sábado, 14 de septiembre de 2013

LA DICTADURA DEL INADI

Publicado Por Revista Cabildo nº 104
Mes de Julio/Agosto 2013-3era.Época
NACIONALES
Cristian RODRIGO
La Dictadura del INADI

EL FONDO QUE SE ESCONDE DETRÁS
 DE LAS FORMAS

 MUY a pesar de Lubertino y del resto de los dirigentes del instituto —definidos a si mismos como socialistas e izquierdistas— el INADI debe su creación a liberales "derechistas" como Carlos Saúl Menem (1995), y su consolidación definitiva (2006) a modelos como el de los Kirchner, obedientes cumplidores de usurero Fondo Monetario Internacional.
Sería un error creer que el INADI y el Ministerio de Justicia y DDHH pertenecen todos, exclusivamente, al marco ideológico del marxismo; ya que su agenda cultural —impuesta desde el extranjero— no ha encontrado en su supuesta antítesis, "la derecha", enemigos de fuste, sino aliados; comenzando por el mismísimo Mauricio Macri, como lo demuestra claramente el seguimiento parlamentario de su bloque y otros de similares características en las votaciones.
¿Cuál es la verdadera finalidad del INADI? ¿Cuál es el motivo por el cual el Estado destina ingentes sumas de dinero para sostener un trabajo que pueden cumplir sin sobresaltos las ONG?
Basta una fugaz mirada al sitio virtual del organismo —junto a sus documentos oficiales y a su Declaración de Principios— para advertir en él prioridades arbitrarias y una notoria y deliberada bicefalia. Digámoslo de otra forma: mientras una cabeza, la menor, promueve ciertas
 causas justas y universales, como la protección de algunas minorías maltratadas como los desvalidos y/ o personas o grupos provenientes de estratos sociales bajos, la otra, la cabeza de fuste, se ocupa, paralelamente pero con mayor vigor, en consolidar lo que parece ser su objeto último: la creación de un nuevo hombre, de una nueva sociedad, utilitarista e individualista, desafiliada completa y definitivamente de sus valores tradicionales: un homus economícus, anárquico, sin identidad, sin Dios ni Patria ni pasado; amante de las novedades y extravagancias y enemigo de todas las definiciones y precisiones. Como muestra la experiencia de la historia, una sociedad sin identidad ni respeto por sus tradiciones, tiende a disolverse y ser absorbida por fuerzas extranjeras.
En síntesis, el INADI tiene objetivos primordiales y otros de menor valía, teñidos ambos de una llamativa dualidad. En efecto, para este organismo algunos ciudadanos merecen un trato justo, y otros, en cambio, son acreedores de la vulneración de sus derechos individuales y humanos más elementales; verbigracia, los militares y civiles que combatieron, directa o indirecta-mente a los ejércitos terroristas de la década del 70.
A LOS HECHOS NOS REMITIMOS
Repasando todos los hechos de discriminación y de persecución cometidos impunemente desde el año 1995 hasta la fecha, nos encontramos con un grupo muy particularmente afectado: el de los católicos; o sea, el de una gran mayoría del pueblo argentino.
Todos los ámbitos se han utilizado para ultrajar al Catolicismo: obras teatrales, cinematográficas, televisivas, medios gráficos y escritos, radio, literatura, opinólogos, políticos, funcionarios y altos mandatarios, civiles, manifestaciones públicas, etc. No solo el INADI, ni ningún otro organismo relacionado, castigaron y repudiaron jamás tales hechos, sino que incluso los alentaron.
Un buen ejemplo de ello son las manifestaciones denominadas "del orgullo gay" (financiadas y alentadas por el INADI),en cada una de las cuales se ha agraviado al Catolicismo y a sus símbolos del modo más obsceno posible. Bien consta que las agresiones no han sido sólo verbales sino físicas. Abundan al respecto las filmaciones probatorias (1); evidencias más que suficientes de la escalada de violencia que sufren los fieles católicos a diario en nuestro país.
Un caso particularmente grave aconteció en el año 2006, cuando la inefable Hebe de Bonafini y sus huestes colocaron un retrete en la Catedral Metropolitana; hecho que fue denunciado y repudiado públicamente, incluso por el Rabino Bergman, quien se atrevió a ir más lejos, haciendo notar que si se hubiera realizado "la misma acción de presión ingresando en una sinagoga o en una mezquita o algún otro templo de cualquier confesión, sé que la reacción hubiera sido inmediata, masiva y de repudio".
En otra oportunidad, Bonafini hechó de la Plaza de Mayo a personas de nacionalidad boliviana al grito de: "¡vayanse de la Plaza, bolivianos de mierda" (sic), sin que -curiosamente— interviniera el INADI, motivo por el cual fue denunciado por discriminación su titular en aquel momento.el señor Claudio Morgado.
El cénit del odio religioso sucedió en el año 2011, cuando en medio de una sesión parlamentaria que trataba la legalización del aborto, María José Lubertino expresó impúdicamente: "saquen sus rosarios y kipás de nuestros ovarios". Hasta la fecha, tamaña expresión discriminatoria no fue castigada.
Otro que goza de impunidad absoluta frente al INADI es el racista y asaltante de comisarías Luis D'Elía; aquel que dijo odiar a todos los blancos y que "no tendría problemas en matar a toda la puta oligarquía". Denunciado ante el INADI, la causa fue archivada al poco tiempo. A raíz de esto, se lamentaba Fabián Bergenfeld, presidente de la Asociación Civil para la Defensa Ciudadana.
En consonancia con Bergenfeld, acusaba al INADI la diputada de RECREAR en aquel entonces, Nora Guinzburg, de incurrir en "graves discriminaciones en el tratamiento de ¡as denuncias que se radican".
Tampoco le han faltado al INADI denuncias por persecución política de sus empleados, como el conocido caso de Félix Díaz, cuyas ideas, algunas, eran contrarias al gobierno kirchnerista. El INADI, como organismo oficialista, despidió por esto al mencionado piquetero. Y tampoco, ciertamente, le han faltado denuncias por maltrato laboral, negociados turbios y malversación de fondos estatales; cuestión que tomo estado público cuando la mediática pelea entre Rachid y Claudio Morgado —a la sazón titular del instituto—, debiendo involucrarse la misma presidente, ordenando la intervención del INADI. Recordemos que el Estado destina cincuenta millones de pesos anuales a la manutención de este organismo. Sí: cincuenta millones.
Estos fueron solo unos pocos casos probatorios de la parcialidad con la que se maneja el INADI. Tómese debida nota. •