Así recibió el Papa a Cristina, y así a Macri
Escribe: David Rey
Si bien dicen que una imagen vale por mil palabras… bueno, esta vez
no tenemos solamente una imagen de la cual podamos valernos. El caso es
que no podemos dejar de pasar la frialdad “protocolar” con que el papa
Francisco recibió en su nuevo país a su connacional Mauricio Macri,
presidente en ejercicio de la República Argentina. Es evidente la
distancia que hay, pues, entre el Papa cálido, sonriente y hasta
divertido que solemos ver cuando recibe a otros jefes de Estado (¡qué
protocolo ni qué ocho cuartos!) y… Macri.
Al presidente argentino ya lo fulminó con su primera mirada
(la que encabeza esta nota). Medios nacionales como La Nación aseguran
que en los rigurosos 22 minutos que duró la visita del mandatario
latinoamericano, Francisco no le dispensó ni la más mínima sonrisa. En
rigor, apenas se lo vio sonreírle eventualmente a la primera dama
Juliana Awada (menos mal).
Luego de un tan somero como obligado
intercambio de obsequios, acaso pudo notárselo entusiasmado al Papa
cuando estrechó la mano del gobernador de Salta (kirchnerista… o
exkirchnerista) Juan Manuel Urtubey. El Papa que supo “besuquearse” con
la expresidente argentina Cristina Kirchner (la misma que lo quería
meter preso por delitos de lesa humanidad cuando Francisco era
Bergoglio), casi pareció molestarse por el beso “fuera de protocolo” que
le dispensó la gobernadora de Tierra del Fuego Rosana Bertone (que no
es precisamente la que subyace a estas palabras).
El papa Francisco tiene algo contra el presidente Macri y nadie sabe
decir exactamente qué. Los medios argentinos hablan de una “relación”
que estaría recomponiéndose, pero nadie afirma con certeza qué es
precisamente lo que estaría recomponiéndose. Desde otra perspectiva,
podríamos pensar que el Papa está molesto. ¿Molesto con Macri? Bueno,
por qué no… Es también Bergoglio un ser humano. Durante la gestión del
exjefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, no pocas son las cosas
que un religioso puede censurar con deliberada razón.
Pero mírenlo nomás qué tan bonachón se lo ve al curita, díscolo de
toda reciedumbre protocolar, con la expresidente argentina Cristina
Fernández de Kirchner, a la sazón la persona que ensució su arzobispado
no sólo despreciando sus sermones sino además sentándolo en el banquillo
de los acusados por supuestos crímenes de lesa humanidad. ¿O se olvida
el Papa cuando tenía que escarbar en el abstruso pasado para explicarle a
los jueces que él no había matado a nadie, ni delatado a nadie, ni
mantenía complicidad con ningún homicidio durante la década del 70?
Si la estrafalaria memoria respecto del pasado reciente de los
argentinos fuera un tema a abordar por psicoanalistas de todo el mundo,
pues al Santo Padre le cabe una consulta doble, o triple. Y no tanto
para explicar por qué supo vérselo tan compinche con su
frustrada carcelera Kirchner, sino para que pueda desahogarse de eso
mismo que tiene contra el nuevo presidente argentino, a quien pareció
recibirlo tan desganado como fastidioso.
Mauricio… ¿qué le hiciste a Francisco que sea más grave que querer
meterlo preso por crímenes de lesa humanidad para que te reciba con
semejante carucha? ¿No le gustará que le hayas caído justamente
al Vaticano con tu tercera esposa? ¿Le habrá molestado que en vez de
viajar en el Tango 01 “te caíste” en un avioncito de línea? ¿Te
aseguraste de haberte cepillado bien los dientes… o llevaste olor a
salamín en la boca? ¿O no será que entre los tantos vividores que mandaste a armarse un currículum había algún santurrón con sotana?
¡Ni una sonrisa, ni un leve gesto de hospitalidad, ni la menor gracia
por parte del hombre de Cristo en la Tierra! Mirá bien cómo te mira,
mirá bien la foto adyacente… Mirá cómo te clava los ojos… “Nene, qué carajo querés. Qué te pensás, ¿que te voy a dar caramelos?”.
Posiblemente el cambio de horario explique la “mala onda” del Papa y la
impericia del presidente argentino. ¡Tiene razón el Papa! ¡A nadie le
gusta que lo levanten de la siesta, menos a un argentino!
Mirá, Mauricio… mirá qué bien se lo ve con el “Cuervo” Larroque…
seguro que cayó después de las cuatro y con una bolsa con medialunas. Y
una remera de La Cámpora, no sea cosa que el Papa se olvide de los que
dirigían el diario que tituló en la tapa “¡DIOS MÍO!” el día mismo que
asumiste el pontificado. Con cuánta ternura nuestro Papa, NUESTRO Papa,
recibe los obsequios de los delincuentes ateos convertidos en fervientes
católicos de La Cámpora, como si en lo más hondo lo embargara la
nostalgia que seguramente inspira esta tierra de zonzos, de zonzos que
se pelean porque sí, que se pelean porque se quieren… Pero claro… Si en
el fondo todos estamos dispuestos a perdonar los miles de millones de
dólares que las pobrecitas Abuelas de Plaza de Mayo se robaron con el
cuentito de los Derechos Humanos, o que haya cientos de soldados que
murieron podridos en la cárcel por haber impedido que Argentina sea hoy
una dictadura comunista como Cuba. ¡Cuánto calorcito por estos lares, papuchi!
Adidas. Eso mismo. Macri la erró con la vestimenta. Tendría que haberte ido a visitar de “sport”, con una camperita
Adidas. Así tal cual como te recibió nada más y nada menos que el
“héroe” de la Revolución Cubana Fidel Castro, exhibiendo orgulloso su
espíritu “joven” con la misma marca alemana que vistió a los nazis
durante la Segunda Guerra Mundial. Un groso, este Fidel, ¿no?
Con cuánta ternura profética abrazás sus cansadas manos, las mismas que
durante más de cincuenta años masacraron la libertad de seis millones de
cubanos, las mismas que hicieron correr ríos de sangre en toda América
latina por esa entelequia comunista donde todo el mundo come arroz menos
los gobernantes, las mismas que alguna vez dieron vueltas las llaves de
las multimillonarias propiedades que los Castro tienen por toda la
isla, las mismas que habrán hecho la venia cuando – cansado de los
papelones que hacía por todo el mundo – mandaste a entregar a tu hermano
de armas Ernestito.
<>, parecés decirle en la foto de arriba. Y claro…
Mirá si algún día te tenés que fumar algún argentino trajeado
que te vaya a visitar porque es el presidente de todos los argentinos y
que encima te dice que tiene por propósito unir este país de locos
lindos.
Como si los cien millones de asesinatos del comunismo (y las dos
millones de mujeres alemanas violadas por el “heroico” Ejército Rojo
después de la Segunda Guerra Mundial) fueran a quedar en la nada. ¿Quién
es este copetudo de Macri que ahora se quiere hacer el Mahatma
Gandhi con eso de “unir a los argentinos”? ¿O no vio lo contento que
estabas cuando el presidente de Bolivia Evo Morales escupió, insultó y
volvió a escupir la Fe de miles de millones de personas regalándote una
Cruz vilmente deformada con la hoz y el martillo comunistas? Por cierto…
¿le preguntaste al Patriarca Cirilo, con quien también te uniste en
fraterno abrazo, qué fue de los cristianos en Rusia durante la época de
Stalin? Seguramente te recomendó algún librito de Solzhenitsyn, ¿no?
Seguro ustedes deben reírse mucho con esos “cuentitos”.
¡Qué lindo es ver al máximo representante de nuestra Fe “todo
compinche” con Evo! Solamente te faltó la fotito apadrinando algún hijo
del expresidente paraguayo Lugo… pero claro… ¿cuál de todos? Lindo
problemón te ahorraste… ¿No?
Mirá con Obama, qué bien se te ve. Ése sí que te ganó. A vos te
negaron el Premio Nobel de la Paz y a él se lo dieron el mismo día que
reforzaba el frente en Afganistán, obviamente que luego de prometerle a
los estadounidenses que terminaría con esa pantomima de la guerra y que
devolvería al país todos los soldados que gastaban sus días en Oriente.
Mirá cuánta gracia te causa ese chiste, ¡ja…!
Y acá te tenemos otra vez, más malo que la peste. ¡Enojao… que da miedo! Ni rastros del Papa divertido, picarón y locuelo que hace chistes y putea
cuando le da la regaladísima gana (o cuando un fiel se despedaza para
saludarlo, como ocurrió en México). A ver…. esperá… Esa cara merece un
primero plano. Ergo:
Ahí está. Una dulzura. Un amor. Eso sí… Si te sacan de la siesta –
siendo argentino – mientras vos estás soñando que levantás la copa del
mundo junto a Kiril y a Mao, y… hermano, es lógico que uno no se las ande con pavadas. Para eso está el irreprochable protocolo, qué tanto lío. Un apretón de manos y a otra cosa mariposa.
La prensa argentina ha dicho que el Papa y Macri intentan recomponer
una relación, pero no ha dicho qué es lo que tienen que recomponer. Y lo
que no sabe es que, en realidad, nunca van a recomponer nada. Porque
evidentemente al papa Francisco – argentino hasta los huesos – le gustan
los presidentes divertidos, como esos que excusan su inmoral fortuna en
función de un título de “abogada exitosa” que no sólo que nunca
ejercieron sino que además nunca recibieron en la facultad. Al Papa no
le gustan los copetudos como Macri, que quieren unir lo “inunible”. Al Papa le gustan los chantas
como Milagros Sala, a quienes les regala rosarios apenas son puestos a
disposición de la Justicia del gobierno argentino, del cual el máximo
responsable es, nada más y nada menos… que el aburrido presidente
Mauricio Macri.
El frío protocolar… suele resolver esas cosas que la prensa argentina
no se anima a pensar. Para todo lo demás, existe el socialismo, y sus chantas multimillonarios.