¿A QUIÉN SIRVE ESTE INTRIGANTE FELÓN?
¿A quién sirve este intrigante felón? El papa Francisco sostiene que el Cristianismo es igual de violento que el islam
Sumándose
a las confusiones de los gobiernos europeos frente al desafío islámico,
el papa Francisco ha contribuido con otra actitud anfibológica, como
las que últimamente ha empleado. Afirmó: “El mundo está en guerra”,
porque ha perdido la paz y no tiene miedo a decirlo. Pero añadió: “El
mundo está en guerra, pero no es una guerra de religiones”. “Hablo en
serio de una guerra de intereses, por dinero, por los recursos de la
naturaleza, por el dominio de los pueblos”. Parecería que el líder de la
Iglesia Católica vive en otro mundo, porque ¿cuál es la motivación del
asesinato de Niza o de todos los que han degollado y decapitado enemigos
delante de las cámaras de televisión?
¿No pertenecen todos, sin
excepciones, a organizaciones musulmanas radicales que proclaman la
destrucción de Occidente? Es más: ¿No se matan entre ellos chiítas y
sunitas, del mismo modo que lo vienen haciendo desde que se disputan el
legado del Profeta?
¿Intereses?
¿Se puede hablar simplemente de intereses? Esos terroristas que se
inmolan con chalecos explosivos, dispuestos a morir por Alá con tal de
matar cristianos o judíos, ¿no son fanáticos religiosos?
Entendemos
que el Papa no quiera excitar aún más el odio, pero, si reconoce que
hay guerra, ella se libra entre enemigos, como lo dice la lógica más
elemental. De un lado, está toda la civilización occidental y del otro,
el islam radical en sus diversas vertientes. Ya sabemos que no son todos
los musulmanes, pero en ese escenario es donde quizás el Papa podría
ayudar, promoviendo un diálogo interreligioso, en que los musulmanes
pacíficos, ayudados por el mundo tolerante, puedan realmente librar su
batalla interna y lograr el predominio del lenguaje de la paz. No es
verdad, como dice el Papa, que todas las religiones quieren la paz.
Algunas sí y otras no. O algunos grupos sí y otros no. Y de eso se
trata, de entender que las religiones que no quieren la paz deben ser
derrotadas, en el terreno de los hechos desde ya, pero también en el de
las conciencias, que es el más importante. Si no se desarma claramente
la prédica del odio en mezquitas y madrazas, si no se enfrenta
claramente y sin temores a los predicadores fanáticos, Occidente verá su
fin. O el de los valores que lo configuraron, aunque sobrevivan sus
Estados como cáscaras vacías.
Todo
empieza por asumir, entonces, que si estamos en guerra, debemos
combatir. ¿Contra quién? Contra los enemigos, los que nos declararon la
guerra y quieren imponernos su religión retrógrada y su intolerante
visión del mundo. Con ellos estamos en guerra y debemos luchar. Cada uno
con sus armas, pero no dejarse vencer por el temor o la cómoda
indiferencia.
“Todas las religiones tienden igual a la violencia”
En
una conferencia de prensa, el papa Francisco pareció sugerir que todas
las religiones tienden por igual a la violencia y que el Islam y el
Cristianismo son iguales en ese aspecto.
Cuando
un periodista le preguntó sobre el “salvaje asesinato del Padre.
Jacques Hamel”, en el norte de Francia, claramente “asesinado en nombre
del Islam”, Francisco respondió que no le gusta hablar de violencia
islámica porque también hay mucha violencia cristiana.
En
la breve conferencia de prensa a bordo del avión papal de regreso de
Cracovia, el Papa dijo que todos los días, al leer el periódico, ve la
violencia perpetrada en Italia por cristianos: “uno que asesinó a su
novia, otro que asesinó a su suegra…. ¡y estos son católicos bautizados!
¡Hay católicos violentos!”
“Si
hablo de violencia islámica, debo hablar de violencia católica,” dijo
Francisco. “Y no, no todos los musulmanes son violentos, no todos los
católicos son violentos. Es como una ensalada de fruta; hay de todo”.
¿No
acaba de decir eso, o sí lo dijo? ¿Una “ensalada de fruta”? ¿A uno de
sus propios sacerdotes, un par de “santos guerreros” islámicos le acaban
de cortar la cabeza en un ritual en nombre de Allah, y para el papa
Francisco este acto de la Jihad no difiere del hombre cristiano que
asesina a su suegra en el noticiero vespertino? Desearía que el Santo
Padre hubiera estado bromeando, pero no lo estaba.
A
esta altura, parece acertado decir que el Santo Padre debe tener sus
facultades mentales disminuidas de algún modo, o que trabaja activamente
para desestabilizar la Iglesia en un mundo peligroso que empeora
gracias a las palabras desconcertantes, acciones confusas y ahora la
negligencia del líder espiritual más poderoso del mundo.
Suponiendo
que el papa Francisco aún esté en su sano juicio, sólo podemos
especular sobre quién podría ser quien le da estas órdenes extrañas.
¿Actúa en cuenta propia, como bola de demolición papal, por la sola
ambición de su propio y enorme ego? ¿O hay alguien más –algo más—que le
ha encargado que lleve a cabo una guerra no santa contra la Iglesia que
él mismo lidera?