sábado, 18 de julio de 2015

QUIÉN ES BERGOGLIO


QUIÉN ES BERGOGLIO

Buen artículo de Wanderer, como siempre. En pocas palabras describe la situación tal cual se plantea en la mente de los católicos que asisten a este espectáculo indescriptible. En fin, en la mente de aquellos católicos que no están completamente estupidizados por el discurso conciliar de la “civilización del amor” y de la “cultura del encuentro”, se entiende. Porque esos, salvo un milagro, jamás comprenderán nada y seguirán idolatrando al impostor argentino aún cuando esté intronizando al mismísimo Anticristo en la basílica de San Pedro… Pero eso sí: lo harán “requete emocionados” por su gran humildad y misericordia, naturalmente… Por mi parte, respondo a la pregunta de manera categórica.
 
1. Francisco no es un Papa legítimo, provisto del poder de jurisdicción sobre la Iglesia universal, sino un mero impostor, un antipapa, un usurpador del trono petrino. No es concebible que el Vicario de Cristo, infalible en materia de fe y de moral, y quien debería confirmarme en la fe, no deje pasar un sólo día sin decir una herejía o una blasfemia. Nadie puede racionalmente pretender que yo, simple laico, pueda darles lecciones de fe y de moral católicas al Papa. Eso es ridículo. Ahora bien, es lo que sucede desde hace más de dos años cada santo día con Bergoglio…
2. Francisco es muy probablemente el falso profeta de Apocalipsis 13, 11. Muchísimos indicios convergentes, con fundamento escriturario algunos y otros basados en revelaciones privadas reconocidas por la Iglesia así me lo hacen pensar: los expondré algún día en un artículo, si Dios quiere.
3. Francisco no obra movido por sus solas fuerzas. Ese hombre esta poseído por el demonio. No es difícil demostrarlo. Desde su elección, despliega una actividad física e intelectual portentosa, anormal en un hombre de su edad, y en contraste flagrante con su actividad porteña. Su habilidad para manipular y su capacidad para engañar  a la gente es de una maestría nunca vista. Es un hipnotizador de masas. Y de nuevo, esto es algo que contrasta  totalmente con su perfil durante sus años de ministerio porteño. Por último, la facilidad con la que blasfema es un indicio que no admite otra explicación en un eclesiástico. Les paso un adjunto al respecto. Recemos y permanezcamos vigilantes, porque la situación actual no es para nada anodina. Es, a mi entender, sencillamente apocalíptica
Post Scripum: Recomiendo vivamente la lectura, la meditación y la difusión del segundo fichero adjunto. Expone el tema central de la época en que vivimos. Toda otra cuestión, por importante que sea, se ve automáticamente relegada a un segundo plano…
Relacionados:
¿Quién es Bergoglio?

Quién es Bergoglio
El desconcierto que despierta la figura del Romano Pontífice en todos los ámbitos -católicos y paganos- da lugar a interesantes esfuerzos hermenéuticos:
No más de lo que se ve
El Papa Bergoglio no es más que un personaje menor, dotado de una enorme ansia de poder y de una fuerte carga de resentimiento social, que supo aprovechar los momentos adecuados para trepar y llegar donde llegó. Renunció a la función natural del intelecto -la especulación-, y la reemplazó por la praxis pura. Esta combinación lo convierte en un monstruo capaz del daño más inconcebible para un cristiano, el cual cometería sin el menor problema de conciencia por su clara psicopatía. 
Olor a azufre
Los últimos días, en que se desarrollaba el viaje papal a Hispanoamérica, han sido particularmente penosos para muchos católicos, sobre todo españoles e hispanoamericanos, manifestada en la misma sensación: una tristeza profunda y un sentimiento de soledad muy pronunciado. No se trata de esas tristezas transitorias de las que habla Benson y que Dios envía a sus hijos para probarlos. Es otra cosa, casi desconocida e inquietante. 
Más allá que desde la elección de Bergoglio, un buen número de católicos viven de amargura en amargura, esta vez su superó un límite que jamás siquiera se pensó que pudiera franquearse, reflexionan. Quienes aplaudían a rabiar a Francisco en la asamblea mundial de los Movimientos Populares, justo cuando pedía perdón por los crímenes cometidos por la Iglesia contra los pueblos originarios, eran claramente el enemigo contra el que siempre combatimos los católicos, la izquierda progre y mentirosa que profesa un odio profundo por la Iglesia y por la fe. 
Por eso -piensan-, Bergoglio nos ha entregado. En una semana ha destruido aquello por lo que han luchado toda la vida y está convirtiendo a la Iglesia en tierra arrasada. Y esto no puede ser más que obra de las Fuerzas Oscuras.
Bergoglio no es Papa
Frente a este panorama son muchos los católicos que comienzan ya a hablar de que Bergoglio no es Papa, sumándose así a las variadas voces del sedevacantismo. “Un Papa no puede hacer lo que este hombre está haciendo”, dicen. Es la solución más fácil y tranquilizadora. Se trata nada más que de un impostor que estará ocupando durante algunos años un lugar que no es el suyo. Nada más que eso.  
Es verdad que no podemos saber con certeza si la renuncia de Benedicto XVI fue realmente libre y si la elección de Francisco fue canónica. Pero nosotros, laicos de a pie, lo único que podemos hacer es remitimos a la evidencia documental que muestra que, afectivamente, Ratzinger renunció libremente y Bergoglio fue elegido legítimamente. Francisco es el verdadero obispo de Roma y Sumo Pontífice. 
Olor a azufre concentrado o el Falso Profeta
Otros prefieren ver en Bergoglio al anunciado Falso Profeta. Siempre pensamos que sería un brillante y agudo intelectual, una suerte de príncipe renacentista en el que se uniría la cultura más refinada, con la inteligencia superior y gestos principescos. Con todas esas cualidades sería capaz de seducir rápidamente al mundo entero. Pero lo cierto es que, si un tal personaje surgiera en la actualidad, seduciría a muy pocos. El mundo de hoy ha adquirido sus nutrientes en Tinelli, el rock y el arte de Andy Warhol. El hombre del siglo XXI encontraría aburrida la agudeza intelectual y los modales refinados. Jamás sería seducido por Lorenzo de Médici. Es seducido solamente por la chabacanería y la vulgaridad en la que se revuelca diariamente.