Palestina/AMIA/Embajada - carriotadas oportunistas
Perfil de hoy:
"Por
Carrió, el fiscal Nisman ordenó investigar a D'Elía"???????????, www.perfil.com/politica/Por-Carrio-el-fiscal-Nisman-ordeno-investigar-a-DElia-20130822-0022.html .
Tal vez este exabrupto, uno más de la inefable
gordita, se deba a que tiene el tuje sucio por
el encubrimiento de los bombazos de Baires y para cubrirse, y de paso
cañazo hacer demagogia sionista, se ha aprovechado del acto por
Palestina para celebrar "el día de Quds" que realizaron los shiitas
argentinos en su mezquita de Floresta, para descolgarse con una de sus
rimbombantes y estériles denuncias, que como se ha visto, siempre terminan
en la más completa nada.
A tono, el
agente sionista Nisman(¡otro!), dejado a cargo del encubrimiento AMIA en 2005 en
reemplazo de su "maestro" el prevaricador Galeano, destituido y procesado por
fabricar la falsa acusación a los polis bonaerenses, Ribelli y Cía., la ha
tomado y la ha hecho suya, terminando el mamarracho
resultante por caer en el juzgado de Oyharbide, ¡cartón
lleno!.
La Carrió tuvo una partición activa en el
encubrimiento de ambos bombazos, veamos:
En 2000 había pergeñado otra de sus denuncias pour la galerie,
esta vez por un presunto lavado de dinero realizado por funcionarios menemistas,
que se conoció como: "el affaire de las cajas del City Bank", y ahí convertida
en foco de todas las miradas, se descolgó con una de sus declaraciones
impactantes:
"...que a partir de su "investigación" sobre lavado de dinero había
descubierto a los perpetradores del atentado AMIA y que estos estaban en
San Pablo..."??????????.
Causó un revuelo considerable, especialmente entre familiares de
víctimas, y cuando se le pidió que aportara a la causa la información
que la había llevado a tal relevante conclusión, se borró a lo
Casildo no volviendo a hablar más del tema.
En 2002 se destacó de nuevo, esta vez como
encubridora del encubrimiento que perpetró la
Corte Suprema menemista(en realidad la llamada "mayoría
automática" de ésta + Fayt), que culminó a fines de 1999(cuando el
cotur dejó "el gobierno") en un inicuo fallo, según el cual el bombazo embajada
de Israel habría sido perpetrado por una presunta organización
terrorista libanesa, llamada "Jihad Islámica"???, que sería "el brazo armado de
Hezbollah"??????????.
Todos sabemos(menos nuestra Corte Suprema), que
Hezbollah es un movimiento político-militar del Líbano y su "brazo armado" se
llama "Hezbollah" y no de ninguna otra manera.
Por supuesto que desde entonces, casi 14 años ya,
la investigación no ha avanzado un ápice y ese bombazo, como su similar en la
AMIA, sigue tan inesclarecido, o peor, que el primer día.
La denunciante contumaz de marras,
celebró este alevoso encubrimiento y se deshizo en loas por él
en su informe/instrucción, que por cuenta de la Comisión de Juicio Político de
Diputados, realizó en 2002 por las presuntas irregularidades cometidas por todos
los miembros de la Corte Suprema en la tramitación de la causa "voladura de la
embajada de Israel".
Este informe es un verdadero
paradigma del encubrimiento del encubrimiento, donde la
susodicha soslayó totalmente la prueba
objetiva producida, y dio por cierto los falsos y/o
lábiles indicios, que por su truchez ostensible no habían sido tenidos en cuenta
hasta 1997, que fue cuando la Corte Suprema por haber establecido fehacientemente que la
explosión había sido interior(ver: http://www.tsunamipolitico.com/explosion702.htm),
fue obligada por presión sionista a dejar la instrucción en manos de
una "Secretaría Especial"(del tipo de la de Nisman), y sólo consideró la
"hipótesis" que el gobierno de Israel había sostenido desde los primeros
momentos y antes de que se pudiera realizar alguna investigación. ¡Tienen la
bola de cristal los sionistas!.
Así fue, que en el tal "informe", la tal instructora designada, consideró como irregular y motivo suficiente de destitución lo hecho por la Corte Suprema hasta 1997, que justamente fue cuando investigó en serio, y dio por bueno lo hecho entre 1997 y 1999, cuando la instrucción estuvo bajo el control del sionismo y se emitió el fallo mencionado.
Así fue, que en el tal "informe", la tal instructora designada, consideró como irregular y motivo suficiente de destitución lo hecho por la Corte Suprema hasta 1997, que justamente fue cuando investigó en serio, y dio por bueno lo hecho entre 1997 y 1999, cuando la instrucción estuvo bajo el control del sionismo y se emitió el fallo mencionado.
La acusación a D'Elía, el objetivo "político" de la
denuncia, es totalmente improcedente porque es lo que éste viene
sosteniendo desde 2006, cuando el agente sionista Nisman
sacó la falsa acusación a todo el gobierno de Irán de la
época.
Entonces él era funcionario del gobierno y el rechazo a esa acusación
le costó el puesto.
Posteriormente viajó a Irán, donde los persas le confirmaron que ellos no
tuvieron nada que ver, lo que declaró al regreso y provocó que los sionistas lo
denunciaran como ahora y terminara declarando ante Nisman, como amicus
curiae, donde ratificó la extraneidad de Irán y presentó un
escrito en el que fundamentó punto por punto esa extraneidad.
Junto con D'Elía entonces declararon también 3 investigadores
independientes de los bombazos, que éste propuso para reforzar su posición: el
ingeniero estructuralista Pedro de Aguirre, el historiador y
experto en la deuda externa Alejandro Olmos Gaona y el
médico psicoanalista y documentalista Oscar Abudara Bini.
Todas estas declaraciones y presentaciones han sido
ignoradas completamente hasta ahora. Adjunto
infra el escrito presentado por D'Elía en 1997, que seguramente tendrá
que ser considerado por Oyharbide ahora junto con las declaraciones de los
3 investigadores independientes. JP.
PS: por si alguien quisiera incluirme en la
denuncia de la Carrió, ya que apoyo en un todo lo que se sostuvo en el acto
por Palestina y también sostengo la absoluta extraneidad, tanto
del sheik Rabbani, el fundador de la mezquita donde éste se realizó, como de
cualquier otro funcionario de Irán en los 2 bombazos de 1992 y 1994, dejo mis
datos para facilitarlo:
José María Petrosino - Alte. Brown 695 - Luján B - DNI: 4.970.544.
====================================
SE PRESENTA EN CALIDAD DE “AMICUS CURIAE”
Señor Juez:
Luis Ángel D´Elía, por mi propio derecho, con domicilio real en la
calle Coronel Isleños 565, Isidro Casanova, partido de La
Matanza, provincia de Buenos Aires y con el patrocinio de Mariano Jorge
Marcovecchio (CPACF Tº 72 Fº 614) (Estudio Otaño Moreno, Albor &
Marcovecchio), en
la causa número 8566 del registro del. Juzgado Nacional en lo Criminal y
Correccional Federal Nº 6 de esta ciudad, Secretaría 11 -Anexo Amia-
respetuosamente me presento y, como mejor proceda en derecho
expreso:
OBJETO
Que me presento en calidad de “Amicus Curiae” –en puridad debería ser
AMICUS VERITATIS- a los efectos de colaborar con el esclarecimiento de los
horribles atentados ocurridos el 17 de marzo de 1992 y 18 de julio de 1994 al
día de hoy impunes debido a que, a mi juicio, existió y existe aún hoy una
fabulosa negligencia e impericia de quienes tuvieron y tienen a su cargo la
investigación, además del sempiterno encubrimiento exhibido desde todos los
sectores de poder. En orden a ello, exijo se investigue de una buena vez y para
siempre la hipótesis que a continuación desarrollo.
PROEMIO
Desde que accedí al contenido del dictamen del Dr. Nisman supe con
apodíctica certeza que las instituciones de la República han atravesando la más
vergonzosa y tangible crisis de su historia. No pude evitar recordar el
lamentable rol desplegado por el servil Poder Ejecutivo que gobernaba en tiempos
de los atentados; vinieron a mi memoria las aciagas labores de la Comisión
Bicameral y sus risibles y funcionales conclusiones.
Merece un párrafo aparte la humillante labor del Poder Judicial
demostrada en la negligente e imperita investigación de los horrorosos atentados
que lancinaron la vida, la salud y los bienes de hermanos argentinos que
sistemáticamente son sometidos a la peor de las violencias que, para mí, es la
mentira. Es por todos sabido que no me puedo callar cuando detecto una
injusticia - y esto lo ha sufrido el país entero en carne propia con la
implementación de los piquetes que, si bien antipáticos y poco populares,
lograron que los que no tienen voz fueran escuchados -.
Con semblante netamente diletante comencé a investigar los atentados del
17 de marzo de 1992 y del 18 de julio de 1994. Accedí a una importante cantidad
de información que me fue provista por amigos, profesionales y gente que, como
yo, se apasiona por la verdad. Tengo en mi poder recortes de diarios, revistas,
dictámenes periciales, informes, dichos y versiones de los testigos de ambos
hechos, etc.
Previo a adentrarme en el fondo del asunto que me trae, quisiera reseñar
una anécdota que bien ilustra la abrasiva bronca que le dispenso a los
funcionarios que participaron y participan del encubrimiento más monumental de
la historia de nuestro país. Resulta que le solicité a un grupo de cinco jóvenes
-aspirantes a la carrera de abogacía- que examinaran los elementos existentes en
ambas causas. Simplemente quise someter al juicio de sujetos con un adarme de
sentido común los mismos elementos que tuvieron en sus manos
Nisman y Canicoba Corral para endilgarle a la República
Islámica de Irán responsabilidad en la voladura de la sede de la AMIA. Sus
conclusiones fueron sorprendentes por varios motivos: los cinco coincidieron en
que es notable la manipulación de los elementos de prueba; ninguno de ellos pudo
sostener la existencia de un coche bomba en ambos episodios; a todos les llamó
poderosamente la atención que el país entero siga creyendo en la versión
oficial.
Honestamente creo que los fiscales y el juez deberían
-al menos por vergüenza - pensar en dedicarse a otra cosa. En
los párrafos que siguen fundamento este último pensamiento así como aporto la
hipótesis jamás investigada y que en honor a la verdad exijo se encause, por la
memoria y eterno descanso de los que fallecieron, por la paz de quienes
perdieron un ser querido y por la dignidad de los que sobrevivieron a tan
atroces calamidades.
HECHOS
a) El abominable oprobio.
Tal como lo anticipara supra, fue la lectura del dictamen de Nisman
lo que generó mi encendida defensa de la realidad, le duela a quien le duela. En
un farragoso libelo de más de ochocientas páginas se acusa a la República
Islámica de Irán de “estado terrorista” y se enrostra a altos funcionarios de
esa soberana nación participación directa en sendos actos de guerra en
territorio argentino.
Nada de lo que puede leerse en el abultado panfleto del fiscal supera la
categoría de "indicio". Con torpes argucias se pretende ocultar que los mentados
indicios fueron aportados por servicios de inteligencia extranjeros – CIA y
MOSSAD -, informes que fueron manipulados y tergiversados por los servicios
secretos nacionales.
Por otro lado, la fábula continúa reseñando el testimonio de una serie de
integrantes del grupo terrorista MKO, de entre los cuales algunos están con
pedido de captura internacional activo de Interpol; uno de
los testigos -el ex-agente de inteligencia Mesbahi-
declaró en al causa siete veces y se contradijo otras tantas
en las cuestiones importantes.
Los susodichos testigos sostienen que existió una reunión en la ciudad
iraní de Mashad, el 14 de agosto de 1993, en la que el Comité de Asuntos
Especiales, conformado -cuando se habría tomado la decisión de llevar adelante
el ataque-, por Alí Khamenei -Guía Espiritual del país-, Alí Akbar Rafsanjani
-Presidente de la Nación-, Alí Akbar Velayati -Ministro de Relaciones
Exteriores- y Alí Fallahijan -Ministro de Información-; y a la que fueron
especialmente convocados desde nuestro país Mohsen Rabbani y Ahmad Reza Asghari,
quien se desempeñaba como Tercer Secretario de la Embajada de
Irán en Buenos Aires. Siempre
según la delirante visión de Nisman, en dicha reunión se habría concebido el
diabólico plan de volar la sede de la AMIA.
Moshen Rabbani, religioso y agregado cultural de la embajada de Irán,
además soporta la más descarada ignominia. Con elementos de cargo evidentemente
artificiosos y superficiales se le dirige la falsa imputación de ser el cerebro
local del atentado a la AMIA. Nisman participó en el juicio oral y no puede
decir que no se percató que sobre Rabbani se había realizado una meticulosa
inteligencia que se extendió por lo menos desde poco después del atentado a
la Embajada, hasta 1998, cuando luego de un viaje privado a Irán se
le negó la entrada al país en Ezeiza.
Pero además, "40 días antes del atentado a la AMIA",
esa "inteligencia" se extendió a todos los miembros de la Embajada
de Irán, interviniéndoseles clandestinamente todos los
teléfonos así como los de la oficina de Rabbani.
Lo significativo y sospechoso es que toda la profusa
información resultante de esas "inteligencias" fue hecha desaparecer.
¿Cómo explica esto el Fiscal Nisman? ¿Investigó esa anormalidad flagrante que se
conoció recién finalizando el juicio oral por denuncia de
Ribelli?
La hipótesis más razonable ante esto es que toda esa información clave
fue hecha desaparecer porque probaba justamente la ajenidad de Irán, al no
encontrárseles nada que los involucrara.
Se alega que el sheik Rabbani "habría estado cerca" de la playa de
estacionamiento, a pocas cuadras de la AMIA el 15/7/94 a las 18 hs., cuando se
estacionó la Traffic que se supone, se habría utilizado como coche-bomba
(¿o como pista falsa de coche-bomba?), porque hay una llamada de su teléfono
celular en "esa zona". Calla estulticiamente el dictamen que la antena que
habría registrado el supuesto llamado está ubicada sobre el Colegio De La Salle
en calle Ayacucho al 600, es decir a más de 500 metros del presunto lugar de
estacionamiento de la Traffic. Una simple operación
aritmética establece el radio de cobertura de la antena, para la época del
atentado (piénsese que luego fue ampliándose el número de antenas de telefonía
móvil, a medida que crecía la demanda de estos dispositivos), en un área de 1000
por 1000 metros, es decir cien manzanas como mínimo, abarcando las zonas
de Tribunales, Barrio Norte, Congreso, etc. Este dato ha sido maliciosamente
callado, dado que es muy efectivo para conmover a los menos despiertos, sostener
que en la “célula” correspondiente a la AMIA hubo un llamado desde el celular de
un iraní, sin destacar que ese llamado pudo haber sido hecho desde Corrientes y
Callao, por ejemplo.
Pero ese teléfono estaba intervenido por la SIDE
(clandestinamente por supuesto). ¿Qué pasó con esa llamada? ¿Cómo es posible que
no se sepa su contenido?
También se trata de incriminar a Rabbani porque
varios meses antes estuvo preguntando por Traffics en la calle Juan B. Justo. Lo
cual fue filmado por la SIDE que lo seguía en forma ostensible (más que
"seguimiento" era acoso). Cabe destacar que el presunto
terrorista no prohijó integumento alguno en disimular su identidad, dejando
incluso su nombre, tarjetas personales y teléfono donde ubicarlo en el caso de
que apareciera el vehículo que estaba buscando (conforme datos consignados
increíblemente en el dictamen Fiscal como elementos cargosos).
En el juicio oral se probó que el utilitario buscado por Rabbani era para
la mezquita de Cañuelas, lo declaro el sheik de aquel templo y bajo juramento.
Por otra parte es absurdo pensar que Rabbani, con su turbante, vestimenta
y barba fuera a preguntar, él mismo, por el vehículo para el
coche-bomba, siendo que hacía poco más de 2 años que se había perpetrado el
ataque a la Embajada y también ahí el gobierno de Israel los había acusado a
ellos.
Es coherente para esta "coincidencia" entre la averiguación de Rabbani y
el vehículo "elegido" por los "terroristas" para "coche-bomba"(¿o para pista
falsa de coche-bomba?), la teoría que sostiene el periodista Lanata en su libro
de investigación publicado a fines del '94: "Cortinas de humo” en pags. 153
y 214: "...¿podría imaginarse que el dato de la Traffic fuera anterior a la
Traffic misma? ¿Podría pensarse que, por motivos que se desconocen, la
información del agregado cultural iraní buscando Traffics, dio origen a la
Traffic de Telleldin?...". ¡Muy razonable!. Si hubiera preguntado por un
Peugeot 504, sin dudas que los restos habrían sido de ese automóvil.
El nivel y calidad de la investigación judicial
alcanza niveles paupérrimos y pueriles cuando se confiesa impotente para probar
con exactitud y documentación las fechas del presunto viaje de Rabbani a Teherán
durante el año 1993, careciendo de precisiones sobre el particular.
Igualmente lamentable es la invocación a giros monetarios procedentes del
exterior, los que por sí no representan nada más que el sostenimiento de las
actividades religiosas de Rabbani ya que desde la nada logró afianzar dos
comunidades musulmanas hoy ejemplares, tanto en Buenos Aires, como en
Cañuelas.
No quiero perder la oportunidad para destilar mi capacidad de asombro con
los motivos con que adereza Nisman su adefesio pseudojurídico. Recurriendo a la
historia más reciente no pude ubicar una sola razón que justifique que Irán
realizara tamañas agresiones contra un país amigo con el que
tuvo desde siempre las mejores relaciones. Por ejemplo: durante
la guerra que les fue impuesta por los norteamericanos utilizando a su
marioneta, Saddan Hussein, que se extendió desde 1980 a 1988, uno de los
principales proveedores de armas fue el gobierno de Alfonsín, que tuvo en el de
Irán el principal destino de estas (sobre 8 embarques, 6 fueron a Irán).
Mientras que Brasil había sido proveedor de sus enemigos irakíes.
Aún después del atentado a la Embajada (y
este es un dato clave), las ventas de armas y de todo tipo de mercaderías se
incrementaron más todavía, e "hizo falta" el atentado a la AMIA para que
esa situación de excelentes relaciones recién se resintiera.
No es disparatado pensar que uno de los motivos de la
"pista israelí" bien puede haber sido "romper" esas buenas relaciones de
siempre entre su enemigo Irán y la Argentina. Lo cual fue logrado,
aunque no totalmente todavía. Tan buenas han sido las relaciones de Irán y
Argentina, especialmente vistas desde Irán, que la principal
avenida de Teherán y una de sus principales plazas se llaman
justamente: República Argentina –esto lo ví y no me lo contó nadie-, como
testimonio de esas excelentes relaciones y de la importancia que ha tenido y
tiene la Argentina para ellos.
Es claro que si Irán hubiera planeado un atentado terrorista
indiscriminado en otro país, el último país del mundo que
hubiera elegido como blanco hubiera sido la Argentina. Pero Nisman pretende que
haya sido el único y 2 veces.
Yendo al “motivo" intentado por Nisman, me resulta sumamente risible, y a
todas luces nesciente, que lo coloque en la suspensión de un contrato de
provisión de un pequeño reactor experimental en diciembre de 1991, que
había sido negociado por Alfonsín. Tal hipótesis ofende el sentido común y
la inteligencia del más desprevenido y distraído analista. Es que el presunto
malestar que le podría haber causado a los iraníes no guarda relación
con la respuesta: 2 terribles atentados, inéditos a esa fecha, algo que
jamás había ocurrido antes, ni ocurrió después (ya han pasado 13 años). En el
mundo los iraníes jamás fueron acusados de cosa parecida.
Nisman debería saber –o al menos le deberían haber avisado- que cuando se
realizó el atentado a la AMIA, todavía se estaba en tratativas por esa
suspensión de contrato y un poco después de éste el gobierno argentino los
indemnizó con 5.000.000 de dólares Los iraníes reclamaban 18, sin embargo se
llegó a un consensuado acuerdo que tiene de particular que fue Argentina el
único país que afrontó el costo de su incumplimiento.
¿Y la embajada? ¿Por qué diantres la volaron entonces?. Irán estuvo 8
años en guerra con Irak, que era apoyado por "occidente" (menos
por la Argentina, que justamente, los apoyaba a ellos), los irakíes usaron armas
químicas provistas por norteamericanos y europeos. ¿Averiguó Nisman, qué
atentado terrorista realizaron los iraníes, ya sea contra los irakíes, o
contra los europeos, o contra Brasil, que había sido un gran proveedor de
armas de su enemigo Irak? Pero no, justamente, los iraníes fueron a atentar
contra sus mejores amigos, ¡¡¡los argentinos!!!
Por último no dejo de advertir que el rumbo que ha tomado la
investigación la conduce inexorablemente a VIA MUERTA.
En efecto, habiendo sido descartado por insostenible el pedido de captura
cursado a Interpol referido al ex presidente y ministros de Irán, sólo cabe
esperar el resultado que al resto de las peticiones le asigne la Asamblea anual
del organismo.
Los posibles cursos de acción dependerán del resultado de la votación,
pero ambos conducirán a un mismo resultado: LA PARALIZACION TOTAL Y DEFINITIVA
DE LA CAUSA.
En efecto, si las órdenes se libran, los imputados permanecerán en Irán
por largo tiempo, no restando medidas que practicar y paralizándose la causa por
contumacia de los requeridos.
Por otro lado si los pedidos son rechazados, el fiscal se quedará con las
manos vacías (o con la renuncia en la mano). Pero la causa se paralizará por
falta de hipótesis investigativas.
Es decir que la conformidad que demuestran las pobres víctimas del
atentado con la presunta “actividad investigativa” que ha tomado a la causa, no
es otra cosa que una Pírrica victoria que –a no dudarlo- conducirá a una nueva
parálisis, ahora definitiva, que permitirá por segunda vez el encubrimiento
orquestado de la verdad.
b)
La pista de la “Derecha Israelí” como hipótesis investigativa
en ambos atentados:
Públicamente expresé que se nos quiere imponer con categoría de
"cosa juzgada" la acusación infundada a Irán. Es más, el propio
Canicoba Corral admitió a la BBC que aunque él, como juez, no recibió ninguna
presión para imputarle el ataque a Irán, en su condición de ciudadano común
no tiene ninguna duda que ha existido presión sobre las autoridades
argentinas para unirse a los intentos internacionales de aislar al régimen de
Teherán (Conforme artículo cuyo autor es el Sr. Nick Caistor, corresponsal
de la BBC News en Buenos Aires).
Ahora bien, fue de público y notorio conocimiento el Juicio Político al
que fue sometida la Corte Suprema de Justicia de la Nación debido, entre otras
cosas, a la avocación en la investigación del atentado a la Embajada de Israel.
En aquel proceso declaró, el 5 de marzo de 2002, el Dr. Alfredo Horacio Bisordi
y sus apreciaciones sobre el particular providencialmente cayeron en mis
manos.
Luego de leer dicho material no llego a comprender por qué debo ser yo –y
no el Sr. Fiscal- quien emprenda la labor que vengo a exigir. Es que Bisordi,
como Secretario Letrado de la Corte fue quien liminarmente estuvo a cargo de la
investigación y diligencias practicadas para esclarecer aquel ataque.
En la copia que tengo en mi poder el Dr. Bisordi, menciona entre otras
irregularidades la aparición de testigos falsos; la irrupción de un funcionario
israelí que pretende orientar las pesquisas; el misterioso e ilegal hallazgo del
motor del supuesto coche bomba; los aprietes padecidos por personal del Mossad y
de la CIA; la absoluta falta de colaboración de las autoridades del Estado de
Israel; la manipulación de las peritaciones; la absoluta ausencia de testigos
que hubieran visto el pretendido coche bomba, etc.
Curiosamente se repite el mismo modus operandi en la causa AMIA, como si
se tratara de una calcada operación de encubrimiento.
El planteo de la hipótesis investigativa israelí encuentra como primer
obstáculo una barrera de tipo intelectual, que consiste en sortear la fácil
acusación de intolerancia religiosa, racial o simplemente
antisemitismo.
Se caería en el facilismo de desacreditar la idea, pretendiendo
desacreditar toda investigación que tenga por objeto a las propias
víctimas.
Sin embargo corresponde aquí diferenciar a las víctimas de los
victimarios. Las víctimas han sido sin lugar a dudas todos los argentinos
muertos o mutilados en el atentado sin distinción de credo, lugar de nacimiento
u origen étnico. También han sido víctimas institucionales la AMIA y la DAIA y
nada han tenido que ver con la consecución del atentado. Por eso no hablo de
“autoatentado”, sino de un atentado perpetrado por deleznables enemigos de la
pacífica comunidad judía argentina.
Durante muchos años ha existido la creencia dogmática de que no sería
posible un atentado de judíos contra judíos. Sin embargo, con el magnicidio
perpetrado contra la figura del premier israelí, Rabín, ha surgido a la luz
pública la profunda división que existe en el seno mismo del Estado
Israelí.
El gobierno de Rabín abarcó el período comprendido entre 1992 y 1995
coincidiendo justamente con los momentos en los que se producen en la Argentina
los atentados contra objetivos judíos.
No escapará al conocimiento del menos avispado de mis interlocutores que
la gestión desplegada por Rabín constituyó el mayor avance en torno a conseguir
la paz definitiva en Medio Oriente, desde la constitución misma del Estado de
Israel.
Tampoco podrá soslayarse que los planes de paz iniciados recibieron una
fuerte oposición por parte de los sectores más radicalizados de la derecha
israelí, la que se negaba sistemáticamente a la resignación de territorios
ocupados para cumplir el objetivo pacifista.
En el marco de las negociaciones de paz, la perpetración de los atentados
cometidos en Buenos Aires sustentan la hipótesis investigativa, en atención a
los siguientes hechos:
El 17 de marzo de 1992, por la mañana, se celebró un encuentro en la
Embajada de Israel en Buenos Aires, encaminado a analizar si las comunidades
israelitas del Cono Sur iban a apoyar, o no, el proceso de paz instado por los
Estados Unidos.(conf. Exposición testimonial del Secretario de actuación de la
causa “Embajada” ante la Comisión de Juicio Político de la Honorable Cámara de
Diputados de la Nación del 5 de marzo de 2002)
Luego que se retiraron los más de ciento cincuenta
asistentes, se produce la explosión.
Es lógico entonces suponer que quien cometió el atentado tuvo en miras
evitar la masacre de 150 personas sin dejar de formular un claro mensaje que sus
destinatarios debieron comprender: La prosecución de las negociaciones de paz
supondrían una oposición violenta dentro de la propia esfera
israelí.
Si por el contrario se hubiera pretendido el máximo daño posible,
entonces el atentado –planeado con fina meticulosidad-
hubiera acaecido un par de horas antes.
Con respecto a la AMIA, debemos señalar que la orientación de la
Comunidad Judía Argentina así como la de las prestigiosas organizaciones que la
representan siempre se encaminó hacia la consecución de objetivos de paz,
resultando por lo tanto contrarios a los intereses de los activistas más
radicalizados.
En los meses previos, se habían producido importantes avances en los
procesos de paz, con la culminación, el 1º de julio de 1994 del regreso de Yasir
Arafat a Palestina tras 27 años de exilio (amén del acuerdo de paz entre
Jordania e Israel en mayo de 1994 y los acuerdos de El Cairo entre febrero y
mayo del mismo año).
También se había producido un hecho atípico que no puede ser minimizado.
El 25 de febrero se produce la masacre de 40 palestinos en una mezquita en
Hebrón, lo que manifiesta la virulencia de la oposición israelí.
Comprendo la incredulidad y espanto que provoca la idea de un atentado
por parte de israelitas a las comunidades argentinas, pero esa incredulidad no
debe cegar el entendimiento de los hombres de buena fe que –no dudo- integran la
dirigencia de la Comunidad Judía Argentina.
La hipótesis expuesta encuentra fundamento en la opinión de un ex
integrante del staff del propio Rabin.
En efecto, el señor Gad Ben Ari, quien se desempeñó como vocero y
asesor del malogrado primer ministro entre los años 1992 y 1995 ha formulado en
una entrevista periodística y en alusión al autor material del
magnicidio:
“Él fue instrumento de un fenómeno marginal de la
sociedad israelí, muy a mi pesar, de un fenómeno que todavía existe, aunque no
esté tan a la vista. Existe en grupos extremistas, que no son pocos en Israel.
Se trata de un fenómeno cuya expresión es que cuando los valores democráticos
contradicen o entran en conflicto con los valores judíos como ellos los
interpretan –obviamente una interpretación retorcida y enfermiza– entonces sus
valores son más importantes que los de la democracia. Y si para eso hay que
matar a un primer ministro, se lo mata. Por lo tanto, a mi entender ese hombre
es tan sólo un instrumento carente de importancia. Lo que a mí me preocupa son
las corrientes con ese tipo de ideas, que todavía hoy en día existen en no pocos
sectores de la sociedad israelí.” (Entrevista celebrada con la periodista
Roxana Levinson, publicada bajo el título “Igal Amir fue un instrumento. Ese
hombre no vale ni siquiera una palabra” para Revista Horizonte que puede
consultarse en:
“http://www.revistahorizonte.org/articulos/view.asp?id=2174”).
Entiendo, y soporto estoicamente, los embates contra mí persona por
“atreverme” a plantear lo que a la luz de la razón resulta ineludible de
investigar para llegar a la verdad.
Ahora bien, cuando Galeano emitió su dictamen que daba por “probado” que
el atentado a la AMIA había sido realizado mediante la utilización de un
coche-bomba, jamás se supieron cuáles habían sido las pruebas de su contundente
afirmación.
Para ese entonces, la hipótesis del coche bomba había sido totalmente
descartada por la generalidad de los expertos convocados, menos por uno, que
curiosamente varió su opinión al ser contratado como perito de parte por una de
las querellas. Me refiero al Sr. Osvaldo Laborda, que supo ser perito de la
causa de la Embajada, quien, antes de erigirse en experto de parte, sostuvo en
un reportaje que le hiciera la agencia de noticias Interdiarios que la hipótesis
de un coche-bomba en el atentado de la AMIA debía ser descartada de plano. Este
idóneo sostuvo después de ser contratado para apoyar el interés de una parte,
que el coche-bomba debió transportar un contenedor cúbico con cinco lados
bloqueados y uno, dirigido hacia la AMIA, libre.
Si el experto hubiera exhibido un adarme de conocimientos físicos
elementales, necesariamente habría advertido que por el efecto del llamado
principio de “acción-reacción”, la camioneta hubiera terminado incrustada en el
edificio de enfrente. Pero claro, esta hipótesis se tornó irrebatible a partir
de la opinión de supuestos expertos israelíes.
La impronta no fue para nada novedosa, ya que la misma imposición había
sido incluida en la investigación del atentado a la Embajada de Israel. Esta
circunstancia está muy bien relatada en el testimonio del Dr. Alfredo Bisordi,
en oportunidad de declarar ante la Comisión de Juicio Político, el día 5 de
marzo de 2002: “...cerca de las 9 o 9 y media de la noche se hizo presente en
la seccional una persona que se identificó como el jefe de seguridad de la
embajada, un señor que dijo ser y llamarse Ronie Gornie. Esta persona, que
demostraba tener un muy fluido contacto con las autoridades de la seccional N°
15, trajo la teoría de que el episodio no podía ser investigado del lado del
ingreso de los materiales sino por la hipótesis de la existencia de un coche
bomba, de acuerdo con experiencia en otros hechos de esa naturaleza”(pág.
9).
Tampoco resulta novedosa la intromisión de falsos testimonios, ya en los
albores del atentado a la Embajada –cuenta el Dr. Bisordi – que espontáneamente
se había presentado un personaje llamado Israel Man. Fue tan burda la aparición
que resulta interesante transcribir los pormenores del interrogatorio al que fue
sometido por Bisordi: “…Le pegunto “¿Còmo se llama usted?, “Me llamo Israel
Man”, le digo “No me joda”, “¿Por què, doctor?, “Así que usted se llama El
Hombre de Israel y es taxista”. Le pregunto: “¿Vos en qué guerra participaste?”,
se puso muy nervioso y me dijo: “En realidad yo fui coronel en la Guerra de los
Seis Días”. Entonces digo “Mire comisario yo esta clase de porquerías no
quiero” (versión taquigráfica de la declaración del 5 de marzo de 2002,
brindada en la Comisión de Juicio Político).
Luego Bisordi fue apartado de la causa y pese a los titánicos esfuerzos
invertidos en evitar la contaminación de la investigación, es ya evidente que la
proliferación de “porquerías” fue lo que impidió esclarecer el primer atentado,
garantizando impunidad, y posibilitando la concreción de la segunda salvaje
agresión. Recuerde Sr. Fiscal que la impunidad es la condición de la
reincidencia.
Es del caso destacar que, en ninguno de los dos atentados, alguno de los
testigos declaró haber visto la presencia del tan mentado coche bomba. Sin
embargo, forzoso es reconocerlo, se encontraron entre los escombros restos de
sendos utilitarios.
De otro lado, existe un dato por demás curioso: en la foja 114 del
expediente principal de la investigación del atentado a la AMIA luce una orden
datada el 20 de julio de 1994, para intervenir varios teléfonos –entre ellos el
de Carlos Telleldín, su hermano y Alejandro Monjo-, pero el motor del supuesto
coche-bomba aparece recién el 25 de julio a la noche.
Con respecto a esto último, el diario “La Prensa” del 26 de julio de 1994
da cuenta que: “...Después del mediodía, hubo otro hallazgo que los movilizó.
Mientras el grupo de rescate (Unidad de Rescate Israelí) juntaba sus materiales
y guardaba cuidadosamente los equipos especiales, el General Zeev
Livne atravesó el vallado y anunció: Hemos encontrado partes de un auto
con un cadáver adentro. Posiblemente sea el suicida que conducía el coche bomba,
pero no se puede identificar a la víctima porque está completamente
destrozada...”.
Como se ve, todo indica que la hipótesis del “coche-bomba” surge antes
que las pruebas de su existencia y coincide –vaya casualidad- con la
investigación preliminar realizada por el organismo de “inteligencia” del estado
sobre la persona del señor Rabbani, sobre la que me explayara más
arriba.
Sustenta el dictamen, como un dogma de fe, la existencia de la Traffic
como coche bomba. Para ello adhiere a las conclusiones a las que arribó el TOF
3.
Sin embargo, de la lectura de la sentencia, se puede razonar que el
Tribunal acoge la teoría del “coche-bomba” porque nadie –hasta ahora- introdujo
la posibilidad de que los restos de la Traffic hayan sido PLANTADOS por parte de
los equipos de “rescate” extranjeros que intervinieron en la escena de desastre
durante los días posteriores a la explosión, o bien que esos restos ya
estuvieran estivados dentro de la sede de la AMIA, y entreverados con los
escombros que debían depositarse en el volquete.
Insisto en que esto sería conteste con los dichos de los testigos, ya que
ninguno observó la presencia de la Traffic en el lugar, a excepción del
cuestionable testimonio de la Sra. Romero, el que fuera desacreditado
inmediatamente por su hermana, que estaba junto a ella el día de los hechos- y
con el informe de los expertos que indica que el epicentro de la explosión se
situaría un metro dentro de la línea de edificación.
Asimismo coincidiría con todas las imágenes fotográficas extraídas
inmediatamente después del atentado, que dan cuenta de la “expulsión” de
elementos –papeles, mercaderías de los negocios vecinos y restos de mampostería
no desprendidos del todo- de “adentro hacia afuera”.
También explicaría por qué el edificio se desplomó limpiamente sobre sí
mismo (sin afectar significativamente a los linderos), como si se tratara de una
demolición controlada.
El pandemonium que siguió a la explosión, y la confusión y superposición
de equipos de trabajo, nacionales y extranjeros, constituyó el escenario
propicio para la “desaparición” y “aparición” de elementos de
prueba.
Entre las “desapariciones” notables, sería bueno conocer el destino de
las pesadas puertas de bronce del edificio, que no pudieron bajo ningún aspecto
“desmaterializarse” en el éter y cuya peritación permitiría extraer conclusiones
respecto a la mecánica de la explosión.
Por otro lado, entre las “apariciones”, los restos correspondientes a la
“Traffic” pudieron haber sido introducidos adrede con el fin de implantar desde
el vamos la teoría que concluyó con la vergonzosa elevación a juicio y posterior
debate.
Todas las consideraciones sobre el “descontrol” de la zona del siniestro
son asimismo aplicables al caso del atentado de la Embajada, resultando por lo
menos sospechoso que, luego de las críticas que recibieran las fuerzas de
seguridad sobre la caótica preservación de la zona de desastre, vuelva a
repetirse –en este caso magnificada- la desidia en ese aspecto.
A expensas del gobierno del Dr. Kirchner se ha aceptado ante
organismos internacionales: que entre 1992 y 1999 el estado argentino
encubrió en lugar de investigar los atentados.
Es más que obvio que el Estado de Israel fue co-partícipe en ese
encubrimiento, que se extendió por lo menos desde 1992 hasta el
2003 (11 años) en que se hizo cargo este gobierno, y esto los hace
sospechosos.
En la causa de la Embajada surge más clara la intencionalidad de desviar
la investigación, no porque en la AMIA no lo hayan hecho también, sino que en la
primera tenían menos experiencia.
Especialmente destacable es la labor que les cupo –en
el caso Embajada- a los expertos en ingeniería y explosivos de Gendarmería y
Bomberos, cuyas conclusiones fueron rebatidas “in totum” por los peritos
de la Academia Nacional de Ingeniería quienes sostuvieron con fundamento, y con
el auxilio de modelos matemáticos y computacionales, que la voladura del
edificio se originó puertas adentro.
Lo mismo ocurrió en el caso AMIA, situándose el epicentro de la explosión
dentro del edificio, conforme pericia oficial.
En ambos casos, los objetivos se encontraban en refacción, brindando la
posibilidad, para el accionar de los criminales, de introducir explosivos en
calidad de simulados materiales de construcción.
Las bolsas que se encontraban en el hall de entrada del edificio de la
AMIA minutos antes de la explosión, y cuya existencia fue constatada por
testigos, tienen mucha mayor entidad como posible explosivo –dada su ubicación
coincidente con el foco de la deflagración- que la hipótesis del coche-bomba que
nadie vio.
Así como se han practicado experticias de oficio, también han aportado
conclusiones y estudios diversos profesionales de la construcción, como el
arquitecto López León y el ingeniero Pedro de Aguirre, quienes mediante sesudos
estudios, y por separado, han arribado coincidentemente a la teoría de la
explosión puertas adentro.
Tampoco se investigó la versión que indica que la empresa de limpieza que
prestaba servicios en la Embajada y en la AMIA al momento de los atentados sería
la misma: “Linser”, cuyos dependientes ingresarían productos de limpieza y
materiales sin el debido control del personal de seguridad.
Por último la hipótesis de la explosión interior ha sido expuesta por
diversos periodistas que han investigado los hechos con mayor rigor científico
–sin lugar a dudas- que la justicia y las fuerzas de seguridad, las que por
inoperancia o intereses reñidos con la búsqueda de la verdad se empecinan en
tergiversar hechos y encubrir acciones.
Tal ha sido la relevancia de estos estudios que el TOF 3 ha escuchado a
sus autores en calidad de testigos, pudiendo mencionar al señor Jorge Lanata y
al señor Gabriel Levinas, quienes expusieron sus conclusiones en los libros
“Cortinas de humo” y “La ley bajo los escombros” respectivamente, cuya lectura
recomiendo al señor fiscal ya que podría así expandir su escueto horizonte de
pensamiento.
Si bien ambos autores sostienen la teoría de la explosión interior, no se
atreven –por la barrera intelectual que veda cualquier señalamiento de una
autoría de origen extremista israelí- a avanzar en la premisa lógica que de la
explosión interna se desprende: quienes perpetraron el atentado tenían libre
acceso a los objetivos.
Como conclusión y fundamento a la hipótesis investigativa, creo
conveniente destacar las siguientes coincidencias fácticas que, sin hesitación,
imponen la prosecución de la pesquisa:
1) Tanto la Embajada como la sede de la AMIA se encontraban en curso de
refacción, con ingreso de materiales y personas.
2) En ambos casos, los personajes a cargo de la seguridad de los
edificios siniestrados introdujeron desde el vamos la teoría del “coche bomba”,
en una actitud más cercana a evitar la responsabilidad por el deficiente control
de los objetivos a su cargo, que a las constancias de la realidad.
3) En los dos escenarios, los testigos niegan la existencia de sendos
“coche bomba”.
4) También en las dos ocasiones los blocks de motor de los “coches
bomba”–con la numeración legible-, son hallados mediante procedimientos ilegales
e inmediatamente después de que agentes extranjeros participantes en las tareas
de rescate adelantaran su aparición.
5) También en los dos casos, se produce una fuerte controversia pericial
en torno a la mecánica de la explosión, concluyéndose que el epicentro de las
detonaciones ocurrió “puertas adentro”.
6) En el período inmediato posterior a las explosiones, se produce un
descontrol manifiesto en las áreas que debían preservarse para la investigación,
favoreciéndose la manipulación de la prueba.
Si a todo esto sumamos la presión ejercida sobre los funcionarios que
intervinieron a nivel gubernamental y judicial en ambos atentados por parte del
FBI, CIA, Mossad y otros grupos de presión, todos orientados a dirigir las
acusaciones contra Irán, entonces podremos comprender mejor la magnitud del
encubrimiento.
COLOFÓN
Stuart Mill alguna vez dijo que “Silenciar una opinión es
robar a la humanidad porque, si esa opinión es verdadera, se le roba a la
humanidad la verdad, y si no lo es, se roba a la verdad la mayor fuerza que
hubiese obtenido gracias al choque o la colisión con el error”.
Tengo la luctuosa sensación que al convocarme a prestar declaración
testimonial se pretendió presionarme para que volviera sobre mis pasos. No digo
que ello sea así, pero que quede muy claro que no cederé un ápice en la empresa
de lograr que se investigue y devele la verdad para así castigar a los
culpables.
PROPOSICIÓN PRUEBAS
a)
Testimoniales:
partiendo de la hipótesis que exijo se investigue, creo sumamente importante
citar a prestar declaración testimonial a la siguientes
personas:
1)
Ronie GORNIE, Jefe de Seguridad de la Embajada en los tiempos del atentado. Ignoro
su domicilio actual pero descarto que el Sr. Fiscal sabrá cómo ubicarlo. Según
lo indicara supra el susodicho era jefe de seguridad de la Embajada de Israel y
podrá aportar datos respecto a
2)
Nick CAISTOR, periodista y corresponsal de la BBC News en Buenos
Aires.
3)
Gad BEN-ARI, con domicilio en la calle Jabotinsky N° 3a, piso 26, Ramat Gan
52.520, Estado de Israel. El nombrado era asesor y colaborador del Premier
Rabin. Podrá sin dudas colaborar con el Sr. Fiscal respecto de las particulares
e intrincadas internas de la política israelí y explicar los mecanismos que
llegan a utilizar las facciones disidentes para lograr sus
objetivos.
4)
Oscar ABUDARA BINI, con domicilio en la calle Agüero 1330, 4° piso departamento J, ciudad
de Buenos Aires. Si bien ya ha prestado declaración y
colaboración en el expediente, bueno será que el Sr. Fiscal repase las
declaraciones brindadas y lo cite a que amplíe sus dichos y aporte su vasto
cartabón de elementos probatorios.
5)
Pedro A. de AGUIRRE, ingeniero, autor de una serie de investigaciones recogidas en el
opúsculo intitulado “Verdad y Libertad”. Desconozco el domicilio del nombrado
pero descarto que lo ubicará el Sr. Fiscal.
6)
Alfredo H. BISORDI, Presidente de la Cámara de Casación Penal, con domicilio en la calle
Condarco 4863, Capital Federal. Resulta ser un testigo fundamental para entender
el modus operandi de ambos atentados. Previo a su declaración bueno sería que el
Sr. Fiscal procurara conseguir la pieza instrumental que se nomina en el N° 1
del punto d), de este capítulo dedicado a la prueba.
7)
Alejandro OLMOS GAONA, autor de “Reflexiones sobre la causa Amia”. No conozco el domicilio
del nombrado pero seguramente aportará una visión conteste con la que vengo a
esbozar en el presente.
b)
Se libre exhorto
a la Cancillería del Estado de Israel para que, por medio de quien corresponda,
se remita copia certificada y debidamente traducida de los antecedentes del
proceso seguido contra el señor Igal Amir, homicida del premier
Rabin.
c)
Instrumental: recomiendo al Sr. Fiscal la incorporación y lectura del
libro “Cortinas de Humo”, de Jorge Lanata y Joe Goldman; “La Ley Bajo los
Escombros” de Gabriel Levinas. La bibliografía indicada exhibe un rigor
investigativo y una solvencia intelectual de los que adolece absolutamente toda
la pesquisa jurisdiccional.
d)
Informativa: 1) se libre oficio al Congreso de la Nación a fin de que
se remita copia certificada de la versión taquigráfica brindada por el Dr.
Alfredo H. Bisordi, el día 5 de marzo de 2002, por ante la Comisión de Juicio
Político de la Honorable Cámara de Diputados de ese cuerpo colegiado. 2) Se
libre exhorto a Interpol a fin de que informe la situación de los
Sres. Hadi ROSHAN RABANI, Seyed Mohammad SEIEDALMOHADESIN y
Hamidreza ES HAGHI, cuya copia de órdenes de arresto internacional acompaño en
fotocopia.
Es por todo lo expuesto que elevo el siguiente
PETITORIO
1)
Tenga por presentado el escrito que me trae.
2)
Exijo se investigue la hipótesis que –aunque para nada novedosa- no
ha sido investigada.
3)
Oportunamente se devele la verdad de este monumental
encubrimiento.
Provea V.S de conformidad que así
AFIANZARÁ LA JUSTICIA