EL NACIONALISMO Y LA LUCHA CONTRA LA USURA
Con motivo de una critica de “desviación del sano nacionalismo”
aparecida en Internet, a nuestra posición en contra de la usura,
específicamente de nuestra exigencia de ESTATIZAR LA BANCA Y EL CRÉDITO junto con el COMERCIO EXTERIOR, es que publico esto.
Primero hay que aclarar que el tema de la usura puede repudiarse desde un punto de vista filosófico y todos podemos estar de acuerdo, pero como todo, para hacer lo que es correcto de acuerdo con esa máxima filosófica hay que saber cómo hacer o qué acciones tomar para ser consecuente con dicho principio.
Lo mismo pasa con el tema del bien común. Se puede estar de acuerdo a priori en que el bien común debe primar por sobre el bienestar individual, de grupo o de clase, pero luego, de nuevo, hay que bajar esto a la realidad para poder saber específicamente que acciones reales son compatibles con
aquel principio.
Primero hay que aclarar que el tema de la usura puede repudiarse desde un punto de vista filosófico y todos podemos estar de acuerdo, pero como todo, para hacer lo que es correcto de acuerdo con esa máxima filosófica hay que saber cómo hacer o qué acciones tomar para ser consecuente con dicho principio.
Lo mismo pasa con el tema del bien común. Se puede estar de acuerdo a priori en que el bien común debe primar por sobre el bienestar individual, de grupo o de clase, pero luego, de nuevo, hay que bajar esto a la realidad para poder saber específicamente que acciones reales son compatibles con
aquel principio.
Por lo tanto, quien se diga y crea que el nacionalismo es compatible con el sistema de banca fraccionaria actual y con el “libre albedrío” en el comercio exterior, o no sabe lo que es el nacionalismo o no tiene idea de cómo funciona el sistema monetario y financiero, su alcance, su esencia totalitaria y su incompatibilidad o contradicción para con la soberanía nacional y el bien común. Como tampoco comprende cómo la libertad absoluta en el comercio exterior puede, y de hecho es, lesivo con la soberanía nacional, el desarrollo y el bien común.
El comercio exterior
Voy a empezar por lo que me parece menos complicado, el comercio exterior. Si somos un país soberano y una unidad nacional, y como tal el estado tiene que bregar por el desarrollo de la nación toda, no se puede dejar su comercio con el resto del mundo librado a los intereses exclusivos de los sectores exportadores e importadores, menos aun cuando este comercio exterior termina siendo cooptado por multinacionales y acopiadores que terminan perjudicando incluso a los mismos productores. Aun prescindiendo de este supuesto no se puede dejar al arbitrio de los particulares las relaciones comerciales con el extranjero, tanto desde el punto de vista soberano, como desde el económico (desarrollo armonioso del país), en cuanto el país necesita coordinar las exportaciones e importaciones necesarias para este desarrollo, con objetivos claros como, entre otros, alcanzar la mayor autarquía económica posible para dejar de depender de los vaivenes del mercado internacional y, relacionado con el anterior, el de alcanzar una complementariedad económica interna entre los distintos sectores de la economía dándole una dinámica propia. Dejo el tema este acá a riesgo de ser poco convincente para centrarme en el tema que me parece central, el de la banca privada y fraccionaria.
La banca privada
El tema de cómo el dinero actualmente se introduce en la economía es bastante complejo de explicar por el hecho de que para el público general son desconocidos los elementos básicos necesarios para explicar su funcionamiento. Es como querer explicar la ley del off-side a alguien que ni siquiera sabe qué es una pelota, cual es el objetivo en el fútbol, cuantos jugadores intervienen y ni tiene idea de qué es un arco. Hagamos el intento.
La semilla de la banca moderna la podemos encontrar en la edad media, donde los joyeros u orfebres empiezan a vender sus servicios de seguridad de sus cajas fuertes. En esa época todavía el dinero es el oro y la plata, por lo cual lo que sus clientes dejaban a resguardo en sus cajas fuertes era el dinero de la época. Todavía esto no es un banco, dado que el orfebre solo da un servicio de seguridad a cambio de un pago periódico por su servicio. A cambio el orfebre entregaba un comprobante a su cliente con el cual podía volver cuando necesite nuevamente de su dinero-oro. Con el tiempo el cliente, en vez de ir a retirar su oro cada vez que compraba algo, pagaba directamente al vendedor con el comprobante para que este sea el que posteriormente vaya a retirar su oro, pero generalmente en vez de eso ¡el vendedor usaba también directamente el comprobante de depósito para hacer sus respectivas compras! A través de esta práctica los comprobantes comenzaron a circular como si fuera el oro-dinero mismo. Los comprobantes se convierten en dinero. Al empezar a circular estos papeles como dinero, el orfebre se da cuenta que con solo el 10% del oro, en promedio, era suficiente para atender a las necesidades diarias de ingresos y egresos de oro, por lo que en promedio tenía 90% del oro ocioso en sus bóvedas. Entonces, ¿Por qué no prestarlo a interés?, o mejor aún, ¿Por qué no prestar papeles-comprobantes de oro y ganar interés con ellos? Mientras la cantidad de oro demandada no supere el 10 % el sistema iba a funcionar. Entiéndase bien, el orfebre no prestaba el oro, prestaba comprobantes emitidos por él mismo que supuestamente representaban el oro que él tenía depositado, pero en realidad como él sabía que solo el 10% de lo que tenía se movía, emitió estos papeles hasta niveles cercanos cuyo 10% de todo lo que prestaba sea lo que tenía en la bóveda.
Un ejemplo: Si el orfebre tenía en sus bóvedas 1000 monedas de oro y sabía que en promedio solo el 10% de todos los comprobantes emitidos entran y salen de su negocio, entonces podría extender sus préstamos de estos papeles-comprobantes hasta un valor de 10000 monedas de oro (ya que el 10% de 10000 es 1000). Es decir, y lo repito para que quede claro, el orfebre (y los bancos actuales hacen lo mismo) prestaba dinero que no tenía, y al mismo tiempo, lo que estaba haciendo, era expandir lo que modernamente se conoce como oferta monetaria, porque con 1000 monedas de oro ahora en el mercado hay comprobantes de papel, que circulan como dinero, por el valor de 10000 monedas de oro. Esto era lo que a la banca moderna es lo que se conoces como multiplicador monetario, y el sistema en su totalidad lo que hoy se conoce como banca fraccionaria, porque el banquero mantiene en sus reservas solo una fracción de todo el crédito emitido. Ya llegaremos a ello.
Faltaba solo un paso para que quede conformado el incipiente sistema bancario actual. Ahora el orfebre solo necesita captar más oro para hacerse de las reservas necesarias para expandir su negocio, por lo que ahora está dispuesto a pagar un pequeño interés a quien se lo facilite (lo que hoy se conoce como tasa pasiva). En esencia este es el sistema que hoy subsiste, solo que en vez de oro lo que se deposita es dinero emitido por el banco central y en vez de los papeles comprobantes de oro los bancos dan chequeras y tarjetas de débito con un cierto saldo en una cuenta corriente de los
depositantes y de los tomadores de créditos.
La diferencia es que antaño la proporción de papeles emitidos y oro depositando vs. oro circulante era bastante menor que lo que sucede ahora, por lo que el tomador de crédito, si tenía suerte en su negocio, podía pagar el capital más el interés de sus deudas con el dinero que captaba en el mercado, del oro circulante. ¿Pero qué ocurre hoy donde se estima que el 70% del dinero que circula en el mundo son cuentas producto del crédito bancario? Pues la respuesta es que los préstamos son impagables, es decir, el nivel de deuda más intereses de toda la economía con el sector financiero es mayor al dinero total que circula. Cada vez que un préstamo se devuelve con sus intereses, estos últimos se suman al circuito financiero y no volverán a salir al mercado sino como nuevo préstamo… ¡Sobre el que se aplica de nuevo un interés! Es decir que con el paso del tiempo un sector de “ahorristas” (devenido ahora en casta o sector financiero) se va apropiando de más y más del dinero total de la economía, y no lo “suelta” al mercado sino a interés, y peor aún, presta más de lo que ganó gracias al multiplicador bancario. Esto lo termina convirtiendo prácticamente en dueño y señor de la oferta monetaria. Pero no solo eso, las deudas son cada vez “más impagables”, dado que no alcanza todo el dinero existente para pagar la deuda total de la economía.
Sé que es un tema complicado para la mayoría, trataré de dar un ejemplo para ver si aclara un poco el panorama.
Supongamos que la masa monetaria de la economía (dinero real, papel moneda) es de $2000, de los cuales un grupo de “inversones” (grupo o sector financiero) posee $1000 y los otros $1000 están en manos de productores y trabajadores (que agruparemos a todos en la categoría de “público general”).
Supongamos también que el encaje cambiario es del 10 % (el encaje bancario es la proporción de los depósitos que el banco central obliga por ley a los bancos a tener como reserva). El grupo financiero pone sus $ 1000 en una cuenta en un banco (propiedad del mismo grupo - casta) y el banco se lo acredita en una cuenta, que ellos podrán usar a través del pago con cheques o tarjeta de débito, es decir que este dinero no se retira del mercado, sigue existiendo en forma de cheques o tarjeta, lo que equivale decir que estos cheques y tarjeta de débito son también dinero. Aquí podemos ver que, al contrario de lo que se cree, el dinero no solo es el papel moneda, sino todo instrumento que me permite demandar bienes y servicios en el mercado.
Entonces el banco comienza a operar con este dinero, deja el 10% como reserva (recordemos que el encaje bancario es de 10%), o sea $100, y presta el resto, $900. A cualquier persona el sentido común le diría que ya no puede prestar más, ya que prestó los $900 que la ley le permite. Pero el sentido común parece no tener cabida en el mundo de las finanzas, al menos cuando de obtener más ganancias se trate, pues los $900 que el banco presta no los entrega en mano a quienes toman el crédito, sino que “se lo depositan” a los prestatarios en una cuenta, que ellos podrán gastar con cheque o tarjeta de débito, pero lo mejor de todo es que el banco registrará esto ¡Como un nuevo depósito sobre el que puede, “según la ley”, prestar el 90%! Es decir que ahora abre una nueva ronda de créditos con esos $900, de los cuales “deja el 10% como reserva” ($90) y presta el resto, $810, los cuales al prestarlos nuevamente no lo hace en efectivo, sino que se los acredita en una cuanta al prestatario, y adivinen qué… lo registra ¡como un nuevo depósito! De nuevo sobre esos $810 de “nuevos depósitos” puede prestar, después de dejar “como reserva” el 10% ($81), $729, lo cuales son acreditados en la cuenta de los nuevos tomadores de crédito, para otra vez ser registrado como “nuevo depósito” y después de dejar “como reserva” el 10% ($72.90) volver a prestar $656.10… y así sucesivamente. Como se ve cada vez es menos lo que puede ir prestando, pero ¿Dónde alcanza el límite estas sucesivas rondas de créditos y depósitos?
(la siguiente parte es muy complicada para gente que no tiene conocimientos matemáticos algo avanzados, por lo que ruego simplemente que me crea la conclusión a la que se llega)
Veamos, al principio se deposita una suma original en dinero real constante y sonante, luego con ese dinero deja el 10% como reserva y presta el resto, de ese resto que el prestatario deja en una nueva cuenta registrada como un “nuevo depósito” de nuevo se descuenta el 10% y se presta el resto, que otra vez se registra como un depósito del prestatario y se deja el 10% como reserva… y así sucesivamente.
Esto se puede expresar en una formula donde:
Dinero bancario= Do+Do*(1-enc)+Do*(1-enc)*(1-enc)+Do*(1-enc)*(1-enc)*(1-enc)…
Es decir que en cada ronda de créditos el banco presta solo la proporción (1-encaje bancario) de lo que prestó en la ronda anterior.
O lo que es lo mismo:
Dinero bancario= Do+Do*(1-enc)+Do*(1-enc)2+Do*(1-enc)3+…+Do*(1-enc)n
Donde:
Do = Depósito original
Enc = encaje bancario expresado como el porcentaje del encaje dividido 100 (en nuestro ejemplo de encaje del 10% sería 10 dividido 100, o sea 0.1)
* símbolo de multiplicación
Despejando Do como factor común, nos queda:
Dinero bancario= Do*[1+(1-enc)+(1-enc)2+(1-enc)3+…+(1-enc)n]
Como (1-enc) es un número que puede estar entre el 0 y el 1 entonces lo que está entre corchetes es una progresión geométrica infinita que tiende a un número igual a:
1/[1-(1-enc)]
Siendo esto lo que se conoce como multiplicador bancario
Por lo tanto:
Dinero bancario = Do*{1/[1-(1-enc)]}
En nuestro ejemplo:
Dinero bancario = 1000*{1/[1-(1-0.1)]}
Dinero bancario = 1000*{1/[1-(0.9)]}
Dinero bancario = 1000*{1/0.1}
Dinero bancario = 1000*{10}
Dinero bancario = 10000
Es decir, el banco, con esta técnica, hace lo mismo que el orfebre antaño, presta más dinero del que realmente tiene en sus arcas como reserva.
Ahora vayamos más de lleno al ejemplo y cómo el banco se va apropiando cada vez más del dinero total de la economía.
En nuestro ejemplo el banco posee $1000 de depósitos, de los cuales puede expandirlos mediante el crédito, vía multiplicador bancario, hasta $10000, siendo esta la cifra de “Dinero bancario” como vimos recién, si a esto le sumamos los $1000 que ya supusimos que estaban en manos del sector que llamamos “público general”, la oferta monetaria total de la economía es de $11000. De los $10000 de Dinero bancario $1000 son producto del depósito original y $9000 producto de la expansión a través del crédito, por lo tanto, sobre esto se aplica la tasa de interés del banco. Supongamos que la tasa de interés es del 20%, entonces el total de la deuda más intereses que se tiene que devolver al sistema bancario en concepto de capital e intereses es de $9000 + $1800respectivamente(1800 es el 20% de 9000), lo que da un total de $10800.
En el momento en que se devuelva este dinero ($10800), $10000 serán el mismo dinero bancario (cheques y tarjetas de débito) pero el resto, $800, tiene que salir obligatoriamente del efectivo que poseía el público general ($1000). Es decir que ahora ingresa al circuito financiero $800 más, convirtiéndose en un nuevo depósito en dinero real que pasan a ser propiedad del sector financiero, y quedando el público general con solo $200.
Nótese que el único dinero real que subsiste cuando se devuelve el préstamo es el dinero real, físico, papel moneda, ($800), ya que el resto ($10000), al ser dinero bancario, al volver al banco “se destruye”, desaparece como tal, lo que haría caer bruscamente la oferta monetaria sino fuera porque el banco ya está colocando nuevamente crédito inmediatamente o, mejor dicho, simultáneamente va recibiendo la cancelación de los préstamos anteriores.
Entonces ahora, con estos ahora $1800 como depósitos en dinero real que tiene vuelve a prestar su dinero, y vía el multiplicador bancario estos se convierten en $18000 (dijimos que con un encaje del 10% el multiplicador toma un valor de 10), de los cuales $1800 son los depósitos en dinero real en efectivo (propiedad del sector financiero) y $16200 préstamos. Si a esto sumamos la cantidad que queda en manos del público general ($200) nos queda que la oferta monetaria ahora es de $18200.
Aplicando nuevamente la tasa de interés del 20% sobre los préstamos, al vencer el plazo se van a tener que devolver $19440 ($16200 de capital y $3240 de intereses), pero el total de dinero que hay en la economía, como dijimos, es de $18200, $18000 de dinero-bancario (de los cuales $1800 son depósitos del sector financiero en dinero real, y $16200 depósitos – préstamos extendidos por el banco) y $200 el efectivo aún en manos del público general.
¿Alguien me puede explicar cómo van a hacer el total de las empresas endeudadas para pagar en su conjunto una deuda que es superior a la cantidad de dinero que hay en la economía? La deuda se convirtió matemáticamente en impagable
Se me puede reprochar que la tasa de interés que elegí es muy alta, cosa que en esencia no modifica nada y solo variaría el tiempo o cantidad de rondas de préstamos que tardaría en convertirse la deuda en impagable. Si hubiese elegido una tasa incluso del 1% esto no quita que en cada nuevo crédito y devolución del mismo una porción del efectivo aún en circulación pasa al circuito financiero de la deuda, y en un plazo más prolongado que el del ejemplo se terminaría llegando a la misma situación de deuda impagable.
También se puede aducir que no todo el dinero que gana el sector financiero en intereses pasa a ser reserva de los bancos para expandir nuevo crédito, sino que también pude ser gastado (consumo) de los propios ahorristas-bancos-sector financiero, haciendo que ese dinero vuelva en efectivo al poder del público, pero también es cierto que es mejor para este sector depositarlo, poder gastarlo a través de cheques o tarjetas de débito desde su cuenta corriente y darle al grupo bancario-financiero esa base para expandir el crédito y obtener mayores ganancias en intereses. Aun gastando parte de los intereses en efectivo siempre está la tendencia de recapitalizar parte de los mismos, lo cual puede hacer retardar el crecimiento de la deuda total de la economía como se explicó, pero eso no quita que se termine llegando a la misma situación, solo que en un periodo de tiempo más largo.
Si elegí una tasa de interés alta y el supuesto de que todos los intereses se capitalizan fue solo para llegar más rápido a la situación de deuda impagable y no hacer más largo y tedioso este artículo.
Las posibles evoluciones de esta situación de deuda impagable
Que el estado no haga nada y que las empresas empiecen a caer de a una por falta de pago quedándose el sector bancario con las propiedades que garantizaban los préstamos.
Que el sector financiero se “suicide” y gaste todo su dinero descapitalizándose y dejando que el total de la oferta monetaria sea dinero en efectivo, libre de deudas, y que los integrantes del sector financiero tengan que salir a hacer algo productivo para poder seguir teniendo un ingreso. Descartamos que esta opción puede llegar a ocurrir, obviamente.
El estado emite dinero, lo vuelca al mercado y de esta forma inyecta el dinero faltante para que se puedan pagar las deudas y sus intereses, lo cual soluciona el problema solo a corto plazo ya que una vez que se saldan las deudas ese dinero entra al circuito financiero, lo cual le da la base para una nueva expansión crediticia y la vuelta al problema original. El estado nuevamente puede intentar la solución de corto plazo con una nueva emisión de dinero, que otra vez entra en el circuito financiero, y así sucesivamente. Mientras que la economía tiene capacidad de crecer, es decir que no ha alcanzado el pleno empleo de los recursos, hay poca posibilidad de que esta emisión genere inflación, porque el aumento de la oferta monetaria es acompañada por un aumento de la producción. El problema viene cuando la economía llega al máximo que puede producir, por lo que “salvar” a la economía con este método de constante emisión para saldar las deudas impagables repercute de lleno en el nivel inflacionario… ¡y adivinen qué!, en este punto vamos a encontrar a los economistas heterodoxos diciendo que hay que evitar que caiga la economía emitiendo dinero y pagando el costo inflacionario y, por el otro lado, a los liberales ortodoxos diciendo que la situación es insostenible, que hay que “sincerar la economía” y “ajustar” para frenar la inflación, dejando que el “ciclo natural de la economía” entre en su fase recesiva, lo cual es una burda mentira porque la economía no tiene razones materiales para entrar en recesión, no escasean las materias primas, ni los equipos, ni la mano de obra, lo que se cumplió fue un ciclo financiero.
¿No les recuerda esta dicotomía “mantener la economía con inflación” vs “combatir la inflación ajustando” a la misma dicotomía que habla de “mantener el modelo” vs “cambiemos”?
De esta forma la economía está patas para arriba, en vez de estar las finanzas al servicio de la economía y ésta al de las personas, las personas son las que están en función de la economía y ésta del sector financiero.
Conclusión
Como se puede ver la banca privada tiende a acaparar en un sector de la sociedad, que hemos llamado “financieros”, cada vez más cantidades de dinero necesario en la economía real para su buen funcionamiento. Acaparamiento que tiene efectos perniciosos en el largo plazo relacionados entre sí. Uno de ellos es que en el largo plazo la cantidad de deudas totales de la economía termina superando a la cantidad de dinero existente, haciendo a las deudas impagables, y dos, como consecuencia de la anterior, hace que la economía real sufra las consecuencias a través de periodos de grandes inflaciones y/o recesiones, ambas con sus conocidas consecuencias.
Si, como si esto fuera poco, a esto le sumamos que la moneda internacional, el dólar, ya de por sí es creado por la FED y ésta se lo presta al gobierno de los EEUU con un interés (un absurdo total, es como que yo escribiese 10 libros, entonces los presto a cambio de que en un cierto plazo me devuelvan 11 libros de mi autoría… ¿De dónde va a salir ese otro libro si solo yo puedo escribir libros de mi autoría?). ¡Una locura! Pero esto es otro tema, no compliquemos más las cosas.
Tomado todo este sistema en cuenta, verdadera máquina de absorber riqueza ajena, nos es posible comprender por qué el mundo vive de crisis en crisis y por qué la riqueza cada vez se acumula más y más en pocas manos.
Como se ve el problema de la usura no puede quedar, como hacen algunos, en la mera condena a las tasas de interés “abusivas”, que vaya Dios a saber a partir de qué porcentaje comienza a ser considerada como tal, ya que la situación tal como la he descrito demuestra que cualquier tasa de interés en el largo plazo termina desplazando el control del dinero hacia el sector financiero.
Por lo tanto, quien crea que la estatización de la banca y el crédito es una cuestión opinable en las circunstancias actuales, o no tiene idea de qué es el sistema bancario de banca fraccionaria o es un liberal disfrazado de nacionalista. Condenar la usura, como lo hace ciertos sectores que se autodefinen nacionalistas y que nos critica, y a la vez no definir cómo combatirla en el plano real es lo mismo que nada, porque si no se define cuáles son los grupos o instituciones que personifican a la usura y cómo funcionan, la condena a la usura termina siendo algo abstracto.
Resumiendo
La banca privada termina:
1. Creando deudas crecientes e impagables en el largo plazo
2. Obligando a los estados a emitir dinero para mantener la rueda de deudas generando inflación
3. Provocando una recesión llamada “ciclo recesivo”
4. Poniendo una porción más que importante de la oferta monetaria en sus manos y a su arbitrio.
Quien se diga nacionalista y tenga como principio la primacía del bienestar general por sobre el particular, y a la vez crea que el tema de la usura y de la banca privada sea “opinable” en estas circunstancias, es decir, que el hecho de que la banca privada pueda ser o no permitida dentro de un gobierno nacionalista dependa de opiniones, o puntos de vista , ignora cómo funciona esta banca y sus consecuencias.
El sistema bancario actual no es compatible compatible con el bien común y la soberanía nacional.
Martín Ledesma
Lic. en economía
Agrupación Nacionalista Lacebrón Guzmán
Nota: Sé que este tema es muy complejo y que es imposible escribirlo en tan poco espacio sin dejar cabos sueltos, por eso invito a toda persona que tenga alguna duda dejar un comentario en nuestro blog o en nuestra página de Facebook
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