Bergoglio: ¿Judas o Pilatos? - Augusto TorchSon
Muchos ven en el “Obispo de Roma” un
verdadero Judas. Sin lugar a dudas argumentos sobran para este tipo de consideraciónes.
Si nos atenemos a las innumerables persecuciones a los católicos fieles, las
transgresiones al magisterio inmutable, las flagrantes herejías, entre otras deleznables
actitudes a favor de los más recalcitrantes pecadores a los que nunca corrige
sino que confirma en sus vicios; entonces podríamos considerar que
efectivamente podría corresponderse a un moderno Judas.
Expongamos un par de casos. Sabemos que a
pesar de lo que la prensa judaica nos quiere hacer creer, la supuesta crisis
humanitaria de los refugiados no es sino una invasión (recomiendo este
artículo) aceptada mansamente por la Europa paganizada y
afeminada. Y me refiero a las masas y no a los que valientemente resisten. Para
caracterizarse como Judas, Bergoglio exigió a las parroquias que acepten estos
yihadistas en las parroquias. Así el lamento de Nuestro Señor “Mi casa será llamada casa de oración… Pero
vosotros habéis hecho de ella una cueva
de ladrones” (Marc. 11, 17) hoy se ve renovado con la diferencia que no
sólo no está Él, ni nadie para sacar a latigazos a los profanadores, sino que además se
pretende que dicha acción se hace en nombre Su “misericordia”.
Es conveniente recordar el obispo de Hungría
que no aceptó traicionar a sus fieles y a su patria por mandato bergogliano (aquí).
En esto tenemos que ser claros. El Corán
llama a convertir a los infieles o a matarlos. Mucho se escribió en este blog
al respecto (aquí
y aquí).
Y por su parte el Talmud considera a los no judíos (goyim) como “bestias con forma humana”, agregando “Cualquier cosa es permitida que esté en
contra de ellos. El judío puede mentirles, trampearlos y robarlos. Puede
violarlos y asesinarlos”; todo esto al señalar que “Solo el judío es humano” (para ampliar aquí).
Sin embargo
los “católicos modernos” descreen que los seguidores de estos falsos
cultos
sean consecuentes con sus prescripciones religiosas. Y es lógico que así
sea
porque son autoreferenciales, y si dicen creer en Dios sin creerle a
Dios,
obviamente que no se puede pretender que, quien así piense, no crea lo
mismo
para los demás. Por eso, la consideración de que son musulmanes
moderados, o
judíos moderados es la misma que la que tienen los católicos liberales
de sí
mismos, es decir, se creen católicos moderados, que en realidad
significa,
musulmanes, judíos y católicos inconsecuentes con su fe. Y aprovechando
este ambiente "moderado" reinante en el mundo occidental, Bergoglio con
toda malicia engañó diciendo: “El Corán es un libro profético y de paz” (30/11/2014). Otra
inmensa traición a los cristianos a los que expone a su extinción, especialmente
en Europa, mientras poco dice y nada hace por los mártires en manos de ISIS que
bien sabe que son financiados por los norteamericanos a los que dejó encantados
congraciándose con ellos con sus
edulcoradas y vacías palabras.
No se puede dejar de tener en cuenta la
información recientemente salida a la luz, del Cardenal Daneels, hombre de
confianza de Bergoglio, confesando en su biografía autorizada con toda
liviandad que junto con los cardenales Kasper, Lehman, Silvestrini y el
masónico y extinto Martini conspiraron en contra de Benedicto XVI para
derrocarlo y poner en su lugar a Bergoglio (aquí).
No está de más recordar que Bergoglio siempre trabajó en coordinación con la
logia masónica judaica B’nai B’rith en Buenos Aires y es Rotario honorario, por
si se duda de sus estrechas relaciones con la masonería.
Hasta aquí podríamos identificarlo con un
moderno Judas, sin embargo, me atrevo a compararlo más bien con Pilatos, y paso
a explicarme.
Fue Pilatos quién que prefirió conformar al
vulgo antes que hacer lo que sabía que era justo. Ante la oportunidad única e
irrepetible de encontrarse ante la Verdad
misma, y al escuchar a su Creador decir que quienes son de la verdad escuchan
su voz, no atinó si quiera a preguntar a qué tipo de verdad se refería,
sino que dijo ¿qué es la verdad?, y en ese sentido mostró su total relativismo
con respecto a la verdad, lo que hoy consideramos el más extremo de los
liberalismos, el de relativizar lo absoluto y nada menos que al Alfa y Omega;
por eso Jesús no respondió. Y eso tenemos que aprender nosotros ante los necios
liberales que no quieren conocer la verdad y no debemos caer en la necedad de
querer convencer al necio. Y volviendo a Bergoglio, en igual sentido y como
leímos en Ex Orbe,
éste dijo: "...El santo Pueblo fiel
de Dios, no le teme al error...", de la misma manera que hace poco dijo que no
sabía si lo que iba a decir “pueda ser una herejía”.
Y es que no le interesa de ninguna manera la Verdad, le importa lo que cada uno
piensa que es verdad, lo que las masas piensan como verdad y quieren oír para
complacerse y justificarse en sus vicios para acallar sus conciencias, y
ciertamente el amortiguamiento de conciencias es uno los efectos inmediatos de
ésta anulación del “sentido de la culpa” para cambiarlo por el psicologísta “sentimiento
de culpa” como publicamos hace un tiempo atrás (aquí)
y que tiene como “beneficio apostático” el desterrar la confesión sacramental, y a lo sumo cambiarla por una consulta a
un psicoterapeuta si uno no es capaz de acallar por sus propios medios sus
pecados. Y es que Bergoglio hizo desaparecer definitivamente el pecado personal,
para reemplazarlo por uno “más abarcativo”, el pecado social de la indiferencia
con los pobres, excluidos y periféricos; el pecado contra la “ecología”, contra la “casa común”.
En su conducta de agradar a todo el mundo,
fue a visitar a los genocidas Castro y a adularlos y de ninguna manera a
llamarlos al arrepentimiento, y después fue al país generador de la casi totalidad de las
guerras y conflictos del último siglo y habló de la pena de muerte, cuando en
Cuba que se asesinaron a miles de cubanos con dichas penas, no se le ocurrió mencionar éste
tema. En cambio, en EEUU, donde el año que se más se ejecutó a reos fue en el 1999
con 98 ejecuciones, pero que todos los años se asesinan millones de niños en el
vientre materno, con el presidente más abortista de la historia yanqui, se le
ocurrió que era inhumana la pena de muerte, que incluso no está excluida por el
magisterio eclesiástico. Y así por ejemplo dijo en el Capitolio que los más
indefensos de la familia eran “los jóvenes”.
Para quienes digan que sí mencionó el aborto, les recuerdo que su mención a la “defensa de la vida en todas sus etapas”
no es precisamente un reproche firme y tajante ante el mayor genocidio de la
historia y suena para las autoridades gubernamentales como música para sus
oídos, porque pueden desentenderse perfectamente de esa puntualización, sosteniendo
cómo lo hacen que el feto no es persona. No nos extraña que se lo haya
aplaudido reiteradamente de pie.
No resulta ilógico entonces que en su
discurso ante la ONU no mencionará a Jesucristo, ya que no fue su intención
llevar el mensaje de Cristo ante la masónica institución. Mucho más lógico y
adecuado resulta entonces que la “católica” Shakira le cantara “Imagine”
soñando un mundo sin Cielo ni Infierno y sin religión. Quién diga que no puede
atribuírsele culpa de esto a Bergoglio, les recordamos que esa misma canción
fue la elegida para el “partido por la paz” que él mismo organizó (aquí).
Igualmente se puede mencionar sus palabras en
Filadelfia al decir “Cuántos problemas se
resolverían si nuestras sociedades protegieran a las familias, especialmente a
los matrimonios jóvenes”, esto después de haber facilitado y simplificado
el proceso de nulidad de los matrimonios. Esto sin mencionar el sincrético
encuentro en la zona “Ground Zero”.
Así Bergoglio, al igual que Poncio Pilatos, opta
por lavarse la mano ante la Verdad que tiene el deber de predicar y de
defender, cometiendo nada menos que el pecado que lo hace vomitivo ante Dios: la
tibieza. Y más teniendo en cuenta el lugar y la responsabilidad que le toca,
por lo menos, a los ojos del mundo, si optamos por no sospechar de su carácter
de pontífice a pesar de las abrumadoras evidencias que lo comprometen.
San Juan advertía “Ellos tales son del mundo, y por eso
hablan del mundo, y el mundo los escucha” y continúa diciendo: “Nosotros
somos de Dios. Quien conoce a Dios, nos escucha: en esto conocemos el Espíritu
de la verdad y el espíritu del error” (1° Juan 4; 5-6), lo que Mons.
Straubinguer señala en su exégesis como “preciosa regla para el discernimiento de
los espíritus: los
discípulos del Anticristo no quieren oír las palabras apostólicas. El que no es
de Dios escucha a sus heraldos”. He aquí a uno de los principales heraldos
del Anticristo.
Mencionó también Bergoglio la suprema
importancia del “agua potable”, “la libertad de espíritu, de educación y la
libertad religiosa”, y repitiendo los horrores del magisterio conciliar, tendríamos
entonces que repudiar la frase del Aquinate al sostener “La Iglesia es como la arca de
Noe, afuera de que nadie puede ser salvo” y siguiendo al falsario
desterrar el “Extra ecclesiam nulla sallus” el cual pasa a ser opcional e
intercambiable por algún acto misericordioso hacia los periféricos.
Como Pilatos, Bergoglio tampoco cree que
nadie pueda arrogarse el monopolio de la verdad, y ante la pregunta de ¿qué es
la verdad? responde como lo hizo a su periódico marxista preferido “La Repubblica” “…yo no hablaría, ni siquiera
para quien cree, de una verdad absoluta… ¡la verdad es una relación!” (aquí)
Hoy, como hace 2000 años Cristo sigue siendo
condenado, por un demócrata, por un liberal, por quien sabiendo cual es la
verdad prefiere la demagogia. Hoy la verdad se la deja al gusto de la multitud.
Castellani sostenía que la religión del
Anticristo sería un cristianismo sin Cristo y ya estamos viviendo esa
situación. Parafraseando una vez más a Castellani, solo nos queda esperar en estos
tiempos, que Dios nos agarre confesados.
Augusto
Nacionalismo Católico San Juan Bautista