¿Cuánto poder de daño conservará el cristinismo hasta el 2015?
En las elecciones del 27 de octubre del 2011, el cristinismo perdió
en los grandes distritos pero mantuvo con sus aliados el 32 por ciento
del electorado y mayoría simple en ambas cámaras. En sólo tres meses
posteriores dilapidó gran parte del caudal electoral que tenía, al igual
que en el 2011, cuando obtuvo el 54% de los votos, pero un atraso
cambiario importante que produjo una fuga de capitales enorme y tuvo que
aplicar el cepo. Pues bien, aun manteniendo el cepo o liberándolo
mínimamente, el gobierno se vio obligado a devaluar más del 30% después
de las últimas elecciones, que originaron una disparada inflacionaria,
donde la principal preocupación ciudadana es la economía, aunque la
inseguridad también sigue agravada. Esto conforma un cóctel explosivo al
que el gobierno responde encima con una reforma del Código Penal,
generando mucha más impunidad que la que hoy está vigente.
La licuación del poder
La mayoría oficialista en ambas cámaras, que ni siquiera convocaron a
sesiones extraordinarias, no le sirven para detener la desvalorización
del peso y la escalada inflacionaria que amenaza, si no se cambian las
expectativas, con que la presidente no pueda terminar su mandato. Pero
la negación y la desorientación de una presidente ausente en el día a
día pero presente en las importantes decisiones hace casi imposible que
vuelva a generar confianza nuevamente. Una buena cosecha como la que
tuvo en el 2011 la puede salvar de un final muy complejo o de una
interrupción de su mandato, ya que es la primera vez en diez años de
gobierno que los kirchneristas carecen de la capacidad de resolver los
problemas más graves que se tienen que enfrentar. Más teniendo en cuenta
que ella recibió de Néstor Kirchner un país con un crecimiento
anualizado del 9% y ahora enfrenta una segura recesión que ya la estamos
viviendo. Sin embargo, el gobierno sigue manteniendo una importante
influencia y censura en los medios de comunicación televisivos y
radiales por el manejo de la publicidad oficial y también logra mantener
la política del miedo a través de la AFIP. En el espacio del Frente
para la Victoria se mantiene todo el apoyo a la organización Unidos y
Organizados. También la obediencia debida reina en vastos sectores
intelectuales progresistas, que se tragan cualquier sapo ortodoxo, pero
las dudas se encuentran entre los gobernadores del peronismo y los dos
radicales que apoyan al gobierno, como Maurice Closs de Misiones, que
expresó lo que seguramente piensan los demás gobernadores. Es decir, que
de seguir por este camino se llegaría a un final semejante al del ‘89 o
2001. La posibilidad de un candidato cristinista que se presente a las
próximas elecciones presidenciales, como pueden ser Sergio Urribarri o
Juan Manuel Urtubey, sólo garantizaría una módica cosecha de votos y lo
más probable es que en la próxima elección presidencial haya tres
vueltas, porque primero están las PASO, después la primera vuelta y
luego la segunda. Con este contexto económico, el cristinismo corre el
riesgo de dejar de existir como fuerza política importante y a los
medios que chantajea con la pauta oficial o la AFIP les costará cada vez
más hacerlo. El riesgo judicial también aumentará si no se puede
completar el mandato y se debe convocar a una asamblea legislativa.