente, un diario cómplice de esas maniobras, por su
inspiración claramente atea y de izquierda, como es “Clarín”, ha
publicado un artículo de un “observador electoral de la OEA”, el Sr.
Ricardo L. Cohen, en el que confirma todas mis sospechas y aunque sin
mencionar el fraude hace tres acusaciones al sistema electrónico de las
cuales el fraude se deduce como que dos más dos es cuatro: 1) La
desaparición del secreto del voto porque es perfectamente posible saber
cómo voto cada uno de los sufragantes. 2) La enorme dificultad de
controlar la veracidad de los resultados comunicados por las
computadoras, cosa que nadie siquiera intenta. 3) La privatización del
cómputo de los votos o sea, será la empresa privada contratada -cuyos
dueños no se conocen con certeza- y el gobierno que le pague su
servicio, la que determinará quien ejercerá los cargos electivos en
disputa.
Esto constituye lisa y llanamente un golpe de Estado desde el poder,
una flagrante violación de la Constitución que las FFAA tienen el deber
de proteger y una usurpación del gobierno por tiempo ilimitado. Si los
habitantes de este país tuvieran un mínimo de amor a la Patria y de
coraje, sólo tienen una acción a realizar: resistir con todas sus
fuerzas esa usurpación, como lo ordena el art. 36 de la Constitución
(versión 1994).
Transcribo el artículo y espero que los que no me creen a mí, le crean al Sr. Cohen.
* * *
EL VOTO ELECTRÓNICO ES UN DESPROPÓSITO
(“Clarín”, 30/6/2015, pág. 31)
Pasaron más de treinta años y la democracia argentina sigue
experimentando cimbronazos de acomodamiento. Los avances logrados se
llevaron a cabo en el plano de lo técnico/operativo acompañando al
mundo, pero la problemática vinculada con la confianza en el sistema se
ve cada vez más vulnerada por discursos vacíos de contenido y retóricas
estabilizantes del status quo.
Vivir la democracia es un axioma caído en desuso y enterrado por
tensiones cotidianas como desconfianza, inmunidad, corrupción e
impunidad entre otras. Por lo que hay que preguntarse, en este ambiente
de democracia porosa, el acto electoral ¿qué muestra?, una elección,
técnicamente correcta ¿qué clase de democracia define?, el voto
electrónico ¿soluciona o agrava el vínculo del votante con la
democracia?
La emisión del sufragio entraña no solo la voluntad de disponer de
una boleta llamado voto, sino que, simbólicamente el sufragarte
materializa en dicho trozo de papel sus sueños y voluntades. Cuando
introduce su sobre con el voto, está materializando un complejo
pensamiento plagado de deseos e incertidumbres que mutó notoriamente
desde aquel 1983 a la actualidad.
A fines de los 80 y durante los 90 se fortaleció el voto mágico, el
voto que cambiaba todo el día domingo de elecciones. En este sentido
algunos organismos internacionales y gobiernos europeos se instituyeron
como referentes del pensamiento democrático para América Latina,
disponiendo para esto de diversos mecanismos como: consultorías,
subsidios, convenios de cooperación, observación electoral, foros de
discusión, siendo la última herramienta propuesta, la del voto
electrónico
Lo que culturalmente no podía ser cambiado. Lo sería
electrónicamente. En este sentido, los conceptos del fallo de la
justicia alemana (3 de Marzo de 2009), se convierten en un bien
universal y se contraponen a la Ideología Técnica”, tan bien descrita
por el comunicólogo Dominique Wolton, ya que sus considerandos aluden a
valores básicos y fundamentales en la arquitectura de cualquier
democracia, es por ello que se debe prestar atención a cuestiones como:
dificultad de la participación ciudadana, riesgo de la secretud del voto
y en especial, a la privatización de un acto fundante de la democracia.
La participación ciudadana se traduce no solo en la efectiva emisión
del voto sino también en el derecho a controlar y auditar el comicio,
pero esto se perderá con la instalación de la urna electrónica ya que
solo los expertos en electrónica y particularmente en el programa usado,
tendrán acceso al control. Se pierde el concepto de universalidad en
cuanto a que cualquier persona tiene el derecho no solo a votar, sino a
auditarlo. Este es el concepto fundamental del fallo de la justicia
alemana. La sentencia devuelve al ciudadano común su derecho al control.
Con respecto al secreto del sufragio está comprobado que se puede
vincular al votante con el voto, desnaturalizando de esta manera, por
completo la importancia de este acto. Como ejemplo cercano, en una
elección en Brasil el secreto fue vulnerado en forma rápida y sencilla,
pudiendo vincular el voto con el votante. Si bien es cierto que el voto
electrónico puede anular algunas prácticas clientelares como el
voto-cadena, la posibilidad de eliminar el secreto del voto lo hace tan o
más peligroso e inconveniente.
Uno de los problemas más profundos que trae aparejado la
implementación de esta herramienta, es la privatización de un acto
fundante de la Democracia como es el acto electoral trasladado a una
empresa, cuyo único objetivo es el rédito económico. La responsabilidad
de la universalidad del voto y su auditoría queda en manos privadas.
Los problemas en el sistema democrático conviven entre el ejercicio
de derechos y obligaciones con la lucha por el poder que sostienen todos
los sectores de la sociedad, conviniendo ésta que una de las maneras de
solución de determinados conflictos es el sufragio.
Este método adoptado por todas las democracias del mundo, también
está atravesado por estas intestinas luchas y diversas contradicciones;
es imposible pensar en un sistema electoral prístino e irrefutable
emanado de una democracia conflictuada, tensionada, muchas veces
subestimada. Más difícil es pensar e imaginar cómo el voto electrónico
vendría a solucionar tensiones como son: el fraude, la secretud del
voto, el control por parte de la ciudadanía. Encontrándonos frente a un
voto calificado potencialmente instituyente de una elite técnica
informática.
Por otra parte, la tercerización atenta directamente contra el
sistema democrático porque anula la responsabilidad del Estado que la
subroga en un grupo de personas a quienes se les acepta estándares no
participados. La empresa o negocio del voto electrónico impone sus
normas y todo el acto comicial debe adaptarse a ellas sin conocer ni
haber participado de su génesis.
Ricardo L. Cohen
Licenciado en Ciencias Sociales. Observador electoral de la OEA
PD: Curioso que el autor diga “secretud” en vez de “secreto”…