Familias felices, economía sana (Podcast)
Del 15 al 18 de mayo últimos tuvo lugar en la ciudad de
Sydney, en Australia, el 7° Congreso Mundial de las familias, que reunió
especialistas, líderes políticos y religiosos, activistas y padres de
familia del mundo entero. Todos ellos preocupados por la evolución
reciente de la familia y de las políticas públicas que la afectan.
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El tema específico del Congreso de este año fue “Una familia feliz hace una economía sana”
y algunas de las presentaciones de expertos tuvieron como foco el
impacto del debilitamiento de la familia en el actual declive económico.
En este programa vamos a conversar con José Antonio Ureta, que
participó del Congreso Mundial de las familias de Sydney representando a
Acción Familia de Chile.
Estimado Don José Antonio, ¿podría primero explicarnos cuál es el origen de este Congreso Mundial de Familias?
Con mucho gusto. El Congreso Mundial de Familias resultó de un
encuentro en Moscú, después del derrumbe de la Unión Soviética, entre un
líder pro-familia americano, el Dr Allan Carlsonn del Centro Howard
para la Familia, la Religión y la sociedad, de los Estados Unidos y un
disidente ruso. Los dos convinieron en que, para restaurar la sociedad
civil en Rusia, había que comenzar por restaurar su célula básica, que
es la familia.
De ahí surgió la idea de juntar a los mejores especialistas de
Occidente sobre el tema de la familia, para transferir el conocimiento a
los activistas pro-familia de los antiguos países comunistas.
El primer congreso se realizó en Praga en 1997 y hubo, poco después,
otro en Varsovia. Pero, como los problemas que afectaban a la familia en
los antiguos países comunistas eran los mismos que la afectaban, en los
propios países occidentales. Se comenzaron a realizar también en
Occidente.
Por esta razón se han realizado congresos también en Ginebra, México,
Amsterdam y Madrid. Este año fue en Sydney, con el objetivo de
sensibilizar al Extremo Oriente, que también está muy afectado por la
crisis de la familia y en particular por el descenso y envejecimiento de
la población.
¿De qué se discute en esos foros?
De todo lo que afecta la familia y del modo de reforzarla. Es una
experiencia transversal, dónde se escucha la opinión de psicólogos,
sociólogos, antropólogos, economistas, religiosos, juristas, educadores
y, especialmente, padres y madres de familia y jóvenes que vienen a
contar sus experiencias.
¿Cuál fue la tónica de esta última sesión?
La relación entre la salud de la familia y la salud de la economía.
Existe una relación directa de causalidad entre el vigor de la familia y el vigor del desarrollo económico.
¿Hubo alguna exposición que a Ud. le llamó particularmente atención?
En esa cuestión del impacto de la familia en la prosperidad material
de las naciones tal vez la mejor fue la del Dr. Patrick Fagan, un
irlandés padre de 8 hijos, que trabajó primero como psicólogo infantil y
terapeuta de la familia en Canadá y después emigró para los Estados
Unidos y se especializó en estudios estableciendo la relación entre la
sexualidad, el matrimonio y la práctica religiosa. Fue consejero de
varios senadores y en la Casa Blanca y hoy dirige el Departamento de
investigaciones sobre la Religión y la Familia en el Consejo de
Investigación de la Familia, un centro de pensamiento de Washington.
Su ponencia se llamaba “Familias sólidas construyen sociedades fuertes”.
¿Cuál era la tesis central del Dr. Fagan?
La tesis principal es que invertir en la familias es como invertir en
la agricultura. Para que, al final del proceso de maduración, la
cosecha sea buena es necesario que la semilla sea buena. En el caso de
la familia, la calidad de la semilla depende de la calidad del
matrimonio y la estabilidad de su unión.
De los 4 factores de crecimiento económico – el crecimiento
poblacional, el capital humano, la tecnología y el capital financiero –
los dos últimos han sido muy estables en Occidente, pero son los dos
primeros, – el crecimiento poblacional, el capital humano- es dónde se
han producido las variaciones más importantes, con gran impacto negativo
en las tasas de crecimiento económico.
Por ejemplo, en materia de población en los Estados Unidos, el
promedio de hijos por pareja bajó en 130 años de 2.3 a 1.4, o sea por
abajo del nivel de reemplazo que es de 2.1 Pero esa tasa varía en
función de varios factores y los estudiosos han descubierto que el
factor más influyente es el de la práctica religiosa. Mientras los
matrimonios que asisten regularmente a oficios religiosos tienen un
promedio de hijos de 3.6; los que nunca van a la iglesia tienen
solamente 1.2.
Esa relación familia religión, después tiene una incidencia enorme en
el crecimiento económico, porque, por causa de la caída brutal de la
población y porque, en su conjunto, las nuevas generaciones son menos
calificadas que la de sus padres y abuelos, la contribución humana al
Producto Interno Bruto ha decrecido.
La conclusión del Dr. Fagan es que una madre en el hogar cuidando de
sus hijos realiza una mayor contribución a la economía que si ella
entrase a participar en el mercado de trabajo.
¿Y cuál es el impacto de ese factor en el conjunto de la economía?
Simplemente enorme! Por un lado, las estadísticas prueban que un
hombre casado que vive con su esposa tiene una productividad promedio
27% superior a la de un soltero. Todos los gráficos muestran que, a
partir de los años 1960, en Estados Unidos, por causa de la disminución
del casamiento y el aumento de la cohabitación y del divorcio, hubo una
caída dramática de la productividad.
Hay estudios que prueban que el divorcio es responsable por haber
reducido la tasa de crecimiento anual de Estados Unidos en 1/6 cada año!
¿Las mujeres tienen algún papel en todo eso?
Claro que sí, porque en gran medida depende de ellas la estabilidad
del matrimonio. Mientras una mujer que ha tenido como única pareja su
marido tiene 80% de posibilidades de que su unión sea estable, la que
tuvo otra pareja sexual previamente al matrimonio tiene un chance de
apenas 54% de no divorciarse después de los 30 años, o sea es casi cara o
sello.
El verdadero amor y la fidelidad están desapareciendo y, con eso, los niños son los que pagan el pato.
En realidad, la castidad y la monogamia fueron uno de los mayores
regalos que el Cristianismo le hizo a la Humanidad. Por eso que la
restauración de la castidad y del matrimonio tradicional son una
condición fundamental para un boom económico.
Sin hablar de las consecuencias en la otra vida…
Claro, pero lo interesante es ver que los beneficios y los perjuicios
comienzan en esta vida. Nuestro Señor ya lo dijo: “Buscad primero el
Reino de Dios y su justicia y todo lo demás os será dado por añadidura”.
El tiempo se nos está acabando. Ud. podría entonces resumir el mensaje final del 7° Congreso Mundial de las Familias?
En definitiva, el mejor modelo de sociedad, la que tiene mejores
condiciones para prosperar materialmente, es aquél en que las familias
están basadas en el matrimonio estable de los padres, tienen muchos
hijos y van regularmente a la iglesia, porque en ese caso todas las
piezas del puzle entran en su lugar.
O sea, que todo depende de dos amores, que en realidad son uno solo: el amor de Dios y el amor del prójimo por amor de Dios.
Muchas gracias por darnos esta entrevista.
Por el contrario, yo les agradezco la oportunidad que me han dado de
compartir con los auditores de su programa las informaciones de primera
mano que más me impresionaron en el Congreso Mundial de las Familias en
el que me honré de representar a Acción Familia.