OSKO: MODERNISMO, MODERNIDAD Y ENTRETENIMIENTOS
¡GO!
Hay ideas
que muchas veces se me hace difícil expresar con palabras. Tal vez sea
mejor hacerlo “andando”, o caminando, o yendo… hoy que está poniéndose
muy de moda eso de caminar para alcanzar… bueno, ya hablaremos de
esto.
En las
últimas semanas hemos visto muchas novedades; aunque sustancialmente
podría decirse que nada de nuevo hay en todo lo que ocurre; no obstante,
al menos en los accidentes, en los “envases” en que la modernidad
propone sus recetas estupidizantes, sí que hay novedad.
Han sido
notables algunas de las últimas llamadas “bergogliadas” (bergogliada no
es otra cosa que un eufemismo, para no repetir hasta el hartazgo que el
tipejo disfrazado de blanco es un hereje).
Unos cuantos
artículos en los que sectores conservadores se manifiestan con palabras
impensables hasta hace no mucho tiempo atrás. Lo que significa que,
salvo decir que Bergoglio no es un verdadero pontífice (ni siquiera es
un sacerdote y menos católico), ya se atreven a decirlo todo, como puede
verse aquí.
Por otra,
parte hemos visto una especie de notable (y creciente) proximidad de la
F$$PX con respecto de la religión del Vaticano; convergencia en la que,
evidentemente, no es importante ya si se concreta o no un acuerdo
formal, con papeles firmados y todo eso.
La unión con
la falsa iglesia tal vez carezca de papeles, de actas, de
certificaciones (por ahora) y probablemente así permanezca; es como si
se tratase de un concubinato ideológico, pactado en los términos que
impone la modernidad, obviamente; un concubinato en el que uno de los
concubinarios es apóstata, cismático y hereje (que si no, la verdad es
que de grave no tendría mucho…) y el otro, va en camino de serlo; es lo
que suele ocurrir en casos como este por aceptarse la religión de la
“pareja”.
Y si bien a Non Possumus le parecen de ANTOLOGÍA
las afirmaciones de Mons. Fellay, no obstante no es menos antológico
sostener que siendo la iglesia conciliar una FALSA IGLESIA, como Non
Possumus afirma, todavía se empeñen ellos mismos en pertenecer a la
misma, cosa que de hecho se verifica toda vez que continúan reconociendo
como jerarquía católica a la jerarquía conciliar con el bergogliesco
personaje a la cabeza, mientras que paralelamente critican la antológica
ambigüedad de Fellay…
La posición de Non Possumus es tan inconducente como cazar pokemones (reitero que ya hablaremos de esto).
Entre tanto,
en este “caldo” están contenidos algunos temas también inconducentes (y
no una cruzada de religión por la verdad como creen los “resistentes” y
conservadores en general): la discusión de si el cura francés degollado
en Normandía resulta ser o no ser mártir (para mí que no lo es, pero no
quiero prenderme en ese tema; y si le digo “cura”, es porque fue
ordenado antes de los cambios conciliares).
El Padre Bouchacourt ve un mártir donde no lo hay. Es lógico en quien no ve el deicidio donde la Iglesia siempre lo vio.
Ya que estamos hay que decir que parece haber un aumento de atentados o ataques
que (supuestamente) son realizados por el Estado Islámico (o mejor
dicho, por adherentes al mismo) en distintas partes de Europa. ¿Nadie
vio que este fenómeno iba a aumentar? Parece que sí.
Pero lo que
me parece que es más importante que todo lo dicho, aquello de lo que no
quiero dejar de hacer mención, por la relevancia mundial del fenómeno,
es… POKEMON !!!
Ahora sí, vamos con eso…
Sin dudas fue “la gran noticia”…, por fin es posible jugar el POKEMON GO !!!
Si será importante, que hasta se consiguen pokeradares para mayor efectividad en la ardua tarea.
Todo un símbolo… Pokemones en la Puerta de Brandenburgo. Y pensar que aquí alguna vez desfilaron los ejércitos que defendían Europa y la Cristiandad
Así, desde
hace algunos días es posible observar por las calles de distintas
ciudades del mundo (yo veo a los de una sola ciudad, no vayan a creer
que ando por todas partes; pero me cuentan…, y además los medios son
bastante elocuentes) a una sarta de… no sé si llamarlos zombis, idiotas,
descerebrados o pelandrunes, celular en mano y los ojos clavados en el
mismo (algunos van con los auriculares puestos también; ignoro si el
jueguito en cuestión tiene sonidos o bien si oyen música para
estimularse en la cacería de esos monstruos que hacen parte del juego).
¡A LOS BOTES!
Según mi
modestísimo entender (siempre es y será muy modestísimo, comparado con
el entender de los que saben y que escriben en otros blogs), nos tapó el
agua, y de esto hace rato, pero nos vamos dando cuenta de a poco, sobre
todo cuando emergen fenómenos como esta estúpida actividad lúdica.
Sin embargo,
siento que de algún modo somos privilegiados; porque, al menos, por
oposición, por resentimiento, por vaya a saber uno qué cosas, podemos
reaccionar, podemos, al menos, indignarnos; porque nos molesta,
definitivamente nos parece insultante respecto de la verdadera condición
humana; de la cierta nobleza humana que podemos encontrar en las SSEE.
Hoy, y más
que nunca, es necesario reivindicar el Misterio, los mitos, el
maravilloso mundo donde viven desde siempre los Elfos, las Hadas, los
Caballeros y las doncellas que esperan que aquellos las rescaten o
protejan. Donde viven todas esas cosas todavía.
Ese mundo
tremendo, de gárgolas, leyendas e historias imposibles de magia y
brujería incluso, pero donde siempre triunfaba el bien, y que eran tan
creíbles, para los que son como niños.
Hoy, más fuertemente que nunca, se hace imprescindible refugiarnos en otros mundos.
Algunos
visionarios previeron, tal vez, que se nos vendrían encima estas
“pokemoníacas” actualidades nefastas, y se adelantaron creando mundos e
historias que al mismo tiempo fueron advertencia. Como Tolkien; como
Lewis; como Chesterton.
Hay que
huir. No podemos enfrentarnos con los “pokemones”, ni con quienes los
capturan no se sabe bien con qué perversa finalidad.
Uno de los “simpáticos” monstruos
Hay que ponerse a distancia; mucha distancia.
Porque queremos estar con los privilegiados.
Para esos
privilegiados —entre los cuales queremos contarnos nosotros—, la entera
sucesión de los acontecimientos actuales aparece en una perspectiva por
completo diferente de esa otra de los desesperados creyentes en la
“realidad”, o mejor dicho, de la realidad de la modernidad, la que
acepta la gente que, aun admitiendo el evidente desplome de la sociedad y
del mundo (que es visiblemente inevitable), se sienten afligidos al ver
cómo la civilización en la que viven se precipita hacia la ruina.
Porque creo
que estamos en condiciones de asegurar que, así como sabemos que “la
gracia supone la natura”, también “de la naturaleza de la actual
corrupción y profundo acabose de las inteligencias sabemos cuál será el
tremendo y apocalíptico golpe que nos espera al final de la caída”.
De modo que
los “afligidos” deberían, en realidad, alegrarse de la ruina de la
modernidad. Toda ella, completita, marcha hacia la destrucción, y me
alegro infinitamente, aunque es innegable que da un poco de susto pensar
en lo que viene.
Y si
queremos sentirnos como formando parte del grupo de los privilegiados,
es también porque no existe otra manera de escapar a la destrucción de
las inteligencias; no hay defensa en el mundo de la modernidad y de las
personas que se complacen es sentirse iguales a los demás, y parte de la
enorme colmena de zombis que pululan por nuestras ciudades y que no
sólo cazan pokemones; sabemos que hay de los que intentan cazar
“restauraciones”.
Hay que huir. Hay que irse.
Para
nosotros, todas las cosas ilustres y encumbradas a las que nuestros
contemporáneos nos exigen dar nuestra lealtad, son igualmente fútiles y
despreciables. En el propio mundo de la modernidad, todas están sujetas a
ser perecederas, a ser traicionadas, vencidas; y todos ellos, los que
participan alegre o entusiásticamente de esas cosas, lo saben; pero… no
les importa. Y esto será siempre así; mucho más, si acaso fuera posible
que alguna de las cosas constituidas en el mundo de la modernidad
tuviera algo, aunque sea una mínima porción, de realmente noble por
infinitesimal que fuese.
No es
extraño, entonces que veamos por la calle a los zombis mencionados
anteriormente y que nosotros les parezcamos a ellos antiguos, raros,
extraños; y que, frente a nuestros cuestionamientos en referencia a ese
estúpido juego (tan estúpido como otros cientos de miles en los que
millones pierden el tiempo miserablemente), seamos rechazados por
quienes se encuentran abocados a ¿gozar…? sólo en el ahora de alguna
clase de éxito ruidoso y mundano. Es que en el mundo actual hay que ser
exitoso, si se quiere ser “algo”; al menos cazando pokemones.
Para ser
exitoso es condición excluyente ser lo suficientemente vulgar,
pretencioso, vanidoso, arrogante, irrespetuoso, egoísta, cínico,
hipócrita, cruel y perturbado como para resultar atrayente al cada vez
mayor número de esclavos mecánicamente condicionados que, dándoselas de
hombres libres, se arrastran alrededor de nuestro planeta.
Y aunque
están destinados todos ellos a demostrar a la larga que no sirven para
nada…, sin embargo, algunos parecen ser muy habilidosos para el
trascendente menester de capturar pokemones, y hay que ver lo
“divertido” que se pone el asunto.
Hablando un
poco más en serio…, cuando comprendemos con exactitud dónde es que
estamos parados, en qué clase de mundo, y con qué clase de gente tenemos
que tratar, es allí cuando quedan sepultadas (para nosotros,
obviamente; modestísima minoría en número y en otras cualidades) las
“restauraciones” y “reconquistas”. Las expectativas de la modernidad…
TODAS, sin excepción, inclusive las que tienen los “buenos”.
Un Caballero Pokemon… ávido de reconquistas
Las otrora valoradas y honradas culturas antiguas, helénica, romana, clásica o la medieval están fuera de moda.
Debemos asumirlo, queridos amigos.
En el presente hay otras cosas mucho más divertidas y populares… Por ejemplo los Juegos Olímpicos,
actualmente en desarrollo en Río de Janeiro. O los Mundiales de Fútbol,
¿qué digo? el fútbol en general, que ahora hasta televisan el fulbete
femenino…
El deporte viene a ser el “circo” que acompaña al “pan”…, aunque me parece que cada vez hay menos “pan” y más circo.
De lo que
otrora fue la Religión no queda, cuando más, sino una especie de
superstición organizada vaciada de todo lo verdadero y Divino o, entre
la gente más sofisticada, o que pretende serlo (y ese es el caso de
muchos tradis) meros aspectos convencionales de la vida social, o
sistemas éticos (en algunos casos, de una ética muy elemental; en otros
de una moral meramente genital).
Para aquellos a los que les parece que exagero, y que en realidad queda algo de la verdadera religión, bastará que lean ESTO…
tres “obispos” madrileños procuran oponerse a las perversas políticas
(llamadas) de género y/o LGTB apoyándose e invocando la libertad de
expresión, la libertad de conciencia y la libertad religiosa, como puede
verse en su comunicado oficial; además, el sitio web que difunde eso, es de los considerados conservadores.
¿Por qué no
mencionar LA VERDAD, en lugar de esas “libertades de perdición”?
Respuesta: porque no está permitido en el mundo de la modernidad.
De nuevo… ¡A LOS BOTES!
Para colmo,
en el caso de los llamados tradicionalistas, todo está sazonado además
con un salpicado de ritos y símbolos antiguos de los cuales apenas si
hay quienes se molestan en buscar el significado original; muy pocos en
verdad.
La humanidad
entera está a merced de dispositivos que están en manos de hombres
astutos y con mucho, muchísimo poder, y que saben que la clave de su
éxito en alcanzar sus planificados objetivos es adormecer a los bobos en
una obediencia permanente, que saben que pueden ofrecer proporcionando
“entretenimiento” y una sensación de libertad; en realidad, una falsa
creencia en una supuesta y también falsa “libertad”.
En ese
marco, las ideas, las ideologías, son solamente rótulos vaciados de
contenido alrededor de los cuales es fácil reunir las aspiraciones
políticas, las ambiciones personales convergentes, o las naturales
tendencias a la participación social y política. Se trata del último
resorte de los corruptos, débiles y/o chiflados; eso es, prácticamente,
todo lo que son, y a lo que han sido reducidas las personas, en su
tremendamente inmensa mayoría, y esto lo han logrado en el transcurso de
unos pocos siglos.
De hecho están muertas. Las ideas y las personas.
Las ideologías están tan muertas como los viejos cultos que florecieron antes que ellas.
En cuanto a
la religión disque “católica”, también; con la diferencia de que
aquellos cultos antiguos hace largo tiempo que dejaron de exhalar el
hedor de la muerte, mientras que la falsa religión del Concilio Vaticano
II (la supuestamente “viva” religión conciliar) está aún en la fase en
la cual la muerte es inseparable de la corrupción.
Entre tanto,
la verdadera religión no puede ahora esperar “salvar” algo de este
mundo, que una vez conquistó en gran parte; no tiene lugar alguno en la
vida “moderna”, que está esencialmente exenta de toda conciencia de lo
eterno.
Y eso es así
porque no hay actividades en la vida “moderna” que no sean estériles,
salvo quizás aquéllas que pongan su mira en satisfacer el hambre del
cuerpo.
La única
manera sensata de actuar parece ser dejar que las cosas sigan su curso y
esperar la destrucción venidera, destinada a limpiar el terreno.
Yo sé que
todo esto sonará como una completa locura a aquéllos que, cada vez más
numerosos a pesar de los inenarrables horrores de nuestra era,
permanecen convencidos de que la humanidad está “progresando”.
También sé
que, inclusive, esto parecerá cinismo aun para muchos de los que aceptan
la fe Revelada, Católica y Tradicional, y que esperan que ocurra algo
que revierta el proceso y se detenga la caída y se produzcan
renacimientos y restauraciones.
No hay ni
habrá nada que responder especialmente a esa posible última crítica,
pues está basada sobre una actitud emocional, que no es la nuestra, y
que no puede serlo, a menos que hayamos sido ganados por la modernidad…
Y no lo es,
además y precisamente, porque de quienes participan de esa posible
critica, es conocida su completa prescindencia de la visión Profética, o
su completo rechazo de la Visión Apocalíptica.
La Visión
Apocalíptica es tan absolutamente necesaria para comprender la realidad
que nos toca vivir, que solamente por eso se explica el masivo rechazo
que provoca.
Desde
Roncalli (Juan XXIII) en adelante, parece estar de moda aquello de
evitar ser “profetas de desgracias”… Eso inspira el Concilio Vaticano
II, el espíritu que procurará evitar (desde aquel entonces, y que aún
perdura y se potencia cada día) toda “condenación” respecto del mundo y
el hombre moderno, de la (llamada) “cultura moderna”, de las
anticristianas instituciones modernas, tales como los “Derechos del
Hombre”, la “Libertad de conciencia”…; bueno, las modernas libertades de
perdición, que todo lo corrompen desde hace siglos.
Es
perfectamente lógico que el diablo se empeñe en “inspirar” y/o “sugerir”
a ciertas personas que han llegado a ser emblemáticas, o que fungen en
diferentes sitiales de responsabilidad, dentro del movimiento
tradicionalista, que el Apocalipsis de San Juan debe de ser evitado, o
que, en todo caso, sea susceptible de ser pésimamente entendido y
predicado, si acaso no se tiene más remedio que referirse a la cuestión.
Es
particularmente llamativo (aunque no inesperado) que, a la vista de las
circunstancias actuales, personas tales como los obispos de la Tradición
permanezcan impertérritos en sus respectivas posiciones personales.
Menos
llamativo es leer a muchos conservadores reclamándoles inútilmente a sus
“obispos” y “cardenales” y hasta a Dios mismo, casi a grito pelado, que
intervengan; que le pongan freno a Bergoglio… Aquí, aquí y aquí.
Hay voces que se le oponen de una manera, digamos, más que discreta; por ejemplo aquí.
Todo esto
tiene mucha gracia. La carrera eclesiástica siempre está primero; y los
privilegios que conlleva haber alcanzado el “grado” de “obispo” o
“cardenal” pueden correr serios riesgos. Además, para reaccionar hay que
tener, primero que nada LA FE y segundo, pantalones debajo de la
sotana, y ese “clero” es de los que no suele usar sotana, y menos tiene
pantalones.
Además, a
Bergoglio todo eso lo tiene sin cuidado. Él está en otras cuestiones.
Por ejemplo, el abrir las puertas a la inmigración, el asunto de las
diaconisas, las olimpíadas, el temita ese de “las periferias humanas”,
la cuestión de la paz mundial, y mantener en funcionamiento la “canonizadora”.
Sí; porque acabo de enterarme que van a “canonizar”
a la señora Agnes Gonxha Bojaxhiu. Parece que un brasilero se curó de
no sé qué cosa gracias a ella… Imitar a esa pseudo-monja,
pseudo-católica, con la intención de alcanzar la santidad, ¡eso sí que
será como cazar pokemones!
Dicen (sobre
todo los neocones, pero también los sectores conservadores y muchos
grupos tradis) que Bergoglio le está haciendo mucho mal, mucho daño, a
la Iglesia y que se está cargando lo poco que quedaba.
Yo no creo.
Como venimos
diciendo desde hace mucho tiempo, donde está Bergoglio no quedaba nada
de aquello que conocimos como Iglesia Católica desde mucho antes de que
llegara Bergoglio, sólo que casi nadie se dio cuenta.
Pero, entonces… ¿Qué hacer?
Frente a esa pregunta, reiterar que tenemos delante de nosotros sólo dos alternativas.
Huir, o… ¡ GO !, a cazar pokemones.