La jaula de las locas
Le aclaro que “la obra” cuyo guión estoy elaborando nada tiene que
ver con la original del talentoso dramaturgo francés Jean Poiret,
estrenada en 1973, ni con la película de enredo franco-italiana dirigida
por Édouard Molinaro, protagonizada por Michel Serrault, y Ugo
Tognazzi, estrenada en 1978. O sea, ambas, durante la década de la
dictadura militar en nuestro país, cosa que no tiene un carajo que ver,
pero nunca está de más recordar.
Por supuesto que el rol protagónico se lo ofreceré a la Señora
Cristina Fernández, luego que tome la sabia decisión de dedicarse de
lleno a “las tablas”, que es en definitiva la verdadera vocación que la
anima. Para secundarla, y a través de interpósitas personas, estoy en
tratativas con las señoras Hebe de Bonafini y Diana Conti. Una pequeña
diferencia de cachet hace que la negociación con “la vieja chota” se
encuentre algo estancada. Pretende obtener un beneficio similar al que
le dejara su participación estelar en el ya olvidado affaire “Sueños
Compartidos”. De todas maneras, y como Ud. podrá apreciar, el acotado
elenco alcanzaría para dinamitar al más seguro frenopático del planeta
tierra, que si no se encuentra en nuestro país, pega en el poste.
Si bien no le puedo adelantar detalles del guión, sí estoy en
condiciones de anticiparle que se trata de la vida en banda de tres
mujeres, dos de las cuales se encuentran en libertad gracias a los
oficios de un magistrado enano, putazo a hélice, y la tercera, muy poco
agraciada y demasiado desgraciada, otrora activista del Partido
Comunista Revolucionario, a quien no se le conoce relación alguna con
miembros del sexo opuesto -léase “machos”-, lo que de modo alguno
implica que practique el arte del lesbianismo. ¡Si Ud. tuvo la desdicha
de verla alguna vez, entenderá que para que esa relación resulte
posible, como decía un viejo amigo mío, el candidato debería sentir un
profundo “desprecio por su garompa”!, ¿comprende?