PEQUEÑO APUNTE DEL DÍA
ABRAHAM DESENMASCARA A SU AMIGO JORGE MARIO
“Pocos entienden tan bien la mente del Papa Francisco como el rabino argentino Abraham Skorka,
que en los últimos 20 años, al menos una vez al mes en tiempos de que
Francisco era el cardenal Bergoglio se “obligaban” mutuamente a reunirse
para estudiar y analizar los grandes temas de la humanidad.
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Cuando Skorka recibía a Bergoglio en la sinagoga, charlaban durante horas con medialunas de por medio. Cuando el Cardenal argentino era el anfitrión la propuesta cambiaba a bizcochos de manteca caseros.
“Mi amigo sabe que sólo como comida kosher y él se preocupaba por
recibirme con cosas preparadas bajo las normas judaicas”, recuerda
Skorka.
Esta relación entrañable y de mutuo respeto intelectual que se profesaron todos estos años explica la declaración de Skorka
a pocas horas de que se conozca la noticia de que Bergoglio se
convertía en el Papa Francisco: “Mirándolo desde afuera y con mucha
humildad, Bergoglio es el Papa que la cristiandad necesita”, consideró.
Y por eso mismo y casi sin quererlo, el rabino Skorka se convirtió en el exégeta más autorizado del Papa Francisco. Y los medios de todo el mundo no tardaron en acosarlo periodísticamente.
En 2010 publicaron un libro juntos llamado “Sobre el cielo y la
tierra” y por ahora ya quedó archivada la idea de editar una segunda
parte.
La revista brasileña Veja entrevistó a Skorka hace unos días vía
telefónica y el rabino se explayó sobre el recuerdo de su amigo.
La controversia se enciende cuando se le pregunta por el libro que escribieron juntos, que tiene una posición a favor de la homosexualidad y en contra del casamiento gay.
El Papa Francisco y yo respetamos las decisiones democráticas
de cada persona. Siempre estuvimos abiertos para escuchar a los
homosexuales. Si dos personas aman de esa manera y desean firmar un
contrato no nos oponemos, porque entendemos la importancia de los
derechos y obligaciones. Todos tienen el derecho de elegir lo que los
hace feliz, sin perjudicar a los demás. Lo que no estamos de
acuerdo es que ese acuerdo sea llamado casamiento o que haya una opción
que involucre a los chicos. Eso sería lo que Bergoglio denomina
retroceso antropológico”, puntualiza.
Francisco escuchó y ayudó a muchos homosexuales para que no
caigan en la promiscuidad y lleven adelante su condición de la mejor
manera”.
Durante en el vuelo de regreso de Río de Janeiro, donde se había
realizado el aquelarre de la Jornada Mundial de la Juventud fue
interrogado sobre “el lobby gay” contestó:
“Cuando uno se encuentra con una persona así, debe distinguir
entre el hecho de ser gay del hecho de hacer lobby, porque ningún lobby
es bueno. Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarlo?
El catecismo de la Iglesia católica lo explica de forma muy linda esto.
Dice que no se deben marginar a estas personas por eso. Hay que
integrarlas en la sociedad. El problema no es tener esta tendencia. Debemos ser hermanos. El problema es hacer un lobby”.
En rigor, Jorge Mario Bergoglio faltó a la verdad porque ya había juzgado: ser gay no es pecado. El pecado es ser promiscuo y hacer lobby.
Su amigo Abraham lo dejó al descubierto: Jorge Mario respeta
“las decisiones democráticas” de los sodomitas. Y en aras de la
felicidad, las respalda e intenta introducirlas en la Iglesia porque
representan “valores”.
Quienes lo conocíamos de Buenos Aires, hemos subestimado la capacidad de daño de este nefasto personaje.
