DE NO HABER SIDO ASESINADO POR LA GUERRILLA MARXISTA, ESTE HÉROE NACIONAL HOY SERÍA UN PRISIONERO POLÍTICO O YA HUBIESE MUERTO EN UNA MAZMORRA
LA HISTORIA DEL 2DO JEFE DEL REG 3, HORACIO FERNÁNDEZ CUTIELLOS ASESINADO EN LA TABLADA ,EL 23 DE ENERO DE 1989
LA HISTORIA DEL 2DO JEFE DEL REG 3, HORACIO FERNÁNDEZ CUTIELLOS ASESINADO EN LA TABLADA ,EL 23 DE ENERO DE 1989
Nació el 27 de setiembre de 1951, en la provincia de Corrientes. Ingresó al Colegio Militar de la Nación el 1º de marzo de 1968, y egresó como subteniente de infantería el 17 de diciembre de 1976. Cursó la Escuela Superior de Guerra de donde egresó como Oficial de Estado Mayor. Además tenía la especialidad de paracaidista militar. Su último destino fue como 2do. jefe del RI Mec. 3, lugar donde fue asesinado el 23 de enero de 1989. Fue ascendido post mortem al grado de teniente coronel. El 23 de enero de 1989, siendo las 6.15 un grupo de aproximadamente 45/50 personas, entre las cuales se incluían varias mujeres, irrumpió en los cuarteles de la unidad y subunidad señaladas, tras embestir y derribar el portón de entrada de la guarnición, utilizando un camión de transporte de gaseosas –que había sido robado minutos antes- y cinco o seis automóviles.
En dicha operación inicial fue asesinado el soldado
apostado en esa entrada sin que tuviese la oportunidad de hacer uso de su arma
reglamentaria. Acto seguido fue tomado el local de la guardia de prevención,
permaneciendo en él varios subversivos, mientras el resto ingresaba con los
vehículos al interior del cuartel. En esta operación participaron dos grupos
debidamente identificados: uno que ingresó al cuartel en la forma ya indicada y
otro, no identificado, que actuó fuera de las instalaciones militares, en
actividades de hostigamiento (francotiradores), como así también en agitación
popular y apoyo sanitario, llevadas a cabo por personal mimetizado entre la
población civil que rodeaba a los cuarteles.
Las acciones posteriores tuvieron como objetivos
prioritarios, además de la tarea inicial de la guardia de prevención,
apoderarse de las instalaciones de la plana mayor de la unidad de infantería,
los casinos (oficiales y suboficiales) y una o más subunidades, con la
finalidad de sustraer armamento y municiones. Inicialmente sólo pudieron
concretar la toma del edificio de la plana mayor, donde fue asesinado el 2do.
jefe del Regimiento 3, mayor Horacio Fernández Cutiellos y del casino de
suboficiales, en el que mantuvieron como rehenes un número importante de
suboficiales y soldados. Debido a los escasos efectivos que se encontraban en
el cuartel como consecuencia de la licencia anual y a la hora en que se produjo
el ataque, oportunidad en que el personal aún no había regresado del franco de
fin de semana, el grupo terrorista logró el copamiento de la unidad militar en
un reducido lapso, explotando el factor sorpresa y la capacidad de fuego con
que contaban.
El concepto de esa operación, planeada y comandada
desde fuera de las instalaciones militares por Enrique Gorriarán Merlo, fue
claramente determinado por la documentación secuestrada durante y después de
las acciones de recuperación de las instalaciones militares, entre la cual se
encontraba la proclama inicial que pretendían difundir por emisoras radiales,
previo copamiento de éstas; una segunda proclama en la cual se instrumentaba un
plan de emergencia luego que el “gobierno del pueblo” accediese al poder. En
dicho plan se incluía la disolución de las FF. AA. y su reemplazo por las
milicias populares; por último, una serie de comunicados en los cuales se
detallaban las organizaciones políticas, gremiales, estudiantiles y
educacionales que se adherían al movimiento insurreccional subversivo y a la
toma del poder nacional.
Consolidada la primera fase de la operación (toma
del cuartel) comenzaría la fase agitación popular con la ayuda de altavoces que
poseía el grupo de apoyo externo, justificando su actitud de que la toma de la
unidad militar era para desalojar a rebeldes adictos al teniente coronel Rico y
al coronel Seineldín que tenían el propósito, según el grupo subversivo del
Movimiento Todos por la Patria (MTP), de dar un golpe de estado. Para ello, los
terroristas tenían impreso una gran cantidad de falsos volantes en los cuales
los citados militares llamaban a la rebelión contra el Gobierno de la Nación.
Dichos panfletos también fueron secuestrados al grupo atacante junto con el
resto de la documentación ya indicada. A partir de lo planificado y con
posterioridad a la toma del cuartel, la agitación popular que pretendían lograr
estaba destinada a convocar una marcha multitudinaria, desde varios puntos de
la Capital Federal, Gran Buenos Aires y aun del interior del país, para
dirigirse a Plaza de Mayo y ocupar la Casa Rosada.
Esto se haría para evitar el supuesto golpe de
estado de Seineldín y de Rico. Si esta operación hubiera tenido éxito, igual
actitud se habría adoptado en otras zonas del país, particularmente en Rosario
y Córdoba, lugares donde se comprobó que existían grupos similares al que actuó
en La Tablada el 23 de enero. La reacción inicial de la Policía de la Provincia
de Buenos Aires que de inmediato estableció un cerco de las unidades tomadas, y
el progresivo regreso de personal franco destinado a la unidad y subunidad del
cuartel que por la parte posterior accedió al empleo de algunos vehículos
blindados estacionados en las instalaciones correspondientes, impidieron
concretar la parte inicial del plan subversivo previsto que, sintéticamente,
consistía en tomar la unidad, apoderarse de armamento y munición, distribuir
los supuestos panfletos de Seineldín y Rico y posteriormente retirarse del
cuartel para iniciar la segunda fase: agitación popular.
Las acciones militares se llevaron a cabo durante
todo el día 23 y hasta las 10.30 del día 24 de enero, oportunidad en que, ya
abatidos la mayor parte de los subversivos que siguieron combatiendo hasta la
hora indicada, se materializó la rendición de 14 de ellos, uno de los cuales
(una mujer) falleció a los pocos minutos como consecuencia de las heridas
recibidas. Junto con esta rendición se produjo la liberación de los rehenes
(suboficiales) que mantenían en su poder los integrantes del MTP que aún
permanecían con vida. Por expresa orden del Presidente de la Nación, el
personal detenido fue puesto a disposición del juez federal correspondiente,
Dr. Larrambebere, quien de inmediato se hizo presente en el lugar de los
hechos. El saldo de muertos de propias tropas fue de nueve integrantes del
Ejército Argentino y dos de la Policía de la Provincia de Buenos Aires.
La cantidad de heridos y mutilados alcanzó a
treinta y siete hombres, algunos de ellos de suma gravedad y otros con
lamentables mutilaciones corporales (pérdida de ambas piernas, pérdida de un
ojo, etc.). La identificación de muertos y detenidos, secuestro de
documentación, armamento y munición utilizada -en su mayoría de origen ruso y
chino- y gran cantidad de bibliografía y material ideológico capturado a los
subversivos, permitieron determinar fehacientemente que el grupo, integrado en
su mayoría por el Movimiento Todos por la Patria (MTP), era un desprendimiento
del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), liderado por Enrique Gorriarán
Merlo y con la participación, en este operativo, de elementos pertenecientes a
las siguientes organizaciones: • Partido de la Liberación (PL) • Movimiento de
Liberación 29 de Mayo (ML-29) • Montoneros (Columna Sur-Oeste) Ni bien se
inicia el ataque al cuartel, el mayor Fernández Cutiellos, que había pernoctado
en la plana mayor de la unidad, al tomar conocimiento de lo que estaba
ocurriendo comienza a disparar contra los subversivos que podía observar.
Esta actitud llevada a cabo desde la jefatura de la
unidad, impidió la toma de la compañía comando y del edificio de la plana
mayor. Siendo aproximadamente las 7.20 logra comunicarse con el jefe del
regimiento, teniente coronel Jorge Luis I. Zamudio y le informa que el ataque
al cuartel está siendo llevado a cabo por elementos subversivos. Dicho jefe,
desde su domicilio, se comunica telefónicamente con el CENOPE (Centro de
Operaciones del Ejército del EMGE) enterándolos de la situación y de inmediato
se traslada a la zona del cuartel. Conjuntamente con otros oficiales y
suboficiales que regresaban de franco ingresan por los fondos del cuartel para
intentar la recuperación.
En horas de la tarde, aproximadamente a las 14.30,
el teniente coronel Zamudio mientras intentaba reconocer a pie la entrada
lateral del casino de suboficiales, ocupado por los subversivos, es herido
gravemente por un disparo en la espalda. Mientras estas acciones se llevaban a
cabo el mayor Fernández Cutiellos efectúa desplazamientos para poder continuar
el fuego hacia la guardia de prevención, en poder de los subversivos.
Encontrándose en la entrada principal de la jefatura, que da a la plaza de
armas, fue alcanzado por un disparo en la espalda, cayó hacia adelante, donde
fue ultimado por un disparo de Itaka en el rostro. Con su actitud había
impedido, hasta el momento de su muerte, que los terroristas accedieran al
edificio de la jefatura, donde se encontraba el centro de las comunicaciones
alámbricas y radiales.