La vida del moderno se mueve entre dos polos; negocio y coito.
La palabra moderno ya no tiene prestigio automático sino entre tontos.
El moderno llama cambio caminar más rápidamente por el mismo camino
en la misma dirección. El mundo en los últimos trescientos años, no ha
cambiado sino en ese sentido. La simple propuesta de un verdadero cambio
escandaliza y aterra al moderno.
En la época moderna hay que optar entre opiniones anacrónicas y opiniones viles.
Los Evangelios y el Manifiesto comunista palidecen; el futuro del mundo está en poder de la coca-cola y la pornografía.
La palabra progreso designa una acumulación creciente de técnica eficaces y de opiniones obtusas.
El moderno cree vivir en un pluralismo de opiniones, cuando lo que impera es una unanimidad asfixiante.
Cada día resulta más fácil saber lo que debemos despreciar: lo que el moderno aprecia y el periodista elogia.
El hombre habrá construido un mundo a imagen y semejanza del infierno
cuando habite en un medio totalmente fabricado con sus manos.
La prensa aporta al ciudadano moderno el embrutecimiento matutino, la
radio su embrutecimiento meridiano, la televisión su embrutecimiento
vespertino.
El moderno se ingenia con astucia para no presentar su teología
directamente, sino mediante nociones profanas que la impliquen. Evita
anunciarle al hombre su divinidad, pero le propone metas que solo un
dios alcanzaría o bien proclama que la esencia humana tiene derechos que
la suponen divina.
Dios es el estorbo del hombre moderno.
El suicidio más acostumbrado en nuestro tiempo es pegarse un balazo en el alma.
Llámase mentalidad moderna al proceso de exculpación de los pecados capitales.
El mundo moderno no será castigado. Es el castigo.
El mundo moderno ya no censura sino al que se rebela contra el envilecimiento.
La mentalidad moderna no aprueba sino un Cristianismo que se reniegue a sí mismo.
Nota catapúltica
Con gusto volvemos a publicar los
textos del insigne reaccionario colombiano. Esperemos que sirvan para
quitar las lagañas neuronales de muchos contemporáneos.
