Martín Toro, dueño de la empresa de seguridad de Le Parc, estaría vinculado a Pocino y Berni
No sería casual que las cámaras de seguridad de la
torre Le Parc de Puerto Madero no funcionaran ni el sábado ni el domingo,
cuando se produjo la muerte violenta del fiscal Alberto Nisman. Y tampoco las
cámaras de los ascensores.
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Ya es sabido que la custodia policial habría
liberado la zona para que algunos entraran y limpiaran las huellas de la Bersa
22 Thunder que le había entregado Diego Lagomarsino el sábado a pedido de
Nisman. Pero lo que reforzaría la presencia de la célula K que conduce Fernando
Pocino es que Martín Toro, el presidente de SIE, la empresa que le presta
seguridad a Le Parc, estaría vinculado al mismísimo Pocino, quien entró a la
SIDE a pedido de la UCR en la época de Hugo Anzorreguy. En el ‘99, Fernando de
Santibáñez, con el apoyo del grupo sushi, lo sacó del medio y lo
mandó a vegetar a la Cámara de Diputados de la Nación. Allí empezó a conspirar
contra el gobierno de Fernando de la Rúa asesorando a la entonces diputada
Cristina Fernández, quien exigió la renuncia de aquél. Cuando los Kirchner llegaron
al poder, Pocino fue nombrado director de reunión interior y participó en
tareas menores pero no menos sucias, como la de descalificar a políticos
opositores como Enrique Olivera o
Francisco
de Narváez, generalmente en combinación con el periodista Horacio Verbitsky, quien se sumaba
con sus editoriales a estas campañas sucias.
Con el correr del tiempo y cuando el juez Claudio Bonadío empezó a
investigar el caso Hotesur, desde el máximo nivel empezaron a llegar órdenes de
sacarse de encima a los jueces que molestan a la presidente. Y como tanto
Francisco Larcher como Jaime Stiusso se negaron, se produjeron los cambios de
autoridades en la SI y no para transparentar sino todo lo contrario. Es decir,
sacarse de encima a la parte del Poder Judicial que molestaba a CFK. Así es que
entraron los camporistas Enrique Aurelli y Josefina Kelly, para formar
rápidamente un grupo de amigos de la presidente. Justamente unos 20 días
después entró en escena el fiscal Alberto Nisman con la denuncia de
encubrimiento contra la presidente por el Memorándum de Entendimiento con Irán.
Limpiando el pasado
Ayer la comunidad chiíta argentina que se reúne en
la mezquita de Flores decidió defender a Yusuf Khalil como un hombre vinculado
a chiísmo, diferenciándolo indirectamente de su estrecho contacto, Luis D’Elía,
el supuesto "vendehumo" de esta historia. En la CIA y la Mossad se
inclinan por descartar que agentes iraníes participaran en la muerte de Nisman.
Esto es coherente con el repudio que tanto Irán como el Hezbolah hicieron de la
masacre en Charlie Hebdo. Esto quiere decir que tanto Irán como
Hezbolah quieren que el mundo crea que no harán más actos de terrorismo en el
exterior, lo que ocurre desde hace varios años. Pero les queda la mancha de los
atentados a la embajada de Israel y la AMIA en la Argentina y querían darle un
punto final a ese acto de terrorismo. Y esa voluntad expresada desde el 2005
ante los cancilleres Rafael Bielsa y Jorge Taiana fue finalmente receptada por
la presidente actual y su canciller, con el fin de absolver a Irán de sus actos
de terrorismo.
Guillermo Cherashny | febrero 1, 2015