Publicado Por Revista Cabildo Nº 113
Mes de Mayo/Junio de 2015-3era Época
CASTRENSES
Enrique DÍAZ ARAUJO
Milani: conjeturas
ABSURDO
PRIMER punto. Sobre el tema del pase a retiro del General César Milani, existe un acuerdo sensato. "Las razones personales" esgrimidas constituyen una fórmula ritual para aludir a causas innombrables. Así es, y nadie duda que ninguna genuina "razón personal", ni siquiera del plano de la salud, lo hubiera llevado a cortar su carrera militar en el auge de la misma. Segundo. Hasta ahí nomás llega la avenencia. Porque enseguida, desde los ángulos opositores a CFK se han lanzado dos hipótesis supletorias, a cada cual más improbable.
La primera sostiene que Milani renunció a la comandancia en jefe del Ejército por la causa "Ledo". Es decir, por una denuncia de los familiares del desaparecido soldado conscripto Alberto Agapito Ledo en La Rioja en los años del Proceso Militar. Estos son razonamientos absurdos. Dicha causa, promovida por la enemistad de la cuñada de Milani, Clara Waite, no ha pasado del terreno de la investigación preli¬minar, y no se ha citado a prestar declaración indagatoria a Milani. La pregunta obvia es: ¿qué adelantaría Milani respecto a esa causa penal renunciando a su alto cargo...? Lógicamente, nada. Sin embargo, a tal insensatez se han apegado los líderes opositores, a falta de una mejor información.
Acto seguido, viene una interpretación correlativa con la anterior; es decir el mismo tema pero visto desde el ángulo de CFK. Los analistas de los periódicos la han hecho suya, argumentando que al sacar a Milani, la Presidenta arrojaba lastre electoral. A diferencia de la anterior hipótesis ésta no es absurda; pero no es menos insostenible, por anacrónica. El desgaste que le ha producido al "relato" presidencial cargar con un funcionario acusado de delitos de lesa humanidad, ya se ventiló íntegramente en su oportunidad, esto es, cuando fue promovido al grado de Teniente General, con el consiguiente debate parlamentario. Esa ya es historia pasada, y en su momento asumida por el Gobierno, sacando a relucir los apoyos de Hebe de Bo-nafini y Estela de Carlotto. Y en este momento nadie estaba exigiendo la destitución de Milani, con renovados bríos. Luego, debe ser rechazada por extemporánea.
POSIBLE
Lo más probable en esta materia es que se trate no de un caso pretérito, sino de un hecho sobreviniente y cercano, para producir ya este resultado.
Acá lo primero que se invoca es una pelea con el Ministro de Defensa Agustín Rossi, a raíz de algún nombramiento jerárquico, acerca del cual no hubo acuerdo (Coronel Marcelo Granitto). En efecto, puede ser que el hecho haya existido. Lo que le falta es volumen, peso específico, para derivar en la renuncia del Jefe. Esto sin tener en cuenta que en un caso de choque de estas dos personalidades, el más probable perdedor sería el que menos contaba políticamente, es decir, Rossi (quien había decaído en su puesto parlamentario y llevado a una especie de cementerio de lo elefantes).
Bien. Si nada de lo divulgado contiene verosimilitud, habrá qu indagar en otro plano. En est campo, la punta del ovillo es 1 amistad de Milani con Daniel Scipli, que hacía suponer la continuida en el cargo del General, si el gobei nador de Buenos Aires llegaba a la Presidencia. A partir de ese dato cierto, cabe averiguar un poco más.
Ahora estamos ante dos binomios civiles-militares. El primer el citado Scioli-Milani. ¿Y el seguro? El segundo es Zannini-Carena; Punto que ahondaremos.
La amistad entre el Secretan de la Presidencia y candidato oficialista a la vicepresidencia de la República y el jefe del Estado Mayor Conjunto, no es un secreto. Cuando el General Luis María Carena fue nombrado en su alto cargo trascendió a los diarios que su valedor había sido Carlos Zannini. así quedaron formados los binomios.
Los dúos podían haber seguido caminos paralelos, sin tocarse; pero, no. Leamos este dato:
"Según fuentes militares, además el general (Milani) habr mantenido una fuerte discusión con el candidato a vicepresiden del oficialismo, Carlos Zannini durante el acto del sábado 20 por el Día de la Bandera en Rosario. Allí, Zannini y Milani estuvieron sentados en el palco de funcionarios a la derecha de la Presidenta y se los vio discutir" (Revista "Noticias" nº 2009, 27 de junio de 2015, pág. 31).
Hemos avanzado bastante en la dirección correcta; pero no lo suficiente.
Interpongamos un dato electoral. Ese mismo día 20 de junio se votó en Mendoza, en una elección donde la fórmula opositora superó por más de siete puntos de diferencia a la oficialista. No era lo esperado. Las encuestas le daban buena chance a Rodolfo Bermejo, del FPV, dada su condición de católico y conservador en materias bioéticas.
¿Qué ocurrió? Los cronistas locales, casi por unanimidad, adjudicaron el desastre oficialista a que el público "huyó espantado" de la perspectiva de un partido que llevaba a Zannini como candidato a vicepresidente. Porque todo el mundo sabe que el citado estuvo siete años preso por militar en "Vanguardia Comunista", entidad marxista-leninista-maoísta disidente. Luego, el grueso de la clase media no quiso saber nada con semejante candidato, y el que pagó los platos rotos fue Bermejo.
Vengamos más cerca. Daniel Scioli había estado en Mendoza apoyando a Bermejo (contra Carmona, favorito de CFK), y había detectado un amplio rechazo antioficialista. Él, por su lado, tenía sobrados motivos para estar disgustado con el salvavidas de plomo que la había colocado CFK. Zannini podía aguarle la fiesta en el resto del país. Entonces: ¿qué podía hacer, en secreto, se entiende, ya que en público es un soldado dócil de CFK? ¿Dónde acudir? ¡Claro! A su amigo Milani, quien fue el paño de lágrimas.
Como amigos son los amigos, el general puso a su manada de espías detrás de la pista de Zannini. Asunto que, como todos los de su especie, requería de la máxima discreción. Empero, Zannini no es manco (diría Randazzo). Se sabe que: "Según trascendió, Carena tiene una excelente relación con Zannini y sus esposas serían amigas" ("Noticias"). ¿Sería muy aventurado suponer que Zannini le pidió a su amigo, también general de inteligencia, algún apoyo para frenar la embestida del otro binomio...?
Si se aceptara, aunque sea provisionalmente esta hipótesis, se tendrían elementos para descifrar el contenido de la "fuerte discusión" detectada en el palco del Día de la Bandera en Rosario. Y su secuela, la dimisión de Milani. Porque si siempre el hilo se corta por lo más delgado, en este caso, el Comandante no estaría ante el débil Rossi, sino ante la eminencia gris de CFK. Ahí se vería que el verdadero "lastre" electoral, que es Zannini, no puede arrojarse por la borda.
Y ya que estamos desovillando conjeturas, podríamos pensar que ni a Scioli ni a Milani les agrada demasiado el giro pro-chino que ha adoptado CFK, con la guía del "chino" Zannini. Dado que la estabilidad económica, manejada por Kicillof, depende completamente de los préstamos chinos, la superestructura tenía que imponerse a la infraestructura, diría Marx. Sojadependiente (con estación misilística en Neuquén, incluida). O sea, que si alguien estaba en desacuerdo con la apertura oriental de CFK, tenía la puerta abierta para irse del Gobierno (y de Occidente, de paso).
¿Fueron así las cosas, General Milani? Él, y sus "razones personales", lo sabrán. Mientras tanto, ahí queda eso. •
Acto seguido, viene una interpretación correlativa con la anterior; es decir el mismo tema pero visto desde el ángulo de CFK. Los analistas de los periódicos la han hecho suya, argumentando que al sacar a Milani, la Presidenta arrojaba lastre electoral. A diferencia de la anterior hipótesis ésta no es absurda; pero no es menos insostenible, por anacrónica. El desgaste que le ha producido al "relato" presidencial cargar con un funcionario acusado de delitos de lesa humanidad, ya se ventiló íntegramente en su oportunidad, esto es, cuando fue promovido al grado de Teniente General, con el consiguiente debate parlamentario. Esa ya es historia pasada, y en su momento asumida por el Gobierno, sacando a relucir los apoyos de Hebe de Bo-nafini y Estela de Carlotto. Y en este momento nadie estaba exigiendo la destitución de Milani, con renovados bríos. Luego, debe ser rechazada por extemporánea.
POSIBLE
Acá lo primero que se invoca es una pelea con el Ministro de Defensa Agustín Rossi, a raíz de algún nombramiento jerárquico, acerca del cual no hubo acuerdo (Coronel Marcelo Granitto). En efecto, puede ser que el hecho haya existido. Lo que le falta es volumen, peso específico, para derivar en la renuncia del Jefe. Esto sin tener en cuenta que en un caso de choque de estas dos personalidades, el más probable perdedor sería el que menos contaba políticamente, es decir, Rossi (quien había decaído en su puesto parlamentario y llevado a una especie de cementerio de lo elefantes).
Bien. Si nada de lo divulgado contiene verosimilitud, habrá qu indagar en otro plano. En est campo, la punta del ovillo es 1 amistad de Milani con Daniel Scipli, que hacía suponer la continuida en el cargo del General, si el gobei nador de Buenos Aires llegaba a la Presidencia. A partir de ese dato cierto, cabe averiguar un poco más.
Ahora estamos ante dos binomios civiles-militares. El primer el citado Scioli-Milani. ¿Y el seguro? El segundo es Zannini-Carena; Punto que ahondaremos.
La amistad entre el Secretan de la Presidencia y candidato oficialista a la vicepresidencia de la República y el jefe del Estado Mayor Conjunto, no es un secreto. Cuando el General Luis María Carena fue nombrado en su alto cargo trascendió a los diarios que su valedor había sido Carlos Zannini. así quedaron formados los binomios.
Los dúos podían haber seguido caminos paralelos, sin tocarse; pero, no. Leamos este dato:
"Según fuentes militares, además el general (Milani) habr mantenido una fuerte discusión con el candidato a vicepresiden del oficialismo, Carlos Zannini durante el acto del sábado 20 por el Día de la Bandera en Rosario. Allí, Zannini y Milani estuvieron sentados en el palco de funcionarios a la derecha de la Presidenta y se los vio discutir" (Revista "Noticias" nº 2009, 27 de junio de 2015, pág. 31).
Hemos avanzado bastante en la dirección correcta; pero no lo suficiente.
Interpongamos un dato electoral. Ese mismo día 20 de junio se votó en Mendoza, en una elección donde la fórmula opositora superó por más de siete puntos de diferencia a la oficialista. No era lo esperado. Las encuestas le daban buena chance a Rodolfo Bermejo, del FPV, dada su condición de católico y conservador en materias bioéticas.
¿Qué ocurrió? Los cronistas locales, casi por unanimidad, adjudicaron el desastre oficialista a que el público "huyó espantado" de la perspectiva de un partido que llevaba a Zannini como candidato a vicepresidente. Porque todo el mundo sabe que el citado estuvo siete años preso por militar en "Vanguardia Comunista", entidad marxista-leninista-maoísta disidente. Luego, el grueso de la clase media no quiso saber nada con semejante candidato, y el que pagó los platos rotos fue Bermejo.
Vengamos más cerca. Daniel Scioli había estado en Mendoza apoyando a Bermejo (contra Carmona, favorito de CFK), y había detectado un amplio rechazo antioficialista. Él, por su lado, tenía sobrados motivos para estar disgustado con el salvavidas de plomo que la había colocado CFK. Zannini podía aguarle la fiesta en el resto del país. Entonces: ¿qué podía hacer, en secreto, se entiende, ya que en público es un soldado dócil de CFK? ¿Dónde acudir? ¡Claro! A su amigo Milani, quien fue el paño de lágrimas.
Como amigos son los amigos, el general puso a su manada de espías detrás de la pista de Zannini. Asunto que, como todos los de su especie, requería de la máxima discreción. Empero, Zannini no es manco (diría Randazzo). Se sabe que: "Según trascendió, Carena tiene una excelente relación con Zannini y sus esposas serían amigas" ("Noticias"). ¿Sería muy aventurado suponer que Zannini le pidió a su amigo, también general de inteligencia, algún apoyo para frenar la embestida del otro binomio...?
Si se aceptara, aunque sea provisionalmente esta hipótesis, se tendrían elementos para descifrar el contenido de la "fuerte discusión" detectada en el palco del Día de la Bandera en Rosario. Y su secuela, la dimisión de Milani. Porque si siempre el hilo se corta por lo más delgado, en este caso, el Comandante no estaría ante el débil Rossi, sino ante la eminencia gris de CFK. Ahí se vería que el verdadero "lastre" electoral, que es Zannini, no puede arrojarse por la borda.
Y ya que estamos desovillando conjeturas, podríamos pensar que ni a Scioli ni a Milani les agrada demasiado el giro pro-chino que ha adoptado CFK, con la guía del "chino" Zannini. Dado que la estabilidad económica, manejada por Kicillof, depende completamente de los préstamos chinos, la superestructura tenía que imponerse a la infraestructura, diría Marx. Sojadependiente (con estación misilística en Neuquén, incluida). O sea, que si alguien estaba en desacuerdo con la apertura oriental de CFK, tenía la puerta abierta para irse del Gobierno (y de Occidente, de paso).
¿Fueron así las cosas, General Milani? Él, y sus "razones personales", lo sabrán. Mientras tanto, ahí queda eso. •