LA NATURALEZA DEMONÍCA DE LA POLÍTICA DIVINIZADA
Cuando
la política pretende asumir una función redentora intentando
constituirse en una naturaleza divina concluye siendo demoníaca.
La consagración de la
figura sacral del Rey-Sol tiene un lugar y una forma cuidadosamente
elegidos para cumplir su función sacralizante:
"Así como los
pontífices de la Iglesia Católica se consagran en Roma, "el líder" busca
su deificación en la Villa de Luján, donde se alza la basílica dedicada
a la Virgen milagrosa, patrona de la Argentina, del Uruguay y del
Paraguay".
Otro acérrimo opositor a Perón señalaría también este mismo fenómeno de deificación política:
"En Luján, mientras se realizaba la tradicional procesión de la Virgen Epónima, la muchedumbre peronista blasfemaba cantando:
"Perón, Rey, Señor"
"La vida por Perón" fue
precisamente la consigna lanzada por Evita durante una de sus
acostumbradas arengas con ocasión de un aniversario de la fiesta magna
del justicialismo. Algunos testimonios escritos parecen certificarlo.
Una carta del 24 de marzo de 1955mfirmada por Gerardo Caamaño Bravo
expresa:
"Ofrézcole mi vida
incondicionalmente a Ud, nuestro "Líder" Gral. Juan Domingo Perón, como
así nuestra Jefa Espiritual, Eva Perón".
Un contenido
fuertemente mesiánico caracteriza la figura política del "conductor" y
le confiere un claro sentido visiblemente idolátrico:
Incensado por el humo
de la farsa que en ciertos momentos alcanza una forzada embriaguez
emocional, la personalidad del "líder" adquiere relieve de nuevo Mesías
El liderazgo de Perón
se nutría también de una fina intuición para captar rápidamente en su
interlocutor una línea de sintonía y una gran habilidad para envolverlo
en su propio juego, inundando de este modo en cierta forma la
personalidad del otro.
EL JUSTO COMO REDENTOR
Como los antiguos
emperadores-pontífices, Perón asume una dimensión mítico-religiosa de
carácter mesiánico que es desglosada también desde una perspectiva
crítica:
Funciones de pontífice, patriarca, profeta, juez, semental, adalid y rabadán
Se subrayarían así los contenidos mágicos del mesianismo carismático que expresaba su singular personalidad política:
Se lo consideró investido de poderes mágicos sobrenaturales y de él se esperaba sencillamente el milagro
Perón fue plenamente
consciente y se sirvió de este contenido carismático de su personalidad
para dar a su política un sentido fuertemente mesiánico. Al sintetizar
el sentido de su actuación pública, expresó:
"Toda la obra de mi gobierno se dirige a la redención del pueblo argentino"
Jacques Lafaye, uno de
los estudiosos más importantes de la temática del mesianismo, ha dejado
unas interesantes reflexiones sobre los liderazgos carismáticos
latinoamericanos:
En el siglo XX, líderes
como Perón en la Argentina, Vargas en el Brasil y Rojas Pinilla en
Colombia han desempeñado, en los mismos años cuarenta y cincuenta, el
papel carismático de hombre-justicia y hombre-progreso. El caso de Perón
tal vez sea el más interesante en la medida en que -inspirándose
a la vez en el
comunismo y en el fascismo mussoliniano- propuso una original ideología
de progreso: el justicialismo. Esta doctrina política, pobre en ideas
pero que sobrevivió a la caída e incluso a la muerte de su autor, revela
la permanencia y la fuerza, como factores políticos, de una creencia
típicamente mesiánica. En principio, el justicialismo no es otra cosa
que la transferencia a un hombre político (Perón en este caso) del
capital de esperanza y de confianza ciega que se había depositado en el
mesías (o en los mesías) en el judaísmo y en el cristianismo. Getulio
Vargas, Rojas Pinilla y sus émulos no impulsaron tan lejos la
elaboración doctrinal de las corrientes mesiánicas que los llevaron,
luego los mantuvieron y por último los volvieron a llevar al poder, pero
en todos estos casos el progreso era percibido por los pueblos como un
don del cielo o del hombre divino, infalible y justiciero, que detentaba
el poder político.
Mircea Eliade también
ha subrayado el sentido del mesianismo marxista como la reviviscencia de
uno de los grandes mitos escatológicos del mundo asiático-mediterráneo,
es decir, el papel redentor del Justo. Uno de los mitos primordiales de
todas las civilizaciones es la salvación de la humanidad por la acción y
sacrificio del Justo, presente como arquetipo a través de las diversas
épocas históricas.
Sin
embargo, cuando la política pretende asumir una función redentora
intentando constituirse en una naturaleza divina concluye siendo
demoníaca.
(del libro: "La iglesia nacional peronista" de Roberto Bosca)