LA CORRUPCIÓN
Cómo se castiga -en otros países- la corrupción by Carlos Marcelo
Shäferstein La corrupción política se refiere al mal uso del poder
público para conseguir una ventaja ilegítima, de forma secreta o
privada. Pero -mientras en la Argentina la corrupción no es considerada
genéricamente un delito- en el resto del mundo se la combate duramente.
Con leyes que prevén penas máximas demasiado ligeras, nuestra patria
resulta ser un paraíso para los funcionarios deshonestos, ya que tanto
la malversación como la administración fraudulenta, el prevaricato, el
cohecho, o el aprovechamiento personal de información privilegiada tiene
una pena máxima que no supera los seis años de prisión. En nuestro
Derecho, si concurren dos o más hechos distintos cometidos por el mismo
imputado las penas se unifican en beneficio del procesado, mientras que
en el Derecho Penal Sajón se acumulan.
Además aquí los condenados
recuperan la libertad después de cumplir los dos tercios de la condena… y
todos pueden salir en libertad condicional. Numerosos ejemplos de la
historia democrática reciente así lo testifican, como los casos de
“contrabando de armas” donde el único condenado fue Menem, que jamás
cumplirá pena alguna; del mismo modo los escándalos por corrupción que
involucraron a María Julia Alsogaray, que estuvo privada de la libertad
muy poco tiempo; y el reparto de “coimas” en packs termosellados para
recompensar la tramitación en el Senado de la reforma laboral, en 2000,
durante la presidencia de Antonio de la Rúa que resultó absuelto y libre
de culpa y cargo, tanto él como los siete cómplices del escándalo. Para
explicar el fenómeno, tengamos en cuenta que en Occidente el
tratamiento de la corrupción (delito que no es considerado “de sangre”)
se divide en dos culturas. Una es la de la insolente complacencia
latino-meridional; y otra es la germano-anglo-sajona, donde las leyes
son mucho más rigurosas y están estructuralmente aceptadas. Tanto
Alemania como Reino Unido son líderes en el mundo en la lucha legal
contra la corrupción. Numerosas medidas legales, pero también la
existencia de asociaciones y un gran número de investigadores dedicados
exclusivamente a luchar contra los crímenes económicos hacen que estos
países sean claves en la lucha contra esta lacra. La ley alemana es una
de las más avanzadas del mundo en la lucha contra la corrupción. De
acuerdo a la Ley Criminal Alemana, no puede recibir un soborno y darlo
ningún alemán, ningún extranjero que viva en Alemania, ni un alemán
fuera del país. Dentro de la ley existe una mención especial de
'empleados públicos', con el que se refiere no sólo a funcionarios del
estado, sino también a cualquier persona que, aunque trabaje para una
empresa privada, preste servicio al estado. Puede ser acusado de
corrupción cualquiera que ofrezca, dé o reciba un soborno. La ley no
considera que se pueda condenar a empresas como 'entes jurídicos',
aunque sí a individuos que actúen en representación de estas
organizaciones. Las penas por corrupción son altísimas, ejemplares y de
cumplimiento efectivo. Cometer el delito estando en la función pública
siempre es un agravante al momento de sentenciar. El Acta de Corrupción
del año 2010 del Reino Unido ha sido calificada en numerosas ocasiones
como “la legislación anticorrupción más dura del mundo”. Fue anunciada
por la reina Isabel II en su discurso inaugural del año político en
2009. Las penas por los actos condenados en esta ley van desde los 10
años de cárcel efectiva por corrupción (o más tiempo de condena, si es
desde la función pública), además de una multa ilimitada, y la
posibilidad de confiscación de la totalidad de las propiedades del
condenado y de sus socios (incluso familiares). Vladimir Putin consolidó
a Rusia como una de las mayores potencias militares, económicas y
políticas del planeta. Pero los índices de corrupción llevaron al país
al mismo nivel de Sierra Leona y Tanzania. Coimas y "retornos" cuestan a
la Federación Rusa un tercio de su PBI, según el Kremlin, y hasta el
propio Putin bromeó con que la corrupción es una "tradición" local. El
zar Pedro el Grande, ya en el siglo XVIII, había advertido que si
hubiera que fusilar a todos los corruptos del país, "posiblemente nos
quedaríamos sin súbditos". Y aunque hay un gran debate sobre si Putin es
parte del problema o de la solución, la broma no fue exagerada. El
presidente afirmó que gracias a su Plan Nacional Anticorrupción, sólo en
el último año se condenó a 8000 personas y 11.000 funcionarios fueron
penalizados por "violar las normas anticorrupción". El propio Nicolás
Maduro manifestó que “a los corruptos habría que fusilarlos, pero la
Constitución no lo permite”. Esta afirmación no fue hecha como un
comentario legislativo aislado, sino en referencia directa a la
detención de directivos del Indepabis acusados de extorsión y crímenes
de corrupción. En la Grecia antigua, la alimentación dependía de las
importaciones de trigo. Esto hacía que los cambios en las condiciones
climáticas dispararan los precios. Ante el fenómeno inflacionario, las
autoridades decidieron establecer el primer control de precios conocido
en Occidente y ningún comerciante podía vender el trigo por encima de
esa cifra impuesta. Como los comerciantes continuaron vendiendo el trigo
a un precio superior, el gobierno conformó un ejército de inspectores
de cereales llamados Sitophylakes, encargados de vigilar que nadie
consintiera una fractura del precio impuesto, bajo la amenaza de
aplicarles pena de muerte. Esto no resolvió el problema, pero sí le dio
fin a la vida de muchos griegos deshonestos. Uno de los más graves
problemas cuando se considera la idea de aplicar la pena de muerte por
casos de corrupción o delitos en contra de la Nación es la ambigüedad
que resulta natural a esta manera de definir los delitos, sumado a los
amplios niveles de politización posibles y la criminalización del
pensamiento latente en territorios tan inconstantes, movedizos y
peligrosos. Aun así, existen naciones cuya Constitución permite castigar
la corrupción (como Rusia, Israel, Estados Unidos, la República
Federativa de Brasil, y otros países donde delitos de este tipo
directamente se castigan con la pena capital. Israel: Transparencia
Internacional informa que altos funcionarios son acusados
permanentemente de aceptar sobornos para recibir puestos clave, para
reducir impuestos u obtener otros beneficios para algunas personas.
Algunos de los más altos burócratas de la Autoridad Impositiva están
siendo sometidos a una investigación por corrupción. Una sorprendente
cantidad de líderes del gobierno son -o fueron- objeto de
investigaciones criminales. La esposa del primer ministro asesinado
Itzhak Rabin fue condenada por tener una cuenta en Nueva York sin
declarar; el Primer Ministro Ehud Olmert está ahora mismo purgando
prisión, a pesar de su avanzada edad, en el durísimo instituto
penitenciario de Maasiyahu. Asimismo están siendo procesados el
Presidente Moshe Katzav, el ex Ministro de Justicia Jaim Ramon, el
Ministro de Finanzas Avraham Hirschson, el jefe de la coalición Avigdor
Yitzjaki, al igual que muchos miembros del parlamento y hasta el alcalde
de Jerusalén. La República de Singapur. Al obtener la independencia en
1965, el país se vio en una situación similar a la de Rusia
postsoviética: un colapso económico, abusos de los funcionarios,
malversación de fondos públicos. Según estos datos Singapur era una de
los países más violentos del mundo. Ocupaba uno de los lugares con el
más alto índices de criminalidad, debido a su cercanía con Malasia y
China, siendo uno de los lugares de mayor tráfico de drogas, lo cual era
el pan de todos los días. Había impunidad y malos manejos del gobierno.
Las mujeres no podían salir de su casa por miedo a ser abusadas
sexualmente y después asesinadas. Era una ciudad sin orden y con un gran
índice de tráfico de influencias, eso sin contar que era denominada una
de las ciudades más sucias de Asia, y con un tremendo desorden vial. En
primera década del 2000 apareció el terrorismo global, y los homicidios
eran uno de los mayores problemas de inseguridad que tenía esa
sociedad. Pero al llegar al poder en el año 2004, en elecciones libres,
el Primer Ministro democrático Lee Hsien Loong, hijo mayor del general
Lee Kuan Yew, se produjeron grandes cambios “represivos” y ejemplares,
pues atacó fuertemente el tráfico y consumo de drogas, la corrupción,
las organizaciones de prostitución infantil y turismo sexual; así como
también la violación y el tráfico de personas, lo que produjo una
reducción fantástica de la inseguridad, siendo actualmente uno de los
países más seguros de Asia. Hace 12 años, en las cárceles había más de
500.000 presos, pero seis meses después, sólo quedaban 50. Se adoptó la
pena de muerte y el trabajo forzado para los criminales confesos,
narcotraficantes y violadores probados siendo los reincidentes
automáticamente condenados a muerte. Pero el gobierno fue más lejos
todavía, se decretó que toda figura pública corrupta (políticos,
policías, militares, etc.) fueran ejecutados cuando se cuenten con
pruebas sólidas que los involucre. El sistema es parlamentario, pero con
la depuración de la policía, sistema judicial y político, más una nueva
legislación, el país goza de una sólida estabilidad, en donde el
contrabando y la posesión de drogas puede originar cadena perpetua o
pena capital. Actualmente es uno de los países con un nivel económico
más grande del mundo. China. En la República Popular China, pena de
muerte puede ser aplicada a quienes cometan crímenes económicos. Esto
incluye cargos por soborno, fraude y malversación de fondos, al igual
que un amplio número de ofensas como robo agravado de armamento,
falsificación de dinero, complicidad con traficantes y estafa a los
recursos del Estado. Los únicos métodos aprobados de ejecución son la
aplicación de inyección letal, el fusilamiento y la horca -el patíbulo
ante el público- en casos vergonzantes. Son esas tres alternativas para
quien es encontrado culpable Indonesia. La imposición de la pena máxima
en Indonesia cuando se trata de crímenes económicos es constitucional.
Bajo las leyes del país, sólo los crímenes de alto detrimento económico
para el Estado son punibles con la muerte. Sin embargo, en los últimos
años varios personeros han hecho llamados de atención desde Yakarta,
queriendo aumentar la severidad del castigo a los corruptos, haciéndolos
extensivos a la familia Uno de ellos es Mohamad Mahfud, un juez de la
Suprema Corte de Indonesia, que manifestó que los mecanismos que
batallan la corrupción en el país son muy complacientes con los
criminales, dándoles un máximo de tres o cuatro años de prisión, menos
que por delitos menores de robo o asalto. Aludiendo al modelo chino,
Mahfud pidió en octubre del 2010 la intensificación de las leyes
actuales de pena de muerte, argumentando el factor disuasivo que tiene
sobre la población. Actualmente, Indonesia ocupa el puesto 118 de 174
países en la encuesta de 2012 de Transparency International, mientras
que China, nación ejemplar según Mahfud, ocupa el puesto 80. Corea del
Norte. Bajo las leyes del régimen comunista norcoreano, la pena de
muerte es aplicable por fusilamiento o ahorcamiento ante múltiples
ofensas: asesinato, actos de terrorismo, robo (hurtar una media bolsa de
arroz, por ejemplo, es un crimen que amerita la pena capital), traición
y otros delitos, definidos vagamente como “crímenes contra el estado
y/o el pueblo”. En este escenario de ambigüedad, los crímenes
relacionados con corrupción cobran matices políticos y turbios. Las
ejecuciones en Corea del Norte “están caracterizadas por varias formas
de aplicación arbitraria, ilegítima e ilegal”. En octubre del 2007, el
jefe de una fábrica en el sur de Pyongan fue fusilado públicamente en un
estadio lleno al ser descubierto haciendo llamadas internacionales
desde trece teléfonos instalados en su sótano. Las autoridades
argumentaron la necesidad de control y la prevención de crímenes de
fraude y tráfico como razones para la ejecución pública. Hubo cuatro
casos similares ese mismo año. En marzo del 2010, el jefe de
Planificación y Economía del Partido del Trabajo de Corea, Pak Nam-gi,
fue ejecutado por aplicar reformas a la moneda que resultaron
desastrosas para la ya débil economía. La condena a quien tuvo la
responsabilidad de la devaluación en el país tuvo como parte de sus
argumentos que Nam-gi era el “hijo de un burgués” tratando de
infiltrarse en la economía norcoreana y sabotearla. Corea del Norte
ocupa el puesto 174 en el ya referido estudio internacional de
Transparency, empatado con Afganistán y Somalia por el puesto del país
más corrupto del mundo. Venezuela lo sigue de cerca. Pero nuestro país
ocupa el puesto 165 y forma parte de los diez con mayor índice de
corrupción. Tengamos en cuenta que en nuestro país existe lo que en
teoría se llama “corrupción institucionalizada”, vale decir que la
aceptación o el rechazo de picardía criolla proviene de una concepción
cultural distorsionada que comienza desde el seno de la propia familia
donde la educación en la honestidad ya no es inculcada como valor. La
corrupción evoluciona. Es una relación que se va adaptando a las nuevas
instituciones que se crean para combatirla. Actúa como cualquier otro
acto delictivo que se amolda a las nuevas restricciones legales que se
le van imponiendo. La evolución de la corrupción, cuando no es atajada
correctamente, es como una telaraña que se va extendiendo a lo largo de
toda la sociedad. Es éste un fenómeno que transforma el sentimiento
general hacia la corrupción: deja de ser considerada un delito para
pasar a ser un mal con el que es inevitable convivir. Un mal repetido
con el que es obligado cohabitar es lo que se ha denominado corrupción
crónica. El peligro de la corrupción crónica es precisamente su
habitualidad; ya no es contemplada como acto delictivo o -si lo es- ya
no es considerada digna de persecución. No sólo una ley específica
debería definir qué constituye el delito, sino que la misma debería
poner a disposición del Estado los mecanismos para perseguir lo que es
ilegal y las instituciones para castigar al delincuente. Definir,
vigilar y sancionar la corrupción son tareas que han de ejercer las
instituciones, pero esta es una actividad que debería empezar mediante
la educación temprana del ciudadano en los valores de la ética
individual, así como también en las normas de convivencia social
homogénea y ordenada.
http://www.lavanguardia.com/politica/20130127/54363142812/asi-se-lucha-contra-la-corrupcion-mundo.html
https://www.theguardian.com/world/2016/feb/15/ehud-olmert-israeli-ex-pm-19-month-prison-bribery
http://www.revistaprobidad.info/006/art14.html Carlos Marcelo
Shäferstein
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Publicado por Blogger para El Café de Scolaro el 8/20/2016 03:36:00 p. m.
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Publicado por Blogger para El Café de Scolaro el 8/20/2016 03:36:00 p. m.