Bergoglio, desbocado y galimático - Catapulta
Pónganle
un micrófono a Bergoglio e ipso facto dirá lo que se pasa por la testa, lo que
se le ocurre, sin coherencia alguna, despreocupado en absoluto de las
consecuencias. No sé si esa verbosidad galimática es algo patológico,
reveladora de algún trastorno de personalidad o simplemente una botaratada. Que
lo determine un psiquiatra, llegado el caso, y si es buen sacerdote, mejor que
mejor.
Solamente
señalo que frente a un micrófono se desboca y es un peligro total.
Véase,
por ejemplo, lo que acaba de responder en la entrevista del vuelo de regreso
desde México, cuando el periodista le preguntó sobre las mujeres embarazadas,
el virus Zika y el mal menor:
“El
aborto no es un mal menor: es un crimen. Es echar fuera a uno para salvar a
otro. Es lo que hace la mafia. Es un crimen, es un mal absoluto. Sobre el mal
menor. lo de evitar el embarazo. Hablamos en términos de conflicto entre el
Quinto (“No matarás”) y el Sexto mandamiento (“No cometerás actos impuros”).
Pablo VI, el grande, en una situación difícil en África permitió a las monjas
usar anticonceptivos para casos de violación. No confundir el mal de evitar el
embarazo, por sí solo, con el aborto. El aborto no es un problema teológico: es
un problema humano, es un problema médico. Se asesina a una persona para salvar
a otra (en el mejor de los casos), o para pasarla bien. Va contra el juramento
hipocrático que los médicos deben hacer. Es un mal en sí mismo, pero no es un
mal religioso al inicio: no, es un mal humano. Después, evidentemente, como es
un mal humano cada asesinato es condenado. En cambio, evitar el embarazo no es
un mal absoluto. En ciertos casos, como en éste, como en el que he nombrado de
Pablo VI, era claro”.
Algunas
apostillas a la caótica respuesta:
1)
Si el aborto es un crimen es un problema teológico, desde el inicio (quinto
mandamiento: no matar).
2)
Afirmar que el aborto es un problema humano o médico es un disparate
antropocéntrico.
3)
Evitar el embarazo usando preservativos siempre es pecado mortal, ergo es un
mal absoluto.
4)
No existe conflicto entre el Quinto y el Sexto mandamientos: en Dios no hay
contradicción alguna ni puede mandar lo imposible de cumplir. (Que yo sepa,
Pablo VI nunca recomendó usar anticonceptivos a las monjas misioneras de Africa
para prevenir violaciones, sino aguantárselas por amor a Cristo. Que yo sepa,
insisto).
Del
desbocado y galimático Jorge Mario Bergoglio, libera nos Dómine.
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en: Catapulta
Nacionalismo Católico San Juan Bautista