... y otras cosas más
A partir de la década del '50 Argentina progresivamente fue perdiendo el prestigio logrado con holgura en la década del '20. Su condición - estimada con veracidad estadística - lo ubicaba entre los diez países más avanzados del mundo. Tan es así que, según revelaciones hoy conocidas, los EUA lo consideraban un país competente para ser considerado como competidor comercial. Pero sin lugar a dudas, en ese cenit de 1926, la situación comparada con la geografía mundial dependía en gran medida del capital inglés -beneficiado por pactos espurios- que había destinado a la colonia australiana para sus condenados por delitos y a las heladas tierras canadienses a un cultivo limitado a una primavera y verano, que eran superadas por Argentina. La calidad en la educación, el extendido de vías férreas en toda su extensión, el cultivo lanar en el sur de creciente expansión se agregaban a una agricultura denominada, con razón, el granero del mundo. Literatura y otras artes competían con Europa al mejor nivel. Tuvimos el primer subterráneo de latinoamérica y uno de los más avanzados servicios de agua potable, gas y limpieza. La ciudad fue legítimamente alabada por importantes personalidades que la visitaban (Clemenceau). Hoy no podemos competir con varios países vecinos. Brasil, México, Chile, Colombia, son serios competidores y los dos primeros nos superan en el PBI. Pero...Qué nos pasó? Parece que gobernantes y ciudadanos fuimos nuestros propios enemigos. Se hizo popular un broma que decía que Dios nos había concedido estas productivas tierras pero en contraposición las había habitado con argentinos. Sentencia incontrastable. Perón no quiso o no pudo "colgarse" de los beneficios de la última gran guerra (Plan Marshall que tanto benefició a Canadá y Brasil, partícipes a último momento de la guerra). También su poca disimulada simpatía por el tercer Reich y su apóstata contrajo a la severa opinión estadounidense a no solo severas críticas sino a la revisión del comercio en general y a la restricción en la venta de armas. El peronismo encerró al país en una protección absurda mientras otros países aprovechaban las nuevas tecnologías que había dejado la guerra. Nuestra enemistad permanente con los EUA no sólo nos perjudicó geográfica y políticamente, sino que nos aisló internacionalmente. Tampoco adherimos a una unidad latinoamericana propiciada por algunos países en la órbita del país del norte. Tampoco tras la cortina de hierro encontramos aliento; Perón fue siempre un ferviente anti-comunista. Una débil tercera posición más declamada que participativa nos clasificó como revolucionarios, sin serlo. En sus últimos años de gobierno terminó negociando no s{oolo contratos sino la necesidad de modernizar fuerzas armadas e industria. Claro, en su clásico pragmatismo todo era posible. Por aquellos años la política pendular tanto interna como externa (De Chapultepequec al Beagle - A.Lanús) nos llevó a que los países centrales evitaran consolidar inversiones y contratos favorables para nuestra economía y desarrollo. Justamente países como México, Brasil, Australia, Canadá, en sociedades mixtas multinacionales, vieron crecer su PBI de forma acelerada y constante. A partir de la década del '60 nos consumió la revolución castrista y su posterior evolución al Trotskysmo. Una bomba de tiempo. Como ningún otro país en latinoamérica nos sumergimos en una revolución equívoca y frustrante. La JP fue la iniciadora de la revuelta, tanto en universidades como en las fábricas que fueron verdaderos caldos de cultivo a favor del peronismo. Pero la sociedad en su conjunto no quería este enfrentamiento con las autoridades militares, todo lo contrario. Solo el peronismo junto a una mínima parte de la izquierda trotskysta asumían actos de sabotaje y asesinatos de policías. Así surgieron distintas fuerzas que alentaron la violencia, la lucha armada y los atentados subversivos. En vez de evolucionar, como el resto de América, un atraso nos condicionó en nuestra políticas de progreso involutivas. El Estado se dedicó a combatir éstas fuerzas de la peor manera ; con más violencia y sin leyes. Desde su nacimiento la violencia política siempre pasó por el peronismo al igual que el latrocinio, costumbre que mantuvo, en sus diversas vertientes, con una ostentación indecente; una pobreza estructural siempre fue cautiva de sus prebendas miserables. El foquismo que envolvió los últimos años del exilio de Perón fue aventado con un propósito golpista para derrocar -una clara revancha contra sus camaradas de armas- a gobiernos constitucionales y otros ilícitos. Llegó tarde al poder pero con la suficiente lucidez como para dejar a una prostituta acompañada de un brujo. El aliento a estas fuerzas subversivas (FAL-FAR-MPM-ERP-FAP) terminaron no sólo con el diálogo político sino con la única manera de entenderse en la diversidad : La democracia. El "che" Guevara, mentor de todos los movimientos subversivos en Latinoamérica, fue un fracaso como estratega, político, combatiente u organizador de mano de obra. Su elocuencia en las razones del cultivo de la caña de azúcar y la rápida industrialización como método para combatir al imperialismo, resultó un fiasco y un gran dolor de cabeza para el comandante Castro. Casi despedido de la revolución, sus aventuras en Salta, Angola y Bolivia no solo terminaron con su vida sino con la de los lugartenientes que importó de Cuba. Su discurso y su retórica los trasladó a la lucha armada y en zonas geográficas en la que, sus preceptores, no advirtieron a un pueblo que nada tenía que ver con el comunismo y la violencia armada ; el mismo partido comunista boliviano y sus campesinos terminaron denunciándolo al ejército. Dieciocho años de una etapa conflictiva de sabotajes y represión nos centraron en el infierno y nos ubicaron económicamente como deudores consuetudinarios. La guerra de Malvinas nos descolgó del mapa. Hoy un juez estadounidense nos acusó con razón de no respetar nuestros compromisos y deudas. Pobre Carlos Pellegrini, si viviera. La administración de Alfonsín -un posible escape al peronismo- recibió un país en llamas e instituciones y empresas estatales vacías que aprovecharon los mismos empresarios que hoy nos "visitan" a precio vil y prebendas estatales inauditas y sorprendentes. Devastado el país ; militares rebeldes, peronistas, iglesia, "empresarios de bolsillo", un corporativismo sindical y una ciudadanía corriendo por las góndolas supermercadistas antes de que los repositores aumentaran su precio, derrumbaron las expectativas democráticas. La mayoría de los argentinos siempre eligió al que mejor representara su bolsillo, no importaba un gobierno corrupto o sin plan futuro, eso definió la balanza a su favor. Entonces..a qué llegamos? Hoy conviven viejos setentistas anacrónicos, lejos de los enfrentamientos al grito de "la vida por Perón", sus comandantes hoy lucen en países europeos disfrutando los botines obtenidos de los asaltos y los secuestros (Firmenich-Kreimer-Galimberti-fallecido). Los soldados de Perón se fueron con su ideología importada que nunca pudieron imponer, la muerte se los llevó en el combate o la delación de sus propios compañeros . La historia del movimiento peronista olvidó pronto sus veinte verdades, se contaminó de ideologías extrañas que lo contagió y finalmente destruyó a una oposición desorientada y aturdida
Lorena Udaeta Siles