viernes, 8 de abril de 2016

ECONÓMICA Manuel FERNÁNDEZ ARROJO Macri, el mercader de Davos

 Publicado por Revista Cabildo Nº116
Meses Febrero Marzo de 2016-3era.Época
  La reunión
"Es preferible irse a pique antes que arriar el pabellón
(Alte. Guillermo Brown)

QUÉ le pasó a la Argentina? O mejor dicho, ¿qué pasó con los argentinos? ¿Hasta dónde puede caer el de-sinterés, el desamor por la Patria, por los que murieron en su defensa, por esa unidad de destino que la Providencia, pareciera que con suerte dudosa, pensó para nuestra Nación? ¿No hay acaso un límite, aún para la indignidad?
El editorial de la primera edición de la revista "CABILDO", luego de electo el nuevo presidente, predijo lo que nos esperaba: más de lo mismo. No se equivocó, tenemos, si se quiere con otro color, más de la misma claudicación moral, intelectual y patriótica que venimos conociendo hace ya muchas décadas. Eso sí, seguramente mucho más snob.

No vamos a recorrer una dolorosa historia que todos conocemos. Vayamos al tema que nos ocupa y nos agravia hoy. En ocasión de su viaje a Davos, el Presidente de la República Argentina -quizás en su encuentro más buscado-, se reunió con el Primer Ministro del Reino Unido, un tal Cameron, representante del país que hace más de 180 años viene mancillando nuestra integridad territorial, al usurpar, con la impronta pirata que lo caracteriza y que ha aplicado en muchas ocasiones, las Islas Malvinas y otros territorios insulares del Atlántico Sur.
Por supuesto que el inglés, como de previo y especial pronunciamiento, manifestó en la ocasión que del tema soberanía sobre las "Falklands" no se hablaría pues estaba muy en claro el plebiscito que la población isleña había llevado a cabo en las islas. Ello no fue obstáculo para que Macri se reuniera igual y al final del encuentro manifestara que la reunión había sido "muy linda".
La verdad, no sabemos de qué hablaron, conociendo a nuestro Presidente, seguramente de plata. ¿Le habrá propuesto inversiones inglesas en la Argentina? Parece que sí. No deja de ser una tranquilidad, ya que todos sabemos los beneficios que, históricamente, han reportado las inversiones de quienes dos veces nos quisieron convertir en su colonia y ante la heroica resistencia optaron por usurpar nuestras tierras más vulnerables y ello facilitado por algunos infames traidores al gobierno de la Confederación Argentina, cuyos apellidos, relacionados o no, reaparecen hoy.
Viene a nuestra mente el de quien fuera el comandante de la goleta "Sarandí", el sargento mayor José María Pinedo, que con órdenes expresas en contrario, entrega a las islas y a sus legítimos pobladores argentinos, sin efectuar siquiera una salva en honor al pabellón, A su regreso al continente fue sometído a una corte marcial que lo en contró culpable de no resistir la invasión extranjera. El fallo se dividió entre ejecutarlo o expulsarlo de servicio. Finalmente, se optó por la segunda alternativa, aunque luego 
la reunión en Davos Camerón por el Reino Unido, y Macri por el Reino Unido.
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por artilugios procesales, se decretó la nulidad del juicio y poco después se le concedió un nuevo comando. ¿Habrá sido por aquella expresión que recuerda que el excremento siempre flota? Vaya uno a saber, lo cierto es que aún hoy el recuerdo de este individuo genera una particular aversión en muchos y en particular, en marinos de ley.
Pero no perdamos más tiempo con este indigno personaje y volvamos al "conquistador de Davos". Quizás nuestro presidente también le haya propuesto a Cameron venderle unos kilos de carne, o de soja, o de trigo, ya que mucho más no puede ofrecer, tristemente, nuestra nación. Una nación que ya no cuenta con industria pesada, que se alejó de su prolífero proyecto aeroespacial, que claudicó en su política nuclear -el último reactor fue vendido en el año 2001-, que desde hace bastante, ha vuelto, prácticamente, a la exportación exclusiva de productos primarios.
La realidad nos trae a la memoria una histórica conferencia, en la cual el profesor Jordán Bruno Genta, amargamente sostuvo: "Granero y frigorífico del mundo, pudimos haber sido una factoría". Lo triste es que terminamos sin ser siquiera granero y frigorífico del mundo -ya que Brasil, Uruguay y hasta Paraguay, este último vía contrabando, nos superaron o compiten de igual a igual- y mucho menos, una factoría. Ello por cuanto la mayoría de nuestras exportaciones del sector agrícola-ganadero, se limitan, como hemos dicho, a materias primarias, carente del valor agregado que proviene de la elaboración industrial. No obstante, quizás tenga suerte el mercader y logre ubicar algunas toneladas, ya que la demanda china ha conmocionado el mercado y obliga a muchos países a pagar más lo que vale menos. Es que como decía un amigo economista, a los chinos se les ocurrió comer a todos juntos y de allí la estampida de la soja. Pero atención que los chinos no son tontos, ya están comprando campos en la Argentina para proveerse ellos mismos del hoy vital insumo. Las autoridades de la Provincia de Buenos Aires pueden confirmar este hecho, si es que acaso se enteraron.
Sin embargo, el dolor por la frustración y postergación de nuestra querida Patria no nos impide ver la mayor claudicación que subyace en aquella reunión en Davos: inversiones a cambio de dignidad. Pero esa dignidad que hoy se entrega en una "reunión muy linda" no ha sido forjada por estos mercachifles, alguno con pasado contrabandista. Fue abonada con la sangre de casi 700 argentinos que han dado su vida en desigual lucha contra las dos principales naciones angloparlantes. Bien o mal organizados, bien o mal conducidos, 700 patriotas montan hoy guardia en las duras tierras y gélidas aguas del Atlántico Sur. Seguramente no todos han sido héroes, pero todos han cumplido con su deber y ello es suficiente para granjearse el título de patriota.
Usted, señor Macri, tendrá el poder de rendir pleitesía al enemigo y hacer negocios con él. Sepa, no obstante, que no tiene el derecho de hacerlo. ¡Qué abismo inconmensurable lo separa de aquel noble irlandés que comandó con la mayor dignidad nuestra flota y que prefería morir antes que rendir el pabellón nacional! También recuerde al General San Martín, cuyo pensamiento difícilmente lo encuentre en ese triste edificio llamado casa de gobierno, pero que está a su disposición en su prolífica correspondencia. Si acaso, entre "limpiezas energéticas" de su despacho tiene algún tiempo libre, podría consultar el pensamiento del Padre de la Patria; verá entonces que una felonía como la que cometió en Davos, "ni el sepulcro la hace desaparecer".
Sinceramente deseamos que el Señor se apiade de usted; pues ni la Patria, ni sus muertos, ni nosotros, lo haremos. •