Wyatt Earp
Quien supuso que estoy haciendo referencia a la actualidad
nacional se equivoca. Esto sucedió hace dos décadas, cuando el Dr.
Menem pretendió — y obtuvo — la modificación de la CN a través del
Pacto de Olivos consensuado con el Dr. Alfonsín y la Unión Cívica
Radical. Menem tuvo su reelección y zafó momentáneamente de la
cárcel.
Por aquellos tiempos la violencia se enseñoreaba sobre nuestra República y ante las respuestas oficiales se me ocurrió enviar una carta de lectores que publicó la Revista Humor, la cual a continuación transcribo en parte. De su lectura se verá no sólo que nada ha cambiado sino que la situación ha empeorado, pese a lo cual se insiste con fórmulas que fracasaron rotundamente, ignorando las verdaderas causas. Ni aunque hubiesen traído al Alguacil Wyatt Earp se habría solucionado el problema de la violencia y su lógica consecuencia, la inseguridad. Las verdaderas causas seguirían siendo ignoradas, conciente o inconcientemente.
Por aquellos tiempos la violencia se enseñoreaba sobre nuestra República y ante las respuestas oficiales se me ocurrió enviar una carta de lectores que publicó la Revista Humor, la cual a continuación transcribo en parte. De su lectura se verá no sólo que nada ha cambiado sino que la situación ha empeorado, pese a lo cual se insiste con fórmulas que fracasaron rotundamente, ignorando las verdaderas causas. Ni aunque hubiesen traído al Alguacil Wyatt Earp se habría solucionado el problema de la violencia y su lógica consecuencia, la inseguridad. Las verdaderas causas seguirían siendo ignoradas, conciente o inconcientemente.
Revista Humor. Correo de lectores:
“Les hago llegar una inquietud personal
concerniente al tema que desgraciadamente ocupa en estos días
nuestra atención: La violencia. Quizás debería resumir mi
opinión con el contundente ‘Qué violento me pone la violencia’. Y
no es para menos dado que luego de escuchar por todos los medios
opiniones acerca de la indignación y temor general que ocasiona
este ‘rebrote de la violencia’, debemos soportar las más absurdas
soluciones a tan grave problema.
A esta altura de nuestra entrada al Primer Mundo no nos debe
sorprender que nos bombardeen con opiniones sobre cualquier tema
personas que en lo más mínimo están capacitadas siquiera para
comprender el problema; mucho menos para aportar soluciones desde
detrás de un escritorio.
Pero el colmo del absurdo lo escuché en un reportaje radial
efectuado a alguien que de este tema ‘sabe mucho’. El reporteado era
el señor Mario Gallina, quien aparentemente es una autoridad
policial o algo así, dado que del reportaje pude enterarme que está
al frente de las Fuerzas de Seguridad en espectáculos deportivos
de la Provincia de Buenos Aires.
Luego de los comentarios de rigor acerca de lo ‘sorprendidos’
que estamos todos ante esta inexplicable violencia en los
estadios de fútbol, el señor Gallina llegó a la conclusión de que
‘si hoy cuento con 3.000 efectivos para el futuro deberé contar
con 6.000… ’
Aclaro, el concepto es textual, no recuerdo la cantidad de
agentes del orden, pero la solución pasaba por duplicar la cifra, eso
es seguro.
¿Creerá sinceramente este señor que duplicando la cantidad de efectivos encontraríamos aunque sea un paliativo razonable? ¿Es esa la filosofía de las autoridades encargadas de preservar el orden? Sinceramente me da miedo, y no estoy exagerando. ¿A qué efectivos se refiere el Señor Gallina? ¿A aquellos que integran fuerzas de seguridad del tipo de las que balearon y dieron muerte al chico que iba en el tren en la Estación Adrogué? ¿O a los que cubrieron el operativo Cabezas? ¿Tal vez a condiscípulos de Diamante y Gerace? Me imagino que esta privilegiada selección no excluirá a los agentes del orden que ayer irrumpieron en la Universidad de La Plata y no para estudiar precisamente. ¿Podemos elegir? Porque si así fuera yo elijo estar lo más lejos posible de estos agentes. Me siento protegido si no los tengo cerca.
¿Creerá sinceramente este señor que duplicando la cantidad de efectivos encontraríamos aunque sea un paliativo razonable? ¿Es esa la filosofía de las autoridades encargadas de preservar el orden? Sinceramente me da miedo, y no estoy exagerando. ¿A qué efectivos se refiere el Señor Gallina? ¿A aquellos que integran fuerzas de seguridad del tipo de las que balearon y dieron muerte al chico que iba en el tren en la Estación Adrogué? ¿O a los que cubrieron el operativo Cabezas? ¿Tal vez a condiscípulos de Diamante y Gerace? Me imagino que esta privilegiada selección no excluirá a los agentes del orden que ayer irrumpieron en la Universidad de La Plata y no para estudiar precisamente. ¿Podemos elegir? Porque si así fuera yo elijo estar lo más lejos posible de estos agentes. Me siento protegido si no los tengo cerca.
¿Creerá acaso algún funcionario influyente en este tema — áreas
de seguridad — que podemos hablar de violencia en las escuelas,
los estadios de fútbol, los recitales de música y así hasta el
infinito, parcializando un problema que es general? Que está
instalado en la sociedad, a la cual fue corroyendo sutilmente desde
hace por lo menos dos décadas. Que se genera en múltiples
hervideros, desde una aparentemente inocente programación
televisiva hasta la promoción de barrios cerrados donde sus
habitantes encuentran todas las comodidades sin necesidad de
contaminarse fuera de sus límites, pasando por el ‘inocente’ y
‘casual’ hecho de ser uno de los países que posee mayor cantidad de
Empresas de Seguridad que no aseguran nada y continuando con el
orgullo de ser un país que no sólo no le da importancia a la
educación sino que la obstaculiza dentro de sus posibilidades.
Un país donde comprobamos día a día que no todos somos iguales ante
la Ley. Un país donde se fomenta por todos los medios y a través de
todos los medios el culto a la frivolidad, postergando el
tratamiento de temas profundos. Un país al cual el cloroformo
oficial ha logrado que los maestros para reclamar por mucho menos de
lo que merecen hayan tenido que ayunar frente al Congreso, y que el
resto de los ciudadanos ya nos hayamos habituado a pasar frente a
la carpa sin avergonzarnos.
Señor Gallina ¿Sinceramente cree que duplicando los
efectivos se mejorará algo? Es usted todo un optimista… ..Juan
Manuel Otero.”
Ayer Gallina, hoy Granados… ¿Cambiará algo? No lo creo. Hoy como
ayer nuestros funcionarios dedican sus esfuerzos a combatir las
consecuencias ignorando nuevamente las causas.
Qué lástima, dos décadas perdidas.
Qué lástima, dos décadas perdidas.
Autor: Juan Manuel Otero
