JOSE LUIS MILIA
24 de Marzo de 1976
Hoy hace cuarenta y tres años de la defección cobarde de la clase política argentina y
del error garrafal cometido por nuestras Fuerzas Armadas, error por el
cual hoy pagan con prisión aquellos que, parafraseando a Ernesto
Sábato, “no tenían nada más que un brazo que empuñara el sable para
defender a la patria y un corazón para ayudarse a enfrentar la muerte”.
Eso
es hoy, historia. Historia cuya realidad fue una increíble relación de
actos heroicos
y muertes ejemplares: Cáceres, Berdina, Luna, Moya y tantos más a los
que hoy tratan de tapar con el recuerdo espurio y la compensación
económica de los apátridas que dejaron sus huesos en esta tierra a la
que querían conquistar.
Aunque
los escribas mercenarios lo nieguen, esto
fue una guerra civil, quizás la peor clase de guerra que un soldado
puede soportar, pero también es, a posteriori, una larga conexión -
porque nada de esto ha terminado- de agachadas vergonzantes y arreglos
ilegítimos hechos en función de una justicia que
trocó su nombre por el de venganza.
El
desconocimiento de como se hacía este tipo de guerra, guerra sin
tiempo, ha hecho que
hoy, cuarenta y tres años después, la venganza internacional, llámese
izquierda pura, socialdemocracia o iglesia “popular y militante” con el
concurso de colaboracionistas vernáculos- jueces, políticos, empresarios
y obispos- y con el silencio de una sociedad
civil cobarde que desde 1983 busca hacerse perdonar sus pedidos de
horca y degüello para los terroristas, caiga sobre aquellos que
vencieron a la subversión todo el peso de leyes tergiversadas al amparo
de la violación de la Constitución Nacional.
Nada
ha cambiado, seguimos con “el curro de los derechos humanos”, a los que
les hemos
agregado el estúpido ritual de tirar flores al río como una exaltación
de la violencia de la que no se puede hablar. Mientras tanto, las
víctimas del terrorismo son lágrimas que no se han secado porque la
venganza las ha relegado al olvido.
Hoy
es 24 de marzo y como desde hace treinta y
seis años volverán a salir los carroñeros de siempre- que los hay en
todos lados, pero muchos, dentro del gobierno- a hacer su faena de la
mano de la desmemoria, la cobardía y la complicidad de los argentinos.
JOSE LUIS MILIA
Non nobis, Domine, non nobis. Sed Nomini tuo da gloriam.