YAHVÉ Y SU "TELÉFONO DESCOMPUESTO": DESCONTROL EN LAS FILAS DE SU AVIFAUNA "MONTONERA"
El pasado domingo durante el acto simbólico por la paz, el judeo cristiano Jorge Mario Berg oglio,
rebautizado Papa Francisco, máximo representante de la Iglesia
Católica, tuvo un infausto revés alegórico. Al soltar dos palomas
blancas, junto a dos niños de Acción Católica de Roma, como ya es
tradición en la Caravana de la Paz, las mismas fueron atacadas por una
gaviota y un cuervo que evidentemente no comulgan con esta "imposición
religiosa" pero que sí apoyan la reivindicación del pueblo palestino y
la paz en el mundo. Recordemos que según afirma The Jerusalem Post en "Francisco y los Judíos", Berg oglio "fue elegido por su gran corazón y no por su gran mente".
Pero esto no ha ocurrido por primera vez en la sede del Vaticano, ya que para la misma época pero del año anterior, el otro judío converso Joseph Aloisius Ratzinger, rebautizado como Benedicto XVI, (ver también AQUÍ)
tuvo idéntica reacción "natural" con el agregado que no solo era por
"la paz" sino en conmemoración de la tristemente célebre novela judía
"El Holocausto". (ver AQUÍ, AQUÍ y un verdadero Holocausto AQUÍ)
Como podemos apreciar el poder y la soberbia de Yahvé son inconmensurables, no solo no reconoce a sus "subditos" y referentes en la Iglesia Católica, sino que es evidente que considera "Goim" también al Dios de la misma. Terrenalmente nos recuerda la famosa fábula del escorpión y la rana
(*). Obviamente los veintiún siglos de mentiras, desencuentros,
traiciones, componendas y especulaciones de los personeros del mal, no
pueden contra el mensaje puro, noble y sincero de la naturaleza
impoluta. Siempre nuestros hermanos animales nos darán el mejor ejemplo y
nos guiarán por la senda correcta.
El verdadero Dios, el puro e intangible, nos envía a diario sus mensajes
pero por las vías correctas y no por las "agencias" noticiosas del
stablishment armado por el Nuevo Orden.
(*) El escorpión y la rana es una fábula de origen desconocido,
aunque atribuida a Esopo. En ella un escorpión le pide a una rana que le ayude
a cruzar el río prometiéndole no hacerle ningún daño. La rana accede subiéndole
a sus espaldas pero cuando están a mitad del trayecto el escorpión pica a la
rana. Ésta le pregunta incrédula "¿cómo has podido hacer algo así?, ahora
moriremos los dos" ante lo que el escorpión se disculpa "no he tenido
elección, es mi naturaleza".
La moraleja de la historia es que no trates de engañarte con
los demás al creer que son o pueden ser otros y menos engañarte a ti mismo
acerca de quién eres.