¿Padre de la Democracia o aliado al Terrorismo?
“En Oriente la grandeza puede revelarse, por tanto, en la
arbitrariedad, mientras que en Occidente resulta incompatible con ella”. Ernst Junger.
El 23 de enero de 1989, un grupo terrorista que respondía al MTP
(Movimiento Todos Por la Patria), comandado por Enrique Gorriarán Merlo,
ex jefe del ERP, ingresó en el Cuartel del RIM 3, 3er Regimiento de
Infantería Mecanizada, con cuartel en la localidad de la Tablada. El
ataque comenzó a las 6 AM y el presidente Alfonsín recién ordenó el
contraataque por unidades del ejército cerca del mediodía. Demora
inexplicable, ante un hecho violento y confirmado.
El ataque fracasó por la decidida intervención de la Policía de la
Provincia de Buenos Aires, que cercó el cuartel e impidió cualquier otro
movimiento.
Los comprometidos
39 terroristas, algunos entrenados en Nicaragua, entonces bajo
también su actual Presiente Daniel Ortega. Jorge Baños presidente del
MTP, caído en el asalto, con anterioridad, visitaba frecuentemente el
despacho del Ministro del Interior Enrique Nosiglia y vivía en un
departamento que había comprado con un crédito del Banco Hipotecario
Nacional, dirigido por la Coordinadora radical en la persona de uno de
sus miembros, Aníbal Reinaldo. Francisco Provenzano, otro de los
miembros del MTP, también caído en el ataque, era un viejo amigo de
Nosiglia y de su familia y habían sido vistos juntos en un acto público
un mes antes. En una casa de la familia Provenzano funcionó un comité
radical de la coordinadora.
Nosiglia era un hombre de confianza de Raúl Alfonsín y ocupaba el ministerio de mayor importancia política de su gobierno.
El plan
La excusa del ataque fue que impedirían un supuesto levantamiento militar para llevar a Menem al poder. Página 12
y otros medios publicaron declaraciones previas del MTP sobre una
presunta conspiración de los militares carapintadas. Lo cierto es que
las encuestas le daban a Menem una ventaja difícil de descontar sobre el
candidato radical Eduardo Angeloz, a quien Alfonsín lo apoyaba como su
sucesor. El plan era tomar el regimiento 3, culpar a los militares
“carapintadas” de Rico y Seineldin y vincularlo a Menem, gobernar por
decreto bajo el estado de sitio e impedir que Menem llegara al poder.
Como todo plan complicado, fracasó, especialmente por la temprana
intervención de la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Los voceros
del presidente continuaron afirmando que era un ataque de los militares
carapintadas hasta bien entrada la tarde, en un preparado operativo
periodístico, que tuvieron que levantar ante las evidencias que fueron
apareciendo, que desmentían flagrantemente esa versión.
Los derechos humanos son sólo para socialistas
Los terroristas asesinaron aquel 23 de enero de 1989 a 5 oficiales y
suboficiales, 4 soldados conscriptos de 19 años y 2 miembros de la
Policía bonaerense, uno de cuyos comisarios perdió sus dos piernas
combatiendo heroicamente. Parece que ellos no tenían derechos humanos.
El CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales) vinculado a los
dirigentes del MTP, asumió la defensa de los terroristas, con su muy
disminuida visión de los derechos humanos.
El Padre de la Democracia defiende a los asesinos de Sallustro
El Dr. Oberdan Sallustro había sido condecorado por el Papa Pablo VI,
y en 1972 era el Presidente de Fiat Argentina. Sallustro fue
secuestrado el 21 de marzo de ese año, por una célula del ERP, y
posteriormente asesinado el día 10 de abril a las 12.30, en un centro
clandestino de secuestros ubicado en la calle Castañares N° 5413, del
barrio de Mataderos. El comandante del ERP en ese entonces era Mario
Roberto Santucho, quien fue detenido y juzgado. Uno de sus abogados
defensores fue el Dr. Raúl Alfonsín, quien firmó un escrito en defensa
de los asesinos que decía: “…los subversivos no son delincuentes, sino
combatientes, integrantes de un ejército revolucionario del pueblo
alzado en armas, en rebelión abierta, en operaciones”.
Para Alfonsín Santucho no fue un asesino sino el jefe de un ejército.
Pero no aclaró que ese ejército estaba financiado por la URSS y
entrenado en Cuba, para imponer una dictadura totalitaria
marxista-leninista en Argentina. Para Alfonsín Santucho no fue un
golpista asesino sino jefe de un ejército, pero el General Videla era un
violador de los derechos humanos. ¿Cómo se explica esta posición del
padre de la democracia? Si viviera Sallustro habría que preguntarle.
En 1981, Alfonsín fue uno de los fundadores de la Asamblea Permanente
por los Derechos Humanos, un frente legal de la guerrilla y donde
comenzó a planearse la persecución a las Fuerzas Armadas.
Pero ya Presidente, Raúl Alfonsín impulso una ley que les daba a los
presos comunes un beneficio de contarles dos años de pena por uno, que
en realidad fue para encubrir la otra parte de la ley, que les daba a
los delincuentes subversivos el beneficio de contarles tres años de
prisión por uno. La cuestión era soltar a los terroristas y encarcelar a
los militares.
Tres coincidencias lamentables y otra más
No quedan aquí las coincidencias. Cuando le preguntaron al padre de
la democracia sobre su opinión por la caída del régimen totalitario de
la Unión Soviética, se mostró preocupado porque sólo quedaría una
superpotencia en el mundo. No aclaró que la superpotencia que quedaba
(EEUU) era democrática y la que se disolvía, una de las más abyectas
tiranías que sufrió la humanidad en toda su historia. Para Alfonsín esto
no era importante, pero nos legó el odio que después renovarían con
descarado énfasis los Kirchner, desatando una de las mayores
persecuciones políticas que cuenta la historia. Si no es la mayor, es la
más injusta, a la que se han sumado sus seguidores como Alfonsín (h),
el Senador “Morales”, Margarita Stolbitzer, etc. Macabra herencia.
La democracia no es posible con odio e intolerancia; tampoco creando
una imagen mentirosa de la realidad, que se ha transformado por parte de
periodistas sin conocimiento de la realidad en lo que John Stuart Mills
denominó la “tiranía de la opinión pública”.
La frase del epígrafe, escrita por un gran pensador alemán, nos habla
de quién es realmente grande y quién sólo un mito: “En Oriente la
grandeza puede revelarse, por tanto, en la arbitrariedad, mientras que
en Occidente resulta incompatible con ella”.