Autocomplot
La sensación de inseguridad se ha cobrado una nueva víctima: Cristina
Fernández de Kirchner. En la misma línea que dejó boquiabierto a más de
un diplomático en la Asamblea General de Naciones Unidas, pero con tono
más dramático y épico, la Presidenta volvió a hacer alusión a que hay
un complot nacional e internacional para voltear a su gobierno.
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Llego
incluso, hasta insinuar que ella en persona podría ser víctima de un
atentado, y aunque las amenazas vendrían del ISIS, por la amistad de CFK
con el Papa -según datos de la policía-, la Presidenta en frase
memorable dijo “Si me pasan algo no miren hacia Oriente, sino miren
hacia el Norte”.
Y aquí uno tiene que tomar una decisión analítica de suma
importancia: o bien considera que Cristina Fernández con un cinismo a
toda prueba está manipulando a la opinión pública y envenenando a esos
chicos felices de estar saltando en la Casa Rosada vivando a la Juana
Azurduy del siglo veintiuno (lo cual sería muy grave); o bien toma las
palabras de Cristina Fernández como honestas, como proviniendo de
alguien que cree en lo que dice, y ahí sí que estamos entonces ante un
caso de paranoia severa (cosa que entonces sería gravísima).
Siempre un modelo económico o un esquema político tiene sus enemigos,
siempre un gobierno enfrenta conspiraciones: pero la única forma en que
estas movidas lleguen al éxito es que tengan una estructura de
acontecimientos que la sustenten. Y si el gobierno puede enfrentar
situaciones de ingobernabilidad será pura y exclusivamente por el rumbo
económico que decidió hace ya mucho tiempo seguir (cuando tuvo la
holgura de ingresos que le permitió elegir muchos caminos alternativos),
acompañados de increíbles actos de mala praxis, merecedores de varias
tarjetas rojas a los funcionarios que los cometieron.
En vez de reconocer la estanflación a la que el país ha entrado, CFK
en cambio dice que los problemas que tenemos se deben a que 1) el mundo
está en crisis y 2) que al ser la Argentina un “modelo alternativo
exitoso de acumulación con matriz diversificada e inclusión social”, los
grandes centros de poder entonces quieren boicotearlo para que no cunda
el ejemplo.
A partir de sus palabras, y solo a partir de ellas, el colectivo
intelectual Carta Abierta con prosa barroca y enrevesada como pocas
veces, dice en su misiva 17 lo mismo que la Presidenta, pero en difícil.
La verdad ese grupo de señores y señoras ya grandes, y dotados de
ciertas voltas cerebrales podrían no tirarle nafta premium al fuego y para un poco la pelota.
Pareciera que el modelo de conspiración política que CFK imagina es
el que historiadores revisionistas dicen que le sucedió al Paraguay de
Francisco Solano López (según ellos, un modelo autárquico que fue
barrido por las “colonias” del capitalismo inglés de ese momento,
Argentina, Brasil, Uruguay, coalicionadas en la Triple Alianza). La
razón puntual de la matanza, según, por ejemplo, el filósofo Juan Pablo
Feinmann, fue que Paraguay, aprovechando la guerra de secesión
estadounidense, comenzó a aumentar su producción de algodón, y eso no lo
podía soportar el Imperio Británico enviando a sus esbirros a arrasar
el feliz experimento.
Obviamente, no se discute aquí la tragedia humanitaria que significó
para Paraguay el llevar la guerra hasta casi el extermino de su
población masculina antes de rendirse. Pero la historiografía ha narrado
con fuentes impecables, que en realidad, Solano López con su
experimento autárquico totalmente enclenque, se ilusionó con que la
guerra civil estadounidense podía ser una buena oportunidad para
producir algodón destinado a abastecer a Inglaterra, y hasta abrió una
oficina comercial en Londres. Pero hubo un problema: los costos de
transporte y la calidad del algodón, hicieron que la industria textil
inglesa prefirieran el algodón egipcio. Y fue ante la ruina de la
economía local que Solano López buscó en la guerra unificar su mandato,
cosa que consiguió pero al costo de casi la desaparición de Paraguay.
Guerra del Paraguay: ¿épica o fracaso?
Revestir de épica un fracaso siempre es muy peligroso, y aquí los
observadores también evalúan dos escenarios posibles: el primero, toma
como ejemplo lo queque pasó en la demostración de doble discurso
presidencial en la ONU -CFK criticando la guerra contra el terrorismo
global, pero la Argentina votando a favor de la postura de los EEUU-. O
sea, todo este discurso nacionalista, personalista y populista se
complementará con una movida de inversores locales y extranjeros que le
comprarán a los holdouts los bonos, y asunto -en teoría-
terminado. Porqué se verá con todo este clima, que inversor hundirá
dólares aquí, que es lo que imperiosamente necesita la economía
argentina. El otro escenario considera que la polarización seguirá al
mismo ritmo que caerán las reservas, y que esto llevaría a un dólar
espiralizado con quien sabe que consecuencias económicas y políticas.
O sea, ambas evaluaciones coinciden con el chiste que anda
circulando: en la Argentina hoy están quienes creen que la situación se
irá muy pronto al diablo, y los que creen que YA se fue al mismísimo
diablo.