El salvataje oficial de Boudou y Oyarbide
Tal cual anticipamos hace tres días,
el Fiscal Federal Jorge di Lello pidió que sea excluido como
querellante Nicolás Ciccone, a quien considera un sospechoso al cual hay
que llamar a prestar declaración indagatoria junto con toda su familia,
incluidos sus dos yernos, que habían declarado como testigos ante el
juez federal Ariel Lijo y luego se transformaron en querellantes. El
hijo de Di Lello fue designado fiscal en octubre del 2012. Por su parte,
la Procuradora General Alejandra Gils Carbó se manifestó en contra de
la estrategia del juez Lijo, quien venía acumulando pruebas contra el
vicepresidente de la Nación. Entre las más importantes estaban las
declaraciones de la familia Ciccone. Así las cosas, el juez desestimaría
el pedido del fiscal y la Sala I de la Cámara Federal sería la que
tendría que decidir en qué carácter declara la familia citada. Después
deberá resolver a su vez la sala de la Cámara de Casación, integrada por
Gustavo Hornos, Mariano Borinsky y Jorge Germiniani, que ya tiene el
pedido de desistimiento por falta de acción a favor del vice promovida
por su abogado Diego Pirota y que fue avalada por el fiscal de casación
Javier de Luca, perteneciente a Justicia Legítima. Así las cosas, falta
un tiempo largo para que el juez Lijo pueda llamar a indagatoria a Amado
Boudou. Di Lello también pidió la indagatoria, pero al incluir a la
familia Ciccone el juez se quedaría sin la principal prueba. Esto aunque
las negociaciones incompatibles con la función pública se podrían
probar con la carta que Boudou, como ministro de economía, le envió al
administrador de la AFIP Ricardo Echegaray, quien, a su vez, le echó el
fardo al vice y éste hizo lo propio. El juez tiene la última palabra,
pero está claro que desde la Presidencia de la Nación se le bajó la
orden a Alejandra Gils Carbó para que influya sobre Di Lello para que
haga la jugada antes citada.