jueves, 19 de septiembre de 2013

EL POPULISMO ES ESENCIALMENTE INMORAL

El popu­lismo no solo es inefi­ciente como orga­ni­za­ción eco­nó­mica, sino que es fun­da­men­tal­mente inmo­ral por­que su fun­cio­na­miento así lo requiere
Infi­ni­dad de veces me han pre­gun­tado por qué el gobierno comete las bar­ba­ri­da­des eco­nó­mi­cas que vemos a dia­rio. Por qué Moreno pato­tea a los empre­sa­rios, cie­rra la eco­no­mía y otras tor­pe­zas más. Por qué desde el BCRA des­tro­zan la moneda. En fin, ¿cuál es la razón de esta polí­tica eco­nó­mica destructiva?
Res­pon­der a este inte­rro­gante no es tan sen­ci­llo. Algu­nos lo expli­ca­rán desde la igno­ran­cia y otros por cues­tio­nes de resen­ti­miento. Es posi­ble que haya una mez­cla de estos dos fac­to­res, pero, aun­que parezca men­tira, creo que en el fondo hay un pro­blema de razo­nar la eco­no­mía. El kircherismo-cristinismo ven el pro­ceso eco­nó­mico como una lucha por la dis­tri­bu­ción del ingreso. Creen que si un sec­tor tiene ganan­cias es por­que otros salen per­diendo. No entien­den que en eco­no­mía todos pue­den salir ganando sin que el Estado se meta a hacer las burra­das que hacen ellos todos los días.
Esta visión de la eco­no­mía como si fuera una gue­rra queda en evi­den­cia en los dis­cur­sos ofi­cia­les. Nos quie­ren inva­dir con pro­duc­tos impor­ta­dos. Tene­mos que defen­der la pro­duc­ción nacio­nal. Los empre­sa­rios tie­nen que mode­rar sus ganan­cias. Todo el dis­curso es en un tono de con­flicto, el cual solo es solu­cio­nado por la “sabi­du­ría”, “bon­dad” y “ecua­ni­mi­dad” de la pre­si­dente. Es decir, si algo bueno pasa en la eco­no­mía es por­que ellos son los ilu­mi­na­dos que hacen jus­ti­cia con sus polí­ti­cas, no por­que la gente sea efi­ciente y com­pe­ti­tiva. Sin duda que parte de este dis­curso puede obe­de­cer al popu­lismo que trata de cap­tar votos diciendo: “gra­cias a mí, Uds. los mar­gi­na­dos, tie­nen un ingreso mejor”. Y cuando el popu­lismo se com­plica por falta de recur­sos para man­te­ner la fiesta de con­sumo, jamás se va a acep­tar los gro­se­ros erro­res come­ti­dos. Todo se limita a denun­ciar cons­pi­ra­cio­nes ocul­tas que vie­nen a des­truir la cons­truc­ción de un pro­yecto bon­da­doso encar­nado en una sola per­sona. Eso es parte del dis­curso polí­tico popu­lista que vaya uno a saber que fun­da­men­tos psi­co­ló­gi­cos tiene.
En rigor la eco­no­mía no es una gue­rra donde unos ganan y otros pier­den. Sí hay com­pe­ten­cia entre empre­sas para ganarse el favor del con­su­mi­dor. Esa com­pe­ten­cia con­siste en inver­tir para ven­der los mejo­res pro­duc­tos a los pre­cios más con­ve­nien­tes para ganarse el favor del con­su­mi­dor. Para ello se requiere inver­sión, capa­ci­dad de ges­tión y agre­gar valor. En ese pro­ceso de inver­sio­nes se crean nue­vos pues­tos de tra­bajo que aumen­tan la demanda de mano de obra y fuer­zan los sala­rios al alza.
Al mismo tiempo, mien­tras más se invierte, más uni­da­des se pro­du­cen (aumenta la pro­duc­ti­vi­dad), lo cual hace bajar los cos­tos fijos por uni­dad pro­du­cida, los bie­nes y ser­vi­cios son más abun­dan­tes y bara­tos y mejora el nivel de ingreso de la gente. Pero no por­que las empre­sas ganen menos. Las empre­sas ganan más por­que ven­den más, a pre­cios más bajos y mejo­res cali­da­des. Su ganan­cia está en el volu­men. El ejem­plo que pode­mos dar es el de las compu­tado­ras. Cada vez tie­nen mejo­res pro­ce­sa­do­res, más capa­ci­dad de alma­ce­naje de datos, etc. y los pre­cios bajan o se man­tie­nen. Con la tele­fo­nía celu­lar ocu­rre algo simi­lar. Obvia­mente estoy hablando del resto del mundo, no de Argen­tina donde gra­cias al modelo de sus­ti­tu­ción de impor­ta­cio­nes los “empre­sa­rios”, que en rigor en su mayo­ría son cor­te­sa­nos del poder de turno, obtie­nen pri­vi­le­gios para no com­pe­tir y per­ju­di­car a los con­su­mi­do­res ven­dién­do­les pro­duc­tos de baja cali­dad y a pre­cios más altos que en el resto del mundo. Basta con hacer una sim­ple reco­rrida por los por­ta­les de inter­net para adver­tir las note­books que se ven­den en EE. UU. y en Argen­tina, com­pa­rando pre­cios y calidades.
Pero el gobierno no ve la com­pe­ten­cia como un pro­ceso por el cual los empre­sa­rios deben inver­tir y com­pe­tir para ganarse el favor del con­su­mi­dor. Por el con­tra­rio, con­si­de­ran que la com­pe­ten­cia no fun­ciona y la pro­duc­ción, los pre­cios de venta, los sala­rios y lo que tiene que pro­du­cirse depende de una mente ilu­mi­nada para ser exi­tosa. Hoy es Moreno el supuesto “ilu­mi­nado” como en otro momento, con otros moda­les, fue­ron Grins­pun, Gel­bard y tan­tos otros minis­tros de eco­no­mía que con­si­de­ra­ban que solo la “bon­dad” de los gober­nan­tes lograba mejo­rar el ingreso de la gente frente a la ava­ri­cia de los empre­sa­rios, al tiempo que esa “ava­ri­cia” empre­sa­ria es ali­men­tada cerrando la com­pe­ten­cia a los bie­nes impor­ta­dos. Una razo­na­miento real­mente para psiquiatras.
Den­tro de este pen­sa­miento auto­ri­ta­rio en mate­ria eco­nó­mica, que es una espe­cie de ilu­mi­nismo eco­nó­mico y mono­po­lio de la bon­dad de los polí­ti­cos, no hay lugar para enten­der que la com­pe­ten­cia es un pro­ceso de des­cu­bri­miento. Des­cu­brir qué demanda la gente, qué pre­cios está dis­puesta a pagar por cada mer­ca­de­ría y qué cali­da­des exige. Por eso el popu­lismo eco­nó­mico inhibe la capa­ci­dad de inno­va­ción de la gente y los “empre­sa­rios” millo­na­rios son, en su mayo­rista, sim­ples lob­bis­tas que hacen for­tu­nas con nego­cia­dos tur­bios gra­cias a sus influen­cias con los corrup­tos fun­cio­na­rios. Es en este punto en que el inter­ven­cio­nismo deja de ser inefi­ciente para trans­for­marse en esen­cial­mente inmo­ral por­que los bene­fi­cios empre­sa­ria­les no nacen de satis­fa­cer las nece­si­da­des de la gente, sino de esquil­mar los bol­si­llos de los con­su­mi­do­res. Y como para esquil­mar­los nece­si­tan el visto bueno de los fun­cio­na­rios públi­cos, ese acuerdo se trans­forma enorme corrup­ción donde la riqueza surge de expo­liar a la gente mediante pac­tos corruptos.
Pero como los popu­lis­tas no son ton­tos, enton­ces empie­zan a redis­tri­buir ingre­sos en forma for­zada para tra­tar de cal­mar a las masas tirán­do­les miga­jas de aumen­tos de suel­dos para cal­mar­las, mien­tras fun­cio­na­rios y pseudo empre­sa­rios pesan bol­sos de dinero.
Desde el punto de vista estric­ta­mente eco­nó­mico la tan denos­tada eco­no­mía de mer­cado es más efi­ciente que el popu­lismo y el inter­ven­cio­nismo por­que para poder pro­gre­sar el sis­tema exige que inevi­ta­ble­mente el empre­sa­rio tenga que hacer pro­gre­sar a los tra­ba­ja­do­res con mejo­res suel­dos y con­di­cio­nes labo­ra­les, al tiempo que tam­bién hacen pro­gre­sar a los con­su­mi­do­res por­que éstos solo les com­pra­ran si pro­du­cen algún bien de buena cali­dad y a pre­cio com­pe­ti­tivo. No es por bene­vo­len­cia que ganan plata los empre­sa­rios en una eco­no­mía de mer­cado, sino por esfor­zarse para obte­ner el favor de los con­su­mi­do­res. A dife­ren­cia del inter­ven­cio­nismo popu­lista en que se acu­mu­lan for­tu­nas sin inver­tir y expo­liando a con­su­mi­do­res y tra­ba­ja­do­res, con­for­mán­do­los con miga­jas que “bon­da­do­sa­mente” les otorga el autó­crata de turno.
Pero ade­más de ser más efi­ciente la eco­no­mía de mer­cado, su gran dife­ren­cia con el inter­ven­cio­nismo es que está basada en prin­ci­pios mora­les y éti­cos en que nadie se apro­pia de lo que no le corres­ponde. No se usa al Estado y a sus fun­cio­na­rios para que, con el mono­po­lio de la fuerza, se des­plume a tra­ba­ja­do­res y con­su­mi­do­res. No se hace de la corrup­ción una forma de cons­truc­ción polí­tica en que las volun­ta­des se compran.
Por eso, y para ir fina­li­zando, el drama de los pue­blos es que cuando se ins­tala el popu­lismo, se van cam­biando los valo­res de la socie­dad, donde la coope­ra­ción pací­fica y volun­ta­ria entre las per­so­nas es dejada de lado y se impone la pre­po­ten­cia, el robo lega­li­zado, la corrup­ción y el vivir a costa de otra como forma de vida.
Como se ve, no esta­mos hablando solo de efi­cien­cia eco­nó­mica cuando habla­mos de capi­ta­lismo ver­sus popu­lismo. Esta­mos diciendo que la eco­no­mía de mer­cado es un impe­ra­tivo moral frente a la inmo­ra­li­dad del popu­lismo inter­ven­cio­nista, dado que en este último impe­ran la corrup­ción y el saqueo. La decen­cia, la hones­ti­dad en la fun­ción pública y la trans­pa­ren­cia en los actos de gobierno no son la esen­cia del popu­lismo. Por eso el popu­lismo no solo es inefi­ciente como orga­ni­za­ción eco­nó­mica, sino que es fun­da­men­tal­mente inmo­ral por­que su fun­cio­na­miento así lo requiere.
Autor: Roberto Cachanosky