¿LOCURA O MEGALOMANÍA DE FRANCISCO?
¿Locura o megalomanía?
En
los campos de concentración surgidos a lo largo de toda la tierra en
los últimos tiempos, hemos podido constatar el innumerable “ingenio” de
la humanidad para engendrar sufrimientos inhumanos a los presos, que más
parecen surgidos de la mente del Maligno. Malos tratos físicos y
presiones psicológicas de todo tipo podían hacer que en poco tiempo la
víctima se encontrase en un estado no muy lejano al fallecimiento. Si en
ese momento entrara un médico y la examinase, declarando encontrarse en
perfecta salud, bien alimentada y apta para cualquier actividad… ¿qué
pensaría el preso de ese facultativo?
Algo así, sin duda, tal vez fuese
una tortura psicológica peor que las infringidas por los carceleros… lo
que además serviría para que éstos continuarán su “trabajo”. En el
fondo, ese médico se portó como sus peores enemigos.
En
los días que corren, hay muchos católicos que sufren con la situación
de la Santa Madre Iglesia. Preocupados con la decadencia moral y la
tibieza de los que aún se dicen hijos de la Iglesia, con la falta de
verdaderas vocaciones religiosas y sacerdotales, con los sacramentos
cada vez menos frecuentados, con la piedad desapareciendo como un
recuerdo del pasado o, por que no decirlo, con los desvíos practicados
incluso por tantos clérigos… Al mismo tiempo, persecuciones y muertes de
católicos en países musulmanes, y la profesión de fe cada vez más
cercada por la ley en naciones otrora cristianas, hacen que los
católicos confíen apenas en la promesa hecha por Nuestro Señor
Jesucristo sobre la inmortalidad de la Iglesia, sin la cual habría que
preguntarse si Ella sobreviviría a la actual crisis. El dolor de esta
situación no significa que se dude, y además ayuda a fortalecer los
ánimos.
Sin
embargo… escuchar de la voz del que debería ser pastor, diciendo que en
estos momentos históricos “la Iglesia nunca ha estado tan bien”… nos
recuerda al “atestado médico” del hipotético preso mencionado encima. ¿O
será algo patológico?
Realmente sin una fe firme en Dios y en la intercesión de la Santísima Virgen, no sería difícil enloquecer…