LA VENTANA DE OVERTON
Siempre nos preguntamos como es posible que se acepte como normal y
lógica la homosexualidad y el matrimonio entre personas de un mismo
sexo, la adopción de infantes por aberrosexuales, la utilización de
narcóticos como una cuestión meramente personal e inocua, el aborto etc.
Pronto será la pedofilia y por que no el incesto con todas las
posibilidades homo y hetero que el mismo tiene. Los bombardeos a
población civil indefensa o la condena selectiva a acciones de guerra
aberrantes o intolerables, cuando no a los políticos diciendo una cosa y
cinco minutos después lo contrario, son ampliamente aceptadas,
toleradas o resultan ya indiferentes al común
En una sociedad estragada por el liberalismo cualquier cosa es
pasible de ser aceptada, si se utiliza la técnica comunicacional
correcta.
He aquí una interesante explicación en relación a la aceptación de lo "inaceptable".
Toda esta descripción, lo es de un método que normalmente se
utiliza en los medios de comunicación masivos ideada dentro de la
estructura de un tanque de ideas norteamericano llamado Mackinac Center
de políticas públicas, que se dedica a la predica de la sociedad abierta
y la limitación de los poderes estatales en clave de liberalismo
extremo. Ya sabemos que entre el liberalismo extremo y el progresismo la
frontera es casi imperceptible.
No sería extraño en el futuro y si resulta necesario al Poder
Mundial, que se tratara de legalizar la antropofagia con slogans como
estos "nadie te obliga a ser caníbal"; "está demostrado que la
prohibición
legal no soluciona la existencia de antropófagos"; "el Estado no puede
decirte qué comer y qué no comer"; "nosotros comemos, nosotros
decidimos". En el mundo del liberalismo cualquier cosa es posible
"Día
vendrá, acaso, en que todo sacrificio os parecerá vano, en que el
grito interminable de vuestras sucias rebeldías habrá callado al fin.
Ese día reinaré verdaderamente en el definitivo silencio de la
servidumbre. Camus. El Estado de Sitio.
En la guerra de quinta generación se utiliza una metodología que permite cambiar la
actitud de cualquiera hacia conceptos considerados totalmente
inaceptables y acostumbrarse a lo que aparentemente es imposible
acostumbrarse. Esta técnica se conoce con el nombre de ventana de lo
posible o ventana de Overton, en honor a su autor, el politólogo
norteamericano Joseph Overton, y consiste en una serie de acciones
concretas que permite imbuir lo que parece imposible de ser imbuido,
para conseguir resultados deseables.
De acuerdo a esta teoría, para la realización de cada idea o problema en una sociedad tolerante, sin ideales rigurosos y en la que la división entre el bien y el mal no está claramente establecida, existe una ventana de posibilidades dentro de cuyos límites toda idea es discutida, propagada, abiertamente defendida y aceptada legalmente. Las posibilidades de esta ventana varían desde lo completamente inaceptable, por ser una idea repugnante y éticamente inconcebible que está alejada de la moral pública, hasta una política moderna ampliamente discutida, masivamente aceptada y legalizada por las leyes, una realidad asimilada por la conciencia social.
No se trata de un simple lavado de cerebro sino de una tecnología mucha más sutil. Se toma de ejemplo la idea del canibalismo, o sea legalizar el derecho ciudadano de devorarse mutuamente. Es evidente que en la actualidad es imposible hacer propaganda del canibalismo, algo no viable y totalmente repugnante, la sociedad la rechazaría de manera contundente. La idea de legalizar el canibalismo se encuentra en el nivel más bajo de aceptación de la ventana de posibilidad de Overton.
El tema del canibalismo es por ahora repugnante y es rechazado por toda la sociedad. Es inaceptable reflexionar sobre este asunto en los medios de información, y con más razón discutirlo entre la gente común y corriente, que lo considera un fenómeno absurdo e impensable, un tabú, por lo que es necesario mover el tema del canibalismo desde el campo de lo imposible hacia el campo de lo radical. Se va a modelar ahora esta idea inconcebible, recorriendo paso a paso por todas las etapas de la ventana de lo posible, para convertirla no solo en factible sino casi en obligatoria.
¿Por qué no hablar del canibalismo, ya que hay libertad de palabra y democracia? Como los científicos están capacitados para debatir sobre cualquier cuestión, no tienen temas prohibidos y están obligados a estudiar de todo, se los puede reunir para polemizar y ventilar el asunto y trasladar así este problema a la esfera de las ciencias. Para ello se puede organizar un simposio con el nombre de Costumbres exóticas en las ceremonias religiosas de las tribus de la Polinesia, discutir el tema dentro de los límites puros de la ciencia y obtener resultados concretos y autorizados sobre el canibalismo, lo que permite la transición de una actitud negativa e intransigente a una actitud más positiva de la sociedad.
Al mismo tiempo que se da la discusión académica debe aparecer algún grupo radical de caníbales, aunque sea informal, lo que seguramente será advertido y citado por numerosos medios de comunicación. Como resultado de la primera etapa de la ventana de Overton, el tabú desaparece y el inaceptable tema empieza a discutirse.
En la siguiente etapa, la ventana se mueve un poco más adelante, del sector radical al posible. Para ello se debe seguir citando a los científicos, se debe argumentar que uno no puede vendarse los ojos y desconocer elementos básicos del canibalismo, que si alguien se niega a hablar de ello debe ser considerado un hipócrita intolerante. Para condenar la intolerancia, se hace necesario crear un eufemismo que desligue al fenómeno de la esencia de su contenido. Así, se sustituye este término con el de antropofagia y en adelante ya no se va a hablar más de canibalismo; poco después se usará el de antropofilia. Se logra eliminar así, aunque sea parcialmente, el término etimológico delictivo de canibalismo. Se ha cumplido con la finalidad de alejar el problema de su significado real, de separar la palabra de su contenido, lo mismo que hace un criminal al cambiar de apellido y obtener un nuevo pasaporte.
De inmediato aparece la posibilidad de mover la ventana de Overton del campo de lo posible al de lo racional. Para ello se puede crear un memorial de referencia histórico, mitológico, contemporáneo o simplemente inventado, pero lo importante es que será legitimado para ser utilizado como prueba de que, en principio, la antropofilia puede ser legalizada.
Se promueve ideas como: Hay personas que desean ser devoradas, se cita el caso del romance trágico de la novia que quería ser devorada por el novio; ¿es posible que se trate del amor verdadero? ¿Quiénes somos nosotros para juzgar los actos del prójimo? ¿Tal vez existen circunstancias impredecibles que obligan a una persona a recurrir a la antropofilia para sobrevivir?; se cita el caso de la catástrofe aérea de los Andes. ¿Para qué ocultar información? Cada cual debe resolver por sí mismo si es antropofil o antropófago, y si es antropofil debe ser libre de comer lo que le venga en gana. Ahora a los que se opongan a estas ideas, es decir, la gente que no quiere ser indiferente al problema, se los convierte ante la opinión pública en intransigentes radicales, psicópatas enloquecidos, oponentes agresivos de la antropofilia que llaman a quemar vivos a los caníbales junto con los demás representantes de estas minorías. En esta etapa, expertos y periodistas demuestran que durante la historia de la humanidad siempre hubo ocasiones en que las personas se comían unas a otras y que el deseo de comer humanos es aceptable genéticamente.
Para popularizar esta idea, los medios de comunicación, con ayuda de personalidades conocidas y políticos de toda laya, hablan abiertamente del fenómeno. La antropofilia empieza a aparecer en las películas, en las letras de canciones populares y en los videos de YouTube. Y al que no le gusta que se haga a un lado. En esta etapa se hace referencia a destacados personajes históricos o conocidos hombres públicos que practicaban la antropofilia, aunque en secreto. A aquellos que, por cometer este delito, fueron juzgados y castigados por ley, se los justifica y se crea una imagen positiva de ellos, diciendo que fueron víctimas, puesto que la vida las obligó a practicar la antropofilia.
En una última etapa se prepara a la opinión pública para que se legalice el fenómeno. Los grupos de presión, consolidados en el poder, publican encuestas que confirman la existencia supuesta de un alto porcentaje de partidarios de la legalización del antropofilia en la sociedad. En la conciencia pública se establece el nuevo dogma: “Es prohibido prohibir comer humanos”.
Durante esta etapa, cuando la ventana de Overton ha pasado de lo popular a lo político, la sociedad ya ha sufrido una ruptura y las normas de la existencia humana han sido alteradas o bien han sido destruidas con la adopción de las nuevas leyes y costumbres. Esta técnica funciona en las sociedades típicamente liberales debido a su tolerancia para proscribir tabúes.
El concepto de ventana de lo posible, inicialmente descrito por Joseph Overton, es viable en cualquier sociedad tolerante, en la que la libertad de expresión se distorsione y donde uno tras otro se eliminen las barreras que la protegen de su autodestrucción. Desea usted decir que todas las mujeres son putas, dígalo no más y sostenga que la putería es la norma de la vida; otro tabú que pueda ser eliminado.
Este método funciona para hacer aceptable el bombardeo indiscriminado contra la población civil de cualquier país, las mal llamadas guerras humanitarias, el asesinato selectivo de dirigentes populares, la invasión a países soberanos, la tala de bosques, el exterminio de especies animales y todas las barbaridades que comete el imperialismo mundial globalizado.
De acuerdo a esta teoría, para la realización de cada idea o problema en una sociedad tolerante, sin ideales rigurosos y en la que la división entre el bien y el mal no está claramente establecida, existe una ventana de posibilidades dentro de cuyos límites toda idea es discutida, propagada, abiertamente defendida y aceptada legalmente. Las posibilidades de esta ventana varían desde lo completamente inaceptable, por ser una idea repugnante y éticamente inconcebible que está alejada de la moral pública, hasta una política moderna ampliamente discutida, masivamente aceptada y legalizada por las leyes, una realidad asimilada por la conciencia social.
No se trata de un simple lavado de cerebro sino de una tecnología mucha más sutil. Se toma de ejemplo la idea del canibalismo, o sea legalizar el derecho ciudadano de devorarse mutuamente. Es evidente que en la actualidad es imposible hacer propaganda del canibalismo, algo no viable y totalmente repugnante, la sociedad la rechazaría de manera contundente. La idea de legalizar el canibalismo se encuentra en el nivel más bajo de aceptación de la ventana de posibilidad de Overton.
El tema del canibalismo es por ahora repugnante y es rechazado por toda la sociedad. Es inaceptable reflexionar sobre este asunto en los medios de información, y con más razón discutirlo entre la gente común y corriente, que lo considera un fenómeno absurdo e impensable, un tabú, por lo que es necesario mover el tema del canibalismo desde el campo de lo imposible hacia el campo de lo radical. Se va a modelar ahora esta idea inconcebible, recorriendo paso a paso por todas las etapas de la ventana de lo posible, para convertirla no solo en factible sino casi en obligatoria.
¿Por qué no hablar del canibalismo, ya que hay libertad de palabra y democracia? Como los científicos están capacitados para debatir sobre cualquier cuestión, no tienen temas prohibidos y están obligados a estudiar de todo, se los puede reunir para polemizar y ventilar el asunto y trasladar así este problema a la esfera de las ciencias. Para ello se puede organizar un simposio con el nombre de Costumbres exóticas en las ceremonias religiosas de las tribus de la Polinesia, discutir el tema dentro de los límites puros de la ciencia y obtener resultados concretos y autorizados sobre el canibalismo, lo que permite la transición de una actitud negativa e intransigente a una actitud más positiva de la sociedad.
Al mismo tiempo que se da la discusión académica debe aparecer algún grupo radical de caníbales, aunque sea informal, lo que seguramente será advertido y citado por numerosos medios de comunicación. Como resultado de la primera etapa de la ventana de Overton, el tabú desaparece y el inaceptable tema empieza a discutirse.
En la siguiente etapa, la ventana se mueve un poco más adelante, del sector radical al posible. Para ello se debe seguir citando a los científicos, se debe argumentar que uno no puede vendarse los ojos y desconocer elementos básicos del canibalismo, que si alguien se niega a hablar de ello debe ser considerado un hipócrita intolerante. Para condenar la intolerancia, se hace necesario crear un eufemismo que desligue al fenómeno de la esencia de su contenido. Así, se sustituye este término con el de antropofagia y en adelante ya no se va a hablar más de canibalismo; poco después se usará el de antropofilia. Se logra eliminar así, aunque sea parcialmente, el término etimológico delictivo de canibalismo. Se ha cumplido con la finalidad de alejar el problema de su significado real, de separar la palabra de su contenido, lo mismo que hace un criminal al cambiar de apellido y obtener un nuevo pasaporte.
De inmediato aparece la posibilidad de mover la ventana de Overton del campo de lo posible al de lo racional. Para ello se puede crear un memorial de referencia histórico, mitológico, contemporáneo o simplemente inventado, pero lo importante es que será legitimado para ser utilizado como prueba de que, en principio, la antropofilia puede ser legalizada.
Se promueve ideas como: Hay personas que desean ser devoradas, se cita el caso del romance trágico de la novia que quería ser devorada por el novio; ¿es posible que se trate del amor verdadero? ¿Quiénes somos nosotros para juzgar los actos del prójimo? ¿Tal vez existen circunstancias impredecibles que obligan a una persona a recurrir a la antropofilia para sobrevivir?; se cita el caso de la catástrofe aérea de los Andes. ¿Para qué ocultar información? Cada cual debe resolver por sí mismo si es antropofil o antropófago, y si es antropofil debe ser libre de comer lo que le venga en gana. Ahora a los que se opongan a estas ideas, es decir, la gente que no quiere ser indiferente al problema, se los convierte ante la opinión pública en intransigentes radicales, psicópatas enloquecidos, oponentes agresivos de la antropofilia que llaman a quemar vivos a los caníbales junto con los demás representantes de estas minorías. En esta etapa, expertos y periodistas demuestran que durante la historia de la humanidad siempre hubo ocasiones en que las personas se comían unas a otras y que el deseo de comer humanos es aceptable genéticamente.
Para popularizar esta idea, los medios de comunicación, con ayuda de personalidades conocidas y políticos de toda laya, hablan abiertamente del fenómeno. La antropofilia empieza a aparecer en las películas, en las letras de canciones populares y en los videos de YouTube. Y al que no le gusta que se haga a un lado. En esta etapa se hace referencia a destacados personajes históricos o conocidos hombres públicos que practicaban la antropofilia, aunque en secreto. A aquellos que, por cometer este delito, fueron juzgados y castigados por ley, se los justifica y se crea una imagen positiva de ellos, diciendo que fueron víctimas, puesto que la vida las obligó a practicar la antropofilia.
En una última etapa se prepara a la opinión pública para que se legalice el fenómeno. Los grupos de presión, consolidados en el poder, publican encuestas que confirman la existencia supuesta de un alto porcentaje de partidarios de la legalización del antropofilia en la sociedad. En la conciencia pública se establece el nuevo dogma: “Es prohibido prohibir comer humanos”.
Durante esta etapa, cuando la ventana de Overton ha pasado de lo popular a lo político, la sociedad ya ha sufrido una ruptura y las normas de la existencia humana han sido alteradas o bien han sido destruidas con la adopción de las nuevas leyes y costumbres. Esta técnica funciona en las sociedades típicamente liberales debido a su tolerancia para proscribir tabúes.
El concepto de ventana de lo posible, inicialmente descrito por Joseph Overton, es viable en cualquier sociedad tolerante, en la que la libertad de expresión se distorsione y donde uno tras otro se eliminen las barreras que la protegen de su autodestrucción. Desea usted decir que todas las mujeres son putas, dígalo no más y sostenga que la putería es la norma de la vida; otro tabú que pueda ser eliminado.
Este método funciona para hacer aceptable el bombardeo indiscriminado contra la población civil de cualquier país, las mal llamadas guerras humanitarias, el asesinato selectivo de dirigentes populares, la invasión a países soberanos, la tala de bosques, el exterminio de especies animales y todas las barbaridades que comete el imperialismo mundial globalizado.
RODOLFO BUENO "
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=190650