¿De qué madera está hecho Scioli?
Después de obtener el 48.6 % de los votos en el balotaje, y habiéndose impuesto en 15 de los 24 distritos electorales (incluida la Provincia de Buenos Aires), muchos se preguntan cuál es el futuro político de Daniel Scioli. En estos momentos su imagen está en uno de los peores momentos, la cual se mantenía positiva hasta el final del verano, y comenzó a caer sistemáticamente.
Después de 18 años de carrera política, por
primera vez está en el llano, sin gestión que mostrar y sin recursos
estatales para hacer política. Su trayectoria pues está en un punto de
inflexión, ya que ahora deberá mostrar de qué madera está hecho
realmente: si es un político de raza que sabe construirse espacios de
lucimiento y poder sin plata, o si todo el tiempo fue un producto
ayudado por los anabólicos mediáticos y presupuestarios.
Su
carrera no es la de un líder. Fiel a su pasión motonáutica, siempre
navegó las aguas que le fueron presentando oportunidades. Menem, Duhalde
o Kirchner fueron apostaderos en los cuales recalar, pero nunca se
planteó construir su propio muelle.
Fruto de este tiempo mediático
y espectacular, nunca creyó en las construcciones políticas, y mucho
menos en las territoriales. De ahí que siempre deba depender de quienes
sí tienen esos atributos para poder seguir en carrera.
El
resultado de toda esa configuración política fue su reunión con
Cristina, en las oficinas de la Fundación Patria. Va a visitar a la
dueña de casa, quien además sigue cortando el bacalao en un sector
importante del peronismo. La foto es la del vasallo que ofrece reafirmar
su dependencia del rey. Todo lo contrario de lo que indican los
manuales de liderazgo político.
Cuando se fue protagonista de una
derrota (que a luz de los números que se comentan al principio de esta
columna, está claro que con otra fibra se podría haber ganado), siempre
es necesaria la reflexión y la autocrítica pública, y entender que en la
política contemporánea hay que reinventarse para poder volver a
mostrarse como algo nuevo y/o distinto.
Pero Scioli nunca le
prestó atención al consejo de Perón cuando decía que no se puede
conducir lo que no se participó de su construcción. Es elemental: todo
el entramado de acuerdos explícitos e implícitos que implica un proyecto
solo lo conoce quien participó de todas sus idas y venidas. El ex
gobernador siempre delegó eso en otros, quienes usufructuaron esa
actitud.
Las recriminaciones de sus compañeros de partido
-empezando por Gioja- respecto a su foto con CFK sin consultar ni
avisar, muestran que hay algunos cuidados elementales que no logra
contemplar. Ahora es uno más dentro de una mesa donde hay varios
ganadores y un perdedor como él.
Resultado: Scioli sigue siendo el
mismo Scioli de siempre, y esta etapa requiere reformulaciones que no
son tan sencillas de hacer. Si quiere liderar algo, al menos deberá
consensuar con sus pares algunos pasos públicos que no contradigan una
suerte de estrategia general.
Ir otra vez a la batalla electoral
con el mismo libreto, solo le dará el mismo resultado. Más aún cuando
debería enfrentar al candidato del presidente (que sea quien sea, no
necesita mostrar liderazgo) y al opositor con mejor imagen del país,
quien sí es líder de su espacio (y además es peronista).