Antes de votar piense si quiere seguir informándose o vivir del relato kirchnerista los cuatro años por venir
11:30 – (Por Rubén Lasagno)
– No hay duda que el kirchnerismo, detrás de la imagen armada de hombre
superado que trata de mostrar Alberto Fernández, es lo que su esencia
nos ha mostrado en su histórico y penoso paso de 12 años por la
Argentina: un conjunto de hombres y mujeres a quienes lo único que les
importa es el poder total, el control, el sometimiento del pueblo y
desprecian la diversidad, la crítica, no aceptan un “no” y perciben al
oponente como enemigo.
Hay tres facetas fundamentales del
kirchnerismo más rancio: el gusto por el dinero fácil, la tendencia a
corromperse permanentemente y el odio a la prensa. Sobre esa base el
kirchnerismo construye con relato (mentiras, delirios, elucubraciones),
arma los escenarios más convenientes a sus intereses partidarios y
genera las condiciones para controlar al pueblo, a la oposición y a
quien no coincida con su pensamiento o bien sea una piedra en el zapato,
como si fuera un Gran Hermano que todo lo ve y en ese juego perverso,
apoyado por la fuerza del Estado (o para estatal a través de sus
tentáculos como 6,7,8, Navarro, Silvestre, Morales), no duda en actuar
de la forma que sea, con tal de lograr acallar conciencias, voces o
suprimir “amenazas” a su status quo.
Es una modernoza
clase de fascismo encubierto, que en Argentina no se ha podido
desarrollar completamente por factores esencialmente sociales que se lo
han impedido y algunos arriesgados actores políticos o medios con
intereses opuestos a los suyos, está a poco de reingresar recargado, al
plano nacional. El accionar de quienes por 12 años han balanceado una
instancia de equilibrio muy fina luchando contra esta escoria de
corrupción, mentiras y desinformación, podría cortarse si el 27 de
octubre la fórmula Fernández-Fernández fuera votada en las urnas y el
rejunte Kicilof-Magario en la provincia de Buenos Aires. El plan está
urdido, solo necesitan el voto y luego apoyarse en el relato de
legitimidad, como aquel 54% que nos enrostraba la viuda, cada vez que se
le criticaba por los actos de autoritarismo y perversión política
desarrollado durante su último mandato.
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Uno
de los mayores anatemas para el kirchnerismo es el periodismo libre e
independiente; es decir, aquel periodismo que no escribe ni titula como
ellos quieren, no ensalza ni alaba a sus figuras icónicas, no reduce
todo al relato y se anima a investigar la corrupción, las mentiras y los
engaños del poder, lo cual, en este caso (si fueran votados nuevamente)
viene con precuela incluída.
Pero si algo tiene el kirchnerismo
es la transparencia en la acción previa y no precisamente por ser
honestos, justos o correctos, sino más bien son traslúcidos en los
armados previos, donde por brutos y ordinarios evidencian sus propósitos
y utilizan aviesas intenciones para generar nichos de oportunidad a fin
de aplicar las acciones planificadas que luego decantarán en
atropellos, defraudaciones, persecuciones o simplemente el afano de los
fondos públicos, como hemos visto hasta el cansancio en estos 4 años de
exposición de la corrupción madre en el país. Y esto comenzó a verse en
relación a la actitud a tomar ante la información y los periodistas en
un hipotético caso de ganar las elecciones.
Específicamente en el
caso que nos ocupa, tenemos por delante (en caso de resurgir el
kirchnerismo como poder) una enorme posibilidad de vivir como sociedad,
ciega, sorda y muda, a partir de la supresión de la prensa crítica, lo
cual la ex presidenta y su títere, tienen como prioritario en la agenda
para comenzar a aplicar desde el primer día, en caso de que los
argentinos decidamos tropezar por cuarta vez con la misma piedra.
El delirio de “la Conadep de periodismo”
del vocacionalmente arrastrado Dady Brieva, luego expuesto por
“notables” del más rancio kirchnerismo nacional, no fue ni es una
cuestión improvisada, es un proyecto palpable y concreto de los
Fernández para dejar a la sociedad argentina ciega, sorda y muda,
como intentaron hacerlo en 12 años de régimen político decadente y
cerrado, porque una prensa libre amenaza esencialmente con destruir su
principal objetivo: controlar, robar y corromper en beneficio propio y con total impunidad.
Lo
que marca claramente la intención de establecer el control mediático y
la persecución a la prensa libre es el adefesio “legal” inventado por
el Juez Alejo Ramos Padilla en una causa claramente abierta con
intenciones de aleccionar y condicionar al resto del periodismo,
utilizando como laderos de esta infamia anticonstitucional a la Comisión Provincial de la Memoria (CPM) a quienes puso “a peritar” información de prensa de los periodistas Santoro, Lanata, Majul, Wiñazki, Laborda, Grabia, Graña y Alegre
para que estos “notables” dijeran si a su buen saber y entender, los
comunicadores estaban cometiendo la ilegalidad de informar mediante la
utilización de fuentes ilegales y más concretamente si realizaron o
ejercieron “Acción psicológica” desde los medios en los cuales desarrollaron y desarrollan su labor, utilizando recursos de “inteligencia ilegal”.
La
absurda como irracional premisa de la que parte este abogado K con
poder para decidir sobre la vida y el patrimonio de mucha gente, es tan
irrisoria como las estúpidas pero peligrosas “conclusiones” que obtuvo
la Comisión donde pulula Adolfo Pérez Esquivel, un hombre que nadie sabe bien qué hizo para recibir el Premio Nobel de la Paz y se completa con Víctor Mendibil, Ernesto Alonso y el secretario coordinador de ese organismo provincial, Roberto Cipriano García,
todos ultra k y serviles a los propósitos oscuros del kirchnerismo que
asoma por la ventana de la política nacional, obviamente de lo cual hay
un solo culpable: Mauricio Macri. Él y no otro, es el
responsable de estar sufriendo hoy la amenaza con la vuelta de esta
suerte de chavismo menguado, que una vez no pudo recalar en el país,
pero no es seguro que en este nuevo periodo no pueda lograrlo.
Esta comisión avaló que del informe del delincuente D`Alesio “emergen indicios de una posible interacción de inteligencia ilegal” con periodistas y medios de comunicación, ya que el falso abogado “instaba
a diferentes periodistas a que la información colectada y analizada de
manera ilegal sobre sus “blancos” de investigación fuera publicada”.
En 200 páginas mal escritas con errores hasta en los nombres de quienes imputan (Daniel Santoro, Jorge Lanata, Luis Majul, Gustavo Grabia, Nicolás Wiñazki, Rodrigo Alegre, Rolando Graña y Guillermo Laborda,
entre otros) Esquivel y los “notables”, sin la mínima preparación para
decidir nada al respecto, concluyen que estos periodistas y otros (que
pueden ser cualquiera) fueron en estos años meros canales de transmisión
de operaciones de inteligencia, alentados por una supuesta “fuente” que
en realidad les vendía “pescado podrido” para destruir a la ex
presidenta, su familia y el entorno político que la acompañó en la
corrupción de sus 8 años en el poder y 4 antes de su marido.
Obviamente
esta atrocidad mereció de repudio de todas las organizaciones
periodísticas como FOPEA y ADEPA de la cual OPI es integrante, pero lo
fundamental es que el día 27 de octubre, sea la sociedad quien castigue a quienes vienen por el silencio de los medios para encubrir sus actos corruptos y marginales.
A este gris e ignoto Esquivel habría que pedirle que entregue el premio por vergüenza e inmerecimiento. Precisamente uno de los argumentos en que se basa su honorífica premiación es en defensa de la libertad, la democracia y los Derechos Humanos.
Estos señores de la Comisión por la Memoria vulneran todos y cada uno de estos preceptos.
Intentan que el pueblo argentino pierda la libertad de estar informado
por fuera de los estándares del populismo barato que personifican,
abaten uno de los principales pilares de la democracia y van contra los
principales artículos de la Constitución Nacional, a la cual no dudo van
a modificar a instancia de los declarado por el ex juez prostibulario
Eugenio Zafaroni, para adaptarla a su nuevo plan de venganza y
prohibición hacia la prensa libre e independiente.
Esto es Alberto
Fernández y su mentora, Cristina. Si por alguna razón desconocida en la
psiquis social de los argentinos está la vuelta de ellos, todos
perderemos libertades esenciales y básicamente el pueblo quedará ciego, sordo y mudo.
Ni
siquiera se trata de política partidaria, solo se trata de sobrevivir a
los regímenes marginales como el de Venezuela o Cuba, el alter ego de
CFK y el modelo a seguir, especialmente, en materia de pérdida de
libertades y sumisión del pueblo, para darle manos libres a la
cleptocracia que ya estuvo y amenaza con volver. (Agencia OPI Santa
Cruz)