LA IGLESIA NO PUEDE SER CONQUISTADA POR BERGOGLIO
Tres cosas son necesarias para discernir si un hombre es Papa o no:
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1. Ley de la Gracia:
a. Se es Papa hasta la muerte: El Papa es, material y formalmente, siempre Papa.
b.
No existe el Papa emérito: El Primado de Jurisdicción sólo lo posee
el Papa legítimo: Benedicto XVI: Canon 218, § 1 (CIC 17) : «El
Pontífice Romano, sucesor del primado de San Pedro, tiene no solamente
un Primado de Honor, sino también el supremo y pleno Poder de
Jurisdicción sobre la Iglesia universal, concerniente a la fe y las
costumbres, y concerniente a la disciplina y el gobierno de la Iglesia
dispersa por todo el globo».
c.
La renuncia de un Papa es al Papado, no al Episcopado Romano:
Benedicto XVI renunció sólo al Episcopado; sigue siendo Papa, pero no
puede ejercer su Pontificado. El ejercicio del gobierno le ha sido
usurpado por el apóstata Obispo de Roma, Bergoglio.
d.
El Obispo de Roma, sin el Primado de Jurisdicción, no puede ser Papa,
no puede gobernar la Iglesia como Papa legítimo. No tiene la Gracia del
Papado: el Espíritu de Pedro. No es Sucesor de Pedro.
2. Ley Eclesiástica:
a.
Se prohíbe elegir a un apóstata de la fe católica, a un hereje o a un
cismático como Romano Pontífice; si es elegido, su elección es nula:
Paulus IV, Septim. Cum ex apostolatus, 9, de haereticis, ann. 1559 : «…
agregamos, que si en algún tiempo aconteciese que un Obispo, incluso en
función de Arzobispo, o de Patriarca, o Primado; o un Cardenal, incluso
en función de Legado, o electo Pontífice Romano que antes de su
promoción al Cardenalato o asunción al Pontificado, se hubiese desviado
de la Fe Católica, o hubiese caído en herejía, o lo hubiese suscitado o
cometido, la promoción o la asunción, incluso si ésta hubiera ocurrido
con el acuerdo unánime de todos los Cardenales, es nula, inválida y sin
ningún efecto; y de ningún modo puede considerarse que tal asunción haya
adquirido validez, por aceptación del cargo y por su consagración, o
por la subsiguiente posesión o cuasi posesión de gobierno y
administración, o por la misma entronización o adoración del Pontífice
Romano, o por la obediencia que todos le hayan prestado, cualquiera sea
el tiempo transcurrido después de los supuestos antedichos. Tal asunción
no será tenida por legítima en ninguna de sus partes…»(ver texto)
b. Esta Constitución fue confirmada por Pío V en su bula Inter multiplices, ann. 1566: «Y
además siguiendo las huellas de nuestro predecesor, el Papa Paulo IV,
de feliz recordación, renovamos con el tenor de las presentes, la
Constituci6n contra los heréticos y cismáticos, promulgada por el mismo
pontífice, el 15 de febrero de 1559, año IV de su pontificado, y la
confirmamos de modo inviolable, y queremos y mandamos que sea observada
escrupulosamente, según su contexto y sus disposiciones».
c. Canon 2314, § 1 (CIC 17), sacado de la Cons. Cum ex, § 2. 3 y 6 de Paulo IV: «Todos
los apóstatas de la fe cristiana, todos los herejes o cismáticos y cada
uno de ellos: 1º incurren por el hecho mismo en una excomunión; 2º a
menos que después de haber sido advertidos, se hayan arrepentido, que
sean privados de todo beneficio, dignidad, pensión, oficio u otro cargo,
si los tenían en la Iglesia, que sean declarados infames y, si son
clérigos, después de monición reiterada, que se los deponga; 3º Si han
dado su nombre a una secta no católica o han adherido a ella
públicamente, son infames por el hecho mismo y, teniendo cuenta de la
prescripción del canon 188, 4º, que los clérigos, después de una
monición ineficaz, sean degradados»
d.
Ningún Papa puede enseñar una doctrina diferente a la de siempre; no
tienen el Espíritu Santo para enseñar el error, sino para custodiar
íntegramente toda el depósito de la fe, que Dios ha revelado a Su
Iglesia: «Los Romanos Pontífices, por su parte, según lo
persuadía la condición de los tiempos y las circunstancias, ora por la
convocación de Concilios universales o explorando el sentir de la
Iglesia dispersa por el orbe, ora por sínodos particulares, ora
empleando otros medios que la divina Providencia deparaba, definieron
que habían de mantenerse aquellas cosas que, con la ayuda de Dios,
habían reconocido ser conformes a las Sagradas Escrituras y a las
tradiciones Apostólicas; pues no fue prometido a los sucesores de Pedro
el Espíritu Santo para que por revelación suya manifestaran una nueva
doctrina, sino para que, con su asistencia, santamente custodiaran y
fielmente expusieran la revelación transmitida por los Apóstoles, es
decir, el depósito de la Fe» (Concilio Vaticano I, Primera
Constitución dogmática sobre la Iglesia de Cristo, julio 18, 1870.
Tomado del libro Dogmatic Canons and Decrees, [TAN Books and Publishers]
p. 254. Dz. 1836; D.S. 3069-3070)
3. Ley divina: Todo acto humano en contra de la Voluntad de Dios es un acto moralmente malo.
a.
El falso Papa, Bergoglio, ha puesto en la Iglesia un gobierno
horizontal, quitando la verticalidad de hecho. Ha cometido un pecado de
herejía, que va en contra del primer mandamiento de la ley de Dios. El
pecado de herejía excluye toda obediencia en el miembro de la Iglesia: «Tal
como es lícito resistir al Pontífice que agrede el cuerpo, también es
lícito resistir a quien agrede las almas o quien altera el orden civil,
o, sobre todo, a quien intenta destruir la Iglesia. Digo que es lícito
resistirlo, no haciendo lo que él ordena y evitando que se ejecute; no
es lícito, sin embargo, juzgarlo, castigarlo o deponerlo, ya que esos
actos son propios de un superior» (De Romano Pontifice, lib. II, Cap. 29, en Opera omnia, Neapoli/Panormi/Paris: Pedone Lauriel 1871, vol. I, p. 418).
b.
El falso Papa, Bergoglio, gobierna la Iglesia con una horizontalidad,
cometiendo el pecado de cisma: lleva a toda la Iglesia hacia el
protestantismo y comunismo. Ningún miembro de la Iglesia, así sea fiel o
Jerarquía, puede obedecerle, sin caer en el mismo pecado de cisma: «Y
de esta segunda manera el Papa podría ser cismático, si él no estuviera
dispuesto a estar en unión normal con todo el cuerpo de la Iglesia,
como podría ocurrir si intentara excomulgar a toda la Iglesia, o como
observaron Cayetano y Torquemada, si él quisiera trastornar los ritos de
la Iglesia basados en la Tradición Apostólica. …si da una orden
contraria a las rectas costumbres, él no debería ser obedecido; si él
intenta hacer algo manifiestamente opuesto a la justicia y al bien
común, será legítimo resistirlo; si él ataca por la fuerza, por la
fuerza él puede ser repelido, con una moderación apropiada a una justa
defensa» (Francisco Suárez, De Fide, Disp. X, Sec. VI, N. 16).
c.
El falso Papa, Bergoglio, enseña con una doctrina marcadamente
masónica, cometiendo el pecado de apostasía de la fe. En dicho pecado,
quien siga sus enseñanzas, pierde completamente la fe verdadera: «no oponerse al error es aprobarlo; y no defender la verdad es suprimirla» (Papa San Félix III)
Además, hay que añadir:
4. La ley del Espíritu: la profecía:
a. Conchita: «Ah,
que el Papa murió. Entonces quedan TRES papas.– ¿De donde sabes que
solamente quedan TRES papas?– De la Santísima Virgen. En realidad me
dijo que aún vendrían CUATRO papas pero que Ella no contaba uno de
ellos.– Pero entonces, ¿por qué no tener en cuenta UNO? — Ella no lo
dijo, solo me dijo que UNO no le tenía en cuenta. Sin embargo me dijo
que gobernaría la Iglesia por muy poco tiempo.– ¿Quizás por eso no lo
cuenta?– No lo sé. –Y qué viene después:– Ella no lo dijo» (ver texto). Es claro, por esta profecía, que Francisco Bergoglio no es Papa.
b. San Malaquias: lema «De Gloria olivæ»,
que corresponde al papa Benedicto XVI. Último lema de la serie de
Papas. Después de este lema, no hay más lemas. Como el Papa Benedicto
XVI no ha muerto, entonces seguimos en este lema. No se puede cumplir lo
que sigue en esta profecía. Cuando muera Benedicto XVI, entonces se
cumple lo demás. Luego, Francisco Bergoglio no es Papa de la Iglesia
Católica.
c. MDM: «El
que se atreve a sentarse en Mi Templo, y que ha sido enviado por el
maligno, no puede decir la verdad, porque no proviene de Mí. Él ha sido
enviado para desmantelar Mi Iglesia y romperla en mil pedazos antes de
que la escupa por su repugnante boca» (8 de marzo 2013). «Mi
amado Papa Benedicto XVI fue perseguido y huyó, como fue predicho. Yo
no he nombrado a esta persona, que dice venir en Mi Nombre. Él, el Papa
Benedicto, guiará a Mis seguidores hacia la Verdad. No lo he abandonado y
lo sostendré cerca de Mi Corazón y le daré el consuelo que necesita en
este momento terrible. Su trono ha sido robado. Su poder no» (13 de marzo 2013).
d. Mensajes del Cielo: «Yo
dije: el nuevo Papa será como los camaleones que cambia de color. Hijos
míos, guardaos de tanta confusión y desorden, porque os harán ver lo
que no es y sentir lo que en verdad no se siente (…) Benedicto XVI será
Papa hasta la muerte» (ver texto). «Cuánto
dolor ver la Casa de mi Señor cómo se llena de humo de Satanás…cómo
caerán tantos sacerdotes, obispos, cardenales…que en secreto trabajan
para la Bestia dentro de la Casa de Dios, como ese papa de alma negra
que con el anticristo, destruirá la Iglesia; cómo trabajarán para la
sede de la Bestia; y ella, ahí donde fue la Sede de Dios, sea por un
tiempo de ella (la Bestia), destruyendo a su paso todo» (ver texto). «Comenzará
un periodo de incertidumbre, de división entre la Iglesia y confusión,
mucha confusión, engaño y los míos no se darán cuenta del engaño que los
está llevando a ese orden mundial en mi propia Casa cambiando la
Doctrina de siempre. Aquellos que sí se percatan del error serán
acusados y señalados con el dedo. ¡Qué Dios, mi Padre os ayude! Amén» (ver texto)
5. La ley positiva (humano-eclesiástica): se ha demostrado que hubo irregularidades en el cónclave: Antonio Socci y su libro “Non e francesco” (ver texto): «Como
ya he dicho, la nulidad de los procedimientos seguidos el Cónclave y la
consiguiente elección no implica ausencia de culpa por parte de
Bergoglio. Y la invalidez de la elección es en modo alguno un juicio de
valor a su la persona» (ver texto).
Teniendo todo esto, entonces ¿por qué la Iglesia calla ante el hereje Bergoglio?
La Jerarquía de la Iglesia debería hablar y no lo hace. Están siguiendo esto:
Canon 1556 (CIC 17)): “La primera Sede no es juzgada por nadie”.
Cons. Cum ex, § 1 de Paulo IV «el
mismo Romano Pontífice, que como Vicario de Dios y de Nuestro Señor
tiene la plena potestad en la tierra, y a todos juzga y no puede ser
juzgado por nadie»
O con otras palabras: la fe de la Iglesia es dada no para juzgar a la Autoridad, sino para que ésta juzgue.
Muchos
siguen llamando a Bergoglio con el nombre de Santo Padre, Papa, sólo
porque la Iglesia oficialmente no se ha declarado en contra de este
hombre, y consideran que posee todavía ese título honorífico. Un título
exterior, que aunque sea hereje, hay que dárselo. Están esperando que
alguien, ya sea el Papa legítimo, Benedicto XVI, ya sean unos Obispos
reunidos, declaren que Bergoglio no es Papa.
Y esto es una ilusión esperarlo y pensarlo.
Porque toda la Iglesia, cuando permanece unida al Papa legítimo es infalible: «es la Iglesia de Dios vivo, columna y fundamento de la Verdad» (1 Tim 3, 15). «La
Iglesia Católica, luchando contra todas las herejías, puede luchar; sin
embargo no puede ser conquistada. Todos los herejes salieron de Ella
podados como sarmientos inútiles de vida: mas, Ella misma permanece en
su raíz, en su vida, en su caridad. Las puertas del infierno no
prevalecerán contra ella» (San Agustín – De symbolo serm. ad catech. 6, 14; M. 40, 635).
Y,
por consiguiente, la iglesia que permanece unida a un hereje, es
falible y totalmente condenable, porque no es la Iglesia Católica. Ya no
estamos hablando de una usurpación del Papado, sino del establecimiento
de una nueva iglesia en Roma.
No
hablamos de un antipapa, al cual se examina su derecho a la Silla de
Pedro, sin juzgar al Papa, sino sólo la elección y el acto de los
electores: «De hecho, los papas cismáticos han sido tratados
simplemente como usurpadores y desposeídos de una sede que no poseían
legítimamente» (cf. El decreto contra los simoníacos del
concilio de Roma de 1059, Hardouin, t. VI. col. 1064: Graciano, dist,
LXXIX, c. 9; Gregorio XV: constitución 126 Aeterni Patris (1621), sect.
XIX, Bullarium romanum, t. III, p. 446).
Sino
que estamos hablando de una nueva sociedad religiosa en el Vaticano,
que Bergoglio está levantando con su nuevo gobierno horizontal, al cual
todos lo pueden juzgar porque esa sociedad no pertenece a la Iglesia
Católica.
Nadie
ha caído en la cuenta de la importancia de la verticalidad del gobierno
en la Iglesia Católica. Es esencial para permanecer siendo Iglesia, la
auténtica. Como a nadie le interesa el ejercicio del poder papal a
través de la verticalidad, sino que todos se reúnen en la colegialidad
para estar bajo Pedro, entonces es esperar en vano que, oficialmente,
sea declarado Bergoglio como falso Papa. Esperar en vano: una ilusión.
Ya los hombres no siguen la inmutabilidad de los dogmas en la Iglesia.
Y, entonces, estamos como estamos, como Eliphas Levi lo expuso en el año
1862:
«Vendrá
un día en que el Papa, inspirado por el Espíritu Santo, declarará
levantadas todas las excomuniones y retractados todos los anatemas, en
que todos los cristianos estarán unidos dentro de la Iglesia, en que los
judíos y los muslimes serán benditos e invitados a ella. Conservando la
unidad e inviolabilidad de sus dogmas, la Iglesia permitirá que todas
las sectas se acerquen a ella por grados, y abrazará a todos los hombres
en la comunión de su amor y sus oraciones. Entonces no existirán ya los
protestantes. ¿Contra qué iban a protestar? El Soberano Pontífice será
entonces el rey del mundo religioso, y hará cualquier cosa que quiera
con todas las naciones de la tierra. Es necesario extender este espíritu
de caridad universal…»
Siempre se cumple la Palabra de Dios:
«El
rey Antíoco publicó un decreto en todo su reino de que todos formasen
un solo pueblo, dejando cada uno sus peculiares leyes. Todas las
naciones se avinieron a la disposición del rey. Muchos de Israel se
acomodaron a este culto, sacrificando a los ídolos y profanando el
sábado…Se les unieron muchos del pueblo, todos los que abandonaron la
Ley…» (1 Mac 1, 43-45.55).
Bergoglio
publicó su gobierno horizontal en toda la Iglesia y todo el mundo se ha
acomodado a ese culto falso e ignominioso, y comienzan muchos a
sacrificar a sus ídolos: los pobres, los homosexuales, los ateos, los
pecadores,… el hombre.
Todos
se han olvidado de Cristo y de Su Iglesia. Todos van corriendo a formar
el nuevo orden mundial con la nueva iglesia para todos y de todos.
Que
la gente siga llamando a Bergoglio como Papa no es sólo alucinante,
sino una abominación. ¡Qué pocos en la Iglesia conocen su fe! ¡Qué pocos
la saben guardar, la saben interpretar de manera infalible. Todos han
puesto su grandiosa inteligencia y así vemos una Iglesia totalmente
dividida, en la que a nadie le interesa, para nada, la Verdad.
«La
doctrina de la fe que Dios ha revelado no ha sido propuesta a las
inteligencias humanas para ser perfeccionada por ellas como si fuera un
sistema filosófico, sino como un depósito divino confiado a la Esposa de
Cristo para ser fielmente guardado e infaliblemente interpretado» (Concilio Vaticano I).
«Cuando
está en juego la defensa de la verdad, ¿cómo se puede desear no
desagradar a Dios y, al mismo tiempo, no chocar con el ambiente? Son
cosas antagónicas: ¡o lo uno o lo otro! Es preciso que el sacrificio sea
holocausto: hay que quemarlo todo…, hasta el “qué dirán”, hasta eso que
llaman reputación». (San Josemaría Escrivá de Balaguer,”Surco”, No. 40)