El gobierno busca escapar de un escenario a la venezolana
A partir de esta semana no es arriesgado decir que CFK está
gobernando con un ojo mirando a Caracas. Pese a que existen algunas
diferencias sustanciales entre el kirchnerismo y el régimen bolivariano,
sus similitudes son demasiadas. Si Venezuela ingresara, por ejemplo, en
una espiral de violencia próxima a la guerra civil, esto no dejaría de
tener sus efectos en el confuso marco de las relaciones entre el
oficialismo y la oposición locales. De hecho y a su manera, el
cristinismo está tratando de marcar diferencias con el manejo de la
crisis económica que lleva adelante Nicolás Maduro. Las ilícitas
presiones sobre las empresas formadoras de precios, sumadas a los
escraches públicos y la movilización de los aparatos políticos para
presionar a los empresarios son sin duda formas atenuadas de chavismo.
Pero en otros campos la Casa Rosada trata de mostrarse algo más
respetuosa de las formas republicanas. Un caso fue el sorpresivo final
de la elección de autoridades en el Consejo de la Magistratura. Como
sintetizó La Nación: “El insólito desenlace de la elección
de autoridades en el Consejo de la Magistratura no dejó grandes
heridos; con el triunfo del espíritu “conciliador”, todos se llevaron
algún éxito que mostrar en sus filas.
Ahora, los jueces -que se alzaron con la presidencia- y el
kirchnerismo sostienen que trabajarán en la búsqueda de “consensos”. Si
pretenden cubrir los centenares de vacantes judiciales, no tienen otra
alternativa. El diseño legal del Consejo, que el Gobierno pretendió sin
éxito modificar el año pasado, exige que las ternas de candidatos a
jueces que se elevan al Poder Ejecutivo se aprueben por una mayoría
calificada de dos tercios. Ningún bloque tiene, por sí sólo, ese poder.
Que ningún grupo haya salido humillado del primer plenario del año colabora con la declarada vocación de buscar acuerdos.
Los grandes ganadores fueron los jueces de la lista Bordó, la más
crítica del Gobierno, enfrentada desde hace años con la lista Celeste en
la interna de la Asociación de Magistrados.
Nunca antes dos jueces habían sido presidente y vice de este Consejo.
Los dos, Alejandro Sánchez Freytes y Ricardo Recondo, son bordós.
Increíblemente, el apoyo del kirchnerismo fue decisivo para que se
impusiera esta fórmula. “No te bajes, Recondo. Nosotros te votamos”, le
decía risueño el kirchnerista Carlos Moreno, cuando el consejero Mario
Fera, de la lista Celeste, avisó que él no lo pensaba apoyar, y las
negociaciones, después de cinco horas, parecían trabadas.
“Priorizamos el consenso”, explicó el consejero y secretario de Justicia, Julián Álvarez, a La Nación, sobre el voto a Recondo. Y, de paso, se vengaron de Fera, a quien acusan de haberlos traicionado.”
Al mismo tiempo y en otro campo no menos significativo, el lunes
pasado la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual
(AFSCA) aprobó el plan de adecuación presentado por el grupo Clarín de
acuerdo a las pautas establecidas por la Ley de Medios, sancionada en
2009. Con esta decisión se cierra una de las principales polémicas que
protagonizó el kirchnerismo durante sus diez años en el poder. Este
hecho generó una imagen de distensión que se hizo sentir dentro y fuera
del país.
Una tercera señal de moderación fue el anuncio de que el Gobierno
argentino y la petrolera española Repsol firmarán en los próximos días
un acuerdo de indemnización de U$S 5.000 millones tras la
nacionalización en 2012 de YPF. Bajo los términos del acuerdo, la
petrolera recibiría varios bonos con un valor nominal de unos U$S 5.500
millones. Estos bonos combinarían títulos ya emitidos y nueva deuda a 10
años por un valor cercano a U$S 3.000 millones, sostuvo la fuente
señalada por Reuters.
Como los bonos ya emitidos cotizan con descuento, el Gobierno
argentino utilizará la nueva deuda para alcanzar una cifra de U$S 4.500
millones de valor real de mercado acordada. El acuerdo deberá ser
ratificado por la junta y el consejo de administración de Repsol, que se
reúne el martes, así como por el Congreso argentino. Un portavoz de
Repsol rehusó hacer comentarios.
Estos pasos para descomprimir son coherentes con la inminencia de un
segundo trimestre económicamente muy duro en materia inflacionaria, pese
al ingreso de los dólares de la cosecha. Con su particular estilo, el
kirchnerismo trata, por ejemplo, de aislar a Hugo Moyano fragmentando el
frente sindical para que se vaya imponiendo el tope salarial del 25%
que intenta plantar y que para empezar choca con el escollo de los
gremios docentes. Las disidencias entre el líder de los camioneros y
Luis Barrionuevo ayudan a la Casa Rosada. También lo hace el hecho de
que los principales centros opositores prefieran tomar una prudente
distancia de la ofensiva gremial por aumentos del 30% o superiores. Es
que tanto Hermes Binner como Ernesto Sanz, Elisa Carrió y también Sergio
Massa tendrían en claro que una especie de rodrigazo desatado por
aumentos salariales importantes haría que el gobierno acuse a la
oposición de intentar un golpe de estado. A diferencia de lo que está
ocurriendo en Venezuela y sobre todo a partir del surgimiento del
liderazgo de Leopoldo López, la oposición local descarta la movilización
de las masas como un factor estratégico propio. Más bien lo contrario:
la dirigencia partidaria recela de las grandes marchas de protesta en
las cuales no se aplaude a ningún político, como ocurriría si tiene
éxito la convocatoria que circula en las redes sociales para el próximo
13 de marzo. Toda la energía opositora está entonces puesta en el
calendario electoral, lo que le da un marco de sustentabilidad
importante al gobierno.
Un juego de matices
Entre las maniobras que ahora despliega el cristinismo está la de no
atacar frontalmente a Sergio Massa para no potenciar su crecimiento y
con la expectativa de éste se amesete en las encuestas y salgan a la luz
algunas fuertes disidencias internas. El pase del intendente de Merlo
Raúl Othacehé al Frente Renovador hizo que en el senado bonaerense Massa
pasara a contar con veinte bancas, mientras que el Frente para la
Victoria se quedará con 19. El líder del Frente Renovador había
conseguido este número hace diez días, cuando la llegada de Othacehé le
garantizó una banca más del senador Alejandro Urdampilleta, que responde
al jefe comunal. Esta complicación para el oficialismo paradójicamente
obligó a que el gobierno reforzara a Daniel Scioli, quien viene de pasar
por un mal trago en su breve gira por EEUU. Aunque no trascendió en los
medios, varios empresarios americanos lo interpelaron exigiéndole
precisiones sobre las futuras decisiones económicas del gobierno,
respuestas que obviamente no pudo dar. Ahora el debate de la coyuntura
empezó a girar en torno al montaje que el kirchnerismo prepara para el 1
de marzo, cuando CFK inaugure un nuevo período de sesiones del
Congreso. Una retirada masiva de la oposición del recinto sería un gesto
de repudio a las últimas medidas del gobierno, que se podría producir
sobre todo si se fija el aumento de los docentes por decreto.
Otro punto sensible es que el discreto plan del Jefe del Estado Mayor
del Ejército General César Milani para preparar su fuerza para
intervenir en la seguridad interior chocó ya con obstáculos externos. La
compra de vehículos americanos Hummer forma parte de este plan, pero en
el Congreso de los EE.UU. ya hay objeciones formales, como la del
diputado John Mica: “El Gobierno argentino tiene una reciente y compleja
historia de socavar los intereses de Estados Unidos en el hemisferio”,
argumenta Mica. “Además, Argentina demostró ser poco confiable en sus
relaciones con los militares estadounidenses”, agrega el diputado por la
Florida, que recuerda que, como ejemplo de la “tensa relación”, Barack
Obama evitó una escala en Argentina las veces que visitó América Latina.
Así las cosas, la incipiente lucha del gobierno para escaparse de su espejo bolivariano tiene no pocos obstáculos en su camino.