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Esperanza Aguirre se apunta a la idea de apaciguar al nacionalismo con privilegios
Anteayer, en el muy elitista Círculo Ecuestre de Barcelona, la presidenta del PP de Madrid pronunció un discurso (se puede leer aquí) que tiene cosas buenas pero también otras que me han decepcionado mucho, por cuanto Esperanza Aguirre acepta la
idea de que Cataluña, por el mero hecho de tener dos lenguas oficiales,
ha de obtener unos ciertos privilegios de los que al final sólo se
beneficia la casta política nacionalista.
La clave de que Ciudadanos capte el voto antiseparatista mucho más que el PPC
El PP se sube al carro de la inmersión
¿Por qué Cataluña ha de ser privilegiada respecto de otras regiones?
Aguirre afirmó que “es muy comprensible el malestar de
los políticos catalanes cuando ven que en Murcia, Logroño o Santander se
copian Instituciones que ellos creían que eran exclusivamente suyas.” Al final de su intervención insistió en ello: “comprendo
perfectamente a aquellos catalanes que ven cómo todas las Comunidades
Autónomas, creadas de la nada, se igualan a la Generalitat en
competencias e Instituciones. Con ese “café para todos” se puede
comprender a los que dicen que así no se reconoce la especificidad de
Cataluña.” Cuando habla de políticos catalanes o a catalanes
en general se refiere a los nacionalistas, que son los únicos molestos
con no ser los poseedores en exclusiva de un cierto grado de
autogobierno. Pero en un Estado descentralizado, en el que diversas
regiones gozan de cierto grado de autogobierno, ¿por qué Cataluña ha de ser privilegiada respecto de Murcia, Logroño o Santander?
¿Acaso tener dos lenguas oficiales hace más merecedora a Cataluña de un
trato de favor por parte del Estado? ¿A cuento de qué? Y pregunto esto
siendo como soy hijo de una tierra, Galicia, con dos lenguas oficiales.
¿Qué proyecto liberal ha ofrecido la derecha a los catalanes?
La presidenta del PP de Madrid también dijo lo siguiente: “los
partidos de derecha han encontrado siempre dificultades para ofrecer a
los catalanes un proyecto ilusionante de carácter liberal (que,
en pura lógica, es el más adecuado para conectar con la proverbial
burguesía emprendedora catalana), que integrara a Cataluña como punta de
lanza de una España fuerte, grande y con proyección internacional.” No es que hayan encontrado dificultades: es que los partidos de derecha han hecho muy poco por ofrecer ese proyecto.
Al último que se lo propuso en serio, Alejo Vidal-Quadras, lo
defenestró Aznar como regalo a Jordi Pujol a cambio de su apoyo durante
el primer mandato del PP en 1996. Salvo ese paréntesis, el PP
catalán ha desistido de defender con firmeza un proyecto liberal,
apostando por ir asumiendo ciertas porciones del discurso nacionalista, llegando incluso a apoyar la inmersión lingüística al catalán.
¿Qué tiene de liberal que la casta política nacionalista imponga a las
familias el idioma en el que han de escolarizar a sus hijos, les guste o
no?
Aguirre se apunta al disparate nacionalista de las balanzas fiscales
Es uno de los detalles que más me han desagrado de su discurso: “A todos los catalanes, se sientan o no españoles, les duele pensar que están pagando muchísimo dinero a la hucha común del Estado y que nadie se lo explica ni se lo agradece. Los comprendo perfectamente porque creo que en este asunto, como en todos, la transparencia es imprescindible.
Hasta aquí bien. Esto nos pasa a catalanes, gallegos, madrileños,
autónomos, pensionistas y empresarios. Pero después de apuntar eso, Aguirre añade: “Por eso creo que las balanzas fiscales hay que hacerlas públicas.” Y matiza: No
para provocar agravios entre territorios porque, como pueden ustedes
imaginar, yo no creo que los territorios tengan capacidad para sentirse
agraviados, sino para que los ciudadanos contribuyentes de
cualquier territorio sepan cuánto se queda en su región y cuánto se va a
ayudar a los ciudadanos de otras regiones.
Los territorios no pagan impuestos: los pagamos las personas
¿Y por qué publicar sólo las balanzas fiscales de las regiones? ¿Por qué no publicar las balanzas fiscales de las provincias, de las comarcas, de las localidades o de los barrios? Dice Aguirre que no cree que los territorios tengan capacidad de sentirse agraviados, pero hay que recordar también que los territorios no pagan impuestos: los pagan los ciudadanos y las empresas.
¿Qué más me da que Galicia reciba más dinero del que da al resto de
España, si a mí me está atracando fiscalmente el Estado de igual forma
que a un madrileño o a un catalán? Caer en el juego de atribuir los impuestos a los territorios y no a las personas es justo lo que busca el nacionalismo,
y no sólo el catalán. ¿A cuántos madrileños he leído ya quejarse de los
impuestos que paga su comunidad al resto de España, sin importar si
ellos pagan individualmente muchos o pocos impuestos?
¿La unidad de España y la convivencia entre españoles ya no importan?
Aguirre también aborda al referéndum ilegal que se propone a hacer Artur Mas, una idea que critica con la siguiente tesis: “Lo que pasa es que lo que se quiere decidir es la secesión. Y la secesión está prohibida por la Ley,
en España y en todos los países occidentales. Por tanto, no se puede
someter a referéndum algo que está vedado por la Ley. Aunque, eso sí, lo que no está prohibido por la Ley es cambiar la Ley. Y más cuando en la misma Ley existen cauces legales para cambiarla.” Y apostilla: “Por eso, lo que no me parece bien es que se hable de derecho a decidir cuando lo que se persigue de verdad es la secesión.”
Hasta aquí ninguna objeción: son los mismos argumentos con los que contesté a Monseñor Novell el miércoles. El problema viene cuando Aguirre afirma que rechaza ese referéndum “no porque me escandalice esa secesión. Puede parecerme un error pero creo que en democracia, en libertad y en ausencia de violencia, todo se puede plantear. Y cuando digo todo, quiero decir todo.”
Por plantear, desde luego, se puede plantear desde el
marxismo-leninismo al nacional-socialismo. Por poder, se puede, al menos
legalmente hablando. Pero ¿en serio a Aguirre no le escandaliza
que ciertos grupos políticos pretendan desmembrar España, romper
nuestros lazos de convivencia y quebrar una historia común de cinco
siglos? ¿O el patriotismo lo reserva para audiencias más
adecuadas que la del Círculo Ecuestre de Barcelona? En fin, tenía a esta
mujer como una persona capaz de defender sus principios con más
valentía y sin rebajarse a buscar así el favor de sus oyentes.
¿El primer paso para mermar el odio a España es amar a Cataluña?
La parte más esperpéntica del discurso de Aguirre estaba por llegar: “creo
que el primer paso para acabar con esos recelos que están en la base de
la reivindicación separatista es reconocer que España necesita ser
catalanizada. Con esto quiero decir que a España y al conjunto de los españoles les vendría muy bien conocer y amar más a Cataluña y lo catalán.”
Me hubiese gustado que tuviese la valentía de decir que el primer paso
para acabar con esos recelos sería que el nacionalismo dejase de
promover el odio irracional contra España, un odio que se a traducido en
una merma de libertades e incluso en brotes de violencia contra los
catalanes no nacionalistas. ¿En serio pretende reclamar a las víctimas del nacionalismo que el primer paso que han de dar es amar más a Cataluña? En fin…
Esperanza Aguirre quiere que todos los españoles estudiemos catalán
Lo más surrealista es que Aguirre no se conforma con que amemos a Cataluña, sin más. La presidenta del PP de Madrid concreta así en qué debe expresarse ese amor: “Empezando por la lengua. Es
muy significativo, por cierto, que en tiempos de Franco los estudiantes
de bachillerato de toda España tuvieran que conocer algo -muy poco, es
verdad, pero algo- de lengua y literatura catalanas (programa de Lengua
Española y Literatura de 1o y 2o de BUP según la Ley General de
Educación de 1970). Y ahora, con cada Autonomía obsesionada por
lo suyo, los bachilleres españoles -salvo los catalanes, claro está- no
saben nada de esta lengua y esta literatura que todos los españoles deberíamos sentir como propias.”
Aguirre patina: dicha ley (aquí se puede leer su texto íntegro) incorporó la “lengua nativa” a la enseñanza, pero en sus respectivas regiones,
y no en toda España. Lo que nos faltaba era que ahora tuviésemos que
estudiar todos los españoles el catalán, además del español y en el caso
de Galicia, por ejemplo, el gallego. ¿Y no sería más fácil empezar por reclamar que en las escuelas catalanas se pueda estudiar también en español?
¿O es que una vez desespañolizada la escuela catalana, ahora tenemos
que catalanizar las demás escuelas españolas para apaciguar al
nacionalismo? En fin, ya me parece el colmo. Pero Aguirre aún sigue: “Y además de la lengua, la Historia, para saber todo lo que Cataluña y los catalanes han hecho en el mundo y en España.”
¿Y los demás qué? ¿O es que vamos a dedicar un tiempo a estudiar en
todas las escuelas españolas las hazañas de los catalanes, pero no las
del resto de españoles?
Propone catalanizar España para imitar las virtudes de los catalanes
El agravio comparativo de Aguirre al resto de los españoles en su
absurdo afán por apaciguar al nacionalismo se completa con esta
afirmación: “Esa catalanización de España llevaría consigo
la transmisión de aquellas virtudes que se les reconocen a los catalanes
en el mundo de las iniciativas empresariales.“ Líbreme Dios de discutir las virtudes de ningún pueblo, pero ¿acaso los demás pueblos de España no tienen virtudes? ¿Para que se estudien las virtudes de gallegos, valencianos o madrileños hemos de amenazar con desmembrar España?
Porque al final toda estas lamentables adulaciones de Aguirre son una
forma de apaciguar a un nacionalismo que ha optado por el desafío, por
amenazar con romper la convivencia entre españoles por la vía de la
ilegalidad.
Lo más irónico es que al final de su intervención Aguirre señaló: “creo
que la principal función de los políticos en estos momentos de crisis
nacional es la de recuperar el orgullo de ser españoles. Y que los catalanes compartan ese orgullo.”
¿Y pretende conseguir esto otorgando privilegios no a los catalanes,
sino a la casta nacionalista que busca sacar tajada de España
promoviendo el odio a lo español y chantajeando al gobierno de la nación
con un plan secesionista?