LA DEMOCRACIA ES ANTICRISTIANA
CRISTIANISMO CONTRA DEMOCRACIA
Eulogio Ramirez
Revista Roma N° 75 – Junio de 1982
Revista Roma N° 75 – Junio de 1982
Si en materia política, hay algo claro en la Sagrada Escritura y en
la doctrina del Magisterio eclesiástico es la verdad de que el
cristianismo es contrario a la democracia. Nada en la historia del
pueblo de Dios ni en la Historia de la Iglesia induce a creer que en la
vida pública haya de hacerse la voluntad del pueblo —lo democrático—; y,
por el contrario, todo induce a creer que en la vida pública ha de
hacerse la voluntad de Dios. Es claro que si, en la mente de Dios, el
mejor régimen fuera la democracia. Dios hubiera propuesto a Moisés y
Jesucristo hubiera propuesto a su Iglesia el régimen democrático. Y
por lo que toca al régimen de las órdenes religiosas, en el que algunos
quisieran ver el inicio de la democracia moderna, como se ve por “Le
principe de la majorité” de C. Leclerq, inicialmente, en las órdenes
religiosas y en los monasterios decidía la “sanior pars” —la parte más
sana o selecta—, no la “maior pars” —la mayoría—. Sólo se llegó en la
organización religiosa a la democracia “frailuna”, como diría Menéndez
Pelayo, cuando “la parte más sana” coincidía con “la mayoría”: la
mayoría en una comunidad religiosa es buena; lo malo en una comunidad
religiosa es la minoría, lo que es equivalente, cuando la voluntad de la
mayoría de una colectividad —religiosa o civil— coincide de hecho con
la voluntad de Dios, no es inconveniente, sino conveniente al régimen
democrático. Por el contrario, cuando la voluntad de la mayoría de los
ciudadanos es distinta y contraria de la voluntad de Dios, disconforme
de la Ley de Dios, es mala la democracia, no es conveniente la
democracia, en tanto en cuanto contraría a la Ley natural, al derecho
natural. Por eso, el régimen democrático es bueno para una colectividad
de verdaderos cristianos, de católicos que piensan y quieren y actúan
conforme a la voluntad de Dios, en la misma medida que es un régimen
malo en una sociedad pluralista, en una sociedad donde los ciudadanos
hacen caso omiso del saber y del querer de Dios.
Hay otro discurso perfectamente claro y concluyente: la democracia
liberal, lo que vulgar y comúnmente se llama democracia se funda sobre
el liberalismo filosófico, es decir, sobre el racionalismo —la creencia
de que nada hay válido si no es racional— y sobre el naturalismo —la
creencia de que ha de rechazarse todo aquello que se presente con
pretensiones de sobrenatural. En efecto, la democracia española actual,
igual que la francesa, la británica, la sueca, la estadounidense, la
italiana, etc., están fundadas en principios puramente racionalistas y
naturalistas, ateos o, lo que es equivalente en la práctica, laicistas,
laicos. Es así que el liberalismo filosófico (como se ve por la
encíclica “Libertas”, de León XIII, Y por el “Syllabus”, de Pío IX) es
contrario a la fe y a la filosofía y teología políticas del catolicismo;
luego la democracia liberal es contraria e incompatible con el
catolicismo, con el cristianismo auténtico. Quiere decirse que aquél que
sea substantivamente católico sólo puede ser demócrata adjetivamente,
secundariamente, accesoriamente, es decir, falsamente. Y viceversa. Lo
vemos ya en la Ley mosaica: “No te dejes arrastrar al mal por la
muchedumbre” (Ex. 23, 2), el fiel a Dios no puede aceptar la ley que le
imponga democráticamente la muchedumbre, si es contraria a la Ley de
Dios. Y en la misma Ley mosaica se considera la posibilidad de que sea
“la asamblea toda del pueblo” la que hiciera “algo que los mandamientos
de Yahvé prohiben”, dado que en la Biblia, “la voz del pueblo no es la
voz de Dios”. Allí se dice cuál debe ser ei sacrificio que el pueblo
debe ofrecer “por el pecado de la asamblea” (Ley. 4, 13-21). De aquí que
el hijo de Dios debe ser un resistente y un objetor de conciencia
constante en la democracia laica. Y, por eso, Pío XII, en su
Radiomensaje navideño de 1944 acepta sólo la “democracia sana”, la
respetuosa de la Ley de Dios. Luis M Ansón director general de la
agencia de noticias EFE tiene publicado en ABC de Madrid (13-X-59), un
precioso artículo titulado “Pío XII y la democracia” con textos de
varios Papas demostrativos de que el cristianismo es contrario a la
democracia.
Por eso, los que se declaran prodemócratas, “ipso facto” se ponen en
contradicción con la doctrina católica enseñada por la Tradición, las
Escrituras y los Papas.
Revista “Roma” N° 75, pg. 37
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