jueves, 29 de agosto de 2013

LAS MENTIRAS DEL DIPUATDO KUNKEL

Las dos mentiras del diputado Carlos Kunkel

Con segu­ri­dad habrá muchas más, como suele suce­der en la acti­vi­dad polí­tica y con mayor o menor inten­si­dad según sea la per­so­na­li­dad de los acto­res y las cir­cuns­tan­cias que estén juego. Por ejem­plo, hace unos días, un impor­tante diri­gente agro­pe­cua­rio hizo refe­ren­cia directa a las men­ti­ras del gobierno y de la misma Pre­si­dente, en alu­sión a las expre­sio­nes de esta última sobre la situa­ción del campo y de la eco­no­mía.
Días des­pués, hizo lo mismo durante la inau­gu­ra­ción de la expo­si­ción anual de la Socie­dad Rural de Entre Ríos y sus pala­bras fue­ron, curio­sa­mente, igno­ra­das por la mayor parte de los medios. Las expre­sio­nes del Sr. Etche­vehere –de él se trata– fue­ron un fiel reflejo de la reali­dad y de los preo­cu­pa­dos sen­ti­mien­tos de los pro­duc­to­res que en algu­nos casos bor­dean su pro­pia super­vi­ven­cia y en otros tra­tan de ase­gu­rarla con seve­ros y pro­gre­si­vos ajus­tes que, en los hechos, se tra­du­cen en una reduc­ción de los sem­bra­dos y de millo­nes de cabe­zas de ganado bovino. Ambas situa­cio­nes afec­ta­rán las eco­no­mías urba­nas, los comer­cian­tes ven­de­rán menos y los con­su­mi­do­res, tal como lo anun­cia­mos tiempo atrás, afron­ta­rán situa­cio­nes iné­di­tas que afec­ta­rán a todos los rubros de acti­vi­dad. La socie­dad corre el riesgo de comer pan negro y sopor­tar otros pro­ble­mas que con­tri­bui­rán a su enojo y males­tar con todas sus con­se­cuen­cias polí­ti­cas, en tanto el mundo finan­ciero acu­sará las con­se­cuen­cias de este esce­na­rio. El acer­ca­miento del dólar para­lelo –se lo llame como se lo llame– a los 10 pesos por uni­dad, es uno de los datos más expre­si­vos de lo que ase­ve­ra­mos. El des­co­no­ci­miento de estos com­po­nen­tes del pre­sente argen­tino por parte del gobierno es una expre­sión men­ti­rosa que intenta dis­traer lo que todos sabe­mos: son los que inte­gran un cua­dro pla­gado de alar­mas que hemos comen­zado a vivir.
No se trata de un juego de pala­bras. La men­tira cam­pea por todas par­tes y en algu­nos casos tiende a disi­mu­lar las con­se­cuen­cias que afec­ta­rán a todos los argen­ti­nos por igual, pero donde la men­tira adquiere dimen­sio­nes extra­or­di­na­rias es en el campo elec­to­ral y por exten­sión a los par­ti­dos y a la mayor parte de los diri­gen­tes. Muchos de ellos obser­van cómo el poder –aun­que sea tran­si­to­rio– se acerca rápi­da­mente a sus per­so­nas y en otros cómo se aleja y pierde en la lota­nanza. Un amigo que hace perio­dismo inte­li­gente –Jorge Asis– encon­tró en la garro­cha el sím­bolo de los pases de quie­nes hasta el momento pre­ciso del salto mili­tan (o mili­ta­ban) en el sec­tor per­de­dor para pasarse rápi­da­mente hacia el del gana­dor, engro­sando así las posi­bi­li­da­des de este último. Lo que ocu­rre admite varias inter­pre­ta­cio­nes y acer­ti­jos y con­tri­buye a dibu­jar la deca­den­cia argen­tina, pero, en sín­te­sis, airosa, fuerte y diná­mica apa­rece la pala­bra men­tira, que surge para muchas cosas. Por ejem­plo, lo que bre­ve­mente hemos des­cripto y todo lo rela­cio­nado con una corrup­ción ago­biante que, hasta ahora, o es igno­rada por los per­so­na­jes denun­cia­dos que con sus silen­cios ejer­cen otra forma de la men­tira. La deca­den­cia tam­bién está repre­sen­tada por estas con­duc­tas y la falta de una reac­ción pre­cisa y con­tun­dente por parte de quie­nes deben ejer­cerla. Como con­tra­par­tida, la ver­dad puede resu­mirse en dis­tin­tos voca­blos como ago­bio, can­san­cio, har­tazgo y hasta por el con­cepto que se expresa en el con­ven­ci­miento de que esto con­cluirá den­tro de poco en medio de una reac­ción popu­lar severa que inun­dará de votos con­tra­rios al cris­ti­nismo. Será la única manera posi­ble de sal­var una parte del sistema.
Éste reúne varias y diver­sas for­mas, pero antes de avan­zar hacia las dos men­ti­ras de Car­los Kun­kel, dire­mos que son repre­sen­ta­ti­vas de la falta de cali­dad de nues­tra polí­tica al mismo tiempo que cons­ti­tu­yen un anti­cipo de lo que suce­derá, en tanto tipi­fi­can el per­fil de quie­nes ocu­pan for­za­da­mente el lugar de la dirigencia.
Kun­kel inte­gra hasta hoy (o ayer) el blo­que del Frente para la Vic­to­ria, pero con una clara per­cep­ción de lo que ocu­rre y suce­derá, declaró al dia­rio La Nación que nunca había sido kir­ch­ne­rista. La afir­ma­ción admite el asom­bro y tam­bién la repug­nan­cia (igno­ra­mos la opi­nión de la dipu­tada Diana Conti) cuando la memo­ria nos trae el recuerdo de un apa­sio­nado dis­curso ofi­cia­lista que le mere­ció un sobe­rano cache­tazo de la dipu­tada Jus­ti­cia­lista Gra­ciela Camaño-del enton­ces blo­que Fede­ral que reunía la pri­mera etapa de la ins­ta­la­ción del pero­nismo disi­dente o tra­di­cio­nal– por los tér­mi­nos agre­si­vos con que Kun­kel se mani­fes­taba a favor de las posi­cio­nes del gobierno y pro­pues­tas de la pre­si­dente Cris­tina Fer­nán­dez. Hasta aquí la corta his­to­ria de la pri­mera parte de la men­tira. La segunda vino a con­ti­nua­ción, cuando sos­tuvo que era pero­nista. Kun­kel no lo fue, pues inte­gró al grupo de vio­len­tos que el 1° de Mayo de 1974 derro­cha­ron denues­tos con­tra el enton­ces Pre­si­dente Juan D. Perón, quien los expulsó de la con­cen­tra­ción en lo que fue el preám­bulo de la puesta fuera de la Ley de este sec­tor com­ba­tivo y revo­lu­cio­na­rio que ase­sinó a dies­tra y sinies­tra a mili­ta­res, sin­di­ca­lis­tas como Rucci, empre­sa­rios y civi­les repre­sen­ta­ti­vos de las más diver­sas acti­vi­da­des. La garro­cha vir­tual uti­li­zada por este acti­vista de la vio­len­cia ayuda a enten­der por qué Cris­tina será la ente­rra­dora de la triste expe­rien­cia que inició su marido.
Fuente: Informador Público
Autor: Carlos Manuel Acuña