ESTEBAN P. SANCHEZ MALAGÓN- DESPUÉS DEL BREXIT…
LOS BRICS TOMAN LA ESTAFETA DEL NUEVO ORDEN MUNDIAL
Monseñor
Marcel Lefebvre nunca limitó sus combates a los presbiterios y
sacristías. Cristo Rey y Sacerdote era para él la luz que ilumina no
sólo la vida de la Iglesia, sino también la vida política. Deseaba que,
al igual que él, sus sacerdotes no fueran ajenos a la política nacional y
mundial, que estuvieran al corriente para poder dar a los fieles (para
que estos no “pontifiquen” ni se atribuyan doctorados por la internet)
un enfoque católico sobre estos temas… Esa consideración de Cristo Rey
lo llevó a reflexiones sobre el judaísmo, el MUNDIALISMO y el Islam. Al
colaborar en la redacción del “compendio de la doctrina social” del
Padre Marziac, propuso algunas líneas suplementarias en el capítulo
consagrado al “misterio de Israel”:
“…después
que Israel rechazó al verdadero Mesías, se dio a sí mismo otro
mesianismo, temporal y terreno: la dominación del mundo por el dinero,
la masonería, la Revolución y la democracia socialista. No debemos
olvidar, sin embargo, que fueron los judíos, discípulos del verdadero
Mesías, los que fundaron el verdadero Israel, Reino espiritual, que
prepara el Reino celestial. Las pretensiones mundialistas de los judíos
se realizan en nuestra época, desde la fundación de la masonería y de la
Revolución que decapitó a la Iglesia e instauró una democracia
socialista mundial.”
Así nos dice
Mons. Tissier en su obra: “Monseñor Marcel Lefebvre la Biografía”; por
cierto, arrinconada y empolvada en muchos libreros tradicionalistas,
empezando en mi propia familia, que, dicho sea de paso, son fidelísimos a
la neofraternidad, por IGNORANTES.
Bueno, después de este exabrupto, pasemos a lo que nos concierne: la problemática de la política mundial.
Nuevas ideas sobre gobernanza mundial de China
Desde que Xi
Jinping asumió el cargo a principios de 2013, ha propuesto una serie de
nuevas iniciativas y programas sobre gobernanza mundial que han ganado
una extensa apreciación por parte de expertos internacionales.
El G20 y el cambio en la gobernanza
Se trata de
uno de los escasos foros multilaterales reconocidos por el Congreso
Nacional del Partido Comunista Chino en 2012, junto al propio grupo de
los BRICS, la ONU y la Organización para la Cooperación de Shanghái. Es
ahí donde China reconoce estar dispuesta a “jugar un papel activo en las
relaciones internacionales”, frente al “bajo perfil internacional”
decretado por Deng Xiaoping.
El G20 ha
surgido en la reciente crisis financiera internacional como el foro
donde acomodar a países desarrollados y países emergentes para hacer
frente a las amenazas para la economía global, un gran avance respecto
al modelo posterior a la Segunda Guerra mundial, dominado por las
grandes potencias industrializadas organizadas en torno al G7. China
rechazó pertenecer a este último grupo –que incorporó a Rusia en 2002
como G8 y del que fue expulsada de forma temporal en 2014 a raíz del
conflicto en Crimea– por su desconfianza hacia un foro que representaba
exclusivamente a los países ricos y su temor a ser tratado como un socio
de segunda, además de tener que asumir responsabilidades innecesarias
dada su autoproclamada posición como potencia en desarrollo.
Hugh
Jorgensen y Daniela Strube, investigadores del Instituto Lowy de
Política Internacional en Sídney (Australia), sostienen que el G20
“proporciona a China una transición ordenada entre el legado de las
estructuras de Bretton Woods, de las que se ha beneficiado enormemente
su economía, y los nuevos foros como el de los BRICS”. A su juicio, el
G20 tiene potencial para ayudar a China a expandir su papel en la
gobernanza económica global, mientras se mantienen en lo fundamental las
estructuras de la actual arquitectura financiera mundial. “Esa
combinación podría ayudar a impulsar la gobernanza económica global”,
aseveran en uno de sus análisis. Lo cierto es que desde la cumbre de San
Petersburgo de 2013, Pekín ha defendido la necesidad de una mayor
cooperación económica internacional y su propia evolución económica ha
contribuido a reforzar ese llamamiento. Con el superávit exterior
reducido de forma dramática y sin la presión en el G20 sobre los
desequilibrios de las balanzas por cuenta corriente, China parece haber
empezado a aceptar los compromisos para un cambio en su modelo de
crecimiento y la agenda prevista para su presidencia del grupo es fiel
reflejo de sus intereses.
Tal como
está diseñado el funcionamiento del foro, la presidencia del G20 tiene
que coordinar la agenda con el país que le precede en el cargo, en este
caso Turquía, y la presidencia posterior, aún por definir. Eso supone
que Pekín dará continuidad a los debates sobre cuestiones financieras,
la coordinación económica y la reforma del sistema financiero y
monetario internacional. Es ahí donde el presidente, Xi Jinping,
insistirá en la necesidad de aprobar la reforma del sistema de cuotas
del FMI y la inclusión del yuan en la cesta de divisas que el Fondo
utiliza como referencia para fijar los DEG.
Según Alex
He, investigador del Centro para la Innovación de la Gobernanza
Internacional (CIGI), entre las cuestiones que la presidencia china
quiere incluir como novedad en la agenda están el comercio, la energía
limpia, el combate al cambio climático y la financiación de la inversión
en infraestructuras sustentables, lo que vuelve a poner el acento en
los bancos de desarrollo impulsados por Pekín en los últimos meses y en
el grupo de los BRICS.
Del acuerdo
firmado por Rusia con el gigante asiático en mayo de 2014 de suministro
de gas por 400.000 millones de dólares para 2018 no hay rastro, ni han
comenzado las exploraciones en el oriente de Siberia ni la construcción
del gasoducto que haga posible la entrega. Mientras, el presidente ruso,
Vladimir
Putin, ha ofrecido a India, que mantiene un enfrentamiento histórico con
China, suministrarle petróleo, armamento y reactores nucleares, aunque
como aseguran diversos expertos, Rusia no tiene una economía que apoye
una presencia creciente y sostenida en la región. Del éxito o del
fracaso de todos estos proyectos dependerá, en buena medida, la
capacidad de influencia de los países emergentes en la reforma de la
gobernanza económica mundial.
China
organizará la cumbre del Grupo de los Veinte (sic) en noviembre tras
asumir la presidencia del G20 en diciembre de 2015. Los observadores
consideran que el hecho de que China presida el G20 es una importante
oportunidad para el desarrollo económico mundial en 2017 y que China
desempeñará un papel importante en la agenda económica mundial.
La comunidad
internacional espera que las ideas de China sobre gobernanza mundial se
desarrollen aún más para convertirse en un consenso mundial, de la
misma forma en la que el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon,
espera que sea esencial que China demuestre su liderazgo de forma
constante.
“La
iniciativa china de la Franja y la Ruta ofrece oportunidades de ganancia
mutua para los países de Asia Central y promueve la cooperación
regional” Nurlan Aitmurzaev, rector de la Academia Diplomática del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República de Kirguizistán.
“China tiene influencia internacional y también es un representante de los países en desarrollo y de las economías emergentes” Gao Fei, profesor de la Universidad de Relaciones Exteriores de China.
“China
puede asumir sus responsabilidades y defender activamente la idea de
una cooperación que conduzca a una situación donde todos ganen, lo que
se ha convertido en algo “histórico”.”Yuri Tavrovsky, profesor de la Universidad Rusa de la Amistad con los Pueblos.
Tavrovsky
también señaló que las ideas sobre gobernanza mundial defendidas por
China finalmente “florecerán y rendirán fruto” en el orden mundial.
El voto por
la salida del reino unido de la UE (Brexit) propina un golpe mortal al
mayor esquema de integración del mundo después de la II guerra mundial,
beneficiando con esta jugada maestra a China y Rusia (líderes del
BRICS). No por obra de la casualidad se reunieron en Pekín un día
después del referéndum Londinense Xi Jinpin y su homólogo Vladimir Putin
donde Rusia y China planean firmar más de 50 documentos en el marco de
la visita de Putin a Pekín…
El Brexit permitirá impulsar el comercio con los BRICS. Peter Lilley parlamentario conservador británico antiguo titular de Comercio.
“El brexit
no es una pequeña fisura, es una gran brecha”, en medio del sistema de
países occidentales cuya hegemonía global se ha puesto en duda con el
ascenso de China y de otras potencias, como Rusia y la India. En
términos geopolíticos estamos frente a un punto de inflexión histórico
que va de la mano del debilitamiento del liderazgo del País del Norte de
América, las dificultades de las grandes economías (con Estados Unidos a
la cabeza) para generar el crecimiento sostenido, el desafío al orden
internacional que ha imperado en las últimas décadas, del reordenamiento
de ideologías y la supresión de las fronteras en todo el mundo (algo
que a Inglaterra le aterra, ya que “no quiere” ni comunitarios menos
inmigrantes, y el reciente acuerdo entre las cancilleres de Colombia y
Venezuela para la supresión de la frontera y considerar territorio común
la geografía de los dos países, etc.) el auge de los populismos de
derecha y de izquierda, las guerras de inspiración occidental en el
Oriente Medio y los millones de refugiados que ya han llegado a Europa
para reclamar un lugar en medio de una globalización en crisis.
La red de
alianzas e instituciones establecidas después de la II Guerra Mundial
para reordenar y dirigir el mundo, y de las que Gran Bretaña era un
socio principal, se ven desbordadas. Una semana después del brexit, no
solo el Reino Unido es diferente, sino que el mundo tal como lo hemos
conocido en las últimas décadas se enfrenta a una catarsis de
consecuencias impredecibles.
Pero los
efectos más devastadores pueden darse fuera de las fronteras del Reino
Unido. En el ojo del huracán está la Unión Europea (UE), una unión de 28
países (estados) con una población de 510 millones de habitantes que se
cristalizó con el Tratado de la Unión Europea (TUE), el 1 de noviembre
de 1993, después de 40 años de un complejo ensamblado geopolítico.
La salida
del Reino Unido significa más que un duro golpe a la Unión Europea desde
su fundación. De hecho, será el primer desmembramiento (tal vez de
muchos más a corto y mediano plazo) de la UE y la retirada de la segunda
economía (que curiosamente no adopto el euro como moneda corriente) más
importante del bloque europeo después de Alemania.
Además, como
explica Rafael Ramos, el corresponsal en Londres del diario La
Vanguardia, el brexit ha hecho estallar el modelo neoliberal de la
globalización que está sostenido por Estados Unidos y por la UE,
liderada por Alemania, para adoptar el sistema socialista marxista y
comunista.
Es que el
brexit no es solo una revolución local, focalizada en el Reino Unido.
Las grandes instituciones del establishment (Banco Mundial, FMI, OCDE),
los pilares del orden económico, se volcaron para pedir a los británicos
que no se fueran de Europa, y sus consejos cayeron en saco roto. ¿Por
qué? Porque Gran Bretaña ya había puesto sus ojos en una plataforma
poderosa que controlará los destinos del nuevo y ordenado mundo: Los
BRICS.
BANCO DE DESARROLLO del BRICS
Es en este
contexto, en el año 2012 en el desarrollo de la IV cumbre de los BRICS
en Nueva Delhi en la India, surgió la idea de crear EL NUEVO BANCO DE
DESARROLLO, una entidad lo bastante fuerte como para hacer un importante
contrapeso político a las entidades financieras del sistema
internacional, además de facilitar los créditos a los países menos
industrializados. Durante la Quinta Cumbre BRICS celebrada en Marzo de
2013 los líderes de los BRICS acordaron formalmente la creación del
Banco. Pero fue el 15 de Julio de 2014, durante la Sexta Cumbre BRICS
celebrada en la ciudad de Fortaleza en Brasil, que se definieron los
principales fundamentos del NUEVO BANCO DE DESARROLLO: un capital
autorizado de 100.000 millones de dólares, con un capital inicial
suscrito de 50.000 millones, el cual es compartido por igual entre los
fundadores, por este motivo Gran Bretaña cerro sus oídos a los clamores
del Banco Mundial y del FMI de no abandonar la UE.
Con este
gesto los estados miembro muestran claramente que es un proyecto
prioritario, pues superan sus contribuciones al FMI y sus cuotas en el
Banco Mundial, además de ser “ampliamente democrático”, ya que a pesar
de las grandes diferencias en cuanto al PIB de cada uno de sus miembros,
su participación y gobierno de la entidad es “igualitaria”.
También se
estableció la creación de un fondo de reservas de emergencia, que va a
cumplir un papel similar al que tiene el FMI, con fondos frescos e
inmediatos en caso de crisis cambiarias y abrupta fuga de capitales.
Este fondo estará dotado con 100.000 millones de dólares, de los cuales
China aportará 41.000 millones, India, Rusia y Brasil 18.000 millones
cada uno y los 5.000 millones de dólares restantes los asumirá
Sudáfrica.
En resumen,
este fondo tiene por objeto proteger las fluctuaciones de las monedas de
los países BRICS debidas a la especulación de los mercados de
capitales.
El principal
enfoque de los préstamos será para proyectos de infraestructura y de
desarrollo sostenible, tanto en los países BRICS como en otros estados
de ingresos medios y bajos que necesiten financiación, con bajos costos
de transacción, pues no estarán atados a condiciones de estabilidad
macroeconómica.
Podemos
afirmar también que el NUEVO BANCO DE DESARROLLO (NBD) de los BRICS no
solamente ha nacido como reacción al hecho de que los principales
aportantes del Banco Mundial y el FMI se aferren tan fuertemente a sus
excesivas cuotas de voto, sino que refleja además una filosofía
diferente sobre la necesidad de dar primacía a las infraestructuras
físicas sobre otras prioridades hacia las que se ha volcado el Banco
Mundial en los últimos años. Desde una visión holística, todas las
inversiones son importantes para una prosperidad y bienestar nacional
equitativo, pero debemos tener muy claro que nada crea tanto empleo e
impulsa verdaderamente la construcción del estado como las
infraestructuras.
Gran ejemplo
de democracia participativa es la designación de las diversas sedes y
funciones: la sede estará en Shanghái, China, la oficina regional en
Johannesburgo, Sudáfrica.
India ganó
la primera presidencia y Rusia será el primer director del NBD, por su
parte, Brasil será uno de los primeros “beneficiados” con los servicios
de la nueva entidad (el inicio informal de las operaciones ya que el
inicio formal se dará en el marco de la cumbre del G20 en noviembre)
para la construcción de la
Infraestructura
necesaria prevista para los Juegos Olímpicos de Verano de 2016 en Rio
de Janeiro ya que el banco mundial prestó más de 900 millones de dólares
para la mejora de su movilidad urbana y la mejora de su sistema de
agua potable en las principales ciudades de la nación suramericana, para
después seguir los pasos de Grecia que con su adeudo gigantesco para la
organización de los juegos olímpicos del 2004 terminó con una crisis
mundial. Y si Grecia ocasionó ese trastorno global ¿Que esperar de un
País quinientas veces más grande que Grecia? Además los recursos
proporcionados por el banco mundial los políticos brasileiros se
encargaron de desaparecerlos sin realizar las mejoras antes dichas.
Una crítica
que se ha escuchado está basada en las grandes diferencias que existen
entre los países BRICS y concluyen los analistas que eso será un gran
escollo, pues China se dedica a la producción de manufacturas, India a
los servicios, Brasil a los productos agropecuarios y minerales, en
tanto que Rusia tiene su principal fuente de ingresos en los productos
energéticos. En realidad, consideramos que esto es una gran fortaleza
para el NBD, pues es el resultado de la unión entre economías no rivales
y que resultan complementarias.
China, sin
duda, podía haber financiado por sí misma un banco de desarrollo mucho
mayor del que han puesto en marcha este grupo de potencias emergentes.
Según datos de diversos responsables estadounidenses, las instituciones
públicas chinas han distribuido 670.000 millones de dólares en los dos
últimos años y solo el Banco de Desarrollo de China realiza ya más
préstamos que el Banco Mundial. No en vano, el gigante asiático acumula
la mayor cantidad de reservas en divisas del mundo, con cuatro billones
de dólares, el 40 por ciento del total, y al tiempo que ha puesto en
marcha el banco de desarrollo de los BRICS también ha anunciado la
creación del Banco de Inversiones en Infraestructuras Asiáticas y el
Fondo de la Ruta de la Seda, respaldado por otro banco de desarrollo.
En total,
140.000 millones de dólares comprometidos para la inversión en
infraestructuras. “China está decidida a aprovechar el hueco que está
dejando el FMI y el Banco Mundial para tejer una estrategia de alianzas a
largo plazo y en función de sus propios intereses”, sostiene Miguel
Otero-Iglesias, investigador de Economía Política Internacional del Real
Instituto Elcano y autor de The Euro, the Dollar and the Global Financial Crisis.
CONCLUSIÓN:
1.- El
mundo globalizado adherido al Nuevo Orden Mundial espera una
“redención” con el Brexit, o sea LA CONSOLIDACIÓN DEL MUNDO COMO UN
NUEVO ORDEN DEL SIGLO XXI DIRIGIDO POR LOS BRICS Y SUS ALIADOS. Sin
descartar que de este nuevo paradigma surja una AUTORIDAD POLÍTICA
UNIVERSAL que satisfaga el clamor popular de una total desconfianza en
los gobernantes convencionales, QUE DEVENDRÁ EN LA ANSIADA “PAZ” deseada
por la masa.
2.- ATENERSE A UNA REALIDAD APOCALÍPTICA
¡APOCALÍPTICA! , NOOOOOO…