“Matrimonio” homosexual en Estados Unidos: importante pronunciamiento de la TFP
Contenido [mostrar]
COMUNICADO
En los Estados Unidos, el país con mayor influencia en el mundo, se ha impuesto el “matrimonio” homosexual por decisión de tan solo cinco personas. Presentamos a nuestros lectores los comentarios de la Sociedad Norteamericana de Defensa de la Tradición, Familia y Propiedad (TFP), que denuncia enérgicamente este desafío a la Ley de Dios, a la vez que conclama a la resistencia permanente, por la gloria de Dios y el bien de su nación, con la certeza de la victoria final prometida en Fátima.
AL LEGALIZAR EL “MATRIMONIO” HOMOSEXUAL, LA CORTE SUPREMA NORTEAMERICANA RECHAZA LA LEY NATURAL Y PROVOCA LA IRA DE DIOS
La Sociedad Norteamericana de Defensa de la Tradición, Familia y
Propiedad — TFP protesta enérgicamente contra la sentencia de la Corte
Suprema de los Estados Unidos en el caso Obergefell vs. Hodges,
“profundamente inmoral e injusta” [1], que impone a la nación, por
mandato judicial, el “matrimonio” entre personas del mismo sexo.
La sagrada institución del matrimonio —establecida por Dios en el
Paraíso para nuestros primeros padres, Adán y Eva, [2], y que viene
siendo seriamente minada por la crisis moral que devasta la sociedad
occidental desde los años 60— sufrió un tremendo golpe el 26 de junio de
2015.
En la nación más poderosa de la tierra actualmente, cinco jueces
liberales reinterpretaron la Decimocuarta Enmienda de la Constitución de
los Estados Unidos para descubrir que contiene un derecho
constitucional al “matrimonio” entre personas del mismo sexo.
El Tribunal rechaza a Dios y su Ley
Al declarar la independencia de los Estados Unidos con relación a
Gran Bretaña y constituir una nueva unidad política, nuestros padres
fundadores pusieron “la rectitud de [sus] intenciones” ante Dios como
“Juez Supremo del mundo”.
Sin embargo, en esta histórica sentencia, la mayoría del colegiado se
regodea cínicamente en un rechazo —ateo, aunque implícito— de Dios y de
su derecho a ser adorado y obedecido por los hombres, sus criaturas, no
solo individualmente, sino como sociedad.
Al legalizar el “matrimonio” homosexual, la Corte Suprema norteamericana rechaza la ley natural y provoca la ira de Dios.
Una comprensión sesgada de la Libertad…
Escrito por el juez católico liberal Anthony Kennedy —a quien se
sumaron la también católica liberal juez Sonia Sotomayor y los jueces
Breyer, Kagan y Ginsburg—, el veredicto ignora la libertad física
claramente entendida por los redactores de la Decimocuarta Enmienda [3] y
abraza una lectura evolutiva —que favorece la anarquía— de lo que
suponen deba ser la libertad moral: Libertad entendida como libertinaje,
que deja al hombre libre de hacer lo que le plazca, sin importar si la
acción es buena o mala. Al hacer esto, la Corte rechazó implícitamente
la comprensión adecuada de la libertad que se encuentra en la enseñanza
moral perenne de la Iglesia católica, la cual, haciéndose eco de la ley
natural [4] y de los Diez Mandamientos, define la libertad moral como
nuestra libertad para procurar todo lo que es bueno y nuestro deber de
evitar todo lo que es malo [5].
… informada por el relativismo moral
En Obergefell vs. Hodges, el juez Kennedy se funda en el relativismo
moral, afianzando la sentencia de Lawrence vs. Texas —que pasó a la
historia por haber “decretado el final de toda legislación basada en
normas morales” [6]—, también redactada por él, en la que el Supremo
Tribunal descubrió en la misma Decimocuarta Enmienda un derecho
constitucional a practicar la sodomía. Ahora, doce años después, el juez
Kennedy profundiza en su perspectiva de libertad como libertinaje:
“Por tanto, Lawrence vs. Texas se basó en los principios de libertad e igualdad para definir y proteger los derechos de gays y lesbianas, sosteniendo que el Estado ’no puede degradar su existencia ni controlar su destino, convirtiendo su conducta sexual privada en delito’. Esta dinámica también se aplica al matrimonio entre personas del mismo sexo. Ahora está claro que las leyes impugnadas oprimen la libertad de las parejas del mismo sexo, y hay que reconocer, además, que recortan preceptos centrales de la igualdad” [7].
El Tribunal rompe con la Historia y Tradición
Kennedy afirma cínicamente que
“las tradiciones de la Nación dejan claro que el matrimonio es una piedra angular de nuestro orden social” [8], y que “el derecho a contraer matrimonio es fundamental como elemento de la historia y la tradición, pero los derechos no provienen solo de fuentes ancestrales. Surgen, también, de una comprensión mejor informada de cómo los imperativos constitucionales definen una libertad que sigue siendo urgente en nuestra propia era” [9].
“Estas libertades [fundamentales] se extienden a ciertas opciones personales que son centrales para la dignidad y la autonomía individual, incluidas las opciones íntimas que definen la identidad y creencias personales” [10].
“Es propio de la injusticia que no siempre la notemos en nuestros propios tiempos. Las generaciones que escribieron y ratificaron la Carta de Derechos y la Decimocuarta Enmienda no creyeron conocer los alcances de la libertad en toda su dimensión, y por ello confiaron a las generaciones futuras un estatuto que protege el derecho de toda persona a disfrutar de la libertad a medida que aprendemos su significado” [11].
“El derecho de las parejas del mismo sexo a contraer matrimonio, que es parte de la libertad prometida por la Decimocuarta Enmienda, se deriva, también, de la garantía de igual protección de las leyes para todos. La Cláusula del Debido Proceso y la Cláusula de Igual Protección están conectadas de una manera profunda a pesar de que establecen principios independientes. … Esta interrelación de ambos principios ahonda nuestra comprensión de lo que la libertad es y debe llegar a ser” [12].
Los
jueces que tomaron la decisión inicua de legalizar el “matrimonio”
homosexual en EE.UU. De izq. a der.: Sotomayor, Kagan, Ginsburg, Breye y
Kennedy
La disidencia inexcusablemente blanda del presidente de la Corte Suprema
Lamentablemente, el voto discrepante del presidente Roberts fue débil e incluyó concesiones al movimiento homosexual como:
“Que el matrimonio entre personas del mismo sexo sea [o no] una buena idea, no debería atañernos”; “A pesar de que los argumentos políticos para ampliar el matrimonio a parejas del mismo sexo puedan ser convincentes…”; “El pueblo de cada estado es libre de ampliar el matrimonio para incluir a las parejas del mismo sexo, o para mantener la definición histórica” [14].
Más importante aún, el voto disidente de Roberts participa —por
omisión— del voto de la mayoría, en cuanto implícitamente niega la
obligación de todo hombre, y por tanto de la sociedad, de hacer el bien y
evitar el mal. No hay ningún análisis, mucho menos una reprobación, de
la calidad antinatural e intrínsecamente inmoral del acto homosexual, el
cual se encuentra en la raíz de todo “matrimonio” entre personas del
mismo sexo [15].
Con la atención de los Estados Unidos fija sobre este tema, estaba
puesto el contexto pedagógico ideal para que el voto discordante de
Roberts enseñe a la nación que un mal moral nunca puede convertirse en
un derecho civil, guiando la reacción conservadora a la posición elevada
que le corresponde.
Ninguno de los votos discrepantes defendió el Derecho Natural
De los restantes tres votos en minoría, sólo el del juez Thomas se
acerca a mencionar nuestras obligaciones en virtud de la Ley Natural,
pero apenas de manera fugaz. Cita a John Locke y Thomas Rutherforth, mas
no desarrolla esta línea de pensamiento [16]. Explica hábilmente
nuestra libertad política constitucional y denuncia correctamente cómo
la sentencia confunde la libertad física a que se alude en la
Decimocuarta Enmienda; pero no denuncia su visión errónea de la libertad
moral.
En el umbral de una persecución religiosa
El mundo sabe cuán religiosos son los norteamericanos. ¿Qué pasará cuando nuestro derecho fundamental de adorar a Dios sobre todas las cosas y obedecer su Ley sea negado de manera efectiva, por ir contra el nuevo derecho constitucional de los homosexuales y su status privilegiado por los medios de comunicación (y ahora por el gobierno)?
Tanto la votación de la mayoría como los votos discordantes mencionan
el impacto de esta sentencia sobre el libre ejercicio de la religión en
Estados Unidos. Los jueces de la minoría muestran evidente preocupación
de que ella quede amenazada, y tienen razón. Así como el movimiento
homosexual luchó por la legalización del “matrimonio” entre personas del
mismo sexo con el fin de que la homosexualidad sea aceptada como normal
y que los actos homosexuales se consideren iguales al acto conyugal,
ahora presionará para erosionar aún más y, eventualmente, extirpar de la
sociedad las expresiones de la moral cristiana [17].
Esta sentencia aumenta la creciente polarización del país. Si antes
de este juicio ya se utilizaba las leyes antidiscriminación para
convertir a los homosexuales en una clase privilegiada, dando lugar a
numerosos incidentes de persecución atroz e injusta (p. ej.. a
panaderos, floristas, fotógrafos, gerentes, maestros, etc.), ¿qué más
presenciará nuestra nación en la estela de esta sentencia?
El mundo sabe cuán religiosos son los norteamericanos. ¿Qué pasará
cuando nuestro derecho fundamental de adorar a Dios y obedecer su Ley
sea negado de manera efectiva, por ir contra el nuevo derecho
constitucional de los homosexuales y su status privilegiado por
los medios de comunicación (y ahora por el gobierno)? ¿Qué conflictos
engendrará esta persecución religiosa? ¿Podrá llevarnos a una guerra
civil?
¿La mayoría de la Corte sopesó los posibles resultados antes de abrir este Caja de Pandora?
Los cristianos deben resistir a esta ley injusta
En esta guerra cultural cada vez más intensa, todos los
norteamericanos que se consideren fieles discípulos de nuestro Señor
Jesucristo deben “obedecer a Dios antes que a los hombres” [18] y
resistir pacífica y legalmente al “matrimonio” homosexual legalizado,
por ser una ley injusta e inconstitucional.
Como nos lo recuerda Mons. Joseph E. Strickland, Obispo de Tyler, Texas:
“Sabemos que las leyes injustas y otras medidas contrarias al orden moral no obligan en conciencia, por tanto ahora debemos ejercer nuestro derecho a la objeción de conciencia contra esta interpretación de nuestra ley que es contraria al bien común y la verdadera comprensión del matrimonio” [19].
En 2003, ocupándose de la creciente amenaza de las uniones
homosexuales legalizadas en varios lugares el mundo, la Sagrada
Congregación para la Doctrina de la Fe escribió las “Consideraciones
acerca de los proyectos de reconocimiento legal de las uniones entre
personas homosexuales”. Esta instrucción a la Iglesia universal fue
firmada por el Prefecto de esa Congregación, el Cardenal Joseph
Ratzinger (más tarde Papa Benedicto XVI) y el secretario de la misma, el
Arzobispo Angelo Amato. El documento del Vaticano insiste en que
“cualquier tipo de cooperación formal a la promulgación o aplicación de
leyes tan gravemente injustas” e incluso la “cooperación material en el
plano aplicativo” deben ser evitadas. “En esta materia cada cual puede
reivindicar el derecho a la objeción de conciencia” [20].
“Sabemos
que las leyes injustas y otras medidas contrarias al orden moral no
obligan en conciencia, por tanto ahora debemos ejercer nuestro derecho a
la objeción de conciencia contra esta interpretación de nuestra ley que
es contraria al bien común y la verdadera comprensión del matrimonio”
Mons. Joseph E. Strickland
Nuestros Obispos deberían excomulgar a los jueces Kennedy y Sotomayor
En esta monumental batalla, oramos para que nuestros líderes
espirituales empuñen sus báculos de pastores con valentía, revitalizando
la disciplina, fortaleciendo la Fe de los buenos católicos y
dispensando las sanciones pertinentes a los malos.
El citado documento “Consideraciones” también se ocupa de la
responsabilidad de los políticos católicos (y, por extensión, de los
jueces que legislan desde el foro) cuyas vidas públicas deben ser
“coherentes con la conciencia cristiana”. El documento declara:
“Si todos los fieles están obligados a oponerse al reconocimiento legal de las uniones homosexuales, los políticos católicos lo están en modo especial, según la responsabilidad que les es propia. …. el parlamentario católico tiene el deber moral de expresar clara y públicamente su desacuerdo y votar contra el proyecto de ley. Conceder el sufragio del propio voto a un texto legislativo tan nocivo del bien común de la sociedad es un acto gravemente inmoral” [21].
Por el gran daño causado a la sagrada institución del matrimonio, a
la familia en los Estados Unidos, y al bien común de la nación, los
jueces Kennedy y Sotomayor deberían ser excomulgados de la Iglesia
Católica.
La legalización del “matrimonio” homosexual: un pecado de la nación
Al igual que en su injusta sentencia del caso Roe vs. Wade, la cual
impuso en Norteamérica el aborto legal, así también ahora, y abusando de
su autoridad, la Corte Suprema ha consumado un pecado colectivo de la
nación, que atraerá sobre nosotros la justicia y el castigo de Dios,
pues los pecados de las naciones son castigados en esta vida, no en la
siguiente. En su justicia, Dios recompensa o castiga a las naciones en
esta vida por el bien o el mal que hacen, porque a diferencia de los
individuos, aquellas son incapaces de ser recompensadas o castigadas en
la eternidad [22].
El
Presidente Obama mandó iluminar la Casa Blanca con los colores de la
bandera homosexual la noche del fallo de la Corte Suprema.
Esta verdad nos hace temer por nuestra nación. Nos conforta, sin
embargo, saber que la resistencia leal fundada en principios no pasa
desapercibida a Dios. La indispensable resistencia es precisamente el
medio de apartar la ira divina y suscitar, en su lugar, su misericordia
sobre los Estados Unidos.
Tenemos certeza de la victoria final
Si los cristianos en Norteamérica luchan de esta manera, tienen todos
los motivos para confiar en la asistencia divina pues, como nos lo
recordó el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira, fundador de la primera TFP
en Brasil:
“‘Omnia possum in eo qui me confortat’ (’Todo lo puedo en Aquél que me conforta’: Filip 4, 13). Cuando los hombres resuelven cooperar con la gracia de Dios, entonces se operan las maravillas de la Historia: es la conversión del Imperio Romano, es la formación de la Edad Media, es la Reconquista de España a partir de Covadonga, son todos esos acontecimientos que se dan como fruto de las grandes resurrecciones de alma de que los pueblos son también susceptibles. Resurrecciones invencibles, porque no hay nada que derrote a un pueblo virtuoso y que verdaderamente ame a Dios” [23].
En su misión aparentemente imposible, Santa Juana de Arco siempre recordó a sus tropas: “¡Si luchamos, Dios dará la victoria!”.
Y en Fátima, Portugal, en 1917, al aparecer a los tres pastorcitos
para comunicar el Mensaje para nuestros tiempos, la Madre de Dios nos
aseguró su victoria final: “Por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará”.
Que la resistencia amorosa y fiel de millones de norteamericanos a
esta ley injusta atraiga la misericordia de Dios y sus bendiciones sobre
la nación, y que las oraciones de María Santísima obtengan gracias
especiales que cambien los corazones y las mentes, para que los Estados
Unidos sean verdadera y durablemente “una nación bajo Dios” [N. del
Traductor: “One nation under God”: expresión que hace parte del
Juramento de Fidelidad a la bandera y a la patria que hacen los
ciudadanos norteamericanos, cuyo significado completo es difícil de
expresar en una sola frase castellana].
Sociedad Norteamericana de Defensa de la Tradición, Familia y Propiedad — TFP
Spring Grove, Pensilvania, 29 de junio 2015
[1] Mons. Joseph E. Kurtz, “Supreme Court Decision on Marriage ‘A
Tragic Error’ Says President of Bishops’ Conference”, 26 de junio 2015,
en http://www.usccb.org/news/2015/15-103.cfm , consultado el 29 de junio
de 2015.
[2] “Y de la costilla aquella que había sacado de Adán, formó el
Señor Dios una mujer: la cual puso delante de Adán. … Por cuya causa
dejará el hombre a su padre, y a su madre, y estará unido a su mujer: y
los dos vendrán a ser una sola carne” (Gén. 2, 22-24).
[3] “Ningún estado podrá tampoco privar a persona alguna de la vida,
la libertad o la propiedad sin el debido proceso legal”. Decimocuarta
Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos de América, Sección I
(el destaque es nuestro).
[4] La ley natural informa nuestras tradiciones jurídicas más
antiguas como lo evidencia esta cita de Sir William Blackstone: “Esta
ley de la naturaleza, siendo coetánea con la humanidad y dictada por
Dios mismo, es por supuesto superior a cualquier otra en obligatoriedad.
Es vinculante sobre todo el globo, en todos los países y en todos los
tiempos: no hay leyes humanas que tengan validez alguna si son
contrarias a esto; y aquellas que son válidas derivan toda su fuerza y
toda su autoridad, mediata o inmediatamente, desde esta original” (
Commentaries on the Laws of England, Oxford, The Clarendon Press, 1765,
1:41).
[5] Cf. Papa LEÓN XIII, Encíclica Libertas, de junio de 1888,
disponible en español en
http://w2.vatican.va/content/leo-xiii/es/encyclicals/documents/hf_l-xiii_enc_20061888_libertas.html
[6] Lawrence vs. Texas, opinión disidente del Juez Scalía, sección IV.
[7] Obergefell vs. Hodges, sentencia, p. 22 (destaque nuestro). N.
del Tr.: Al mencionar “las leyes impugnadas” la sentencia se refiere a
las que definen que el matrimonio es entre un hombre y una mujer.
[8] Ibíd., p. 16.
[9] Ídem, pp. 18-19 (destaque nuestro).
[10] Ibídem, p. 10
[11] Ibíd., p. 11 (destaque nuestro).
[12] Ibíd., p. 19 (destaques nuestros)
[13] “Ningún país permitió a las parejas del mismo sexo contraer
matrimonio hasta que lo hizo Holanda en 2000″. Obergefell vs. Hodges,
Opinión disidente del Juez Alito, p. 3.
[14] Obergefell vs. Hodges, Opinión disidente del Juez Roberts, p. 2.
[15] La Sagrada Escritura y la enseñanza moral perenne de la Iglesia
siempre han categorizado los actos homosexuales como intrínsecamente
malos ya que son contrarios a la naturaleza y siempre estériles,
cerrando el acto sexual al don de la vida.
[16] “Locke describió a los hombres como existentes en un estado
natural, poseedores de la ’perfecta libertad para ordenar sus acciones y
disponer de sus bienes y de las personas en la forma que crean
adecuada, dentro de los límites de la ley de la naturaleza’”. Opinión
disidente del Juez Thomas, p. 7 (Destaque nuestro). “Rutherforth explicó
que ’la única restricción original bajo la cual está el derecho de un
hombre sobre sus propias acciones es la obligación de gobernarse a sí
mismo por la ley de la naturaleza y la ley de Dios’”. Ídem, p. 8, nota
al pie.
[17] Esta carrera precipitada del “matrimonio” homosexual por encima
del pueblo estadounidense nos ayuda a entender mejor lo que escribió el
activista homosexual Paul Varnell: “El movimiento gay, lo reconozcamos o
no, no es un movimiento de derechos civiles, ni siquiera un movimiento
de liberación sexual, sino una revolución moral dirigida a cambiar la
visión de la gente sobre la homosexualidad”. Paul VARNELL, Defending Our
Morality, “Chicago Free Press”, 16 de agosto de 2000.
[18] Hechos 5, 29
[19] Mons. Joseph E. Strickland, Declaración sobre la Decisión de la
Corte Suprema de los Estados Unidos, 26 de junio de 2015, en
https://www.dioceseoftyler.org/news/2015/06/bishop-stricklands-statement-on-u-s-supreme-court-decision/.
Visitada el 28 de junio de 2015.
[20] CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Consideraciones acerca
de los proyectos de reconocimiento legal de las uniones entre personas
homosexuales, no. 5, disponible en
www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_20030731_homosexual-unions_sp.html.
[21] Ibidem, no. 10
[22] Esta es la tesis que subyace a lo largo de la famosa Ciudad de Dios de San Agustín.
[23] Plinio CORRÊA DE OLIVEIRA, Revolución y Contra-Revolución (Vínculo para bajar el libro) , Parte II, Cap. IX, 3