Nadie en la Iglesia puede obedecer a la Jerarquía
Juan
XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II fueron verdaderos Papas,
porque fueron elegidos en la muerte del Papa. Y, por tanto, sus
enseñanzas hay que seguirlas, porque dan la Verdad de la Iglesia. Por
ellos, habló Dios al Pueblo. Y a ellos se les da la Obediencia. Y a los
Obispos que se unen a esos Papas, se les obedece, porque dan la Verdad.
Benedcito
XVI es verdadero Papa, porque fue elegido en la muerte de Juan Pablo
II, pero no se le puede seguir. Su Pontificado queda sin resolver, por
su renuncia al Papado. Es un Papa pecador. Y su pecado hace del Papado
un negocio para los hombres.
Con Benedicto XVI, con su renuncia, el fundamento de la Iglesia, que es el Papado, ha sido aplastado hasta el polvo.
Jesús
edifica Su Iglesia sobre la Roca, que es el Papado. Y llama a Pedro a
ser Roca. El Papado no es sólo el Papa, el hombre de carne y hueso, un
hombre débil, pecador, un hombre que es hombre, que piensa como el
hombre y vive como el hombre.
El
Papado es la unión que se da entre Cristo y el hombre de carne y hueso.
Una unión misteriosa que no se puede explicar con palabras humanas,
porque es el Misterio de la Iglesia.
Con
la renuncia de Benedicto XVI al Papado, a ser Roca, a ser uno con
Cristo en la Cabeza de la Iglesia, los hombres han aplastado la cabeza
visible de la Iglesia. Ahora mismo, no existe el Papa, la Cabeza Visible
de la Iglesia. Existe la Roca del Papado, en que se fundamenta todo el
edificio de la Iglesia. Pero Dios no guía a Su Iglesia a través de una
Cabeza Visible, que es el hombre de carne y hueso, -y que sigue siendo
Benedicto XVI-, por su pecado.
Este
es el problema de la Iglesia. Cada Pastor de la Iglesia, cada
sacerdote, cada Obispo, por el pecado del Papa Benedicto XVI ha dejado
de ser cabeza en la Iglesia. Luego no se da la Obediencia a ellos. Si no
hay Papa, no hay obediencia.
Si
el Papa renuncia al Papado, se rompe la unión entre el Papa y los
Obispos. Los Obispos ya no están unidos al Papa y, por tanto, no tienen
el poder para gobernar a la Iglesia. Y los sacerdotes no están sometidos
a los Obispos, por el pecado del Papa. Y los fieles en la Iglesia están
libres de toda sujección a la Jerarquía.
No
se puede acudir, ahora, a los Santos para dilucidar la Obediencia en la
Iglesia. Porque los Santos, al hablar de Obediencia se referían al
Papa. Sin Papa, entonces ya no hay Obediencia. No se puede obedecer a un
impostor. Esa Verdad va a en contra de la mentira que dice que hay que
seguir al que está en la Silla de Pedro, porque tiene el título de Papa.
El
título de Papa no hace ser Papa. El Papa es Papa por su unión con
Cristo, que se produce en la verdadera elección de los Cardenales cuando
se muere un Papa. Pero el Papa no es Papa cuando es elegido viviendo el
Papa. Luego no se da la obediencia a ese impostor porque tenga el
título del Papa. No se da la obediencia a ese impostor porque no está
unido a Cristo. Y no se da la obediencia a la Jerarquía por haber
elegido a ese impostor sin la Voluntad de Dios.
Nadie
ha meditado las consecuencias trágicas para la Iglesia de la decisión
de Benedicto XVI de renunciar al Papado. Nadie ve esto: ahora en la
Iglesia no hay Cabezas, sólo por el pecado del Papa. Luego no hay
obediencias. No se hable de obedecer a alguien, porque no existe ahora.
Sólo se da la Obediencia al Espíritu de la Iglesia, que siempre está
ahí.
Ahora
toda la Iglesia tiene que preguntar a Dios quién guía la Iglesia. ¿Cómo
Dios guía a la Iglesia en estos momentos?¿Dónde está la Verdad en la
Iglesia?
Porque
el Papa, y los Obispos unidos a Él, son los que guardan la Verdad de la
Iglesia, los que transmiten la Verdad de la Iglesia, de una forma
íntegra, sin desvirtuarla, sin corromperla. Pero el mismo Papa rompió
esta Verdad con su renuncia. Y la Verdad no puede estar en ningún
Obispo, en ningún sacerdote, porque Cristo funda Su Iglesia en la Verdad
del Papado, en la Roca del Papado, no en las cabezas de sus sacerdotes,
Obispos, fieles de la Iglesia.
Por eso, se está ante algo que es muy grave para la Iglesia.
Con
la renuncia del Papa Benedicto XVI se da una división en la misma
Iglesia. Una división en el Papado. Unos siguen a un impostor, -y es la
mayoría-, porque todavía no han acabado de entender la situación de la
Iglesia, y otros no pueden seguir a ese impostor, pero tampoco pueden
seguir al Papa verdadero, que es Benedicto XVI, porque renunció a ser
Papa. Y, entonces, ¿a quién se sigue? ¿Quién da la Verdad de la Iglesia?
¿Dónde está la Verdad de la Iglesia? ¿Quién guía hacia la Verdad de la
Iglesia si nadie la tiene, si sólo el Papa y los Obispos unidos a él la
poseen?
Esta
es la tragedia de la Iglesia que nadie ha meditado en profundidad. ¿Qué
se hace, ahora, en la Iglesia? ¿Como se hace la Iglesia si no hay Papa?
¿Quién conduce la Iglesia? ¿Hacia dónde va la Iglesia?
Hay
que meterse en el Misterio de la Iglesia para responder a todas estas
preguntas. Y no es fácil ir desentrañando ese Misterio, porque, para
eso, se necesita Luz del Espíritu.
Es
claro que el Señor sigue guiando a Su Iglesia con Su Espíritu. Es claro
que la Roca de la Iglesia permanece, pero está de otra manera que no se
puede entender.
En
el Cielo no se da la Cabeza Visible de la Iglesia y, sin embargo, se da
la Roca de la Iglesia, que es el Papado. En el Purgatorio no se da la
Cabeza Visible de la Iglesia, pero se da la Roca de la Iglesia. En la
tierra ya no se da la Cabeza Visible de la Iglesia, pero sigue la Roca
de una forma misteriosa.
¿Qué
es la Roca de San Pedro que no sólo es el hombre de carne y hueso, sino
algo más que no se puede describir con palabras, pero que es una
realidad en la que se funda toda la Iglesia?
Benedicto
XVI fue forzado a dejar el Papado. Fue forzado a romper la Unidad de la
Iglesia. Fue forzado a mentir a la Iglesia y a poner en la Iglesia el
fundamento de la Abominación.
Es
lo que los hombres levantan ahora. Ahora el hombre edifica su iglesia
sobre la Abominación, no sobre la Verdad, no sobre Cristo.
Por eso, presentan otro Cristo, lavan la cara de la Iglesia para hacer su iglesia.
Y
los hombres de la Iglesia, la Jerarquía no se ha dado cuenta de este
engaño sólo por su falta de fe. Y no hay otra razón. ¿De qué les sirve
tantos conocimientos, tanta teología, tanta sabiduría humana si no
tienen fe, si se han apresurado a elegir a un Papa mientras está vivo el
verdadero?
¿De
qué les ha servido su ciencia teológica, si no han sabido ver esta
sencilla verdad: mientras el Papa está vivo no se puede elegir a otro
Papa?
Pero
están ciegos por el Poder de la Iglesia. Están ciegos por el dinero que
da ese Poder. Están ciegos por el amor desordenado que produce el
dinero y el poder. Están ciegos porque han hecho de sus vidas, como
sacerdotes, como Obispos, como religiosos, una cuna para el demonio.
Fornican con la mente del demonio y hacen en sus sacerdocios lo que esa
mente quiere.
La
Jerarquía de la Iglesia es toda culpable por elegir a un Papa cuando no
tenían que elegirlo. Y lo han hecho por su pecado de soberbia y de
orgullo.
Y
hasta que no quiten ese pecado de soberbia y de orgullo, nadie en la
Iglesia puede obedecerlos, seguirlos. Hay que oponerse, ahora, a todos
los Pastores de la Iglesia que no ven esta Verdad de la Iglesia, que se
han conformado con un impostor. Si siguen a un impostor no pueden hacer
Iglesia, no se puede dar la obediencia, no hay sometimiento al
pensamiento de ningún Obispo, sacerdote, religioso en la Iglesia. Esto
es muy grave, pero es la Verdad.
Hay que seguir ahora sólo al Espíritu que guía a cada alma en la Iglesia y le dice lo que hay que hacer en la Iglesia.
Ahora
todos quieren poner su verdad en la Iglesia. Ahora es cuando se da la
verdadera confusión en la Iglesia, porque el fundamento de la Verdad,
que es el Papa, ha sido destrozado.
Y nadie medita sobre esto. Todos tan contentos de tener a un impostor en la Iglesia que hace de la Iglesia la cueva del demonio.
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