Elecciones Neuquén: las evidencias de un notable fraude con el voto electrónico
Parafraseando
a Hamlet se podría decir que hay algo podrido, no en Dinamarca, sino en
Neuquén. Donde el resultado de las elecciones mediante un flamante voto
electrónico, no se corresponde con las encuestas previas, ni con las
potencialidades de los candidatos, ni con la boca de urna realizada por
una empresa española. A la par que se denunciaban notables anomalías en
la concreción del voto electrónico, disfrazado como Boleta Unica
Electrónica (BUE) de Vot.ar, que posibilita la existencia de un fraude
de índole psico-técnico. Deparando esto un más que dudoso resultado, que
dio un nuevo triunfo al MPN (Movimiento Popular Neuquino) invicto a lo
largo de 60 años. Y un gran alivio al Gobierno nacional que temía el
impacto de un triunfo del kirchnerismo peronismo, en el primer sufragio
en este año electoral. En la provincia donde está ubicado el
megayacimiento de Vaca Muerta, en el que ha depositado sus esperanzas
para salir del enorme atolladero de la deuda externa en que ha
incurrido.
Por Javier Llorens – 24/3/2019
El video de los Simpson en el que Homero
procura votar por el demócrata Barack Obama, y la maquina electrónica
insiste una y otra vez en adjudicarle su voto al republicano Mitt
Romney, hasta que al final la maquina lo devora, lo tritura y expulsa,
es lo que inusitadamente se constató reiteradamente en las recientes
elecciones llevadas a cabo en la provincia de Neuquén el 10 de marzo
pasado.
Coincidiendo esto con un resultado electoral totalmente imprevisto y anómalo.
Que no se compadecía con las encuestas previas; ni con las
potencialidades electorales de los candidatos intervinientes según sus
antecedentes; ni con el resultado de boca de urna que publicó una
consultora española de antecedentes impecables, que anunció un triunfo
del peronismo unido, con una diferencia sobre el oficialismo similar a
la que este se impuso sobre el peronismo unido, según el resultado del
escrutinio provisorio.
Este resultado absolutamente anómalo con
el contexto, habría sido obtenido con un agujero psicotécnico o
piripipi en jerga de lunfardo, que tiene el sistema de voto electrónico
empleado, con las máquinas BUE de Vot.ar, del que luego no quedan
rastros. Basado en forma inadmisible, no obstante el error cero que debe
tener un sistema informático con integridad referencial, en aceptar
implícitamente que las maquinas puedan cometer error, y adjudicar el
voto a otros candidatos.
Para lo que el protocolo de votación requiere inusitadamente, la concreción por parte del votante de un primer escrutinio.
Consistente en verificar en condiciones psicofísicas disminuídas,
pasando de un nivel visual grande a uno textual muy diminuto, si la
maquina imprimió correctamente el voto. Verificación que no es
concretada por todo el electorado, especialmente por quienes están
desinteresados en la política y obligados a votar. Que además presenta
barreras físicas, para los que padecen de presbicia, vista cansada, o
cataratas, con dificultades para ver a corta distancia, y para los que
no están familiarizados con la lectura, etc.
El núcleo de la triquiñuela se basa en
consecuencia, en aceptar que una máquina electrónica puede no tener
error cero, siendo esta su cualidad esencial. Y que la verificación
humana debe tener error cero, no obstante que “errare humanum est”. Y
esta condición de error propia de los humanos, es la que posibilita que
pase desapercibido el error supuestamente no deliberado, de la maquina
electrónica que no debería errar.
De esta manera sin dejar rastros, en una
alianza entre el piripipí de las máquinas BUE y la insuficiencia en el
primer escrutinio del votante, se habrían podido transferir en las recientes elecciones en Neuquén, 25 mil y pico de votos, equivalente al 7 % de los votos válidos emitidos y al 5 % de la población neuquina.
Desde la alianza peronista, que en el
escrutinio apareció en el segundo lugar, encabezada por Ramón Rioseco UC
– FN (Unión Ciudadana – Frente Neuquino) hacia la colectora que
apareció como ganadora, encabezada por el MPN (Movimiento Popular
Neuquino) que llevaba como candidato al gobernador en ejercicio Omar
Gutiérrez.
El voto electrónico disimulado como BUE
La historia del voto electrónico en
Argentina es tortuosa. En el 2014 el Gobierno de la CABA del PRO,
encabezado por el actual presidente Mauricio Macri, con el apoyo del
Frente para la Victoria y el Frente de Izquierda y de los Trabajadores,
logró gambetear a la Legislatura para la aprobación del voto
electrónico.
Lo reglamentó por decreto, disfrazándolo
bajo el nombre de Boleta Unica Electrónica (BUE) presentándolo como
simples impresoras de boletas. Lo cual origino la renuncia a la
presidencia del Tribunal Superior de Justicia, del juez José Osvaldo
Casás, el mismo día en que ese tribunal rechazó el planteo de
inconstitucionalidad interpuesto por la UCR contra ese decreto, por
haberse evitado el debate en la Legislatura.
Así comenzó el tortuoso camino de la
Boleta Unica Electrónica (BUE) con la marca comercial Vot.ar, pergeñado
por la empresa que tiene el sugestivo nombre de Magic Software Argentina
(MSA). No obstante que la patente que obtuvo esta para su explotación,
lleva por nombre “Método de voto electrónico”, y toda la publicidad que
había realizado hasta el 2015, se refería a “voto electrónico”,
llevando esta misma leyenda las boletas destinadas a esos efectos.
MSA pese presentarse 100 % argentina,
tuvo su origen en Israel. Al crearse en 1983 Mashov Software Export
(MSE) una de las mayores empresas de desarrollo de software del mundo,
proveedora de soluciones informáticas para grandes corporaciones,
entidades públicas, y las Fuerzas de Defensa Israelíes. Al
internacionalizarse en 1991, cambió su nombre por Magic Software
Enterprises, siendo sus principales accionistas Denver Investment LLC,
Harel Assurance LTD, Renaissance Technologies LLC, Menta Capital LLC y
Edmond de Rotschild Holding SA.
Luego en 1995, nació Magic Software
Argentina, con la denominación MSA SRL; sociedad integrada por Sergio
Osvaldo Orlando Angelini y Alejandro Poznansky. Dedicada a importar,
adaptar y comercializar en Argentina sistemas informáticos, y a
representar y ser mandante de Magic Software Enterprises y
otras. Pasando en 1998 a ser MSA Magic Software Argentina SA.
Estas máquinas de voto electrónico de
Vot.ar habían sido implementadas desde el año 2009 en la provincia de
Salta, bajo la férula del gobernador Juan Manuel Urtubey, quien hasta la
fecha se convirtió en el más activo lobista de MSA. Y luego, a partir
de que la ciudad de Buenos Aires -quizás por compartir la sigla BUE- las
adopto en el 2015, pasaron a ser autorizadas en otras provincias.
Como Córdoba, que aún no lo implemento,
por lo costoso que resulta. Y Neuquén que las aprobó por ley de la
Legislatura a fines del año 2016. A la par que fracasaba la notable y
ferviente campaña que desplegó Cambiemos, para tratar mediante una ley
de aprobar el uso de la BUE en las elecciones nacionales. La que
finalmente no prosperó, por la oposición del peronismo en el Senado de
la Nación.
Pero casualmente en el 2015, las BUE de
Votar habían sido implementadas en Neuquén para las elecciones
municipales de ese año. Con las que el hombre fuerte de Cambiemos
Horacio “Pechi” Quiroga, logró ser reelecto como intendente en una
elección que se anticipaba polarizada. Con las que no obstante logró
imponerse con el 38 % de los votos, frente al 30 % del MPN, tras haber
sido duramente derrotado en elecciones a Gobernador quedando en el
tercer puesto. Habiendo sido previamente Quiroga cuestionado por la
forma precipitada en que implementó el voto electrónico, rematada con la
adquisición directa de las máquinas BUE de Vot.ar.
Las notables criticas al voto electrónico
El voto electrónico está muy lejos de
imponerse en el mundo. Holanda y Alemania lo abandonaron, declarándolo
este último país inconstitucional, al no poder ser verificado todo el
proceso por el ciudadano común. Y por su parte en EEUU al máximo nivel
que se ha llegado, es a la lectura óptica de boletas en papel.
Entre los incontables informes adversos
respecto su por parte de expertos informáticos, está el del doctor en
Ciencias de la Computación y profesor en la FAMAF (Facultad Matemática,
Astronomía, Física y Computación) de la Universidad Nacional de Córdoba,
Javier Blanco. Quien cuestionó que se pretenda emplear estas
tecnologías en el corazón mismo del acto electoral, señalando también lo
costoso de ella, que supera más de cinco veces el sistema tradicional,
siendo por ende otros de los tantos negociados de la política.
“La emisión del voto es un proceso
cuya garantía de transparencia está dada por la estructura física de la
urna y del papel. Introducir, en ese espacio tan delicado, máquinas que
procesan información y cuyo funcionamiento es opaco para el votante que
desconoce –y no tiene forma de saber– cómo opera esa computadora, puede
ser muy riesgoso. Se da la paradoja en la cual, para proponer mayor
transparencia a la votación, se introduce un sistema absolutamente opaco
en el núcleo de ese proceso”.
“Lo que hay acá es un fetichismo
tecnológico. Es considerar que la tecnología de la información tiene
propiedades que no tiene, como la transparencia, cuando los
informáticos que trabajamos en estas cosas sabemos y denunciamos que esa
transparencia tan mentada no existe. También se pueden quemar urnas
electrónicas. Es más, se pueden quemar de maneras mucho más fáciles, a
distancia, casi imperceptiblemente”.
Al respecto una auditoría informática
realizada por el ITBA (Instituto Tecnológico de Buenos Aires) sobre las
BUE Vot.ar, informó que esta aplicación electoral cuenta tanto con
código abierto como con código cerrado, que resulta inaccesible para
saber que contiene. Y que MSA no brindó ninguna información respecto el
código fuente, ni sobre la arquitectura del sistema, y no proveyó
siquiera los manuales de procedimiento.
Con solo ver el instructivo para
presidentes de mesa de las BUE, queda claro que no se trata de meras
impresoras, sino que son a secas máquinas de voto electrónico, con las
que se cumple todo el proceso electoral. Desde la confección del Acta de
Apertura de la mesa, con la introducción en ellas de los nombres de sus
autoridades de mesa, previo encender la máquina y cargar el software
que viene en un CD, hasta al Acta de cierre del Escrutinio.
Pasando por la votación con ellas de
cada uno de electores, comenzando por las autoridades de mesa, quedando
registrado el voto en los chips que tienen las BUE; la confección del
Acta de Cierre de mesa y Escrutinio, con la contabilización de los votos
obtenidos; y el Certificado de Trasmisión de Resultados y los
Certificados de Escrutinio. Para a continuación en una maquina similar
efectuar la Trasmisión de Resultados de cada una de las mesas, con la
que también se confecciona el Certificado de Trasmisión del Escrutinio,
correspondiente a cada centro de votación.
El piripipí de la BUE
Se trata en consecuencia de sucesivas
secuencias informáticas, donde la mano picara de los hackers o los
mismos programadores del sistema pueden intervenir, sin dejar rastros,
ya que los CD empleados en la votación vuelven a sus manos. Insertando
por ejemplo la instrucción en el software provisto con el CD, para que
en determinadas mesas de votación o cantidades de ella, cada tantos
votos a favor del partido A, deben salir tantos votos para el partido B,
sea cual sea el partido elegido por el votante en esos momentos.
Algoritmo que muere en la máquina una vez apagada, sin dejar rastro
alguno.
Piripipí es la denominación que en el
lunfardo argentino se da al utensilio conque los taxistas deshonestos
hacen avanzar el reloj del taxi a los efectos de abultar la cuenta del
viaje. Lo cual tiene poca diferencia con la práctica del comerciante
deshonesto, de agregarle rubros no provistos a las facturas para hinchar
su monto, con la esperanza que pasen desapercibidos.
Este posible piripipí del cambio de voto
de la BUE, que puede ser disimulado atribuyendo el error al votante, no
a la máquina, supuestamente debe verse contrarrestado por el escrutinio
que el mismo votante debe hacer de su voto, tras la impresión del mismo
en el dorso de la BUE.
Escrutinio proviene de “scrutar”, que
etimológicamente se refiere a revolver la basura o scrute -sin que esto
sea una alusión a la calidad del voto en Argentina ni del candidato
votado- para acabar significando inspeccionar, indagar.
Y es en este punto álgido del primer
escrutinio del votante, donde se produce un notable salto en la calidad
de la información brindada a este, con el cambio de las semiosis visual
de la pantalla grande, a una semiosis textual en la diminuta BUE. Que
dificulta notablemente el escrutar, y permite que el piripipí pueda
tener éxito.
Tal como le sucede al pasajero de un
taxi, que para darse cuenta de que el conductor está accionando el
piripipí, debería ir mirando hipnóticamente el reloj taxímetro. Y
percibir así los saltos veloces que el piripipí le provoca, cosa que no
hace él común de los pasajeros, y por eso su uso es exitoso. De similar
manera que un deudor debe revisar prolijamente las cuentas, para evitar
que le meta el perro un comerciante deshonesto.
La siguiente imagen es una captura de
pantalla de las BUE de Vot.ar, empleadas en la elección de Neuquén. Ella
muestra los candidatos a gobernador y vice, con una notable semiosis
visual, en donde están las imágenes de los candidatos, con el color y el
logo de las alianzas o partidos, además de sus siglas. En la que
también se aprecia que el oficialismo se las ingenió para saturar la
pantalla con sus colectoras, apareciendo así repetidamente la figura del
gobernador y candidato Gutiérrez, en cinco de los once recuadros que
ella muestra.
En total contraste, en la impresión del
voto en el dorso de la diminuta BUE, empleando para ello una económica
impresora térmica de bajísima calidad de solo texto en blanco y gris oscuro,
desaparece enteramente no solo la semiosis visual y el color, sino
también las siglas de cada agrupación. Figurando solo el número de lista
de estas, tal como se puede ver en la siguiente imagen, con un tamaño
diminuto. Y son aún más pequeñas le letras con el nombre de los
candidatos. Además la durabilidad de la impresión es muy baja, porque el
desgaste del papel y las temperaturas altas, hacen que se borre
rápidamente el texto escrito en el mismo.
Por su parte el control del voto
empleando el sistema previsto en la máquina BUE Vot.ar para ello,
acercando la BUE a determinada parte de ella, no visualiza la imagen
seleccionada previamente en la pantalla con toda su semiosis visual,
sino que amplia muy poco el texto impreso en la BUE, tal como se puede
ver en la siguiente imagen.
En consecuencia ese cambio de una
simiosis visual amplia, a un texto reducido y truncado en sus siglas,
requiere de una apercepción, que en filosofía se refiere a una
percepción atenta, clara y consciente. Que es propia de un fiscal de
mesa militante político, y está lejos de ejercerla íntegramente un
votante apurado en la cola por los que vienen detrás. En una población
compelida al voto obligatorio, con extensos sectores desinteresados en
la política, e incluso enconados con ella, por las decepciones que ha
soportado.
La que además a partir de los 45 años,
comienza a desarrollar serios problemas de presbicia y cataratas, que
impiden la vista a corta distancia, alcanzando estas deficiencias
oculares casi a la mitad de la población, agravadas actualmente por el
uso intenso de los celulares. En la cual amplios sectores de la clase
baja tiene también problemas de lectura y comprensión textual.
Este es el defectuoso lado humano de la
cuestión, al que se le pretende asignar error cero. Y por otro lado a la
máquina informática de error cero, curiosamente se las exime de esta
cualidad de doble manera. Permitiendo por un lado que el votante imprima
la cantidad de BUEs que quiera, sin llevarse registro alguno de ello,
como es el caso en la CABA, que estableció que el voto se ejerce recién
cuando se lo ingresa a la urna (minuto 7:45 del instructivo). Dejando
así abierta en forma ambigua, que el error pueda provenir de la máquina o
del votante.
Y previendo por otro lado la sustitución
de la máquina, si se empeña en cambiar el voto o por otras fallas
(minuto 8:53 del instructivo) no obstante que el problema estaría en el
software que viene en el CD y no en el hardware. Y en tal caso lo que
habría que hacer es paralizar la votación, y abandonar ese sistema de
votación, al ser inadmisible la inexistencia de error cero en un sistema
informático.
La cual además cuenta con capacidad de
aportar datos a quienes la programan, mediante contabilizar la cantidad
de votantes que verifican efectivamente su voto en ellas. Y así poder
saber los márgenes que cuenta el fraude con el piripipí, de asignar el
voto a otro candidato, y la posibilidad que el mismo quede validado y
siga su curso en la votación, sin que el votante se dé cuenta.
En el caso de la provincia de Neuquén,
ante los cientos de denuncias de fallos en las máquinas en la impresión
del voto, a mitad del comicio la Junta Electoral dispuso, sin la
generosidad de la CABA, que quien no había podido votar por ese motivo,
pudiera hacer otro intento por una única vez. Pero igual que la CABA,
sin llevarse registro alguno de ello.
Y
al respecto, es notable el énfasis que puso en distintos reportajes el
firmante de ese comunicado, Roberto Germán Busamia, presidente también
del Tribunal Superior de Justicia, señalando que el responsable del
error sería el votante y no a la BUE Vot.ar. La que incluso puede ser
programada para que no repita el piripipí dos veces seguidas, y así
evitar quedar en evidencia.
María Esperanza Casullo, politóloga y
profesora de la Universidad Nacional de Río Negro, se refirió a
Chequeado.com sobre el sistema de las BUE en Neuquén diciendo: “Se
convierte en una caja negra. Nadie puede dar cuenta de por qué fallaron
las máquinas. Todos los sistemas pueden fallar pero me parece
inadmisible que el ciudadano desconozca por qué deja de funcionar”. Y tras expresar que las anomalías no fueron “sistémicas” pero sí “innegables”, concluyó: “No generó ahorro de tiempo, más confianza, ni más seguridad, y generó una situación de sospecha, algo que nunca había pasado”.
Los números del piripipi de la BUE
Es evidente que piripipí de la BUE,
consistente en que la maquina cambie el voto, y requiera del descuido o
error humano para que el fraude culmine exitosamente, no posibilita un
fraude masivo, como para hacer ganador a un perdedor neto. De la misma
manera que el piripipí de los taxímetros no puede transformar un viaje
de unas cuadras, en un viaje de kilómetros, lo que además pondría en
evidencia la estafa.
Pero si resulta eficaz para desnivelar
en una situación balanceada, o nivelar una situación desbalanceada entre
dos contendientes. Con la ventaja que en tal caso, el voto que se le
resta a un contendiente y se lo suma al otro, vale doble para hacer la
diferencia.
Esto se puede apreciar con el resultado
del balotaje en la elección para el jefe de la CABA en el año 2015, en
el que competían Horacio Rodríguez Larreta del PRO, y Martín Losteau de
ECO. En el cual el PRO se impuso con un porcentaje del 51,6 % contra
48,4 % de ECO, con una diferencia de solo 54.855 votos, habiéndose
emitido 1.667.905 voto válidos.
Si se supone que la mitad de esa
diferencia, 27.427 votos, fueron votos que con el piripipí de la BUE se
quitaron a ECO y se traspasaron al PRO, concretándose así la diferencia
de los 54.855, estos representan solo el 1,6 % de los votos válidos
emitidos, el 1,1 % del total del padrón, y el 0,9 % de habitantes de la
CBA. O sea un porcentaje mínimo, muy inferior al margen de descuido o
error que pude existir en una comunidad policlasista, con muy distintos
niveles culturales y de salud, y de interés o desinterés por la
política.
El haber apelado a este recurso para
poder imponerse electoralmente ese año crucial, explicaría porque
Cambiemos en el año 2016 desplegó una formidable campaña para hacer
extensivo el uso de la BUE Vot.ar a las votaciones nacionales.
Trascartón de que Macri también se consagrara presidente en el balotaje
presidencial de ese mismo año, paralelo al de Rodrígez Larreta, por una
diferencia aún menor. Con 51,3 % de los votos a su favor, contra el 48,7
% a favor de Daniel Scioli.
En el caso de las recientes elecciones
en Neuquén se registran números absolutos parecidos, pero lógicamente en
un padrón mucho más reducido. Donde la diferencia a favor del
gobernador en ejercicio Gutiérrez del MPN, fue de 51.174 votos sobre el
candidato Rioseco de UN – FN.
Si se supone que la mitad de esa
diferencia 25.587 votos, fueron votos que con el piripipí se birlaron a
UN – FN y pasaron al MPN, concretándose así la diferencia de 51.174
votos, estos representan solo el 6,9 % de los votos válidos emitidos, el
5,2 % del total del padrón, y el 3,7 % de sus habitantes.
Un porcentaje que también está
ampliamente dentro de los márgenes del error humano, el cual en
determinadas actividades específicas se lo pondera en el orden del 20 %.
Siendo mayor aún en una sociedad urbana y rural que está en condiciones
socioeconómicas, culturales, y sanitarias, bastante más deplorables que
la porteña. Y buena parte de ella no está habituada al voto
electrónico, que había inaugurado Quiroga el candidato de Cambiemos en
la ciudad de Neuquén cuatro años antes.
Las otras evidencias del fraude neuquino
El contexto de la situación electoral, y
la potencialidad de los candidatos de UC – FN, que estuvo lejos de
cumplirse conforme sus antecedentes, es otra notable evidencia que
señala la existencia de un fraude notable con el piripipí de la BUE. La
fórmula de ese frente que llevaba a Rioseco como gobernador y a Darío
Martínez como vicegobernador, había obtenido en listas separadas en las
elecciones legislativas del 2017, el 18,09 % y 19,31 % respectivamente.
Es cierto que en política las sumas no
son lineales, pero esta ponía al frente UC – FN en un nivel potencial de
un 37,4 % del electorado, con 141.520 votos posibles. Levemente
superior a los 141.255 votos con que Gutiérrez se consagró gobernador en
el 2015, con el 40,6 % de los votos válidos. Por lo que de entrada la
elección para gobernador en el 2019 aparecía muy pareja.
A esto se sumaba la división del MPN,
por el empecinamiento del ex gobernador Jorge Sosbich perteneciente a
este partido, en concurrir por su cuenta como candidato a gobernador,
con el partido Demócrata Cristiano. Y según Clarín fueron inútiles los
intentos del gobierno neuquino y el nacional, para lograr que Sosbich
bajara su candidatura. No obstante haberlo tentado este último con una
embajada.
Por ello en vísperas de las elecciones,
los grandes medios oficialistas resaltaban la preocupación del gobierno
nacional por la posibilidad de que UC – FN kirchnerista peronista diera
el batacazo. Nada menos que en la primera elección del año, con un
fortísimo impacto en la opinión pública.
Agravado por el hecho de que en esa
provincia está el megayacimiento de Vaca Muerta, para cuya puesta en
explotación el gobierno nacional y el provincial del MPN de Gutiérrez,
operan en tándem a favor de las multinacionales petroleras que están
realizando cuantiosas inversiones allí, subsidiadas por el estado
nacional. Con la esperanza por parte de este, de poder pagar el feroz
endeudamiento en el que ha incurrido, con la explotación de ese mega
yacimiento.
Por contrario el candidato Rioseco,
oriundo de Cutral Co, había sido un tenaz opositor a la privatización de
YPF. Y luego fue uno de los líderes de las puebladas de Cutral Có y
Plaza Huincul, conocidas como “cutralcazos”, sucedidas en 1996 y 1997,
que instalaron la modalidad de los piquetes en las rutas y calles
argentinas.
Por lo cual la posibilidad de que un
personaje con los antecedentes de Rioseco llegara a gobernador, no solo
preocupaba enormemente al régimen del MPN, que se vería desalojado del
poder. Y al gobierno de Macri, por razones políticas, macroeconómicas, y
financieras, hablándose incluso que el dólar podría dispararse a $ 60,
si se daba un triunfo kirchnerista peronista.
Sino también a las multinacionales
petroleras, y sobre todo a los megabanqueros internacionales que han
prestado a mansalva al actual gobierno, teniendo como garantía de cobro
el producido de dicho megayacimiento. Razones todas que podrían explicar
la decisión de llevar adelante a ultranza el fraude en Neuquén con las
BUE de Vot.ar, por parte del gobierno nacional y provincial.
El sospechoso resultado de la votacion
Frente los guarismos antes expuestos, el resultado de la elección puede reputarse absolutamente anormal.
En primer lugar, el cabeza a cabeza entre UC – FN de Rioseco y MPN de
Gutiérrez, anunciado por respetados encuestadores, estuvo muy lejos de
producirse.
Por el lado del frente UC – FN se puede decir que esa promisoria unión resultó un fiasco total,
dado que solo obtuvo 96.172 votos, un 26,1 % del total. O sea 45 mil
votos menos y un 11 % por debajo de lo que cabría esperar conforme los
antecedentes de 2017. Habiendo incluso mermado 12.458 votos con respecto
los 108.620 que Rioseco había obtenido en el 2015 para la misma
candidatura a gobernador, enfrentando a Gutiérrez.
En cambio su nuevamente contrincante
Gutiérrez, se puede decir que hizo una elección brillante. Ya que obtuvo
147.346 votos, más de seis mil votos más que en la anterior elección
para gobernador, y un 39,92 % del total. Con una diferencia de 13,86 %
sobre UC – FN, ampliando la diferencia de 9,31 % que había obtenido en
el 2015. No obstante que reputados encuestadores anunciaban una muy
reñida elección.
Y no obstante la deserción de Sosbich,
que obtuvo casi un 9,87 % de votos. Brindando algunos analistas la
explicación de que el MPN se habría recompuesto de esa deserción, con el
colapso de Cambiemos. Que pasó de un 28,11 % en las elecciones
legislativas del 2017, a un 15,13 % en la actual, con una diferencia de
casi un 13 % que supuestamente habría pasado al MPN. Llegando algunos a
insinuar que habría bajado una orden desde Cambiemos nacional, de votar
al MPN, para evitar el triunfo de UC – FN.
No obstante que la explicación natural
de ese colapso electoral, con la reducción casi a la mitad de su
electorado, puede provenir de la enorme decepción que deparó la crisis
económica que se precipitó en el 2018, y sus generosas promesas
incumplidas de “podes estar mejor” y “pobreza cero”. Y no necesariamente
esos votos habrían ido a parar el MPN, que por su estrecha afinidad con
Cambiemos, también es parte de la decepción.
La cohonestación del fraude por la prensa oficialista
Sin embargo, lo que resulta ostensible y inexplicable, es el notable fiasco aparente del frente UC – PN,
que obtuvo un 32 % menos de los votos posibles, mermando los obtenidos
en el 2017 y 2015. Sin haberse cumplido en absoluto el cabeza a cabeza
anunciado por los encuestadores, que tanto atemorizaba al Gobierno
nacional.
Por eso el mismo domingo tras conocerse
el resultado electoral, el diario ultraoficialista Clarín se despachó
con una nota con título “La pelea electoral – Las encuestadoras quedaron entre las principales derrotadas en Neuquén –
Ninguna vaticinó una diferencia tan grande a favor de Gutiérrez. Los K y
la Rosada preveían un resultado parejo. Y los sondeos que acertaron
eran falsos.”
En el cuerpo de la nota su autor Eduardo Paladini decía: “Varios consultores pronosticaron un cabeza a cabeza,
incluso con unos puntos arriba para Ramón Rioseco, el candidato apoyado
por Cristina. Una de las firmas que puso al ex piquetero al frente fue
Aresco, de Julio Aurelio, el histórico consultor vinculado al peronismo.
Segundo lo ponían a Quiroga y recién tercero al que resultó ampliamente
ganador.
“Desde Aresco se defendieron y
aseguraron a este diario que esa imagen era de “enero”. “No medimos en
las últimas semanas ni hicimos boca de urna”, ampliaron. También
Analogías, la encuestadora “oficial” de Unidad Ciudadana para la
elección 2017, auguraba un punto de ventaja para Rioseco, dentro de un
empate técnico con Gutiérrez y con Quiroga relegado.
Y sugestivamente, como si el gobierno nacional hubiese estado preparando el terreno para perpetrar el fraude en Neuquen a través de la BUE, Paladini proseguía diciendo: “Más
llamativa todavía fue la información que salió desde Casa Rosada, días
antes del comicio. Como reveló también este diario, se difundieron
informalmente dos encuestas atribuidas a las firmas Poliarquía y
Synopsis, que luego resultarían falsas.”
“Este periodista se comunicó con los
directores de las consultoras y ambos negaron haber hecho los estudios.
Lo más llamativa es que, con el diario del domingo a la noche, esos sondeos fueron de los pocos que pronosticaban un triunfo de Gutiérrez sobre Rioseco, aunque por porcentajes más acotados.”
Y elocuentemente en el mismo sentido, proseguía: “Como
para sumar a la confusión, en paralelo, una fuente de Casa Rosada
confesaba que los números “reales” que le había acercado un consultor
que trabaja full time para el Gobierno lo daba a Rioseco arriba,
con Gutiérrez a dos puntos y Quiroga tercero, pero también pegado… Lo
curioso es que unas horas antes, desde el propio oficialismo local
hablaban de un triunfo pero más acotado. Sus bocas de urna daban “entre
cuatro y cinco puntos arriba”. Gutiérrez casi triplicó esa diferencia.
Parecería entonces que al gobierno
provincial y al nacional se le fue la mano con el piripipí de las
flamantes BUE. Por su parte el gobernador Gutierrez declaró: “La victoria se da por varios factores. La necesidad de continuar el modelo, el trabajo en conjunto con el gobierno nacional”. Mientras que la embajada de EEU publicó un twit diciendo, “Perdió Cristina”.
Con el diario del lunes Clarín, como si
fuera cómplice del fraude, trató de hacer creíble ese increíble
resultado con la nota con título: “La pelea electoral – Los encuestadores se defienden: por qué erraron sus pronósticos en Neuquén
– Ninguno vaticinó un triunfo tan amplio del gobernador Gutiérrez.
“Voto útil”, “voto seguro” y los puntos débiles de los sondeos.”
Con la firma nuevamente de Paladini, este paladinamente decía: “entre los perdedores del comicio quedaron los encuestadores, que
habían vaticinado un resultado mucho más parejo. La mayoría
daba primero al candidato K Ramón Rioseco. La realidad los dejó
desacomodados. Y este lunes salieron a defenderse.”
Tras repetir, “tal fue el desorden
estadístico, que las únicas dos encuestas que pronosticaron un triunfo
del líder del MPN resultaron falsas”, expresa: “¿Qué
explicación le dan al fenómeno? Clarín habló con tres consultores que se
vieron involucrados en la polémica. Lucas Romero, de Synopsis, y Pablo
Mandia, de Analogías, que en la última semana proyectaban una ventaja
mínima para Rioseco. También Federico Aurelio, de Aresco, que había
medido en enero (según pidió aclarar) pero también quedó salpicado por
las críticas porque esa proyección circuló por Twitter el domingo.
En concreto según Paladini, Romero de Synopsis dijo que había habido “un flujo de votantes que ha ido al MPN para evitar un triunfo de Rioseco… que iba a ser tremendamente perjudicial para el Gobierno”. Y que “la
paridad en las encuestas potencia el voto útil. Y ese voto no se
detecta en las encuestas, porque se define en el momento de votar o en
las horas previas. Y es generado justamente por las encuestas que
pronostican paridad”.
Como si el elector medio, desinteresado
absolutamente en la política que es la mayoría, estuviera escudriñando
encuestas de último momento para decidir finalmente su voto, y
desbalancear paridades. Sin explicar no obstante porque la sumatoria de
votos de Rioseco de UN y de Martínez del FN, no había funcionado casi
para nada, obteniendo 45 mil votos menos que en el 2017.
Al respecto este último, sumamente desagradado con el acto electoral y sus resultados expresó: “La elección estuvo plagada de irregularidades informáticas, hay que ver que no vuelva a suceder, porque los neuquinos no nos merecemos esto”. Mientras que su compañero de fórmula Rioseco atribuyó el triunfo de Gutierrez, al “despliegue territorial y el aparato del Estado que tiene el MPN”. A lo que podría haber agregado el dominio de los aparatos de las BUE Vot.ar.
Por su parte Mandia, en la misma sintonía que Romero, según Paladini dijo que “acá hubo tres fenómenos. El primero fue el voto útil a favor del MPN… Eso
le permitió crecer unos 5 puntos al gobernador. Los otros 5 puntos
extra que obtuvo el gobernador creemos que vinieron de lo que llamamos
‘voto seguro’, el voto de la estructura del MPN… del empleado que
depende del Estado… Por último, no hubo voto útil a favor de Rioseco.” Sin tampoco explicar con esto, el fracaso de la sumatoria de UC mas FN.
En tanto Aurelio de Aresco se excusó diciendo: “Me
parece importante aclarar que la medición que circuló el domingo en
redes era de enero. Nosotros no medimos los días previos a la elección
ni hicimos boca de urna el día del comicio. De todos modos, si uno mira
los resultados y los pronósticos de otras consultoras, está claro que la
elección se nacionalizó y hubo voto útil para que no ganara Rioseco.” Sin explicar tampoco para nada el ostensible retroceso del frente UC – FN.
https://www.clarin.com/politica/encuestadores-defienden-erraron-pronosticos-neuquen_0_WcU4HxVz0.html
La boca de urna de una encuestadora española
Como culminación de las evidencias
expuestas respecto la existencia de un notable fraude en las elecciones
de Neuquén, aparece la encuesta en boca de urna que a lo largo del día
realizó la encuestadora española SyM Consulting. Que cuenta con un
aceptable desempeño en ese país, conforme se puede ver en el siguiente
rating.
Además la española CyM Consulting fue la
única que dio a conocer sus resultados, con la emisión de tres informes
a lo largo del día, dando en todos ellos ganador al frente UC – FN por
sobre el MPN. Siendo por contrario notable que otras consultoras
argentinas no hayan realizado boca de urna y/o emitido informes al
respecto.
Entre ellas están las que acostumbra a
realizar la AFI, ex SI, ex SIDE, que son reputadas como altamente
confiables, y podría haberlas dejado trascender el Gobierno. Todas las
encuestadoras argentinas estuvieron aparentemente enteramente ausentes,
al menos para el público. No obstante la trascendencia de la votación y
lo sencillo de esa tarea. Al tratarse de una pequeña provincia con solo
283 centros de votación, y 1.541 mesas.
En el primer corte a las 12 hs, SyM
Consulting daba ganador a Rioseco por sobre Gutiérrez, con el 36,21 % y
29,31 % de los votos respectivamente. Ubicando en tercer lugar a
Cambiemos con el 18,97 %, y a Sosbich, con 5,17 %.
En el segundo corte a las 16 horas, el
panorama cambió un poco, pero igual mantenía adelante a Rioseco sobre
Gutiérrez, con un 32,47 % y 31,17 % de los votos respectivamente.
Mientras que Cambiemos bajaba a un 16,88 %, y Sosbich se mantenía en
5,19 %.
Por ultimo en el corte final a las 18
hs, Rioseco ampliaba la diferencia consignada en el primer corte,
imponiéndose sobre Gutiérrez 36,45 % a 28,97 %. O sea un resultado
aproximadamente inverso al que se obtuvo en el escrutinio provisorio.
Mientras que Cambiemos bajó al 15,89 %, un resultado similar al del
escrutinio provisorio, y Sosbich subió al 5,61 %, acercándose al 9,87
que obtuvo en dicho escrutinio.
Resulta por un lado elocuente el acierto
más o menos ajustado de SyM Consulting, respecto los resultados de
Cambiemos y Sosbich, que indican que se trató de una encuesta seria.
Apareciendo por otro lado el enorme desacierto en relación con Rioseco y
Gutiérrez. Pero cuya suma de votos arroja extrañamente un 65,42 %, casi
similar al 65,98 % que arroja la suma de votos de ambos contendientes
en el escrutinio provisorio.
Por lo cual se puede decir que SyM tuvo un gran acierto, con un error ínfimo de 0,56 % al pronosticar el total de votos que irían a parar a Rioseco y Gutiérrez. Pero falló garrafalmente en cuanto a la distribución de esos votos, respecto los resultados del escrutinio provisorio.
Por esta razón, ante ese notable acierto
desacertado, Stripteasedelpoder se contactó con CyM Consulting,
preguntándole respecto los motivos del mismo. Obteniendo la siguiente
respuesta por parte del licenciado en Ciencias Políticas Eduardo San
José Requejo, quien en las elecciones del 2015 había anticipado con
precisión el triunfo de María Eugenia Vidal y de Macri, resultando por
ello insospechable de tendenciosidad: “le informamos de las hipótesis con las que estamos trabajando al respecto: Hipótesis 1: Manipulación intencionada de los resultados de la encuesta. Hipótesis 2: Sistema de votación electrónico defectuoso.”
En relación a la primera de esas hipótesis San José Requejo apuntó: “consideramos
que pudo haber una participación masiva de personas o grupos
interesados en que los resultados fueran en un determinado sentido. Dado
que la tendencia se mantuvo a lo largo de todo el día, llegamos a la
conclusión, evidentemente errónea, que era la tendencia del proceso
electoral.”
No obstante esta explicación no se compadece para nada con la exacta predicción por parte de SyM Consulting,
de cuanto sería la suma de los votos para Rioseco y Gutiérrez. Que
lleva a la implausible suposición de que parte de quienes votaron a
Gutiérrez, engañaron a SyM Consulting, diciendo que habían votado a
Rioseco, lo cual no tiene sentido alguno.
Tiene mucho más sentido pensar que
muchos de quienes creían haber votado a Rioseco, en realidad votaron a
Gutiérrez, por efecto del piripipí de la BUE, y por no haber controlado
minuciosamente su voto. Explicando esto la diferencia entre las cifras
individuales de CyM Consulting, y las del escrutinio provisorio.
Perpetrándose así un fraude psicotécnico, que no ha dejado rastro alguno
en las urnas, pese que su contenido no expresa la voluntad popular.
Y en tal sentido, en relación a la segunda hipótesis, San José Requejo observó: “Por
otro lado, sobre el sistema del voto electrónico no podemos opinar si
hay errores o no, nos ceñimos a las noticias difundidas al respecto y
tendrán que ser los organismos correspondientes los que lo dictaminen.” –