Putin alerta a los estadounidenses sobre las consecuencias de la política de Washington
En
momentos en que Washington y París anunciaban sus intenciones de
bombardear –sin mandato del Consejo de Seguridad– un Estado soberano y
miembro de la ONU, Moscú optó por abrir, en primer lugar, el diálogo
diplomático y por dirigirse después al pueblo estadounidense. Este modo
de actuar, sin precedentes, es la mejor manera de evitar que se caldeen
los ánimos. ¿Cuáles son los argumentos del presidente ruso?
Red Voltaire
| Damasco (Siria)
En un artículo de opinión publicado en el New York Times
el 12 de septiembre de 2013, el presidente ruso Vladimir Putin expone
su visión de las nuevas relaciones internacionales a la luz de la crisis
siria [1].
• En primer lugar, subraya su apego a la ONU y su voluntad de lograr
que Estados Unidos regrese a esa organización internacional, de la que
ha venido apartándose desde la agresión de la OTAN contra Yugoslavia, en
1999. Observa que el directorio mundial conformado por las 5 potencias
con derecho al veto garantiza la estabilidad del sistema a través de
una limitación libremente aceptada por cada uno de sus miembros de su
propio poderío. El derecho internacional se basa precisamente en esa
aceptación.
• Más adelante, describe el conflicto sirio como una guerra entre el
gobierno y una oposición que se define en el plano religioso y
organizada alrededor de combatientes extranjeros que proclaman su
fidelidad a al-Qaeda. Sobre ese aspecto, insiste en el hecho que el
objetivo de la guerra en Siria no es la democracia y en que esta no
constituye un objetivo para ninguno de los dos bandos.
• Sobre el ataque químico del 21 de agosto, reafirma su convicción de
que se trata de una operación bajo bandera falsa perpetrada por la
oposición armada para provocar una crisis internacional y una
intervención en contra del gobierno. Precisa que su país dispone de
información que demuestra que esa misma oposición está preparando
actualmente una operación similar contra Israel. Esa presentación de los
acontecimientos se ha visto confirmada posteriormente
por las declaraciones de un yihadista hecho prisionero por el Ejército
Árabe Sirio. El individuo reveló al canal de televisión Al-Ikbariya
que él mismo trasladó hacia Damasco 13 misiles provenientes de una base
del ejército turco. Sólo algunos de esos misiles fueron utilizados [2], así que quedan aún varios por utilizar en manos de los yihadistas.
• Vladimir Putin prosigue su artículo señalando que el uso
sistemático de la fuerza militar por parte de Estados Unidos crea un
clima general de inseguridad a nivel internacional. Al no poder contar
con la protección del derecho internacional, son cada vez más numerosos
los Estados que quieren dotarse del arma atómica, lo cual agrava la
inseguridad internacional, creándose así un círculo vicioso. Asimismo,
el apoyo de los países occidentales a los yihadistas extranjeros en
Siria acrecienta la inseguridad, no sólo en esa región del mundo sino
también en Occidente ya que esos terroristas acabarán regresando a sus
países y luchando contra su propia sociedad. En ambos casos, la
estrategia de Estados Unidos –aunque pueda parecer hábil a simple vista–
acabará siempre volviéndose contra ese país y contra sus aliados de
Occidente.
• Concluye el presidente ruso con un ataque frontal contra la ideología de su homólogo estadounidense. Putin denuncia el «excepcionalismo americano»,
que pretende que esa gran nación es diferente a las demás y que está
más llamada que las otras a imponer la justicia. Esa supremacía, que
corresponde a la pretensión de ser la única hiperpotencia, dotada por
ende de prerrogativas que irían más allá del Consejo de Seguridad y del
derecho internacional, constituye en sí misma una fuente de conflicto
que ningún humano puede aceptar.
Con este artículo de opinión, Vladimir Putin revela el sentido de su
política: lograr que Washington reconozca que no es, o que ha dejado de
ser, el dueño del mundo y recordarle que sólo es una de las cinco
grandes potencias que componen el Consejo de Seguridad y que está por lo
tanto en la obligación de aceptar las reglas del derecho internacional.
Y la crisis siria parece mostrar que Vladimir Putin ha logrado su
objetivo en la medida en que Estados Unidos ha renunciado, al menos por
el momento, a bombardear Siria –lo cual habría constituido una nueva
violación del derecho internacional. Rusia ha retomado así la función de
contraparte capaz de crear un equilibrio que antiguamente ejercía la
Unión Soviética. El predominio de Estados Unidos sobre el resto del
mundo llega así a su fin, al cabo de un periodo de 18 años que comenzó
con el rearme estadounidense –en 1995– y que está terminando en 2013 con
su derrota en Siria.
Por otro lado, el presidente ruso se esfuerza también por ayudar
Washington a salir del problema sirio redefiniéndolo: el gobierno sirio
no está luchando contra la democracia sino en defensa de la libertad de
conciencia actualmente amenazada por el fanatismo de al-Qaeda y de los
grupos afiliados a esa nebulosa. Por consiguiente, los intereses de los
miembros del Consejo de Seguridad convergen en que habría que respaldar
al Estado sirio en su lucha contra el terrorismo internacional.
La pelota está ahora del lado de Estados Unidos. A pesar de las
exhortaciones de la prensa rusa, el presidente Barack Obama no ha
respondido al artículo del presidente de Rusia. De ello puede deducirse
que reconoce que el punto de vista de Vladimir Putin es correcto, lo
cual no quiere decir que lo acepte.
En todo caso, al poner por testigo a la opinión pública
estadounidense e internacional, el presidente ruso ha deslegitimado la
política belicista de Washington y ha dado a la vez un fuerte impulso a
la paz.
