Reducir paro y proteger el medio ambiente como excusas para matar a seres humanos
Esta semana la Fundación BBVA concedió su premio Fronteras del Conocimiento en la categoría de Ecología y Biología al biólogo estadounidense Paul Ehrlich. Anoche El País preguntaba a este individuo: “¿Qué deberíamos hacer para conservar los recursos de los que aún disponemos?” Y ésta fue la alucinante respuesta de Ehrlich: “que todo ser humano activo sexualmente pueda acceder a las modernas medidas de contracepción y, llegado el caso, al aborto“.
El plan ‘renove’ del PSOE: convertir España en un geriátrico sin niños… y sin pensiones
Ecologistas por la extinción humana
El aborto, medio de control social con fines racistas
Lo importante es enriquecer a los abortorios: la excusa es lo de menos
El diario de PRISA, metido en plena ofensiva abortista, ha puesto esa contestación como titular de su noticia. Al fin y al cabo, parece que a El País le da igual la excusa para promover el aborto. Da la sensación de que lo
único importante, al final, es que los millonarios dueños de los
abortorios sigan forrándose a base de acabar con vidas humanas.
Poco importa que los pretextos para justificar esa atrocidad sean de lo
más falaces y falsos, y que su afirmación lleve a El País a incurrir en
contradicciones como negar la humanidad de los niños por nacer -pero no de las niñas-, al mismo tiempo que considera tortugas a los huevos de tortuga.
Ehrlich propuso el control poblacional como remedio al paro
He echado de menos un detalle en la noticia que publica hoy el diario socialista. Y es que El País se ha olvidado de citar otra de las excusas alegadas por Ehrlich para defender las políticas antinatalistas. Y el caso es que informó de ello ese mismo periódico el 3 de noviembre de 2009.
El redactor de aquella noticia, Rafael Méndez, cuenta lo que le dijo el
biólogo estadounidense en el taxi que compartió con él en Barcelona: a Ehrlich le parece “insensato que EE UU tenga 380 millones de habitantes. No necesitamos más de 140 que es la cifra que teníamos cuando ganamos la Segunda Guerra Mundial”. Por supuesto, y como todos los partidarios del mito de la superpoblación, Ehrlich no explicó si considera si él figura o no entre los estadounidenses que sobran.
Pero las escandalosas tesis de este personaje no se acababan ahí. Ehrlich también comentó al periodista de El País: “Piense en España. Tiene un 20% de paro. Con un 20% menos de pobalción vivirían mucho mejor”.
Es decir, que el porcentaje de la población española que está en el
paro no lo está por culpa de políticas estatales dirigidas a saquear
fiscalmente a las empresas, ni por culpa de los despilfarros públicos
-que luego pagan los contribuyentes y las empresas con una presión
fiscal cada vez más asfixiante-, ni por culpa de cualquier otro fenómeno
que pueda explicarse desde el ámbito de la economía. Nada de eso. Para Ehrlich hay paro porque los parados sobran, y su solución es que ese porcentaje de la población deje de existir. Es decir, que este tipo no conoce otra forma de acabar con la pobreza que acabar con los pobres.
La actual ley española del aborto se apoya en tesis malthusianas
Lamentablemente, la falaz y grotesca visión de la sociedad que
sostiene Ehrlich no es algo que convenza exclusivamente a la Fundación
BBVA y a medios como El País. En 2009 uno de los “expertos” que salieron en apoyo de la actual ley del aborto apeló a una tesis malthusiana, la “superpoblación humana”, para justificarla.
Preguntado por el contraste entre las medidas de protección al lince
ibérico y el desamparo a los niños por nacer, el “experto” zanjó el tema
de la siguiente forma: “no trabajamos por conservar individuos sino poblaciones”. Este tipo no aclaró si se considera a sí mismo prescindible en aras de conservar a la población humana.
Hong Kong y el Congo como muestras de la falsedad malthusiana
La falacia colectivista de los neomalthusianos participa de
otro de los grandes mitos del socialismo en materia económica: la idea
de que le creación de riqueza es un juego de “suma cero”, es decir, que para que unos se hagan ricos otros se tienen que hacer pobres. Walter E. Williams contestó en 2008 a ambas falsedades:
“No es verdad que alta población y desesperación económica vayan de la mano. La República Democrática del Congo (antiguo Zaire) tiene 22 habitantes por kilómetro cuadrado; Hong Kong, 6.571. Si los fanáticos del control de natalidad tuvieran razón, Hong Kong, que tiene una densidad de población 300 veces superior a la del Congo, estaría sumido en la miseria, mientras que el país africano nadaría en la abundancia; pero resulta que el per cápita de Hong Kong asciende a 28.000 dólares, mientras que el del Congo, el país más pobre del mundo, apenas llega a los 309.”
España: un futuro pobre y sin pensiones por culpa de la falta de niños
En cuanto a la relación entre población y prosperidad en España, en enero de 2011 la prestigiosa consultora PWC publicó un informe demoledor: “En
España hemos pasado de tener un ratio de 4 trabajadores por pensionista
a finales de los años setenta a otro de 2,6 en la actualidad, y se
espera que el mismo sea de cerca de 1,2 en las próximas décadas. Como
consecuencia de lo señalado, el coste de las pensiones en los próximos 40 años se incrementará notablemente
según las previsiones de la OCDE, pasando de representar el 8,9% del
PIB en 2010 al 15,5% en 2050. Si consideramos los ingresos previstos, el sistema público de pensiones podría ser deficitario a partir del año 2025.”
Hay que tener en cuenta que hoy en día los mayores de 60 años ya suman el 22,7% de la población. Según las previsiones del INE, en 2049 los mayores de 64 años sumarán más del 30% de la población española. Según datos publicados de hace dos años, el 36,32% del gasto sanitario público ya corresponde a mayores de 65 años.
En un escenario de auténtico suicidio demográfico como éste, la
respuesta sensata no es seguir promoviendo políticas antinatalistas y
menos aún a costa de matar y descuartizar a niños y niñas por nacer. España
necesita urgentemente facilitar a las familias la venida de nuevos
hijos, promoviendo la natalidad y fomentando una cultura de respeto por
la vida. La alternativa, al paso que llevamos, es una España
envejecida, con un sistema de pensiones insostenible, con una presión
fiscal insoportable que seguirá generando altísimas tasas de paro, y con
ello cifras preocupantes de miseria y de conflictividad social, un
escenario que espantará a los inversores (imprescindibles para generar
riqueza y empleo). La España antinatalista y abortista actual es un país condenado a la pobreza. Pero algunos aún se empeñan en defender las falacias malthusianas, ya no sólo con la excusa del paro, sino también de un alarmismo climático puesto en entredicho desde hace años.